La manera de enfocar la vida, crear afinidades...
LA MANERA DE ENFOCAR LA VIDA CREA AFINIDADES Y DESENCUENTROS ENTRE LAS PERSONAS.
Increíblemente los seres humanos tenemos percepciones distintas frente al dolor o a la dicha.
Todos actuamos de tal modo que buscamos aumentar nuestro placer y disminuir nuestro dolor.
La
percepción que tenemos de las cosas, incluidas el placer y el dolor es
diferente para cada persona. Para unos el umbral del dolor, ya sea
físico o psicológico, se encuentra en un determinado grado mientras que
otra persona puede ser más o menos sensible.
Lo mismo ocurre con
el placer. Unos disfrutan con una buena comida y otros comen por
obligación. Unos sienten placer al escuchar música clásica mientras que
otros no sienten más que aburrimiento.
Podemos incluso, por tanto, detestar lo que otro ama, o amar lo que otro aborrece.
Además,
desde otro punto de vista, la manera de intentar incrementar nuestro
placer o disminuir nuestro dolor puede discrepar sensiblemente de una
persona a otra.
Normalmente podemos distinguir dos tipos de enfoques.
Por
un lado se encuentran aquellos que tienen la tendencia de moverse hacia
algo, en sentido positivo para incrementar su placer. Por otro lado se
encuentran aquellos que se mueven alejándose del dolor, de aquello que
les disgusta o que les hace sufrir.
El planteamiento es totalmente antagónico ante un mismo estímulo.
Juan
se levanta de la cama rápidamente por la mañanas con la angustia de
perder el trolebús, llega a la oficina diligentemente por miedo a que su
jefe le regañe por llegar tarde, piensa en desarrollar su trabajo lo
mejor posible para que nadie pueda tener queja de él. Intenta ascender
en la empresa por miedo a no responder al perfil que sus superiores
tengan de él y le despidan. Quiere ganar más dinero para que su familia
no pase hambre, su mujer no le abandone y sus hijos no puedan decir de
él que es un fracasado. Al mismo tiempo intenta ahorrar para su
jubilación para no pasar calamidades y no depender de nadie.
La angustia siempre esta presente en su accionar y aunque no se dé cuenta su salud ira mermando de a poco.
Alberto,
que trabaja en la misma empresa que Juan, se levanta por las mañanas
ilusionado con el nuevo día. Salta de la cama motivado por la familia,
expectante por las tareas que le esperan, y lo placentero que le
significa encontrarse con sus compañeros, resolver los problemas de la
gente. Se propone cada día nuevos retos en su trabajo porque le ilusiona
conseguirlos y lograr reconocimiento en la institución en que
trabaja.Quiera ganar el mayor dinero posible para que su familia
disfrute con él. Está ahorrando para su jubilación porque entonces tiene
pensado dedicarse a viajar.
Juan y Alberto trabajan en la misma
empresa y deberían manejarse por percepciones y pensamientos similares,
dado que el entorno donde se desenvuelven es el mismo. Sin embargo no
sucede así
El tipo de recompensas también nos distingue a unos
de otros. Alcanzar el éxito no siempre significa lo mismo para unos que
para otros. Para unos es suficiente la satisfacción interna de un
trabajo bien realizado. Para otros es imprescindible que lo que hacen
sea reconocido por los demás.
No cabe duda de que todos estos
factores vienen marcados por la formación y educación que recibimos en
la infancia, sea de nuestros padres o de nuestros profesores. A unos nos
enseñaron a huir del peligro, a otros a jugar con él. A unos nos
enseñaron a ser sumisos y a otros a ser altivos. Unos se dejan llevar
por la vida, otros se empeñan en dirigirla ellos mismos.
La manera de enfocar la vida crea afinidades y desencuentros entre las personas.
Es
lógico “conectar” mejor con alguien con una misma visión de la vida que
la nuestra, mientras que si nos tropezamos con alguien con un tipo de
perspectiva contraria a la nuestra podemos sentir una cierta
incomprensión hacia ella, las relaciones no prosperarían o, en el peor
de los casos, se volverían conflictivas.
Veamos este caso.
- “¿Cómo es posible que Bernardo no sea más ambiciosos en la vida, con lo brillante que es?- piensa Alberto”.
-
“¿Cómo es posible que a Alberto le guste el paracaidismo? Es absurdo
jugarse la vida de esa manera teniendo mujer e hijos – piensa Bernardo”.
Son distintas maneras de enfocar y afrontar la vida. Cualquiera
de ellas es tan válida como la otra. Lo importante es que cada uno se
sienta satisfecho y cómodo con su manera de vivirla.
El problema no es cómo piensa el otro de mí, el problema es que pienso de lo que el otro piensa de mí.
El
problema no es porque el otro no piensa como yo, sino como puedo
encontrar pensamientos afines que nos permita colaborar en acciones que
nos beneficie a los dos. Si esto aplicamos a nivel de pareja,
imaginémonos ……..cuanta violencia evitaríamos.
El problema no es
el problema, sino como vemos y entendemos el problema..., si entendemos
esto, cuanto sufrimiento nos ahorraríamos.
Mi amiga y maestra
Aida Espinoza, me cuenta que lo primero que hace cuando se despierta
por la mañana es pensar “en la buena suerte”, porque de esta manera
tiene ya esa actitud para todo el día.
¿Qué opina usted?
Francisco Quinchaguano Mendoza
RED ENERGIA DE VIDA
http://www.trabajadoresdelaluz.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario