jueves, 30 de noviembre de 2017
martes, 28 de noviembre de 2017
sábado, 25 de noviembre de 2017
jueves, 23 de noviembre de 2017
miércoles, 22 de noviembre de 2017
martes, 21 de noviembre de 2017
Comentario sobre la Parashá Vayetzé - Y salió
Torá desde Jerusalem
Parashá Vayetzé - Y salióLibro Bereshit / Génesis (28:10 a 32:3)
“Y soñó y he aquí una escalera...” (Bereshit 28:12)
“Y soñó y he aquí una escalera basada en la tierra y su cabeza llegaba a los cielos y ángeles celestiales subían y bajaban en ella”. La escalera del sueño de Yaacob se ha convertido a lo largo de la historia en un símbolo en la relación entre lo terrenal y lo espiritual, así como el concepto “sueño” como medio para el mensaje Divino, como dijeron nuestros Sabios: “No hay sueño sin profecía y no hay sueño sin tontería”. Así es como Hashem le advierte a Yaacob sobre lo que le sucederá, así como la promesa sobre su descendencia y bienestar.
No olvidemos que todo sueño tiene un componente de profecía, pero asimismo no hay sueño sin tonterías, y el subconsciente actúa como la memoria de una computadora, almacena todos los datos, fotos y conceptos recibidos durante el día, y en la noche el sueño puede relacionar un hecho con otro sin ninguna lógica, por lo que, como ejemplo podríamos soñar con la abuelita montando a caballo.
Sin embargo, es imposible en esa participación del subconsciente, soñar lo inexistente y es así como dijo el Talmud: “No sueña la persona en la noche, sino lo que vio en el día”, y es esa la razón por la que la Halajá nos considera responsables hasta de nuestros sueños.
Años más tarde Yosef explicaría al Faraón el contenido de sus sueños, y vemos que las explicaciones dadas por Yosef tienen una razón lógica, las siete vacas y las siete espigas, siete años son, y la repetición del sueño es la demostración de que esa profecía estaba cercana a cumplirse, y también encontramos en los sueños del panadero y del mesero, que tal como les explicó Yosef, así ocurrieron.
Por el relato de la Torá podríamos entender el concepto pagano determinista de que la “suerte” está fijada de antemano y nada podrá en contra de la suerte, por lo que consultan a seudo futuristas y nuevas brujas para que les lean las manos y quien sabe que más. Hemos de tener bien claro el concepto de la Torá que aunque existe una inclinación e influencia de todos los valores que nos rodean o que son parte de nuestro ser, sean componentes lógicos como la familia, educación, edad, cultura, seguramente que todos ellos son de vital importancia, pero conceptos como fecha de nacimiento y situación del horóscopo, son menos aceptados. La Torá nos enseña sobre la influencia de todos los factores, pero la decisión de la persona es la que determina los hechos. En la independencia de nuestras decisiones está la responsabilidad por nuestros hechos.
Entre los factores que influyen en nuestra personalidad se encuentra “el nombre”. La Torá nos relató en la parashá Bereshit, sobre el nombre de Adam y Javá, Adam de adamá (tierra) y Javá (procrear); asimismo nos comenta cuando el creador trajo a todos los animales y aves delante de Adam para que les pusiera nombre, y nos confirma la propia Torá que todos los nombres que les puso, fueron los correctos. Adam no tomó un libro de novelas para abrir una página y poner la primera palabra de la misma, sino que Adam sabía sobre la importancia de los nombres y sobre la influencia de los mismos sobre el carácter de cada especie, y siendo los animales que habían sido traídos delante de él los progenitores de toda la fauna del universo sobre todas las generaciones, sabía que estaba fijando la naturaleza por generaciones.
Así encontramos cómo fueron nombrados todos los personajes de la Torá como: Nóaj: descanso, Abram: ab ram, padre elevado, Sará: princesa, Itzjak: risa, Esav: hecho, terminado, Yaacob: retener, Israel: luchaste, Reubén: reu ben, vean que hijo… Así ocurre con una larga lista de nombres que la misma Torá especifica su significado y razón.
Hechos tan sencillo como los nombres, fecha de nacimiento, lugar, etc. tienen tanta influencia sobre nosotros, muchos aspectos más íntimos y de mayor contacto como profesión, amistades… pero no olvidemos que después de todo y tras esas condiciones, somos nosotros quienes tomamos nuestras decisiones y por lo tanto responsables de nuestros hechos.
Shabat Shalom.
Rab Shlomó Wahnón
Parashá Vayetzé - Y salió
Torá desde Jerusalem
Parashá Vayetzé - Y salióLibro Bereshit / Génesis (28:10 a 32:3)
Nos relata esta parashá el momento en que Yaacob escapándose de Esav,camino de Beer Sheva a Jarán a la casa de la familia de su madre, estuvo en el Monte Moriá, el lugar donde su padre Itzjak fue llevado como una ofrenda, y el futuro sitio del Bet Hamikdash (Templo), donde durmió una noche. Tuvo un sueño profético en el que por una escalera que llegaba hasta el cielo, ángeles ascendían y descendían. Entonces se le apareció el Todopoderoso prometiéndole la Tierra de Israel, que entregaría a su descendencia, la cual sería como el polvo de la tierra y que él sería el padre de una gran nación, cuidada por la protección Divina. Al despertarse, Yaacob tomó la piedra que le sirvió de almohada y la puso como un altar al Eterno. Llamó a ese lugar Bet El. Asimismo prometió que al regresar a la casa de su padre, daría a Hashem el diezmo de todos sus bienes.
