Martes, 17 de abril, 2012 10:46 A.M.
Esto risible aconseja el llamado "esclavo" a sus ancianos o pastores de sus congregaciones:
"Si hablamos con amabilidad a los
hermanos, les aliviaremos las cargas, mientras que si los criticamos
implacablemente, se las haremos más pesadas. Tal vez hasta los llevemos a
pensar que han perdido el favor de Jehová...Los
ancianos, en particular, han de ser amables y tiernos con el rebaño (1
Tes. 2:7, 8). Tienen que tratar “con apacibilidad [incluso] a los que no
están favorablemente dispuestos” a escuchar sus consejos" (2 Tim. 2:24, 25). (La Atalaya 15 Junio 2010)
¿Pero cuál es la realidad del asunto?
Pues es todo lo contrario, ya que el mismo "esclavo" manda a "cortar el
mal" sin demora, y a los feligreses se les adcotrina a despreciar a los
que disienten de sus enseñanzas, y a tratarlos como "apéstatas"
inmundos, a los cuales no se les debe ni dirigir la palabra, ni
siquiera responderles un saludo.
Finalmente, dentro de esta
secta Jehovísta no hay espacio para la discrepancia o la duda, ya sea en
cuestiones de normas o de doctrinas, ya que eso es tomado como señales
de rebeldía y soberbia del "protestante", y no como una objección,
justa, respetable y bien intencionada.
Por lo tanto, la mayoría de los TJ viven
con temor dentro de las congregaciones y mantienen sus bocas cerradas
para no meter la pata y evitar así que se descubran sus dudas u
objecciones contra "el esclavo" y así salvarse de las
temibles represalias del comité judicial. ¿Puede ser ésta una
organización saludable y liberadora?
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