LUZBY BERNAL

miércoles, 2 de febrero de 2011

CONVERSACIONES CON UNA MARIPOSA

Capitulo 1 del libro "Conversaciones con una mariposa" Alejandro Spangenberg (Hombre Medicina del Camino Rojo de la tradiciones nativas de América)

Era más o menos el sexto día de ayuno, debajo de aquel arbolito que me protegia del calor abrasador del verano.
Una mariposa de hermosos colores: azul, blanco, rojo y negro, me visitaba nuevamente. Sin embargo esta vez se posó en mi pierna y se quedó un largo rato. Pasó tanto tiempo que temia moverme, y sin querer aplastarla con el peso de mi cuerpo. Caminaba por mis piernas con total displicencia y sin dar señales de quere irse. En ese momento me llegó a la memoria algo que había escuchado antes de iniciar el retiro de la Busqueda de la Visión: "si se les presenta algún animal en su círculo, háblenle, preguntenle si tiene algo para decirles".
Estas palabras que nos había dicho Aurelio, el Líder Espiritual Indígena que dirigía la Búsqueda, resonaban en mi cabeza. Pero no era sencillo para mí aceptar la posibilidad de diálogo con un insecto. Luego comprendería que el problema no era comenzar a hablarle, sino que las dificultades comenzarían, al menos para mi pobre cabeza, cuando comenzara a responderme.
Tomé coraje.
-¿Tienes algo para decirme, o para enseñarme?" -pregunté.
Quedé totalmente sorprendido al esc uchar su respuesta. Parecía una voz, y a la vez una presenc ia dentro de mí. Tiempo después escucharía del propio Wallace Black Elk, que los animales nos responden directamente con el pensamiento.
-Lo que tengo para enseñarte -dijo- es mi Medicina. Está constituída por cuatro cosas. La primera es la GRACIA, la segunda es la BELLEZA, la tercera es el RIESGO, y la cuarta es la CONFIANZA TOTAL EN EL PLAN DE AMOR DEL GRAN ESPIRITU" y enseguida pasó a explicarme cada una de ellas. La GRACIA es el don que el Gran Espíritu da a cada una de sus criaturas. El mío es la Belleza. Pero para poder vivir el don que me ha sido dado, para honrarlo, tengo que exponerme y volar por los prados, y mis colores me hacen presa fácil de los predadores: los pájaros. Por ende, para poder expresar el don que me otorgaron, tengo que arriesgar mi vida a cada instante. Hacerlo es imposible sin la confianza, sin la entrega total al  plan amoroso del Gran Espíritu.
Mientras me explicaba esto, yo entend´´ia que lo que ella describia como su medicina era una enseñanza para todos los seres vivos, pero en particular para nosotros los seres humanos, o "los dos patas" como nos llaman. Vi pasar tantos momentos de decisión donde la exposición y la toma de riesgo iban de la mano de expresar, o no, mi propia esencia, mi punto de vista, y como a lo largo de la historia de la humanidad, quienes habían corrido el riesgo, aún a expensas de su vida, habían contribuido a cambiar el curso de nuestra existencia.
Entendí el mensaje....

María del Lujan

Conversaciones con una mariposa*


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