LUZBY BERNAL

sábado, 7 de agosto de 2010

AMMA UNA VIDA DEDICADA AL AMOR.


AMMA: La Madre Universal Una vida dedicada al Amor
http:/amma europa.org

A lo largo de treinta años de servicio infatigable, Amma ha aconsejado y consolado a personas de todas las procedencias geográficas, culturales o sociales. El contacto personal, el afecto, la compasión, la ternura y la profunda atención que manifiesta hacia todos, el carisma espiritual, la inocencia y la humildad que le son naturales, son únicos.


Cada instante de su vida está consagrado a procurar el bienestar de los demás. Su vida constituye el mejor ejemplo y en ella nos podemos inspirar. Su enseñanza se traduce también en proyectos humanitarios que estimulan el servicio desinteresado. Amma pone el acento sobre la necesidad de ayudar a los más desfavorecidos de la sociedad. El deber de los que tienen una vida desahogada es ayudar a los que carecen de medios.

La vida de Amma

El 27 de septiembre de 1953, en una pequeña villa de Kerala (al Sur de la India) nació una pequeña niña de nombre Sudhamani. Ya durante su infancia, sus padres la encontraban a veces absorta en un estado de profunda meditación. La devoción hacia Dios formaba parte integral de su naturaleza. A la edad de cinco años, ya componía pequeños cantos devocionales.

Cuando Sudhamani solo tenía nueve años, su madre cayó enferma y la responsabilidad de la cocina y de la casa recayó sobre sus espaldas. Tuvo que dejar la escuela a pesar de que era una estudiante brillante. Ella ofrecía al Señor cada minuto de sus largas jornadas de trabajo.

Aceptaba todos los obstáculos como un medio empleado por el Señor para acercarla a Él. Por el mismo motivo aceptaba todos los malos tratos que le infringían los miembros de su familia, irritados por su comportamiento místico que no llegaban a comprender. Cuando terminaba su trabajo, hacia la media noche, Sudhamani, en lugar de ponerse a dormir, se pasaba la noche meditando, cantando o rezando.

El amor y la compasión hacia todos los seres humanos es otra cualidad que manifiesta claramente desde su edad más temprana. Ella escuchaba con paciencia todas las recriminaciones. El espectáculo de la crueldad y el egoísmo del mundo, del dolor y del sufrimiento que observaba alrededor, no hacía más que acrecentar el amor de Sudhamani hacia Dios y su deseo de quedar absorta en Él.

Su búsqueda de la Divinidad tenía ahora otro objetivo: consolar el sufrimiento y el dolor de todos los seres. Aunque ella no era más que una niña, Sudhamani hacía todo lo que podía por disminuir el sufrimiento de sus vecinos y suministrarles alimentos de su propia casa, a pesar de los castigos que recibía por estas acciones.

Cuando Sudhamani llegó a la adolescencia, su amor hacia el Señor alcanzó proporciones indescriptibles. Danzaba y cantaba extasiada de Dios.

Fue a la edad de veintidós años cuando Amma (como se le denomina desde entonces) emprende su misión y difunde su mensaje espiritual. Innumerables personas se acercaron para recibir su bendición. Ella aceptó un grupo de jóvenes discípulos que empezó a formar según la tradición de los monjes de la India. Su casa natal se transformó entonces en un ashram (monasterio).

A partir de 1987, une a sus frecuentes desplazamientos por la India una gira anual por todo el mundo. Desde el principio, su humildad y su compasión, expresadas en silencio y con amor, impresionaron y conmovieron a los occidentales que se acercaban a ella.

Actualmente su mensaje de amor y compasión, transmitido con gran sencillez y una profunda sabiduría, inspira a miles de personas, de todas las condiciones sociales.

En 1993, Amma fue designada como una de las tres representantes de la fe hinduista en el parlamento de las religiones del mundo, celebrado en Chicago. En agosto de 2000, fue invitada por segunda vez a la ONU para participar en la Cumbre Mundial por la Paz. En octubre de 2002 la ONU le concedió el premio a la No-violencia Gandhi King y en julio de 2004 clausuró con un importante discurso el Parlamento de las Religiones del Mundo celebrado en el Forum de Barcelona.

Sus enseñanzas y sus obras

Sus enseñanzas son una llamada para que volvamos nuestra mirada hacia las nobles cualidades, las cualidades del corazón en la vida cotidiana. Ella enseña que no podemos progresar espiritualmente si no desarrollamos un espíritu altruista.
De esta manera, ha creado numerosas obras caritativas en las que el objetivo constante es el desarrollo de la persona humana en todas sus dimensiones: escuelas, hospitales, campamentos médicos, viviendas, pensiones para mujeres sin recursos, orfelinatos... e incluso centros de enseñanza superior (informática, medicina, enfermería, ingeniería, etc....)


