LUZBY BERNAL

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Descubriendo la matriz divina. Clave 5 y 6.

Varios/Otros ~ Descubriendo la matriz divina. Clave 5 y 6.


EL PUENTE ENTRE LA IMAGINACIÓN Y LA REALIDAD:
CÓMO FUNCIONA LA MATRIZ DIVINA


¿SOMOS OBSERVADORES PASIVOS O CREADORES PODEROSOS?

"Somos parches diminutos del universo observándose a sí mismos..., construyéndose a sí mismos."
John Wheeler (1911-2008), físico

"La imaginación crea la realidad... El hombre es pura imaginación."
Neville (1905-1972), visionario y místico


En 1854 el Jefe Seattle le advirtió a los legisladores de Washington, D.C., que la destrucción de las zonas selváticas de Norteamérica tenía implicaciones que perdurarían mucho más allá de nuestra época actual, y pondrían en riesgo la supervivencia de generaciones futuras.

Con una profunda sabiduría, tan cierta hoy como lo era a mediados del siglo XIX, se dice que el Jefe afirmó: "El hombre no tejió la red de la vida, él es simplemente una de sus hebras. Cualquier cosa que él le haga a la red, se la está haciendo a sí mismo."

El paralelo entre las descripciones del Jefe Seattle de nuestro lugar en la "red de la vida" y nuestra conexión con (y el interior de) la Matriz Divina es inconfundible. Como parte de todo lo que vemos, participamos en una conversación en progreso ( un diálogo cuántico) con nosotros, con nuestro mundo y con el más allá. En este intercambio cósmico, nuestros sentimientos, emociones, oraciones y creencias, representan en cada momento nuestras palabras hacia el universo. Y todo, desde la vitalidad de nuestros cuerpos hasta la paz del mundo, es lo que el universo nos responde.

¿QUÉ SIGNIFICA PARTICIPAR EN EL UNIVERSO?

Como mencioné anteriormente, el físico John Wheeler sugiere que, definitivamente, no sólo representamos un papel en lo que él llama "universo participante" sino que, además, representamos el papel protagónico.

La clave de la propuesta de Wheeler es la palabra participante. En este tipo de universo, usted y yo somos parte de la ecuación. Ambos somos catalizadores de los eventos de nuestras vidas, así como los "experimentadores" de lo que creamos... ¡estas cosas están ocurriendo al mismo tiempo! Somos "parte de un universo que es un trabajo en progreso."

En esta creación inconclusa, "somos parches diminutos del universo observándose a sí mismos..., construyéndose a sí mismos."

La sugerencia de Wheeler abre la puerta a una posibilidad radical: si la conciencia crea, entonces el universo mismo podría ser el resultado de esta conciencia. Aunque la visión de Wheeler fue propuesta a finales de siglo XX, no podemos evitar remontarnos a la declaración de Max Planck en 1944 respecto a que todo existe en razón de una "Mente inteligente," la cual él llamó "la Matriz de toda la materia." La pregunta que implora una respuesta es sencillamente: ¿Cuál Mente?

En un universo participante, el acto de enfocar nuestra conciencia, de mirar a algún lugar y examinar el mundo, es un acto de creación en sí y por sí. Somos quienes observamos y estudiamos nuestro mundo. Somos la mente (o por lo menos parte de una mente mayor), como lo describió Planck. Dondequiera que miremos, nuestra conciencia hace que haya algo que podamos ver.


Clave 5: El acto de enfocar nuestra conciencia es un acto de creación. ¡La conciencia crea!.


En nuestra búsqueda por encontrar la partícula más pequeña de materia y en nuestro anhelo por definir el borde del universo, esta relación sugiere que puede ser que jamás encontremos a ninguno de ellos. Sin importar lo profundo que lleguemos a asomarnos en el mundo cuántico del átomo, o qué tan lejos lleguemos en la inmensidad del espacio exterior, el acto de observar con la expectativa de que algo exista, puede ser precisamente la fuerza que crea algo para que lo veamos.

Un universo participante... ¿qué implica exactamente? Si la conciencia realmente crea, entonces, ¿qué tanto poder tenemos en verdad para cambiar nuestro mundo? La respuesta puede sorprenderlo.

Quizá el visionario del siglo XX de Barbados, conocido sencillamente bajo el nombre de Neville, es quien mejor ha descrito nuestra habilidad de convertir nuestros sueños en realidad y darle vida a la imaginación. A través de numerosos libros y conferencias, en términos que son simples pero directos, compartió el gran secreto de cómo navegar en las muchas posibilidades de la Matriz Divina. Desde la perspectiva de Neville, todo lo que experimentamos, literalmente todo lo que nos pasa o todo lo que hacemos, es producto de nuestra conciencia y de absolutamente nada más. Él creía que nuestra habilidad de aplicar este conocimiento, a través del poder de la imaginación, es lo único que se interpone entre nosotros y los milagros de nuestra vida. Así como la Matriz Divina provee el contenedor del universo, Neville sugiere que es imposible que algo ocurra fuera del contenedor de la conciencia.