Yaacob en su camino a Jarán encontró un pozo de agua, y observó tres rebaños de ovejas alrededor del pozo junto a sus pastores. A ellos les preguntó de dónde eran y si conocían a Labán. Y ellos dijeron conocerlo y le señalaron que también ahí se encontraba su hija Rajel con sus ovejas. Se acercó Rajel al ser vista por Yaacob y él le dio de beber a sus ovejas y se presentó como familiar que era. Ella fue corriendo a avisar a su padre, y le dio la bienvenida a Yaacob y como éste se había enamorado de Rajel, Labán le impuso que trabajara para él durante siete años para posteriormente casarse con Rajel. Yaacob después de esos siete años de labores, fue engañado por Labán pues al momento de casarse le cambió a Rajel por su hermana Leá. Yaacob no obstante se casó con Leá y después otros siete años de trabajos para Labán, se casó con Rajel.
Leá dio a luz a Reuvén, Shimón, Leví y Yehudá, las cuatro primeras tribus de Israel. Dado que Rajel era estéril y le da a Yaacob su dama de compañía Bilha, y ésta concibe a Dan y a Naftali. También tuvo hijos con la sirvienta de Leá, Zilpá, y así nacieron Gad y Asher. Posteriormente Leá volvió a tener hijos, naciendo Isajar, Zebulún y Dina. El Eterno escuchó las plegarias de Rajel y la bendijo con el nacimiento de Yosef.
Yaacob se convirtió en una persona muy rica. Y decidió que ya era tiempo de alejarse de Labán y así, en su ausencia, tomó a sus esposas, hijos y todos sus bienes y volvió a su hogar, a la tierra de Israel. Pero al enterarse, Labán lo persiguió alcanzándolo en las montañas de Guilad. Pero Hashem se le apareció en un sueño durante la noche y le advirtió que no intentara hacer regresar a Yaacob a Jarán. No obstante Labán le inquirió sobre el haber partido tan rápidamente y también lo acusó por haberle robado sus idolatrías, asunto sobre el que Yaacob no sabía pues fue Rajel quien lo hizo para evitar que su padre continuara con esas prácticas. Labán a pesar de haber tratado de encontrarlas, no lo logró.
Yaacob y Labán acordaron pacíficamente, y se separaron. Yaacob continuó su viaje hacia el enfrentamiento con su hermano Esav y en su camino encontró ángeles del Todopoderoso y a ese lugar lo llamó Majanaim.
sábado, 18 de noviembre de 2017
viernes, 17 de noviembre de 2017
jueves, 16 de noviembre de 2017
martes, 14 de noviembre de 2017
domingo, 12 de noviembre de 2017
Comentario sobre la Parashá Toledot - Genealogía
Torá desde Jerusalem
Parashá Toledot - GenealogíaLibro Bereshit / Génesis (25:19 a 28:9)
Parashá Toledot - GenealogíaLibro Bereshit / Génesis (25:19 a 28:9)
“Y rogó Itzjak al Eterno...” (Génesis 25:21)
“...Y rogó Itzjak al Eterno junto a su esposa, pues era ella estéril y le aceptó el Eterno y concibió Ribká su mujer”. Muchos principios sobre la importancia y reglas del rezo se aprenden de este pequeño relato de la Torá, a través de la plegaria de Itzjak y Ribká.
Conceptos como: “No se compara el rezo del necesitado con el que no está necesitado”, “Todo el que pide por su compañero, Hashem le responde primeramente por sus necesidades”, “En todo lugar donde me implores, llegaré y te responderé”, “No se compara el rezo de un justo, de procedencia de tzadikim, con la petición de un justo de procedencia dudosa”.
Del estudio de las plegarias de nuestros antepasados entenderemos los conceptos de Halajá, por los que toda persona debe dirigirse por medio de las Tefilot a implorar al Todopoderoso por sus necesidades y nunca desesperarse de la situación por más compleja y difícil que sea. Como le criticó el Rey Hizkiyahu al profeta Yeshayahu, cuando este último fue enviado por Hashem para anunciarle su pronto fallecimiento, a lo que el Rey Hizkiyahu, hombre temeroso de Hashem y gran erudito de la Torá le pregunto al profeta por la razón de dicho dictamen, a lo que le respondió el profeta, por no haberse casado y no haber deseado tener descendencia. Le comentó el Rey que había decidido no casarse para no tener hijos ya que le había sido anunciado en su “Ruaj Hakodesh” que su descendencia no seguiría los caminos de la Torá, a lo que le criticó el profeta: “...y en las cuentas de Hashem ¿quien te manda indagar?, debieras haber cumplido tu obligación y lo que Hashem disponga no es de tu incumbencia”. Tras reconocer su equivocación, pidió casarse con la hija del profeta a lo que éste se negó, señalándole: “No es Hashem un ser humano para arrepentirse”, a lo que pidió el rey que terminara su mensaje y saliera de delante de él, ya reconoció estar equivocado, “pues así me enseñaron en la casa de mis antepasados: Aunque tenga la espada puesta sobre el cuello no se desespere por las desgracias”.
