Publicado 22/12/2011
i
El ejemplo de Tania
Autor: José Danor
Sin quererlo, la joven
Tania Rosenblitt se convirtió el viernes
último en una estrella de los medios de comunicación.
Su fama se debe a que ese día, comosuele hacer cada tanto, ascendió a un
autobús de la línea 451 que une a
Ashdod, donde reside, con Jerusalén.
Relató la joven que subió en una de
las primeras estaciones y se sentó
detrás del conductor. En las paradas
siguientes subieron otros pasajeros,
en su mayoría judíos ortodoxos. Al
comienzo, uno de los compañeros de
viaje se dirigió a ella solicitándole que se vaya al fondo del coche.
Luego vinieron amenazas y gritos para ``convencerla”. ``
Esta línea es nuestra.” ``Aquí las mujeres se sientan donde les
decimos”, gritaron. Como los intentos no dieron el resultado
a que estos fanáticos están acostumbrados, lo que vino después
es digno de una comedia de enredos, aunque más violenta. Uno
de los pasajeros se colocó en la puerta impidiendo que el
conductor pueda cerrarla y eso lo obligó a llamar a la Policía. En lugar de llevarse detenidos a los revoltosos, como lo harían las autoridades del orden en cualquier país normal, los agentes también la quisieron convencer de que, en bien de la concordia y la rápida reanudación del viaje, sería mejor que se sentara atrás.
Esto tampoco la convenció y finalmente, los agentes dieron al conductor la orden
de continuar el viaje, después que aclararon a los
fanáticos (no encuentro otro término para calificarlo) que
estaban trasgrediendo la ley.
Estos episodios se hicieron tan normales que, normalmente,
las mujeres prefieren no enfrentar a los personajes violentos.
Es fácilmente comprensible. Después de todo, ¿qué persona
normal quiere recibir insultos en el mejor de los casos y
golpes en los otros, solamente por sentarse en un sitio
``inapropiado” para el sexo al que pertenecen?
La acción de Tania mereció no solamente la atención de la
prensa. Los ministros de Transporte y de Cultura la llamaron
para felicitarla por su firmeza. El primer ministro la recordó
al abrir la sesión del gabinete ministerial. Los ministros del
partido religioso ortodoxo Shas debieron responder a
entrevistas en las que les preguntaron una y otra vez qué
hacen ellos cuando están en una misma sala con mujeres o
cuando, en un acto oficial, entre los que actúan o cantan
hay mujeres.
Este episodio llegó después de un período de
efervescencia por los constantes ataques que
sufren mujeres, particularmente religiosas pero
no solo ellas. Se conoció el caso de una a la que no
le permitieron pronunciar unas palabras de despedida
en el funeral de su padre. Entre los hechos insólitos
está el de hacerles caminar por una vereda especial
separada por una cortina, como se vio tiempo atrás
en Mea Shearim. Sin duda, en esta y otras ideas
originales dejaron atrás por lejos a los ayatollas de Irán
Como las cosas subieron de tono y tanto desde el Gobierno
como de filas de partidos políticos y organizaciones de
defensa de derechos humanos salieron voces protestando
por estos absurdos, seguramente habrá ahora un período
de relativa calma en este frente que amenaza, ni más
ni menos, a las bases democráticas que los precursores
del Estado colocaron a la cabeza de sus ideales, como la
igualdad entre
hombres y mujeres.
Los políticos y personalidades ortodoxas que hablaron en días
recientes, se refirieron a la necesidad que el público en general
sea tolerante. Olvidaron que la caridad bien entendida empieza
por casa. Y si tanto hablan de tolerancia, ¿por qué no la piden
también a los integrantes de sus comunidades? Llegó más lejos
un conocido periodista religioso. Explicó que para él es lo
mismo. Si las mujeres quieren, pueden sentarse en la parte
delantera del autobús. Los hombres se
sentarán en la trasera y asunto arreglado. ¡Qué disparate!
El ministro de Transporte ordenó una investigación para comprobar si el conductor del autobús actuó conforme a la ley y exigió que también la compañía Egged lo haga. Mientras haya líderes religiosos y políticos que no ven en esta clase de conducta una trasgresión a las normas, el problema seguirá existiendo.
Entre las voces moderadas estuvo la del rabino jefe, Yona Metzger. Declaró: ``No
El ministro de Transporte ordenó una investigación para comprobar si el conductor del autobús actuó conforme a la ley y exigió que también la compañía Egged lo haga. Mientras haya líderes religiosos y políticos que no ven en esta clase de conducta una trasgresión a las normas, el problema seguirá existiendo.
Entre las voces moderadas estuvo la del rabino jefe, Yona Metzger. Declaró: ``No
tenemos la autoridad de imponer nuestra doctrina
a otros.
+Este no es un país del público ortodoxo, Si queremos
que exista una
separación legítima, lo que podemos
hacer es fundar una compañía de
autobuses.”
Continuó: ``Es un sitio público. No podemos ser los
Continuó: ``Es un sitio público. No podemos ser los
dueños de todo el
mundo. Mientras nosotros y los
ciudadanos laicos pagamos el mismo precio
para
viajar en una compañía pública
que no lleva solamente a
ortodoxos,
¿qué podemos hacer?”
