Cuando el humano sagrado “aparece”, a menudo tenemos la tendencia de querer rechazarlo o, si resistimos esto, creer que una sola reunión con él es suficiente. Esto no es cierto. Hay mucho que debe ser revelado. Estamos destinados a saber todo sobre nosotros mismos: lo humano y lo divino. Ocultar no permite descubrir, y sin el descubrimiento la paz y el gozo permanecerán un sueño siempre.
Regresa a la actividad de ayer y repítela. A tu invitación anterior añade ahora la declaración: “No hay nada que deba permanecer escondido. Estoy dispuesto a ver todas las cosas”.
Recuerda, no hay nada que sea insoportable cuando estás dispuesto a enfrentarlo. De hecho, el familiarizarte con tu humano sagrado está destinado a ser una parte preciosa de tu viaje espiritual.
SOY ESPIRITUAL
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