Dijeron nuestros Sabios: La plegaria, el arrepentimiento y la Tzedaká abolan todo dictamen, y así lo recitan los ashkenazim en los rezos de Rosh Hashaná y Kipur. Continúa la Torá y nos comenta sobre el embarazo de Ribká y nos dice: “Y pugnaban sus hijos dentro de ella y dijo: “Si es así, ¿por qué esto me acontece? consultó al Eterno”. Nos explica el Midrash que la problemática de Ribká comenzó cuando al pasar junto el Bet Hamidrash de Torá de Sem y Ebed, sentía como el feto deseaba salir y le alegraba mucho, pero ocurría que cuando pasaba cerca de los templos de idolatría sentía que también deseaba salir por lo que se sintió confundida. ¿Cómo podía ser que el feto no tuviera sus inclinaciones definidas? Ella sabía que el Todopoderoso crea a las criaturas con inclinaciones definidas, quien será tzadik y quien será perverso y a todos nos dio la Torá como medio para poder sobreponernos sobre nuestras inclinaciones naturales, como está dicho: “Te crié con malas inclinaciones (Yetzer Harah) pero te di la Torá de remedio (Torá Tablín)”. Pero Ribká no alcanzaba a entender como podía el mismo feto a sentirse atraído a la vez por el bien y el mal, por lo cierto como por lo falso, hasta que Hashem le aclaró que tenía mellizos en su vientre cosa que la tranquilizó.
Pero ¿cómo puede ser que Ribká se tranquilizó al saber que su hijo no era un mediocre sino, que engendraría dos hijos, uno de ellos con tendencias idólatras? Ribká sabía que hasta el idólatra definido tiene la opción de corregir su camino y volver a la Torá, pero el confuso que no sabe lo que es, no podrá ser nunca conciente de su situación y por lo tanto no se podrá corregir.
Así lo encontramos en la Hagadá de Pésaj cuando decimos: “Como a cuatro hijos hablo la Torá: Jajam, Rashá, Tam, Eno Yodea Lishol (Sabio, Perverso, Ingenuo, No sabe preguntar)”. Sabiendo que el orden tiene una gran importancia en la Torá y los dichos de nuestros Sabios, ¿cómo puede ser que colocaron al perverso en segundo lugar delante del Tam y del desconocedor? La respuesta es muy sencilla: la capacidad del perverso está muy cerca del sabio, toda su falla se encuentra en el error, solamente debe darse cuenta de su equivocación para colocarse al nivel del sabio, mientras que el ingenuo y el desconocedor, están lejos de poder llegar a la capacidad del sabio. Es por eso que Ribká sufría al creer estar embarazada de un niño indefinido, que no sabía diferenciar entre el bien y el mal o la verdad y lo falso, y esa es la razón que nuestros Sabios contemporáneos vieron en los movimientos de judíos como el conservador, reformista, neo-reformista, y quien sabe cuantos títulos más que podríamos encontrar en el “lego” de nuestro pueblo. Un peligro mucho mayor que el liberalismo, pues éste no intenta tergiversar la Torá a intereses o necesidades, sino simplemente no le interesa y el día en que tenga la oportunidad de interesarse por su conocimiento, no estará envuelto de falsedades causadas por intereses o necesidades, y no por que la Torá no permita la discusión o el pluralismo de ideas, todo lo contrario toda nuestra tradición y Torá están basadas en la diversidad de opiniones, pero con una sola condición fundamental: que las opiniones tienen que estar basadas en el conocimiento y en la integridad. Millones de comentarios, estudios y polémicas han acompañado cada letra y palabra de la Torá, mucho más cada una y una de las imposiciones rabínicas o limitaciones o costumbres que se fueron definiendo a lo largo de la historia de nuestro pueblo, y no pueden ser borradas o denegadas con la única excusa que el mundo cambió. “Más cuidó el Shabat al Pueblo de Israel, que lo que cuidó el Pueblo de Israel al Shabat”.
Shabat Shalom.
Rab Shlomó Wahnón
Parashá Toledot - Genealogía
Torá desde Jerusalem
Parashá Toledot - GenealogíaLibro Bereshit / Génesis (25:19 a 28:9)
La parashá de esta semana inicia su relato recordando que en los primeros veinte años de casados, Itzjak y Ribká no habían tenido hijos. Luego de rezarle al Todopoderoso, Él los bendijo, concibiendo Ribká a los mellizos Esav y Yaacob. El nacimiento es extremadamente doloroso para Ribká, y Di-s le revela que su sufrimiento es un preludio microcósmico del conflicto que habrá en el mundo entre las dos grandes naciones: Edom-Roma e Israel, descendientes de sus mellizos. Esav nace primero, y trata de prevenir el nacimiento de Yaacob, pero Yaacob se agarra del talón de Esav y emerge al mundo.
A medida que fueron creciendo el contraste entre los mellizos fue cada vez más aparente. Esav fue el mayor, y se dedicó a tareas de campo, siendo cazador, un hombre de campo, del mundo físico, mientras que Yaacob fue un gran estudioso de Torá, desarrollando su espíritu. Esav fue el hijo preferido de Itzjak, mientras que Yaacob lo fue de su madre.
En el día del funeral de su abuelo Abraham, Yaacob estaba cocinando sopa de lentejas, la comida tradicional de duelo. Esav entró bruscamente, hambriento, después de un día de caza, y vio que Yaacob estaba cocinando lentejas rojas, y le pidió a su hermano que le diera rápidamente de comer de ese guisado. Entonces Yaacob le dijo que a cambio de esa comida, le vendiera su primogenitura(y sus responsabilidades espirituales correspondientes), ya que Esav no mostraba interés en ella y así, comiendo y bebiendo menospreció sus derechos de primer hijo.
Comenzó una época de hambruna e Itzjak trató de escapar a Egipto cuando el hambre llegó a Canaán, pero Di-s le recuerda que la Akedá - ofrecida como un sacrificio - lo santificó, y debía quedarse en la Tierra Santa. Entonces, se traslada a Guerar, en la tierra de los Plishtim, tierras del Rey Abimélej. Fue que se le apareció el Eterno para afirmarle la promesa que le hiciera a Abraham, su padre, que su descendencia sería tan numerosa como las estrellas del Cielo y que recibirían como herencia la tierra de Canaán.
Así como lo hizo su padre, Itzjak dijo a los habitantes de Guerar que Ribká era su hermana, hasta que el propio Abimélej descubrió que no lo era, y ordenó que nadie causara daño alguno a Itzjak o a su esposa. Itzjak prosperó y fue envidiado por la gente de Guerar, por lo que Abimélej le pidió que abandonara esa región.
Itzjak vuelve a cavar los tres pozos cavados por su padre, proféticamente aludiendo a los tres Batei Mikdash (Templos) que serán construidos en el futuro.
Itzjak se desplazó a Beer Sheva donde fue visitado por Abimélej y viendo que Itzjak era una persona agraciada por el Eterno, acordó firmar con él un tratado de paz. Entretanto Esav se casó con dos mujeres hititas.
Itzjak ya era anciano y había perdido la vista y sentía que debía bendecir a su hijo mayor. Por ello le pidió a Esav que fuera al campo a cazar y que luego le cocinara una comida sabrosa y luego procedería a bendecirle. Ribká oyó la conversación y decidió que Yaacob vistiera con ropas de Esav, cubriendo sus manos y su cuello con piel de cabra para que aparentara el vello de su hermano. Preparó una comida y así envió a Itzjak hacia su padre Yaacob. En un principio Yaacob dudó si quien se presentaba era su hijo Esav o no, pero luego al sentir sus manos aparentemente velludas, se tranquilizó. Luego Itzjak le pidió a su hijo que se acercara, y Yaacob lo hizo y le besó. Itzjak lo bendijo.
Llegó Esav de su caza y preparó comida para su padre y se acercó a éste para recibir la bendición. Pero Itzjak descubrió que fue Yaacob quien recibió de él la bendición. Igualmente bendijo a Esav, prediciendo que sus descendientes vivirían por la espada y servirían a los descendientes de Yaacob. Esav odió a Yaacob y planeó matarle cuando muriera su padre. Ribká, enterada de esto, envió a Yaacob hacia Jarán, a lo de su hermano Labán hasta que la ira de Esav se supere. Itzjak bendijo nuevamente a Yaacob para que las bendiciones de Abraham se cumplieran entre él y sus descendientes y heredasen la tierra de Canaán. Asimismo le ordenó no tomar esposa de las hijas de Canaán y que sólo lo hiciera de Padán Aram, entre las hijas de Labán. Esav comprendió que las hijas de Canaán eran malas a los ojos de Itzjak y decidió tomar otra mujer, Majalat hija de Ishmael, hijo de Abraham.
viernes, 10 de noviembre de 2017
miércoles, 8 de noviembre de 2017
martes, 7 de noviembre de 2017
Poema: Cuando Yo me vaya
Poema: Cuando Yo me vaya
Cuando yo me vaya,no quiero que llores, quédate en silencio, sin decir palabras, y vive recuerdos, reconforta el alma.
Cuando yo me duerma, respeta mi sueño, por algo me duermo; por algo me he ido.
Si sientes mi ausencia, no pronuncies nada, y casi en el aire, con paso muy fino, búscame en mi casa, búscame en mis libros, búscame en mis cartas, y entre los papeles que he escrito apurado.
Ponte mis camisas, mi sweater, mi saco y puedes usar todos mis zapatos. Te presto mi cuarto, mi almohada, mi cama, y cuando haga frío, ponte mis bufandas.
Te puedes comer todo el chocolate y beberte el vino que dejé guardado. Escucha ese tema que a mí me gustaba, usa mi perfume y riega mis plantas.
Si tapan mi cuerpo, no me tengas lástima, corre hacia el espacio, libera tu alma, palpa la poesía, la música, el canto y deja que el viento juegue con tu cara. Besa bien la tierra, toma toda el agua y aprende el idioma vivo de los pájaros.
Si me extrañas mucho, disimula el acto, búscame en los niños, el café, la radio y en el sitio ése donde me ocultaba.
