Torá desde Jerusalem
Parashá Vayejí - Y vivióLibro Bereshit / Génesis (47:28 a 50:26)
“Y le anunciaron a Yaacob...” (Bereshit 48:2)
“Y le anunciaron a Yaacob: He aquí que tu hijo Yosef viene a ti, y se esforzó Israel y se sentó sobre su lecho”, sobre lo que nos comenta Rashi que Yaacob dijo, aunque Yosef es mi hijo, gobierna en Egipto, por lo que le debo rendir respeto... Asimismo vimos en Moshé que cuando se dirigió al Faraón, aún criticándole, guardó respeto como dijo: “Y bajarán todos tus siervos a mí”, aunque su intención era decirle que el mismo Faraón tendrá que venir a buscarlo. También vimos en el profeta Eliahu frente al Rey Ajab, y es así que encontramos en el Pirké Avot que nos dice: “Pide por el bien del gobierno pues si no fuese por el temor que le guardamos unos a otros, vivos nos comeríamos.
Yaacob guarda el respeto que corresponde aún tratándose de su hijo, pues el reconocimiento no es sobre su persona, sino al ente que representa: el gobierno.
Comentan que tras el asesinato de Mahatma Gandhi, durante el interrogatorio al asesino le preguntaron por qué se reverenció antes de matarlo, a lo que respondió: Era un gran hombre. El asesino no lo mató por odio, ni envidia, ni codicia, estaba convencido que por el camino que predicaba Mahatma Gandhi, India nunca llegaría a la independencia.
El siglo XXI nos presenta una sociedad o “suciedad” totalmente diferente. >¿Dónde se encuentran los valores? ¿A quién le importan los principios? Cada cual busca su interés y proclama “Viva en paz mi alma”, el compañero de al lado..., los valores..., parecería que estamos hablando en otro idioma, la justicia la paz y la verdad, tres principios básicos para la existencia de toda sociedad. Como dijera Rabí Shimón Ben Gamliel: “En virtud de tres principios el mundo perdura; por la justicia, la paz, y laverdad como está escrito: Verdad y juicio, paz instituyan en sus recintos (Zejaria 8:16); son conceptos teóricos de enciclopedia. En la practica: intereses, placeres, bienestar... son los que motivan nuestro comportamiento.
“Y bendijo a Yosef y dijo: El Todopoderoso delante de quien anduvieron mis padres Abraham e Yitzjak, Él que me guía desde que existo hasta el día de hoy: el Ángel que me salva de todo mal bendiga a los jóvenes y ponga mi nombre y el nombre de mis padres Abraham e Yitzjak en ellos y se reproduzcan mucho sobre la tierra”. Con esas palabras se despide Yaacob de su hijo Yosef, conciente que la bendición que recibió su abuelo Abraham: “Y bendeciré a los que te bendigan, y a los que te maldigan maldeciré y se bendecirán por ti todas las familias de la tierra”, esa bendición que pasó de padre a hijo demuestra la fuerza de las palabras. Dijeron nuestros Sabios: “La vida y la muerte en manos de la lengua”, y no era su intención solamente con respecto a la prohibición del mal hablar sino al efecto en general de la palabra.
Unshalemá Parim Shefatenu (Y completaremos las vacas-sacrificios- con nuestra lengua). Hasta lo más elevado del servicio en el Bet Hamikdash, que hoy en día no tenemos, ni el concepto de la influencia que tenía toda la realidad del Santuario, podemos reponerlo con la fuerza de las palabras.
La Halajá nos advierte que hasta la crítica de una madre, aunque sea precavida, de la que no sabemos hasta dónde puede llegar el efecto de sus palabras, y no quedando duda de que no hay un amor más grande que el de una madre hacia su hijo, y aún cuando en momentos de enfado ella se expresa de manera incorrecta, está claro que en verdad no es esa su intención y, asimismo, hasta en ese caso extremo la madre deberá cuidarse y no sacar de su boca ninguna expresión negativa, y mucho menos los demás que a veces van acompañadas de intenciones.
