Torá desde Jerusalem
Parashá Vayerá - Y apareció Libro Bereshit / Génesis (18:1 a 22:24)
Parashá Vayerá - Y apareció Libro Bereshit / Génesis (18:1 a 22:24)
Comentario
sobre la Parashá
“Abraham, Abraham” (Bereshit 22:11)
Dijo
la Mishná en el Pirkei Avot (perek 5 mishná 19): "Todo el que posea
las siguientes cualidades es discípulo de Abraham y el que posea los
defectos contrarios, discípulo de Bilham". Con buenos ojos ve las
cosas, con humildad y sencillez alumno de Abraham Avinu, comenta Rebí
Ovadia de Bartenura: Con “buenos ojos” no envidia la propiedad ajena,
pues así dijo Abraham después que liberó al Rey de Sodoma: "Ni un hilo
ni un cordón tomaré de todo lo que es tuyo". Humildad, como expresó
Abraham Avinu al dirigirse por segunda vez al ángel de Hashem para
evitar la destrucción de Sodoma: "…Y yo soy polvo y ceniza". Sencillez,
la prudencia y la abstinencia de los deseos, como encontramos en
Abraham que dijo a su mujer: “He aquí que ahora sí que eres una mujer de
bella apariencia. En cambio, la envidia, la soberbia y la codicia son
contrarias al legado de Abraham Avinu.
La
Torá nos comenta como Abraham Avinu a tres días de su Brit Milá que él
mismo se realizara, en un día de mucho calor, y con razones suficientes
que justificarían todo tipo de disculpa, sentía la falta de
posibilidades por hacer bondad. ¡Qué elevación!.
Tras
la destrucción de Sodoma y Gomorra, nos relata la Torá la sensación de
las dos hijas de Lot que consideraron ser las únicas sobrevivientes del
universo, por lo que creyeron haber vuelto a la situación en que se
encontró el primer hombre Adam Harishón y sus hijos, en que no existía
la prohibición de incesto por ser los hermanos los únicos seres de la
tierra.
Así también critica la Torá el comportamiento de la hija mayor
que lo hizo con descaro dando a conocer el hecho cuando nombró a su hijo
como Moab (de mi padre), a diferencia de su hermana que lo ocultó
cuando nombró a su hijo Amón (de mi pueblo). El descaro, la falta de
recato es uno de los defectos más graves en los que puede incurrir el
ser humano aún cuando los hechos en sí, son necesarios.
Abraham
no representa solamente al patriarca biológico del pueblo de Israel,
sino muchísimo más: es el patriarca espiritual de su descendencia.
Abraham simboliza la lucha por la verdad, cuando desde su niñez lucha
contra la idolatría, ya que no puede aceptar que las imágenes que su
padre fabrica sean la razón creadora. Así como fiel defensor del pueblo
cuando tras enterarse del dictamen de la destrucción de Sodoma y
Gomorra intenta evitarla con la crítica de ser injusta la condena de
justos por culpables, así como la entrega sin limites, cuando Hashem le
exige entregar lo más querido por Abraham, su propio hijo y no un hijo
cualquiera sino ese hijo que tuvo a los cien anos de edad y sobre el que
ha puesto su esperanza y deseos.
Abraham no cumple el dictamen por
obligación, sino que para Abraham el dictamen es la obligación, habiendo
podido formular excusas tales como, de qué manera se cumplirían las
promesas que el Eterno le había asegurado con respecto a Itzjak, dónde
quedaba la obligación de salvaguardar la vida como principio primordial.
¡Abraham no es un fanático ciego que sigue la fe sin preguntas!. Cuando
Hashem le promete la tierra de Israel, Abraham pregunta: ¿Cómo sabré
que la heredaré? Con respecto al sacrificio de Itzjak, Abraham no
interroga pues sabe que su pregunta es interesada, ya que a nivel del
interés está la imposibilidad de aceptar respuesta.
Cuentan
sobre uno de nuestros rabinos de finales del siglo XIX, cuando el
ejército del Zar de Rusia acostumbraba a enrolar niños a la academia
militar, entre ellos a muchos niños judíos, los que lógicamente después
de años de estar apartados de todo contacto con el judaísmo y sus
familias, perdían todo concepto de Torá y mitzvot. Uno de estos niños
al cabo de muchos años, ya siendo oficial del ejército se encontró con
el rabino de su ciudad al que arrogantemente y a manera defensiva le
retó diciendo: Rabino si me responde a mi pregunta de una manera
convincente dejaré mi carrera militar y volveré a mis costumbres de
antaño, a lo que le respondió el Rabino: antes que me formules la
pregunta, que no dudo tiene respuesta te quiero preguntar, ¿la duda te
apareció antes o después? A lo que contestó el joven, ¿antes o después
de qué? Antes de transgredir los preceptos de la Torá o después de
transgredir los preceptos de la Torá, respondió el Rabino. Si preguntas
por las dudas de antes de transgredir no tengo duda de encontrar la
respuesta convincente, pero si estás preguntando por las dudas después
de transgredir los preceptos de la Torá estas buscando excusas a tus
hechos, y respuestas convincentes a excusas interesadas no existen.
Abraham
no buscaba respuestas a excusas sino el conocimiento de la verdad y es
por eso que con respecto al sacrificio de Itzjak, seguro que tenía
intereses, por ello no formuló preguntas.
Shabat Shalom.
Rab Shlomó Wahnón
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