No pronuncies nunca la palabra muerte. A veces es más triste vivir olvidado que morir mil veces y ser recordado.
Cuando yo me duerma, no me lleves flores a una tumba amarga, grita con la fuerza de toda tu entraña que el mundo está vivo y sigue su marcha.
La llama encendida no se va a apagar por el simple hecho de que no esté más.
Los hombres que “viven” no se mueren nunca, se duermen de a ratos, de a ratos pequeños, y el sueño infinito es sólo una excusa.
Cuando yo me vaya, extiende tu mano, y estarás conmigo sellada en contacto, y aunque no me veas, y aunque no me palpes, sabrás que por siempre estaré a tu lado.
Entonces, un día, sonriente y vibrante, sabrás que volví para no marcharme.
Autor: CARLOS ALBERTO BOAGLIO
domingo, 5 de noviembre de 2017
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Comentario sobre la Parashá Jayé Sará - Vida de Sará
Torá desde Jerusalem
Parashá Jayé Sará - Vida de SaráLibro Bereshit / Génesis (23:1 a 25:18)
“Estos son los días de Sará...”(Génesis 23:1)
“Estos son los días de Sará cien años y veinte años y siete años”. Preguntaron nuestros Sabios el por qué de la redundancia al expresar cien años y veinte años y siete años, a lo que responde Rashi en nombre del Talmud, que son las tres etapas de una mujer: la infancia hasta los siete, la juventud hasta los veinte y la mayoría de edad. La infancia con su belleza, la juventud con su inocencia y la mayoría de edad con su responsabilidad.
Tras el fallecimiento de Sará, Abraham ordena a su mayordomo Eliézer y le recuerda la Bendición Divina: “Y el Eterno bendijo a Abraham Bakol (en todo)”. Bakol en guematria valoriza igual que Ben para enseñarnos que no existe una bendición verdadera sino la descendencia, ya que todos los bienes de que podamos ser merecedores no siempre son para el bien de la persona, como dijo la Mishná en el Pirkei Avot: “Marvá Nejasim Marvá Daagot” (¡Muchos bienes, muchas preocupaciones!) pues todos somos conscientes de que los deseos nunca se completan, sino solamente satisfacen momentáneamente: “quien tiene cien quiere doscientos y quien tiene doscientos quiere cuatrocientos” por lo que, “no hay quien se despida de este mundo ni con la mitad de sus deseos cumplidos”.
La búsqueda desesperada de logros se ha convertido en el emblema de nuestra era, donde no vivimos el presente sino que ansiamos el futuro. ¡Aún no sacó Microsoft la última versión de un programa, cuando todos ya se preguntan sobre la nueva versión programada para el año siguiente!.
¿Acaso nuestros abuelos eran menos felices por no haber tenido computadora o nuestras bisabuelas cocinaron peor por no tener hornos microondas o horno de vapor? ¿Hacia dónde se dirige la humanidad en esa carrera sin metas, que tanto persigue?
Abraham Avinu fue rico en propiedades, pero no fue esa su verdadera fortuna; su fortuna se encontraba en la riqueza de espíritu, él sabía adónde llegaba su carrera, tenia clara su meta, no una meta que cambia como lo es la moda todos los años, su meta estaba definida, era trascendente y por eso veía en su descendencia su riqueza.
La sociedad moderna ve en los hijos una carga, un esfuerzo, un símbolo de falta de inteligencia, a la familia numerosa como algo anacrónico y a la “programación” familiar como una obligación social. Nos habremos preguntado alguna vez ¿qué significa un hijo? Para Abraham estaba claro que un hijo significa ¡Todo!.
Muchas comunidades acostumbran en el Sábado posterior a la boda cuando invitan al novio a la lectura del Séfer Torá, a recitarle tanto en hebreo como en arameo el relato de la nuestra parashá donde Abraham hace jurar a su mayordomo Eliézer el no tomar para su hijo Itzjak de las mujeres del lugar sino de una de las hijas de su tierra de su nacimiento. ¡Qué compromiso tan difícil el que acepta Eliézer!. ¿Cómo sabría Eliézer cuál sería la mujer que Itzjak deseaba? Acaso, ¿es una decisión lógica que se pueda decidir luego de completar un formulario de preguntas? Acaso, ¿conoce los gustos o los sentimientos de Itzjak?, o tal vez ¿conoce las discotecas que frecuenta Itzjak? Eliézer conoce muy bien a Isaac y sabe el orden de prioridades del mismo, cierto que la belleza es importante, la atracción necesaria, pero Eliézer sabe que los principios son aún más importantes y la condición de bondad que es necesaria para poder vivir junto a Itzjak, solamente la podrá encontrar donde han sido educados por tradición a lo largo de las generaciones, en la tierra de Abraham, en la tierra de su nacimiento, de su familia y es por eso que, cuando Eliézer pide a Hashem le haga encontrar a la mujer optima para Itzjak dice: “y será la joven que pida inclíname tu jarro y beberé y me diga, bebe y también a tus camellos les daré de beber, así sabré que está destinada para Itzjak”. Eliézer como buen discípulo de Abraham sabe diferenciar entre valores y atractivos, entre verdades y temporarias, esa condición difícilmente se puede encontrar en los cines o en los parques de atracciones, pero sí se puede encontrar frente a un pozo de agua, símbolo de la sencillez, de la vida, de la Torá.
