LUZBY BERNAL

jueves, 9 de febrero de 2012

Francesco y el niño interior.

Francesco y el niño interior.


Entrar en contacto con el niño interior es unirte a tu propia semilla, cuidar de él, con cariño y atención, es recuperar la dignidad interior y la espontaneidad.

Francesco se despidió de su maestro y se fue caminando despacio hasta su cuarto de cristal; se acomodó las alas, las acarició mirando cómo se habían hecho fuertes y suaves; quiso dormir pero no pudo; sabía que al día siguiente (todavía no se había acostumbrado a que los días no tenían división) iba a pasar algo importante. ¿Y si era su último día en el Cielo y no podía bajar nunca más a ver a su familia?

Sobresaltado, salió de la habitación, recorrió en silencio los espacios, buscó una nube y se subió. Iba en busca de alguien que pudiera dar respuesta a su inquietud y, después de cruzarse con varias almas desconocidas, decidió volar con sus propias alas a su segundo Cielo y, así, acelerar su estadía en el primero.

Subió, subió y subió, pero no encontró el segundo Cielo.

"¿Estará hacia el norte?", pensó y fue planeando con sus alas volando como nunca y volando libremente como un gran cóndor. Al no encontrarlo, decidió ir al sur, pero tampoco encontró nada; regresó al primer Cielo, casi avergonzado por no haber aprendido a saber esperar los tiempos de Dios. El aire estaba más fresco y los olores tenían un aroma mucho más especial que otros días.

Se sentó en una nube y lloró. Sus lágrimas no lo dejaban ver a la persona que tenía delante, si bien podía sentir su presencia.

—Hola, Francesco —dijo la vocecita.

Francesco levantó la vista y quedó anonadado. ¿Qué era lo que estaba viendo? A esta altura, creía que nada lo podía inquietar.

Ahí estaba de pie, flaco, luminoso, cara rosada, boca sonriente, mirada tierna, ojitos picaros, ahí estaba parado él, sí, él con su infancia.

Los dos se miraron, transmitiéndose amor y más amor; sus miradas hablaron, sus manos se estrecharon, y se abrazaron con ternura, protección y amor.

Sus alas se entrelazaban como queriendo enredarse entre sí, y un rayo los iluminó, atravesando sus corazones.

La emoción de Francesco era inmensa y el Francesco pequeño no dejaba de mostrar su asombro. ¡La sensación era plena, estaban juntos nuevamente!

Las palabras no hacían falta en este encuentro; cada uno sabía cuánto se querían, cuánto se habían buscado, cuánto se habían necesitado.

Ambos sabían que se admiraban mutuamente, que cada uno había hecho lo mejor para que el otro fuera feliz.

Ese niño interior, con el cual se encontró Francesco, había venido para llenarle el alma, para llevarse los recuerdos que no le servían, para sacarle las penas de su niñez solitaria.

Su niño había venido para afianzar su autoestima, para hacer sentir, al Francesco adulto, que siempre había estado con él viviendo en un rincón de su alma y que, ahora, debía saber que ellos eran dos: dos para ser fuertes, dos para sonreír, dos para quererse; aunque externamente se viera una sola persona, siempre habría dos.

Tu niña o tu niño vive dentro, para que no pierdas la capacidad de asombro, la inocencia y la espontaneidad de esa edad; ese niño vive para que no se pierda el pensamiento mágico de creer en lo que no se ve. Está para sostenerte en la fe, para que sepas que nunca estuviste solo, que ambos son fuertes y pueden luchar contra ese mundo interno de dudas y de miedos que habita en cada ser humano.

Esto es lo que Francesco, chiquito, le quiso transmitir a Francesco, en ese gran abrazo.

Luego el niño desapareció, como desaparecen los espejismos en el desierto.

Sin quedar desconcertado, pero sí asombrado, Francesco sintió que había tenido un encuentro muy, muy luminoso. Le costaba salir de su emoción y, después de reconocer que había querido proteger con ese abrazo a esa criatura, se dio cuenta que nunca había estado solo.

Se prometió llamar a su niño interior todas las veces que necesitara decirle palabras bonitas; era el modo que había encontrado para tener un buen trato consigo mismo.



Extracto de "Francesco Una vida entre el Cielo y la Tierra de Yohana Garcia"






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