Ciencia
Una «botella de agua» para un futuro postapocalíptico
Una empresa japonesa diseña un sistema de prótesis que permitiría a una persona sobrevivir con un litro de agua al mes
Día 25/06/2012 - 15.45h
La supervivencia en entornos extremos exige soluciones imaginativas. A la empresa japonesa de diseño Takram le propusieron diseñar una botella de agua muy
especial. Una que fuese apta para un escenario postapocalíptico. «Un
mundo en el que la humanidad haya experimentado una sucesión
cataclísmica de acontecimientos que la empuje al límite de la
aniquilación», explican ellos mismos en su página web. Un sistema de hidratación
para un planeta «afligido por causas humanas, el aumento del nivel del
mar, las emisiones radiactivas y la liberación de materiales
contaminantes al medio ambiente». Un futuro hipotético en el que «el
arte, el diseño y la cultura dejasen de existir», concluyen.
Su solución no fue una botella, sino algo más ambicioso. Crearon un completo sistema de órganos artificiales que
haría necesaria mucha menos agua para sobrevivir. «Llegamos a la
conclusión de que tendría mucho más sentido regular cuánta agua puede
retener y reciclar un humano en un entorno tan hostil», afirman. Al
sistema completo, que incluye cinco implantes para distintas partes del
cuerpo, lo han denominado «Sistema Hidrolémico».
El
sistema desarrollado por Takram intenta, sobre todo, retener el agua
disponible y evitar su excreción. Con su propuesta, afirman, las
necesidades diarias de este líquido se reducirían a 32 mililitros. Una lata de cualquier refresco contiene diez veces esa cantidad. Bien racionada, un humano podría sobrevivir un mes con un solo litro de agua potable.
Las prótesis del Sistema Hidrolémico
Para evitar las pérdidas de agua por la exhalación, diseñaron unos tapones para la cavidad nasal que condensan la humedad del aire de los pulmones, y la recuperan en la inhalación.
Para
frenar la pérdida de agua por sudoración elaboraron un sistema doble
que transforma el exceso de calor del cuerpo en electricidad y lo disipa
en el exterior. Injertados dentro del cuerpo irían los «Intercambiadores de calor arterio-yugulares», encargados de aprovechar la temperatura corporal, evitando un sobrecalentamiento que desencadene la sudoración. A través del «Collar término irradiante», colgado sobre los hombros, se disiparía la energía generada en el interior.
Completan el sistema una vejiga artificial denominada «Concentrador de orín» capaz de separar el agua de la orina del resto de sus componentes, y un «deshidratador fecal» que escurriría de las heces cualquier resto de humedad que pudieran contener.
Junto con sus prótesis de supervivencia, en Takram diseñaron también unos caramelos óptimos como alimento para el catastrófico futuro. Envueltos en una coraza parecida a la cáscara de un huevo
—para evitar su deshidratación—, sólo harían falta cinco al día para
obtener todos los nutrientes y el agua que necesitaría un humano en un
día.
Según
los creadores, las premisas de partida les ofrecieron «una oportunidad
de reevaluar qué significan el arte, el diseño, la cultura y la calidad
de vida en sí misma cuando todos los prejuicios y todas las
preconcepciones desaparecen».
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