LUZBY BERNAL

martes, 7 de junio de 2011

LA MENTE DE DIOS ES MÁS GRANDE QUE LA NUESTRA


LA MENTE DE DIOS ES MÁS GRANDE QUE LA NUESTRA

apologista | junio 7, 2011 at 3:36 pm | Etiquetas: creador, Dios, mente, universo | URL: http://wp.me/p6Hrw-aun
Job 9: 9-10: "El hizo la Osa, el Orión y las Pléyades, Y los lugares secretos del sur; El hace cosas grandes e incomprensibles, Y maravillosas, sin número. ".
El universo entero y todas sus fuerzas fueron previstos y creados a partir de la mente de Dios. Ya que él es Dios, no se vio obligado a hacer algo en cierto modo.
El estudio del universo y sus fuerzas se llama cosmología. El cielo nocturno es una impresionante visión para quien lo ve muy lejos de las luces de la ciudad. Como cosmólogos, mirar al espacio es ver misterios que no pueden explicarse. Estos misterios literalmente pueden causar que las supercomputadoras puedan tener crisis nerviosas para ponderar lo imponderable. Uno pensaría que el cosmólogo sería el más probable que la mayoría en reconocer el genio de Dios.
Algunos investigadores recientemente dieron a un superordenador la tarea de calcular los resultados del colapso gravitacional de una gran colección de materia en el espacio. El resultado fue lo que los científicos llaman un "infinito". Esto significa que la respuesta al problema matemático es tan complejo que ningún científico puede calcularlo.
Ningún equipo, ni siquiera el más poderoso en el mundo, está a la altura! El equipo que llegó a la respuesta incomprensible admite que la ciencia moderna realmente sabe muy poco acerca de la naturaleza del cosmos.
Los cosmólogos saben que el universo no es un accidente. Esperan que el universo tenga leyes y sentido. Mientras aprenden más sobre el universo, están ganando una mayor apreciación de la Mente que ha dado origen al universo. El estudio de la cosmología ha llevado incluso a algunos de los ateos más endurecidos a admitir que a veces la idea de un Dios creador no parece tan descabellada.
Notas:
Peterson, i. 1991. "Arrojando luz sobre la censura cósmica". Noticias de la ciencia, v. 139, el 16 de marzo de 1991. p. 148.

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