LUZBY BERNAL

sábado, 10 de diciembre de 2011

¿Acaso estamos preparados para la guerra?

Publicado 08/12/2011
Opinión
Irán apoyaría a Siria en un eventual ataque contra Israel
¿Acaso estamos preparados para la guerra?




Autor: Bernardo Ptasevich


Desde el punto de vista
militar hay expertos y
analistas que tienen
elementos de juicio e
información para saber
si estamos preparados
para la próxima guerra.
Advertimos que si no confiamos en que militarmente estamos
preparados para afrontar cualquier contingencia ya podríamos
darnos por vencidos. Pero, si algo no hacen los judíos y desde
hace algunas décadas el Estado de Israel, es darse por vencidos.
El espíritu que nos ha permitido salir de las situaciones más
complejas sigue vigente en el alma, el cuerpo y la mente de
cada uno de nosotros.
Eso estará disponible ante cada situación de emergencia
que se presente, esas que nos encontraran codo a codo
defendiendo la misma causa.
Tzáhal (Fuerzas Armadas de Israel) ha demostrado estar
a la altura en situaciones de emergencia y en los
acontecimientos más graves. Sin embargo en otros que
parecían más fáciles hubo falencias y dificultades que
nuestros enemigos han aprovechado para simbólicamente
perder el respeto a la invencibilidad israelí.

Dormirse en los laureles
es peligroso

El mundo no está inmóvil. Muchas cosas han sucedido
desde aquellas grandes epopeyas y también desde los últimos acontecimientos no tan felices. En el tiempo transcurrido
han cambiado los hombres que deciden los destinos del país,
ya sea en la parte política, la que debería dar el puntapié
inicial a cualquier acción bélica, como en la parte militar.
La tecnología del armamento israelí ha cambiado y ha
mejorado sensiblemente con el apoyo de nuestro aliado
norteamericano
y también por desarrollo de nuestra propia industria. Pero
la diferencia con tiempos pasados es que nuestros
enemigos disponen ahora de enormes fortunas derivadas
del petróleo y la reinversión de su producido económico
en diferentes negocios.
Las armas y la tecnología que antes no estuvieron en sus
manos por no tener la capacidad de hacerlas, ahora las
han comprado hechas junto al adiestramiento para
utilizarlas.
Ante la mirada distraída de la comunidad occidental, varios
países han vendido y entregado a los países islamistas
armamento y entrenamiento sofisticado con los que hoy
nos amenazan con mayores posibilidades de eficacia.

Ya no jugarán con pequeños 
cohetes Kassam
Nuestros enemigos tienen ahora misiles de gran alcance
que pueden causar daño en nuestras ciudades y provocar
enormes problemas a nuestros ciudadanos. Incluso los
Grad de mayor alcance han sido transferidos a los
grupos terroristas afines. Ahora pueden disparar
proyectiles con cabezas químicas y en poco tiempo
tendrán otros que contengan materiales nucleares.
Subestimar estos cambios y pensar que siempre ganaremos
todas las guerras en cualquier circunstancia sería un error
grave. Nadie es campeón del mundo por siempre. Los
mejores equipos pierden alguna vez, ya sea por utilizar
una táctica o planteo equivocado o por medir erróneamente
la fuerza del rival. No hay invicto que no se haya perdido y
esto no es un partido de fútbol ni un torneo internacional.
Las últimas guerras se han desarrollado fronteras afuera.
A pesar de que cayeron misiles en nuestro territorio, el
grueso de los enfrentamientos se desarrolló en el Líbano
y en la franja de Gaza. Posiblemente la próxima guerra sea
diferente. Debemos preguntarnos si estamos preparados
para una guerra de esas características.
A juzgar por cierta desorganización que se advierte en los
integrantes del gobierno por lo menos debemos
preocuparnos. Llegan desde esas esferas mensajes con
opiniones contradictorias y diferentes en lugar de
trasmitir una
posición conjunta y unánime. Se percibe cierta peligrosa
soberbia y subestimación de los adversarios e incluso
bastante apatía en la propia población. Miramos en la
televisión noticias y videos producidos en los


lugares de conflicto.
Allí se muestran impactantes imágenes de muertos y heridos, hombres mujeres y niños que no siempre son combatientes, pero nunca pensamos que una situación así se produzca en nuestra casa. De esa forma no tomamos conciencia completa de la gravedad de la guerra y de las secuelas que deja. No es lo mismo mirar en la pantalla que vivir esas situaciones. Por la TV puede parecer una novela o una película pero la realidad es mucho más cruda.

Hay posibilidades de guerra
 
Las autoridades deben evaluar las posibilidades de que
la guerra ocurra en nuestro propio territorio. De llegar a
una conclusión en la que esa posibilidad exista
próximamente, deben tomar y hacer tomar conciencia
a la población. En ese caso tienen realmente que
preparase y prepararnos para lo que hay que afrontar.
Muchas cosas que hoy hacemos y nos parecen
importantes dejarían entonces de tener valor.
Ante el peligro de guerra lo que adquiere más valor
es la vida, la de la familia,
la de los amigos, vecinos y la propia.
En nuestro caso y por razones obvias lo que adquiere más
valor junto a lo descrito es la defensa de nuestro país y
nuestro territorio; el sitio que tenemos para vivir y
desarrollarnos, el sitio donde podemos ser nosotros mismos.
En la preparación para estas situaciones extremas vemos
realmente una gran desorganización. A juzgar por ella
parece que esa opción no existe en las evaluaciones de
nuestros gobernantes. Ojala que tengan razón, porque
de no ser así estaremos en graves problemas.

La guerra no comenzaría con Irán

Todo indica que puede ser inminente una confrontación
con Siria. Si esto sucede es probable que se sume la
organización terrorista Hezbollah o que también participe
Hamás si sus dirigentes creen propicia la ocasión.
El presidente Assad está envuelto en un conflicto interno
que lleva varios meses de duración y casi 5.000 muertos
en su haber. A pesar de ello y de las condenas o sanciones
decididas incluso por la Liga Árabe se aferra al poder sin
escatimar métodos violentos.
Su gobierno y su poder peligran minuto a minuto.
Es sabido que los dictadores hacen cualquier cosa
antes de ceder o perder su posición y su dominio
sobre los ciudadanos, los bienes y las decisiones.
A muchos de nosotros nos tocó ver y vivir la época en que
el General Galtieri llevo a la guerra a Argentina ante una
potencia como Gran Bretaña a pesar de saber de antemano
que perdería. Lo hizo para unir filas frente a una causa
común que haga olvidar cualquier error o diferencia
que el pueblo tuviera con su gobierno militar. Esta
fórmula se repitió en otros países donde sus gobernantes
buscaron perpetuarse. Ante las protestas en Siria,
su presidente no se cansa de culpar a Israel y a los
Estados Unidos sobre lo que ocurre, aun sabiendo
que no es cierto.
Quiere distraer al pueblo y trasladar su responsabilidad
sobre los hechos. Está seguro que si emprende una
campaña bélica en nuestro territorio unirá a los sirios
en un frente común además de recibir premios y ayuda
de su patrocinador. A Irán le viene como anillo al dedo
que su socio y protegido inicie las hostilidades.
Si participa apoyándolo con todo su potencial se
sentirá mas cómodo que en una guerra directa.
Luego ya verán como culpar a los judíos de todo lo
sucedido con los sirios.
Aunque nuestro Ministro de Defensa, Ehud Barak,
cambie cada semana de opinión sobre las intenciones
de Israel y sobre la inminencia de ser atacados, la
posibilidad es latente.



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