En medio de las ridiculeces que la inmensa mayoría de
En medio de las ridiculeces que la inmensa mayoría de
la población debe
soportar en bien de la convivencia, no
alcanza solamente con lo que
describimos hasta aquí.
Se supo que el ministro de Infraestructuras, Uzi
Landau,
laico, por cierto, estabaa punto de presentar un proyecto
de
ley instituyendo loque se dio en llamar ``electricidad kasher”.
No es
que alguien vaya a introducir la mano en el enchufe
y se contamine en
lugar de electrocutarse.
El asunto es más serio. Miles de familias religiosas prefieren,
El asunto es más serio. Miles de familias religiosas prefieren,
durante
los días sábado y fiestas religiosas, desconectar sus
casas de la red eléctrica nacional; emplean la energía
proveniente degeneradores ``piratas” debido a que la
Compañía de Electricidad emplea judíos que,
según
la ley religiosa, tienen prohibido trabajar esos días.
Lo más insólito es que la propuesta colocaba la generación
Lo más insólito es que la propuesta colocaba la generación
de
electricidad bajo la supervisión del Rabinato, que debería
extender un
certificado de que, a los efectos de generar
electricidad
en los días de
descanso, la Compañía no emplea a judíos.
No sabemos
si a alguien se le
ocurrió averiguar cómo hacen judíos
ortodoxos que residen en Nueva York
o París si se
enteran que algúnjudío trabaja en la usina de
electricidad
los días sábado y cómo reaccionan allí
las autoridades si
encuentran que alguien desconecta
su casa de la red y
prende un
generador en el patio para abastecerse.
Evitar la violación del status quo
El episodio en el que estuvo envuelto Rosenblitt y el hecho
que la iniciativa se filtró a la prensa, llevó a Landau a
dejarla en suspenso.
Afirmó que podría contener elementos que violan el
status quo existente
entre la mayoría laica y los religiosos. La intención
según el jerarca es impedir
que la vida de miles de personas siga corriendo peligro
por el hecho que se
conectan a fuentes de electricidad ilegales. Sobre la
posibilidad de presentar
contra ellos una demanda judicial por cometer delitos,
no hubo ninguna
referencia. Al mismo tiempo, estoy seguro que si un
vecino en Beer Sheva o en Naharía,
que no es ortodoxo sino que quiere ahorrar el pago a la
Compañía de Electricidad, hace algo similar, vendrán los
inspectores de la propia Compañía y de la municipalidad a
intimarlo si es que, para
empezar, no le imponen una fuerte multa.
Es cierto, los ciudadanos israelíes nos acostumbramos a
vivir en medio de un torbellino. Conflictos con los vecinos,
bombardeos casi constantes, manifestaciones en protesta
por los aumentos, son solo
algunos de los componentes de esta ruidosa receta. Los
excesos que comete una minoría, que- dicho sea de paso-
casi no paga impuestos mientras que vive del dinero del
Estado, en general pasan desapercibidos y solamente salen
a luz cuando están acompañados por la tradicional violencia
que suelen emplear, como cuando manifestaron por la
apertura de un parque de estacionamiento en Jerusalén
durante los sábados.
Hasta que aparezca la próxima víctima de estos directos
descendientes del hombre de las cavernas, Tania seguirá
siendo la heroína de la película en la que vivimos.
Evitar la violación del status quo
El episodio en el que estuvo envuelto Rosenblitt y el hecho
que la iniciativa se filtró a la prensa, llevó a Landau a
dejarla en suspenso.
Afirmó que podría contener elementos que violan el
status quo existente
entre la mayoría laica y los religiosos. La intención
según el jerarca es impedir
que la vida de miles de personas siga corriendo peligro
por el hecho que se
conectan a fuentes de electricidad ilegales. Sobre la
posibilidad de presentar
contra ellos una demanda judicial por cometer delitos,
no hubo ninguna
referencia. Al mismo tiempo, estoy seguro que si un
vecino en Beer Sheva o en Naharía,
que no es ortodoxo sino que quiere ahorrar el pago a la
Compañía de Electricidad, hace algo similar, vendrán los
inspectores de la propia Compañía y de la municipalidad a
intimarlo si es que, para
empezar, no le imponen una fuerte multa.
Es cierto, los ciudadanos israelíes nos acostumbramos a
vivir en medio de un torbellino. Conflictos con los vecinos,
bombardeos casi constantes, manifestaciones en protesta
por los aumentos, son solo
algunos de los componentes de esta ruidosa receta. Los
excesos que comete una minoría, que- dicho sea de paso-
casi no paga impuestos mientras que vive del dinero del
Estado, en general pasan desapercibidos y solamente salen
a luz cuando están acompañados por la tradicional violencia
que suelen emplear, como cuando manifestaron por la
apertura de un parque de estacionamiento en Jerusalén
durante los sábados.
Hasta que aparezca la próxima víctima de estos directos
descendientes del hombre de las cavernas, Tania seguirá
siendo la heroína de la película en la que vivimos.
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