La vida de Amma

La mañana del 27 de septiembre de 1953, en una pequeña villa de la costa oeste de Kerala, nacía una pequeña niña. Sus padres le pusieron por nombre Sudhamani. en el momento del nacimiento, su rostro mostraba una radiante sonrisa, no aparecieron ni lágrimas ni llanto, tal como suele ser habitual en los demás bebés. Su expresión auguraba la dicha y la gloria que ella muy pronto iba a traer al mundo. Sudhamani fue una niña muy peculiar, desde su mismo nacimiento, mostró muchos signos de su Divinidad. Su devoción a Dios formaba parte integral de su naturaleza. Incluso siendo una niña pequeña, permanecía a menudo absorta en profunda meditación, totalmente ajena al mundo.

A la edad de cinco años, empezó a componer cantos devocionales dedicados a Krishna, y de sus canciones brotaban profundas revelaciones místicas. Ella volcaba continuamente su corazón y su alma en estas melodías, completamente abstraída de sí misma. Su dulce voz se convertía en una fuente de gran alegría para los habitantes de su aldea. Cuando Sudhamani tenía tan sólo nueve años, su madre enfermó, por lo que toda la responsabilidad del trabajo de cocinar y cuidar la casa recayó sobre ella, forzando a la pequeña niña a abandonar la escuela, a pesar de haber dado muestras de una gran inteligencia. Sudhamani cuidó de su hermano y hermanas, de sus padres y también se hizo cargo de la vaquería familiar. Desempeñó este duro trabajo sin la más mínima queja, ofreciendo alegremente cada momento de su larga jornada de trabajo a Dios. Tuvo que superar todos los obstáculos y soportar cada uno de los malos tratos de que fue objeto por parte de su familia, quienes se mostraban irritados al desconocer su divina naturaleza y el origen de su extraño comportamiento. Sin embargo, ella consideró el trato de su familia como una bendición de Dios para acercarla cada vez más hacia Él. En el constante recuerdo de su amado Krishna, pudo encontrar su único apoyo y consolación. Aunque su trabajo diario acabara a media noche, Sudhamani dedicaba el resto de la noche a meditar, a cantar y a rezar a Dios, en lugar de irse a dormir.
Otra cualidad que se manifestaba claramente en Sudhamani desde temprana edad, era su amor y compasión hacia los otros seres humanos. Como si se tratara de una obligación familiar más. Sudhamani visitaba a menudo otras viviendas del vecindario en busca de pieles de tapioca para las vacas de su familia. En estas viviendas podía escuchar pacientemente muchas historias de dolor, especialmente de los ancianos quienes se lamentaban de la falta de atención, e incluso del maltrato que recibían de sus hijos y nietos, una vez que éstos se independizaban. A través de estas historias, Sudhamani comprobó cómo algunas personas pueden pasar fácilmente de un extremo a otro. Los mismos que durante su infancia y juventud se dedicaban a rezar pidiendo por la salud y la longevidad de sus padres, eran capaces, años más tarde, de maldecir a sus propios padres cuando se volvían ancianos o enfermos. De este modo, se percató de que el amor mundano tenía un marcado carácter egoísta, además de ser voluble y limitado. Así se percató de que los seres humanos tenemos a Dios como único familiar verdadero en este mundo, pues sólo su amor está siempre a nuestra disposición, fluyendo continuamente, de modo absolutamente incondicional.

El espectáculo de crueldad y egoísmo del mundo, con sus secuelas de dolor y sufrimiento, causó en Sudhamani una intensificación de su amor y anhelo por Dios. A partir de ese momento, su misión asumió otro propósito: liberar a las personas de su pesar y dolor. Aunque sólo era una niña, Sudhamani hacía todo lo posible por aliviar el sufrimiento de sus vecinos. Ella los atendía lavando sus ropas, bañándolos, e incluso llevándoles comida desde su casa. Este hábito de regalar cosas procedentes de su casa familiar, además de causarle grandes problemas, fue la causa de que fuera severamente castigada y recibiera alguna que otra paliza. Sin embargo, ningún castigo podía impedir que de ella brotara una innata compasión.

Cuando Sudhamani alcanzó su adolescencia, su amor por Dios aumentó considerablemente. Sus éxtasis se hicieron cada vez más frecuentes. A menudo danzaba y cantaba llena de gozo, intoxicada de amor divino y totalmente abstraída del mundo. Muy pronto empezó a tener visiones de Krishna, y podía observar sus diferentes formas vivas en cada uno de los objetos de su alrededor. A los ojos de Sudhamani, el Universo entero estaba impregnado de Krishna y sólo de Él. Al poco tiempo, Sudhamani ingresó en una profunda unión mística con Dios, una unión tan absoluta que ya no le fue posible distinguir entre Krishna y su propio Ser.
La segunda fase del progreso espiritual de Sudhamani se inició cuando, en cierta ocasión, recibió una inesperada visión de la Divina Madre del Universo. Esta gloriosa experiencia fue seguida por un interminable estado de éxtasis divino. Fue de tal intensidad que día y noche se sintió poseída por un gran anhelo de unión con la Divina Madre. Los miembros de su familia y muchos de sus vecinos eran incapaces de comprender los estados sublimes de Sudhamani. Como su comportamiento no era el normal de una chica de su edad, ellos empezaron a acosarla de múltiples maneras. Finalmente, fue forzada a abandonar su casa, a procurarse la vida por sus propios medios y a vivir a la intemperie.

