LUZBY BERNAL

martes, 14 de septiembre de 2010

LA VACA .-CUENTO


COMO DESHACERNOS DEL CONFORMISMO Y LA MEDIOCRIDAD
LA VACA – LA HISTORIA


La historia cuenta que un viejo maestro deseaba enseñar a uno de sus discípulos la razón por la cual muchas personas viven atadas a una vida de conformismo y mediocridad y no logran superar los obstáculos que les impiden triunfar.
Para impartir su lección al joven, el maestro decidió que aquella tarde visitaran juntos algunos de los parajes más pobres de la provincia. Después de caminar un largo rato encontraron el vecindario más triste y desolador de la comarca y se pusieron a buscar la más humilde de todas las viviendas.
Encontraron una casucha que apenas sus paredes se sostenían; el improvisado techo dejaba filtrar el agua, y la basura y los desperdicios se acumulaban en su alrededor dando un mal aspecto. En esa casucha de apenas seis metros cuadrados vivían ochos personas, el padre, la madre, cuatro hijos, y dos abuelos.
Las ropas de todos, eran viejas y remendadas, y la suciedad y el mal olor que envolvía a sus cuerpos, eran la mejor prueba de la profunda miseria que ahí reinaba.
Curiosamente, en medio de este estado de penuria y pobreza total la familia contaba con una sola posesión, y era una vaca, una flacuchenta vaca cuya escasa leche le proveía a la familia un poco de alimento para sobrevivir. La vaca era la única posesión material con la que contaban y lo único que los separaba de la miseria total.
Y allí, en esa casa, el maestro y su discípulo pasaron la noche. Al día siguiente, muy temprano, asegurándose de no despertar a nadie, los dos viajeros se dispusieron a continuar su camino. Pero antes de emprender el viaje, el anciano maestro en voz baja le dijo a su discípulo: “Es hora de que aprendas la lección que nos trajo a estos parajes”.
Ante la incrédula mirada del joven, y sin que éste pudiera hacer algo para evitarlo, súbitamente el anciano sacó una daga que llevaba en su bolsa y de un solo tajo degolló a la pobre vaca que se encontraba atada a la puerta de la vivienda.
“¿Qué has hecho maestro?
¿Qué lección es ésta que deja a una familia en la ruina total?
¿Cómo has podido matar esta pobre vaca que era su única posesión?”
Sin inmutarse, el anciano se dispuso a continuar su marcha. Así pues, dejando atrás aquella macabra escena, maestro y discípulo partieron.
El primero, aparentemente indiferente ante la suerte que le esperaba a la pobre familia por la pérdida del animal, el segundo triste por tal situación.
La historia cuenta que, un año más tarde, los dos hombres decidieron pasar nuevamente por aquel paraje para ver qué había ocurrido con la familia. Buscaron en vano la humilde vivienda. El lugar parecía ser el mismo, pero ahora la casucha ya no estaba, sino una hermosa casa que aparentemente había sido construido recientemente.
Lo primero que pasó por la mente del joven fue el pensamiento de que la muerte de la vaca había sido un golpe duro para aquella pobre familia. ¿Adónde habrían ido a parar aquel hombre y su familia? ¿Qué habría sucedido con ellos? Todo esto pasaba por la mente del joven mientras caminaban.
Cuál no sería su sorpresa cuando, del interior de la casa, vio salir al mismo hombre que un año a tras les había dado posada, sin embargo su aspecto era totalmente distinto, sus ojos brillaban, vestía ropas limpias, estaba aseado.
¿Cómo era posible? ¿Qué había acontecido durante ese año?
El joven se acercó y le dijo: “Hace un año, durante nuestro breve paso por aquí, fuimos testigos de la inmensa pobreza en la que ustedes se encontraban. ¿Qué ocurrió durante este tiempo para que todo cambiara?”
El hombre ignoraba que el joven y su maestro habían sido los causantes de la muerte de la vaca, les contó la historia, casualmente el mismo día de su partida, algún maleante, envidioso de su escasa fortuna, había degollado salvajemente al pobre animal.
El hombre les confesó a los dos viajeros que su primera reacción ante la muerte de la vaca fue desesperación y angustia. Por mucho tiempo, la leche que producía la vaca había sido su única fuente de sustento. Más aún, al parecer este animal les había ganado el respeto de los vecinos menos afortunados quienes seguramente envidiaban tan preciado bien.
Sin embargo poco después de aquel trágico día, nos dimos cuenta que, a menos que hiciéramos algo, muy probablemente nuestra propia supervivencia se vería amenazada. Necesitábamos comer y buscar otra fuente de alimento para nuestros hijos, así que limpiamos el patio de la parte de atrás de la casucha, conseguimos algunas semillas y sembramos hortalizas y legumbres para alimentarnos.
Pasado algún tiempo, nos dimos cuenta que la improvisada granja producía más de lo que necesitábamos para nuestro sustento, así que comenzamos a venderle algunos vegetales que nos sobraban a nuestros vecinos y con esa ganancia compramos más semillas. Nos abrimos paso en el mercado y por primera vez en nuestra vida tuvimos el dinero suficiente para comprar mejores vestidos y arreglar nuestra casa, de esta manera, poco a poco, éste año nos ha traído una nueva vida. “Es como si la trágica muerte de nuestra vaca, hubiese abierto las puertas de una nueva esperanza”.
El Joven, quien escuchaba atónito la increíble historia, entendió finalmente la lección que su sabio maestro quería enseñarle. Era obvio que la muerte del animal fue el principio de una vida de nuevas y mayores oportunidades. El maestro pregunto al joven: ¿Tú crees que si esta familia aún tuviese su vaca, habría logrado todo esto?
¿Comprendes ahora? La vaca, además de ser su única posesión, era también la cadena, que los mantenía atados a una vida de conformismo y mediocridad. Cuando ya o contaron más con la falsa seguridad que les daba sentirse poseedores de algo, tomaron la decisión de esforzarse para buscar algo más.
¡Exactamente! Así sucede cuando tienes poco, porque lo poco que tienes se convierte en una cadena que no te permite buscar algo mejor. El conformismo se apodera de tu vida. Sabes que no eres feliz con lo que posees, pero tampoco eres totalmente miserable. Estás frustrado con la vida que llevas, más no lo suficiente como para cambiarla.
A menos que te deshagas de tu vaca, que te ata que te esclaviza, no podrás experimentar un mundo distinto al que has vivido.
Todos teneos vacas en nuestras vidas. Llevamos a cuestas creencias, excusas y justificaciones que nos mantienen atados a una vida de mediocridad. Poseemos vacas que no nos dejan buscar mejores oportunidades. Cargamos con pretextos y disculpas para explicar por que no estamos viviendo la vida que queremos. Nos damos excusas que ni nosotros mismos creemos.
Qué gran lección dijo el joven, prometió liberarse de todas las vacas que lo mantenían atado a una existencia de mediocridad, que le impedía utilizar su verdadero potencial.


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cusi huasi

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