La Haftará de la semana nos comenta sobre los últimos días del reinado del Rey David: “Y el Rey David anciano, avanzado en años, le cubrían con vestidos y no se calentaba…” a lo que preguntan nuestros Sabios, ¿por qué no se calentaba?, ya que en la vejez el calor del cuerpo disminuye, pero si lo tapaban con vestimentas no era lógico que el poco calor que creaba su cuerpo no lo calentara. A lo que respondieron nuestros Sabios que el Rey David fue castigado “Midá Keneged Midá” en la misma situación en que el Rey David despreció la vestimenta, por lo que los vestidos lo despreciaron a él. Despreció la vestimenta cuando escapándose de la persecución del Rey Shaúl se escondió en el interior de una cueva, donde entraría más tarde Shaúl sin saber sobre la presencia de David en la misma. David pudo haber matado al Rey Shaúl pero en contra de su derecho no quiso levantar su mano sobre el ungido Rey, sin embargo, nos comenta la Torá que cortó de la vestimenta de Shaúl, y en eso se equivocó David, en el desprecio innecesario que tuvo con las vestiduras de Shaúl.
Que diríamos hoy en día, cuando la moda nos hace despreciar lo que solamente ayer era lo más apreciado, o la facilidad y el “made in China” nos hace sentir que todo es desechable y de un solo uso. ¡Qué triste que pocas cosas, y cada vez menos, no sean cuidadas con aprecio y cariño y tienen un significado por encima que su simple beneficio.
Volvamos a la plancha de la abuela que pasaba por herencia o el hornillo de petróleo que era recordado como un emblema.
Shabat Shalom.
Rab Shlomó Wahnón
Parashá Jaye Sará - Vida de Sará
Torá desde Jerusalem
Parashá Jaye Sará - Vida de Sará
Libro Bereshit / Génesis (23:1 a 25:18)
Comienza la parashá de esta semana relatando la muerte de Sará quien tenía ciento veintisiete años de edad. Sará murió en Kiryat Arba, Hebrón y en ese lugar Abraham compró un campo y la cueva de Majpelá para sepultarla allí. Abraham guardó duelo por su esposa.
Abraham ansiaba casar a Itzjak, su hijo, y para ello encargó a su sirviente Eliézer encontrar la mujer apropiada para Itzjak. Abraham hizo prometer a Eliézer que no elegiría esposa entre las hijas de los cananitas. Tenía que ir a la tierra natal de Abraham y encontrar allí a la compañera para Itzjak.
Eliézer se aprestó para llevar a cabo la orden de su amo y así preparó diez camellos cargándolos con muchos regalos que Abraham le dio, y comenzó su viaje hacia Aram Naharaim, la tierra de nacimiento de Abraham. Llegó por la noche y junto a un pozo fuera de la ciudad, rogó a Hashem para que pudiera encontrar la persona adecuada para Itzjak. Así en su oración al Eterno, dijo que pediría agua a una joven que estuviera junto al pozo, y sería aquella que le respondiera que daría agua a él y sus camellos. Esa sería la mujer elegida por el Todopoderoso.
Pero antes de finalizar Eliézer con su plegaria al Eterno, llegó al pozo Ribká a llenar su cántaro y Eliézer corrió hacia ella para pedirle agua. Ribká le dio de beber y prontamente sacó agua para dar a los camellos. Eliézer entendió que ella era la mujer designada por Hashem y le dio regalos. Eliézer se inclinó y se prosternó ante el Eterno, bendiciéndolo por Su bondad hacia Abraham. Ribká era nieta de Najor, hermano de Abraham.
Luego Ribká llevó a Eliézer hacia su casa y él contó todo lo acontecido hasta ese momento. Un hermano de Ribká, Labán salió al encuentro del visitante. Toda la familia estuvo de acuerdo con su unión con Itzjak y así es que permitieron que Ribká viajara a la tierra de Canaán para su casamiento.
Ribká conoció a Itzjak y éste la desposó.
Abraham tomó como esposa a Keturá y tuvo con ella otros seis hijos. Dio regalos a todos sus hijos, pero dejó toda su herencia a su querido hijo Itzjak. Abraham murió a la edad de ciento setenta y cinco años y fue enterrado por sus hijos Itzjak e Ishmael en la cueva de Majpelá junto a Sará.
sábado, 4 de noviembre de 2017
Comentario sobre la Parashá Parashá Vayerá - Y apareció
Torá desde Jerusalem
Parashá Vayerá - Y aparecióLibro Bereshit / Génesis (18:1 a 22:24)
Parashá Vayerá - Y aparecióLibro Bereshit / Génesis (18:1 a 22:24)
“Abraham, Abraham” (Bereshit 22:11)
Dijo la Mishná en el Pirkei Avot (perek 5 mishná 19): "Todo el que posea las siguientes cualidades es discípulo de Abraham y el que posea los defectos contrarios, discípulo de Bilham". Con buenos ojos ve las cosas, con humildad y sencillez alumno de Abraham Avinu, comenta Rebí Ovadia de Bartenura: Con “buenos ojos” no envidia la propiedad ajena, pues así dijo Abraham después que liberó al Rey de Sodoma: "Ni un hilo ni un cordón tomaré de todo lo que es tuyo". Humildad, como expresó Abraham Avinu al dirigirse por segunda vez al ángel de Hashem para evitar la destrucción de Sodoma: "…Y yo soy polvo y ceniza". Sencillez, la prudencia y la abstinencia de los deseos, como encontramos en Abraham que dijo a su mujer: “He aquí que ahora sí que eres una mujer de bella apariencia. En cambio, la envidia, la soberbia y la codicia son contrarias al legado de Abraham Avinu.
