LUZBY BERNAL

sábado, 7 de agosto de 2010

Valoro y hago honor a mis ideas y creatividad.

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Si se te ocurren ideas acerca de qué hacer con tu vida pero no te parecen bastante buenas, encuentra algo que valores en tu vida y empieza a valorarlo aún más. Si aprecias tu capacidad por ayudar a los demás u organizar cosas, concéntrate en ella. Aprende a valorarte a ti mismo y a tus talentos. Trátate como alguien importante, porque lo eres. Empieza a valorar tu camino y las cosas que te gustan. Puedes hacer algo sencillo, como permitirte diez minutos para recogerte y pensar sin interrupciones. Puedes decidir pasar menos tiempo hablando con la gente o haciendo cosas que no te gustan, y emplearlo para hacer algo que te es especial. Permítete dedicar más tiempo a una de tus aficiones favoritas o comprar el equipamiento nece­sario para ella. Haciéndolo, te estás diciendo a ti mismo que tu vida y tu obra son importantes.

Aprende a valorar tus aptitudes especiales. Aun hombre le era fácil trabajar para los demás pero tenía dificultades cuando intentaba encontrar tiempo para sí. Aunque tenía bue­nas ideas acerca de lo que deseaba hacer, estaba plagado de dudas y pensaba que lo que le gustaba no valía la pena. Le era fácil pasar sus tardes y fines de semana ayudando a otras personas, pero difícil dedicar algún tiempo a la realización de sus sueños.

Decidió empezar a valorar sus ideas. Empezó con cosas pequeñas, reafirmándose más y dedicándose más tiempo. Siem­pre le había gustado enseñar y le encantaba la naturaleza, saliendo constantemente de paseo y leyendo libros sobre plan­tas y flores. Disfrutaba identificando los árboles que encontraba en sus paseos y le encantaba estar al aire libre. Iba a los parques y jardines recreativos de su ciudad y descubrió que ofrecían excursiones por los parques nacionales más próximos. Empezó trabajando los fines de semana, como voluntario, y pronto se encontró dedicando todo su tiempo libre a grupos de jóvenes y gente mayor, a los que enseñaba lo que sabía de la naturaleza. Pronto pudo cobrar por conducir grupos de mochileros por territorios vírgenes y tenía mucho éxito como guía.

Empezó a darse cuenta de que podía aceptar dinero por actividades que amaba. Empezó a honrar su tiempo. Valorando sus conocimientos de la naturaleza y su amor por los espacios libres, los que le rodeaban también lo hicieron. Encontró muchas oportunidades para ganar dinero haciendo lo que le gustaba. Le ofrecieron pleno empleo en la organización y dirección de un campamento para niños que, eventualmente, pasó a ser de su propiedad.

Una mujer había estudiado y trabajado a fondo con el uso de los colores para la promoción del bienestar emocional. Había decorado su casa con colores armoniosos y agradables y su ropa tenía los colores que le hacían sentirse bien. Sus amigas le pedían consejos acerca del uso de los colores en sus casas y ropas. Empezó a darse cuenta de que estas consultas le ocupa­ban mucho tiempo. Quiso valorarse en cosas pequeñas y vio que su tiempo era valioso y sus conocimientos útiles.

Aunque con timidez, encontró el valor de sugerir a sus amigas que le pedían consejo que concertaran una cita con ella. Por unos reducidos honorarios, se sentaba y trabajaba con ellas, revisando sus planes y ayudándolas a realizarlos. Al principio, sus amigas fueron sorprendidas por el cambio pero pronto vieron que, así, les prestaba más atención y les ayudaba más. Habiendo hecho honor a su talento, pudo eventualmente convertirlo en un trabajo regular y adquirir más aptitudes, conocimientos y práctica. Hubo empresas que solicitaron sus consejos sobre las gamas cromáticas de oficinas y hoteles, y ella se convirtió en consejera cromática profesional.

Abundancia Infinita


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