En las bendiciones matutinas Bircot Hashahar, rogamos: “Sea Tu voluntad... y ponnos en el amor, gracia y bondad a Tus ojos y a los ojos de todos los que nos ven”, y continúa la plegaria y rogamos al Todopoderoso que nos aparte... del mal vecino y del mal hablar... de la envidia de la gente... Acaso Hashem escuchará las maldades de lo errados? Por lo visto las palabras tienen fuerza por si mismas, y así fue Su deseo y si eso ocurre en lo negativo cuanto más para bien.
Seamos consecuentes con el potencial que nos concedió Hashem en la Creación y sepamos hacer un buen uso de nuestras condiciones para recibir la bendición: “Y Yo os bendeciré”.
Yaacob guarda el respeto que corresponde aún tratándose de su hijo, pues el reconocimiento no es sobre su persona, sino al ente que representa: el gobierno.
Comentan que tras el asesinato de Mahatma Gandhi, durante el interrogatorio al asesino le preguntaron por qué se reverenció antes de matarlo, a lo que respondió: Era un gran hombre. El asesino no lo mató por odio, ni envidia, ni codicia, estaba convencido que por el camino que predicaba Mahatma Gandhi, India nunca llegaría a la independencia.
El siglo XXI nos presenta una sociedad o “suciedad” totalmente diferente. >¿Dónde se encuentran los valores? ¿A quién le importan los principios? Cada cual busca su interés y proclama “Viva en paz mi alma”, el compañero de al lado..., los valores..., parecería que estamos hablando en otro idioma, la justicia la paz y la verdad, tres principios básicos para la existencia de toda sociedad. Como dijera Rabí Shimón Ben Gamliel: “En virtud de tres principios el mundo perdura; por la justicia, la paz, y laverdad como está escrito: Verdad y juicio, paz instituyan en sus recintos (Zejaria 8:16); son conceptos teóricos de enciclopedia. En la practica: intereses, placeres, bienestar... son los que motivan nuestro comportamiento.
“Y bendijo a Yosef y dijo: El Todopoderoso delante de quien anduvieron mis padres Abraham e Yitzjak, Él que me guía desde que existo hasta el día de hoy: el Ángel que me salva de todo mal bendiga a los jóvenes y ponga mi nombre y el nombre de mis padres Abraham e Yitzjak en ellos y se reproduzcan mucho sobre la tierra”. Con esas palabras se despide Yaacob de su hijo Yosef, conciente que la bendición que recibió su abuelo Abraham: “Y bendeciré a los que te bendigan, y a los que te maldigan maldeciré y se bendecirán por ti todas las familias de la tierra”, esa bendición que pasó de padre a hijo demuestra la fuerza de las palabras. Dijeron nuestros Sabios: “La vida y la muerte en manos de la lengua”, y no era su intención solamente con respecto a la prohibición del mal hablar sino al efecto en general de la palabra.
Unshalemá Parim Shefatenu (Y completaremos las vacas-sacrificios- con nuestra lengua). Hasta lo más elevado del servicio en el Bet Hamikdash, que hoy en día no tenemos, ni el concepto de la influencia que tenía toda la realidad del Santuario, podemos reponerlo con la fuerza de las palabras.
La Halajá nos advierte que hasta la crítica de una madre, aunque sea precavida, de la que no sabemos hasta dónde puede llegar el efecto de sus palabras, y no quedando duda de que no hay un amor más grande que el de una madre hacia su hijo, y aún cuando en momentos de enfado ella se expresa de manera incorrecta, está claro que en verdad no es esa su intención y, asimismo, hasta en ese caso extremo la madre deberá cuidarse y no sacar de su boca ninguna expresión negativa, y mucho menos los demás que a veces van acompañadas de intenciones.
En las bendiciones matutinas Bircot Hashahar, rogamos: “Sea Tu voluntad... y ponnos en el amor, gracia y bondad a Tus ojos y a los ojos de todos los que nos ven”, y continúa la plegaria y rogamos al Todopoderoso que nos aparte... del mal vecino y del mal hablar... de la envidia de la gente... Acaso Hashem escuchará las maldades de lo errados? Por lo visto las palabras tienen fuerza por si mismas, y así fue Su deseo y si eso ocurre en lo negativo cuanto más para bien.
Seamos consecuentes con el potencial que nos concedió Hashem en la Creación y sepamos hacer un buen uso de nuestras condiciones para recibir la bendición: “Y Yo os bendeciré”.
Shabat Shalom.
Rab Shlomó Wahnón
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