La Torá nos comenta como Abraham Avinu a tres días de su Brit Milá que él mismo se realizara, en un día de mucho calor, y con razones suficientes que justificarían todo tipo de disculpa, sentía la falta de posibilidades por hacer bondad. ¡Qué elevación!.
Tras la destrucción de Sodoma y Gomorra, nos relata la Torá la sensación de las dos hijas de Lot que consideraron ser las únicas sobrevivientes del universo, por lo que creyeron haber vuelto a la situación en que se encontró el primer hombre Adam Harishón y sus hijos, en que no existía la prohibición de incesto por ser los hermanos los únicos seres de la tierra. Así también critica la Torá el comportamiento de la hija mayor que lo hizo con descaro dando a conocer el hecho cuando nombró a su hijo como Moab (de mi padre), a diferencia de su hermana que lo ocultó cuando nombró a su hijo Amón (de mi pueblo). El descaro, la falta de recato es uno de los defectos más graves en los que puede incurrir el ser humano aún cuando los hechos en sí, son necesarios.
Abraham no representa solamente al patriarca biológico del pueblo de Israel, sino muchísimo más: es el patriarca espiritual de su descendencia. Abraham simboliza la lucha por la verdad, cuando desde su niñez lucha contra la idolatría, ya que no puede aceptar que las imágenes que su padre fabrica sean la razón creadora. Así como fiel defensor del pueblo cuando tras enterarse del dictamen de la destrucción de Sodoma y Gomorra intenta evitarla con la crítica de ser injusta la condena de justos por culpables, así como la entrega sin limites, cuando Hashem le exige entregar lo más querido por Abraham, su propio hijo y no un hijo cualquiera sino ese hijo que tuvo a los cien anos de edad y sobre el que ha puesto su esperanza y deseos. Abraham no cumple el dictamen por obligación, sino que para Abraham el dictamen es la obligación, habiendo podido formular excusas tales como, de qué manera se cumplirían las promesas que el Eterno le había asegurado con respecto a Itzjak, dónde quedaba la obligación de salvaguardar la vida como principio primordial.
¡Abraham no es un fanático ciego que sigue la fe sin preguntas!. Cuando Hashem le promete la tierra de Israel, Abraham pregunta: ¿Cómo sabré que la heredaré? Con respecto al sacrificio de Itzjak, Abraham no interroga pues sabe que su pregunta es interesada, ya que a nivel del interés está la imposibilidad de aceptar respuesta.
Cuentan sobre uno de nuestros rabinos de finales del siglo XIX, cuando el ejército del Zar de Rusia acostumbraba a enrolar niños a la academia militar, entre ellos a muchos niños judíos, los que lógicamente después de años de estar apartados de todo contacto con el judaísmo y sus familias, perdían todo concepto de Torá y mitzvot. Uno de estos niños al cabo de muchos años, ya siendo oficial del ejército se encontró con el rabino de su ciudad al que arrogantemente y a manera defensiva le retó diciendo: Rabino si me responde a mi pregunta de una manera convincente dejaré mi carrera militar y volveré a mis costumbres de antaño, a lo que le respondió el Rabino: antes que me formules la pregunta, que no dudo tiene respuesta te quiero preguntar, ¿la duda te apareció antes o después? A lo que contestó el joven, ¿antes o después de qué? Antes de transgredir los preceptos de la Torá o después de transgredir los preceptos de la Torá, respondió el Rabino. Si preguntas por las dudas de antes de transgredir no tengo duda de encontrar la respuesta convincente, pero si estás preguntando por las dudas después de transgredir los preceptos de la Torá estas buscando excusas a tus hechos, y respuestas convincentes a excusas interesadas no existen.
Abraham no buscaba respuestas a excusas sino el conocimiento de la verdad y es por eso que con respecto al sacrificio de Itzjak, seguro que tenía intereses, por ello no formuló preguntas.
Shabat Shalom.
Rab Shlomó Wahnón
Parashá Vayerá - Y apareció
Torá desde Jerusalem
Parashá Vayerá - Y aparecióLibro Bereshit / Génesis (18:1 a 22:24)
La parashá de esta semana relata el momento en que Abraham estaba sentado, luego de su circuncisión (Brit Milá) frente a su tienda y a la espera de algún visitante con quien cumplir la mitzvá de guemilat Jésed. Aparecieron tres visitantes a los que Abraham les dio la bienvenida y agasajó. Abraham se apresuró a atenderlos con gran hospitalidad, a pesar de que en el tercer día es cuando la circuncisión causa mas dolor.
