Torá desde Jerusalem
Parashá Vezot Haberajá - Y ésta es la bendición
Libro Devarim / Deuteronomio (33:1 a 34:12)
“Y esta es la bendición...” (Devarim 33:1)
Donde finaliza la Torá, termina la misión del gran guía Moshé Rabenu, a las puertas de la Tierra de Israel sin poder cumplir con su gran deseo de entrar y vivir en Israel. Hashem le obliga a subir al monte Nevó desde donde verá la tierra pero no la pisara.
Moshé fue castigado por ese fallo que tuvo cuando Hashem le ordenó hablar a la roca y Moshé la golpeó. Nuestros Sabios desarrollaron mares de explicaciones sobre por qué Moshé reaccionó así, pero nada sirvió para un dirigente como él. “Uvemeurabai Etkadesh”, “Y los que están cerca de Mí, con ellos seré diferente”.
Moshé como buen dirigente no puede despedirse sin antes bendecir al pueblo y así le recuerda a los Hijos de Israel el mayor regalo que les pudo dar en sus cuarenta años de dirigente, “Torá Ziva Lanu Moshé, Morashá Kehilat Yaacob”, “Moshé nos encomendó la Torá, herencia es para la comunidad de Yaacob”, y fue en Yeshurún (Pueblo de Israel) Rey, reuniéndose los principales representantes del pueblo, juntas las Tribus de Israel; así nos comenta Moshé la secuencia de los hechos, Moshé nos trajo la Torá pero en verdad es una herencia que nos pertenece y en el nivel que nosotros aceptemos la Torá, está la proclamación del reinado Divino en la Tierra que sólo se podrá conseguir cuando nuestros dirigentes se unan y nosotros nos sintamos todos juntos.
La unión en el pueblo de Israel no es una necesidad como lo pudiera ser en cualquier otro pueblo, sino que es parte de su identidad. El Talmud comenta cómo durante la generación del Rey Ahhab, generación idólatra y apartada de los mandamientos de la Torá, el Pueblo de Israel no conoció una época de mayor tranquilidad y éxito como esa, pues estuvieron unidos. “Ma Tob Umanaim Shebet Ahim Gam Yahad”, “Que bueno y agradable es, cuando los hermanos se encuentran unidos.
Donde termina la Torá ahí comienza, pues la Torá no tiene final, pues su fin es la persona en sí, y así como el matrimonio se simboliza con un simple anillo que no tiene comienzo ni fin, pues cada generación es un eslabón más que une la generación anterior con la siguiente; asimismo la Torá une a las generaciones. El último día de Sucot es denominado Simjá Torá la alegría de la Torá, pues no hay espacio sino dentro de la alegría, como dijeron nuestros Sabios: “Mitzvá Guedolá Lihyot BeSimjá”, “Una gran obligación es estar siempre alegre”, pues la alegría es el catalizador de los hechos y este es el mundo de los hechos y la Torá la guía de los mismos.
Shabat Shalom.
Rab Shlomó Wahnón
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