Aquí no hay
fronteras, solo el cielo azulino y las nubes disolviéndose en lo
infinito. Las estrellas y los cometas son mis testigos de amor, la
brisa refresca la faz de mi rostro y mis memorias, para que mi amor
pueda fluir sin inhibición.
Cuando esta belleza se funde conmigo, me acerco cada vez más hacia lo eterno. Y me apresuro en dejar este querido planeta llamado Tierra.
El alma viajera
dentro de mí, aún desea volar dando algunas vueltas más alrededor del
globo terráqueo, ansiosa de cantar, hasta rebosar el espíritu
permitiendo que su amor se disuelva en muchas vidas antes de partir al
más allá donde quizá muy pronto halla retorno. Ya que mi alma viajera
solo ama todo lo que conoce, está muy renuente en volar hacia el PADRE CREADOR.
Sin duda alguna, donde resido es una dádiva del cielo.
Después de más de sesenta y tres años de búsqueda, lo veo como el lugar
ideal para leer y escribir, desapegado y sin la confrontación con la
vida tan desgastante, mecanizada y llena de apuros en la cual se vive
hoy.
GRACIAS PATRICIO BUSTOS GODOY.
No hay comentarios:
Publicar un comentario