Pero en realidad éstos eran ángeles enviados por el Eterno, corporizados como seres humanos, y que venían a cumplir ciertas misiones en este mundo. Así es como un ángel informó a Abraham que al cabo de un año Sará, su esposa, le daría un hijo. Sará rió en su interior, ya que a sus noventa años de edad, esa noticia le parecía increíble.
Hashem criticó a Sará por su duda, por no haber confiado con su corazón en la promesa del Todopoderoso.
Luego otro ángel curó a Abraham el malestar que aún sentía por su circuncisión.
El tercer ángel debía cumplir con su misión que era la destruir las ciudades de Sedom y Amorá (Sodoma y Gomorra). Pero previamente Hashem informó a Abraham sobre este asunto y él pidió al Eterno que tuviera misericordia con los habitantes de esas ciudades, argumentando que los hombres justos no debían ser eliminados junto con los perversos.
Abraham Avinu dijo en su alegato, "Si se encontrara en esa ciudad 50 hombres justos ¡sería lógico salvar a la ciudad por ellos! ¿Acaso Tú no harás justicia e impedirás que mueran esos 50 piadosos por causa del resto?". Y Di-s le contesta que no destruiría la ciudad si realmente hubiesen 50 hombres justos. Abraham "negocia" con Di-s bajando el número a 10 hombres justos. Luego, Hashem le prometió que no los destruiría si encontraba por lo menos diez tzadikim. De todas maneras, ni siquiera 10 hombres encuentra.
Los malajim fueron a casa de Lot en Sedom, y allí los habitantes enterados de sus presencias, trataron de molestar a los visitantes y Hashem los castigó produciéndoles ceguera.
Los ángeles informaron a Lot que debía inmediatamente abandonar la ciudad junto con su familia. Lot dudó pero los malajim lo tomaron con su esposa y sus dos hijas, y lo llevaron fuera de la ciudad. El Eterno derramó azufre y fuego sobre las ciudades de Sedom y Amorá destruyendo así toda el área.
Los ángeles advirtieron sobre no observar el castigo que cayó sobre esos habitantes, pero la esposa de Lot desobedeció esa orden mirando la destrucción y por ello fue convertida en una estatua de sal.
Luego Lot se trasladó hacia una cueva en la montaña. Las hijas de Lot temiendo que como resultado de la destrucción no hubieran hombres para casarse, deciden embriagar a su padre y y tener descendencia a través de él, y hacer perpetuar a la humanidad. En ese lugar sus hijas dieron a luz a quienes serían luego los fundadores de las naciones de Moab y Amón.
De la hija mayor nació Moab y de la menor Amón.
Abraham se trasladó con su esposa hacia el Neguev, a la ciudad de Guerar en Beer Sheva. Declaró que Sará era su hermana y esta fue llevada al palacio de Abimélej, rey de Guerar, y Hashem le castigó con enfermedades y en un sueño se le apareció señalándole que debía devolver a Sará a su esposo, caso contrario moriría. Abimélej presuroso la devolvió a Abraham y a su vez le dio muchos regalos.
Transcurrido un año, tal como les fue prometido, Abraham y Sara tienen un hijo, al que Abraham llamó Yitzjak. Por orden de Dios, en el octavo día después del nacimiento, Abraham lo circuncida. Abraham hace una fiesta cuando Yitzjak es destetado.
Yitzjak crecía y Sará sentía que Ishmael ejercía una mala influencia sobre él. Entonces pidió a Abraham que alejara a Hagar y su hijo; Abraham se angustia al pensar que tiene que desterrar a su hijo, pero Dios le dice que escuche a Sará. Abraham aceptó el consejo luego de que Hashem le indicara hacerlo y también le aseguró que Ishmael sería el padre de una gran nación.
Hagar y su hijo, deambularon por el desierto, y allí Ishmael estaba sediento a punto de morir. Apareció un ángel que le indicó a Hagar un lugar donde había milagrosamente agua. Di-s le promete que va a ser el progenitor de una gran nación. Ishmael vivió en Parán y se casó con una mujer de Mitzraim.
Cuando Abimélej ve que Di-s está con Abraham, entra en una alianza con él.
Abraham fue siempre un servidor del Todopoderoso, habiendo sobrepasado nueve difíciles pruebas gracias a su fidelidad y devoción por Hashem. Pero fue la prueba número diez la más difícil de todas, ya que Hashem le ordenó tomar a su único hijo Yitzjak, quien tiene 37 años, y lo ofrendara como sacrificio. Abraham acepta, aunque esto iría a anular a la nación judía y al mismo tiempo contradice su enseñanza en contra del sacrificio humano. Abraham llevó a cabo esa orden a la mañana siguiente, bien temprano partiendo al lugar indicado por el Eterno, en una montaña de Moriá. Allí construyó un altar y ató a Yitzjak a la madera y en el momento de tomar el cuchillo para sacrificarlo la voz de un ángel lo detuvo indicándole no hacer daño a su hijo. Luego Abraham encontró un carnero enredado en los arbustos, sacrificándolo. Por su obediencia incuestionable, Di-s le promete que aunque el Pueblo Judío peque, nunca estará completamente dominado por sus enemigos. El Todopoderoso lo bendijo señalando que sus hijos (los Bnei Israel) serían numerosos y que heredarían las ciudades enemigas.
La parashá finaliza con una genealogía y con el nacimiento de Ribká.
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