¡Qué fácil es pensar lo contrario! Inmediatamente después de los ataques terroristas del 11 de septiembre en Nueva York y Washington, D.C., las preguntas que todos nos hacíamos eran: "¿Por qué ellos nos hicieron esto?" y "¿Qué les hemos hecho a ellos?" Vivimos en una época de la historia en que es muy fácil pensar respecto al mundo en función de "ellos" y "nosotros," y preguntarnos cómo le pueden suceder cosas malas a personas buenas. Si existe, de hecho, un solo campo de energía que conecta todas las cosas en nuestro mundo, y si la Matriz Divina funciona de la manera en que la evidencia lo sugiere, entonces no puede haber ellos y nosotros, sino solamente nosotros.

Desde los líderes de naciones que hemos aprendido a temer y a odiar, hasta las personas en otros países que han tocado nuestros corazones e incitado nuestro amor, todos estamos conectados en lo que puede ser la forma más íntima imaginable: a través del campo de la conciencia, incubadora de nuestra realidad. Juntos creamos la salud o la enfermedad; la paz o la guerra. Esto puede muy bien ser la repercusión más difícil de lo que la nueva ciencia nos está demostrando. Y puede ser también la fuente de nuestro máximo bienestar y supervivencia.

La obra de Neville nos recuerda, que quizá el mayor error en la percepción de nuestro mundo es buscar razones externas para los altibajos de la vida. Aunque ciertamente hay causas y efectos que pueden llevarnos a los eventos de la vida diaria, estos parecen originarse desde un tiempo y espacio que parecen completamente desconectados con el momento. Neville comparte la esencia del misterio más grandioso en cuanto a nuestra relación con el mundo que nos rodea: "El engaño supremo del hombre es su convicción de que existen causas distintas a su propio estado de conciencia."3 ¿Qué significa esto exactamente? Es la pregunta práctica que surge cuando hablamos acerca de vivir en un universo participante. Cuando preguntamos: qué tanto poder realmente tenemos para causar cambios en nuestras vidas y en nuestro mundo, la respuesta es simple.


Clave 6: ¡Tenemos todo el poder necesario para crear todos los cambios que deseemos!.


Esta capacidad está disponible para nosotros a través de la forma en que usemos el poder de nuestra conciencia y dónde decidamos colocar nuestro enfoque. En su libro The Power of Awareness, Neville ofrece ejemplo tras ejemplo de casos que ilustran clara y precisamente cómo funciona esto.

Una de las historias más conmovedoras, que ha permanecido conmigo durante años, trata de un hombre de unos veintitantos años que había sido diagnosticado con una rara enfermedad del corazón que los doctores suponían fatal. Casado con dos niños pequeños, era amado por todos los que lo conocían y tenía todas las razones del mundo para disfrutar de una vida larga y saludable. Para cuando le pidieron a Neville que hablara con él, el hombre había perdido mucho peso y se había "encogido hasta parecer casi un esqueleto."

Estaba tan débil que simplemente hablar era difícil; pero estuvo de acuerdo en escuchar solamente y asentir con la cabeza mientras Neville compartía con él sobre el poder de sus creencias.

Desde la perspectiva de nuestra participación en un universo dinámico y cambiante, solamente puede haber una solución a todos los problemas: un cambio en la actitud y en la conciencia. Con esto en mente, Neville le pidió al hombre que se sintiera como si su sanación ya hubiera tenido lugar. Como sugiere el poeta William Blake, hay una línea muy fina entre la imaginación y la realidad: "El hombre es pura imaginación." Como propone el físico David Bohm: este mundo es una proyección de eventos en un dominio más profundo de la realidad. Blake prosigue: "Todo lo que contemplas, si bien parece Fuera, está Dentro, "En tu imaginación, de la cual este Mundo de Mortalidad no es más que una Sombra."4 A través del poder de enfocarnos conscientemente en las cosas que creamos en nuestra imaginación, les damos el "empujón" que hace que atraviesen la barrera de lo irreal a lo real.

En una sola frase, Neville explica cómo le ofreció las palabras que ayudarían a su nuevo amigo a lograr esta nueva manera de pensar: "Le sugerí que en su imaginación, viera el rostro del médico expresando una incredulidad asombrosa ante su recuperación, contraria a toda la razón (desde las últimas etapas de una enfermedad incurable), que lo viera examinándolo una y otra vez, y lo escuchara diciendo repetidas veces: 'Es un milagro, es un milagro"5 Bien, ya se imagina la razón por la cual comparto esta historia: el hombre se curó.

Meses después, el visionario recibió una carta donde se enteró que, de hecho, el joven había pasado por una recuperación milagrosa. Neville lo vio poco después y lo encontró llevando una vida agradable con su familia y en perfecto estado de salud.

El secreto, reveló el hombre, fue que en vez de sentir deseos de mejorar su salud desde el día de su encuentro, vivió con la "suposición de que ya estaba bien y en perfecto estado de salud." Y aquí yace el secreto de impulsar los deseos de nuestro corazón, desde un estado de imaginación hasta la realidad de nuestro diario vivir: es nuestra habilidad de sentir que nuestros sueños ya se han convertido en realidad, nuestros deseos se han cumplido y nuestras oraciones han sido respondidas. De esta manera, compartimos activamente lo que Wheeler llamó nuestro "universo participante."




Extracto de La Matriz Divina.
Gregg Braden.






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