El cielo se convirtió en su techo, la tierra en su cama, la luna en su lámpara y la brisa marina la abanicó. Cuando fue rechazada, tanto por su familia como por sus vecinos, los pájaros y otros animales que le hacían compañía se convirtieron en sus leales amigos. Estos animales además de procurarle alimentos, se ofrecían amorosamente para servirla en todo lo que pudieran.

Sudhamani decidió permanecer, durante muchísimos meses, inmersa en las más austeras y rigurosas prácticas espirituales. Se mantuvo totalmente indiferente a sus propias necesidades corporales, dejando a menudo de comer y dormir. Todo su ser ardía de amor y anhelo por la Diosa. Si besaba la tierra o si abrazaba los árboles, percibía a la divina Madre en todos ellos. Ante un toque de brisa, se echaba a llorar, pues sentía en ella la caricia de la Divina Madre. Podía permanecer inmersa en samadhi (meditación profunda) durante interminables horas e incluso días, sin mostrar ningún signo de conciencia externa.

Finalmente, la Divina Madre apareció ante Sudhamani en todo su esplendor y majestuosidad. Este hecho solo puede ser descrito en palabras de la propia Madre: "sonriendo, la Divina Madre se transformó en una masa de luz radiante y se fundió en mí. Mi mente floreció y fue bañada por multitud de tonalidades luminosas de la Divinidad".

Fue de este modo como Sudhamani llegó a una completa identificación de sí misma con la divina Madre. Muy pronto, logró la realización con el Ser supremo Absoluto sin forma y carente de atributos. El primordial sonido vibratorio que impregna el universo OM brotó espontáneamente desde el interior de su Ser y, según sus propias palabras, se dio cuenta de que "nada es distinto de mi propio Ser sin forma, en el cual el Universo entero existe como una diminuta burbuja". Sudhamani pudo experimentar a partir de ese momento que todas las formas de Dios y todos los aspectos de la Divinidad existían dentro de ella y que podía manifestarlos según su voluntad.

La misión de Amma

Cuando una flor se abre, las abejas acuden por propia voluntad. A la edad de 22 años, Amma (conocida hasta ahora como Sudhamani) inició la misión de extender su mensaje espiritual. Incontables personas acuden a ella para recibir sus bendiciones, y la casa donde nació ha quedado transformada en un ashram, pues Amma aceptó a un grupo de jóvenes discípulos que empezaron a vivir según las reglas del sanyasa, propias de la vida tradicional de los monjes de la India.

En 1987, Amma unió a sus frecuentes viajes por la India, sus anuales giras mundiales. Desde un principio, su humildad, amor y compasión, dadas silenciosamente, asombraron a las audiencias occidentales.

El desinteresado mensaje de amor que transmite, con gran simplicidad y con una profunda sabiduría, ha conseguido inspirar a miles de personas de toda clase y condición social. (ver el apartado Giras de Amma).

En la India los ministros de diferentes partidos acuden a ella para consultarle, los científicos le plantean dudas y las estrellas de cine le rinden homenaje. En 1993 fue designada como una de las tres representantes del hinduismo en el Parlamento de las Religiones del Mundo celebrado en Chicago. En 1995 fue invitada a hablar en las celebraciones ecuménicas que tuvieron lugar en Nueva York al conmemorarse el cincuenta aniversario de las Naciones Unidas. En agosto de 2000 fue invitada por el Secretario de la ONU a participar e intervenir en la Cumbre del milenio por la Paz mundial. En octubre de 2002 la ONU le concedió el Premio a la No-Violencia Gandhi King y en julio de 2004 clausuró con un importante discurso el Parlamento de Mundial de las Religiones, celebrado en el Forum de Barcelona.

El darshan de Amma

Darshan significa ver o experimentar a un ser sagrado. El darshan de Amma es único para cada una de las personas que se acercan a ella. Amma les otorga justamente lo que cada uno necesita de forma individual o familiar. A menudo, sin que se le haya pedido o consultado previamente. Aquellos que conocen la tradición India de los encuentros con grandes maestros que han realizado a Dios, se sorprenden al ver a Amma abrazando amorosamente a la gente. Normalmente, en tales audiencias se suele realizar una reverencia formal. Sin embargo, la expresión de la divinidad en Amma, a través de su supremo sentido maternal, acompañado de tanta dicha y de tanta belleza al ser contemplado, se ha convertido en un rasgo característico de su labor, que ha sido valorado como una gran bendición.

Amma también otorga un darshan especial cuando se viste y actúa como la divina Madre del Universo, tal como ha sido descrita en las escrituras desde tiempos inmemoriales. En estas ocasiones, Amma revela un poco más de su divino esplendor que es, en definitiva, su propia naturaleza. El Devi Bhava, como se le conoce, es el medio que utiliza Amma para ayudarnos a entender, incluso más profundamente, la dicha y el poder de la divinidad latente dentro de cada uno de nosotros.

CUSIHUASI

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