LUZBY BERNAL

jueves, 5 de agosto de 2010

Me acepto y me amo por lo que soy en cada momento.

image

Aprende a aceptarte y amarte por lo que eres. Ama a todo aquello que ya has creado. No necesitas ser perfecto antes de hacer la obra de tu vida; su realización te ayudará a crecer y evolucionar. Amándote y aceptándote por lo que eres, posibili­tas tu avance hacia nuevas direcciones. Has estado haciendo lo mejor que podías. Empieza a valorarte por lo que eres y no por lo que te gustaría ser. Esto te ayudará a avanzar con más facilidad. ¿Hay algo por el que te hayas criticado últimamente? Si es así, cada vez que piensas en ello, intenta felicitarte por todo lo bueno que has hecho.

Muchos tienen la sensación de tener que acometer muchas cosas en esta vida, como si tuvieran una "misión". El no haber descubierto de qué se trata, podría preocuparte. Confía en que todo lo que haces está poniendo los cimientos para el desarrollo de tu obra mayor. Hay personas que realizan su obra a una edad temprana. Otras requieren años de experiencia y conocimientos antes de realizarla, y llevan a cabo su obra más importante a una edad avanzada. Si tienes la sensación de estar aquí para realizar un trabajo importante pero sin conocer todavía de qué se trata, sigue los consejos de tu interior y elige las opciones que te dan alegría, porque ellas te llevan hacia tu gran contribución.

En vez de ser duro contigo mismo por no haber consegui­do más, felicítate por el camino recorrido y por todo lo ya logrado. Busca las razones por las que es perfecto estar donde te encuentras en este momento, en vez de criticarte por no haber ido más lejos. Céntrate en todo lo que haces y aprendes, y que te prepara más avanzar más. La capacidad de comunicarte positivamente contigo mismo, te ayudará a desarrollar la fuerza y la confianza necesarias para emprender las acciones que debes a lo largo de tu camino.

Encuentra tiempo para descubrir y hacer las cosas que te son placenteras. Empieza por elegir algo pequeño que te gusta hacer, como preparar bizcochos para tus hijos, y hazlo más a menudo. Una mujer que disfrutaba haciendo dulces, tiene ahora una cadena de pequeñas pastelerías. Otra, que disfrutaba reuniendo sus amigos para cenar, inició eventualmente su propio negocio preparando las cenas de ejecutivos de empre­sas. Un hombre al que le gustaba el bricolaje, empezó un buen negocio haciendo piezas de mobiliario.

Si quieres convertir tus actividades favoritas en tu medio de sustento, empieza ya a cobrar por hacerlas. Cuando cobras dinero por algo que te gusta hacer, asocias la abundancia con el empleo de tus dones especiales. Envías un maravilloso mensaje a tu mente inconsciente, diciéndole que tu tiempo, energía y aptitudes son valiosos. Algunos sólo aceptan dinero por los trabajos que no les gustan y se sienten culpables si piden cobrar por sus talentos y servicios especiales. Haciéndolo, se dicen a sí mismos que el dinero viene en función de cosas desagradables y que no es posible ganarse la vida con lo que a uno le gusta. Aunque, en un principio, no quieras cobrar hasta que tengas más experiencia, eventualmente tendrás que poner precio a tus dones y talentos si quieres convertirlos en tu medio de vida. Si no cobras por ellos, tendrás menos tiempo para utilizar tus facultades especiales (salvo que seas económica­mente independiente) y para hacer la contribución por la que has venido aquí. Aunque empieces cobrando poco, es un mensaje positivo que envías a ti mismo y que empieza a asociar la obra de tu vida con la abundancia.

No te preocupes si al principio tus aptitudes no te aportan dinero suficiente para vivir, o si cobras menos que otros por servicios similares hasta adquirir más experiencia, o si das más de lo que recibes. Cuando comienzas, no tienes porqué mante­nerte con estos ingresos ni ganar mucho dinero. La sola puesta en práctica de tu nueva convicción en poder ganar dinero haciendo lo que te gusta, será ganancia suficiente. Llegará el momento de equilibrar tus tarifas con la calidad de tus servicios y lo que necesitas para vivir. Ampliando tu experiencia y valorando lo que haces, verás que también los demás recono­cerán tu creciente valía.

Observa a qué cosas dedicas tu tiempo y qué actividades surgen con naturalidad. Un joven recién salido de la universi­dad sentía la presión de sus padres para que empezara a trabajar, así que se buscó un empleo en una oficina. El quería descubrir la obra de su vida, y sabía que no consistía en un trabajo de oficinista. Empezó a examinar dónde empleaba su tiempo y energía y descubrió que, una vez acabado su trabajo, no veía la hora de llegar a su clase en el gimnasio. Decidió convertirse en fisiólogo deportivo e idear ejercicios terapéuti­cos para personas con problemas o gimnasia para ponerse en forma. Se apuntó a una escuela y redujo su trabajo a media jornada. Sigue en la escuela y se siente mejor que nunca. Incluso su empleo ha vuelto a ser divertido, porque sabe que le sufraga los gastos de sus estudios. Sigue tus intereses; lo que despierta tu entusiasmo, es lo que te conduce a la obra de tu vida.

A una mujer le gustaban las toallas, lencería y ropa original del hogar. Buscaba artículos inusuales por todas las tiendas y hasta encargaba piezas de ultramar. Un día se le ocurrió que podría abrir su propia tienda, ya que sabía por experiencia que los comercios existentes no vendían artículos tan bellos y originales como los que ella había encontrado. Abrió una pequeña tienda al por menor y, más adelante y puesto que tuvo éxito, estableció un servicio de encargos por correo para personas que, como ella, iban en busca de género raro y difícil de encontrar. Las actividades que te gustan pueden convertirse en negocios; hay muchas personas que ya lo han logrado.

Sanaya Roman y Duane Packer

Soy Espiritual

No hay comentarios: