V.B. Anglada ~ El Centro Místico del Corazón.
Las
personas inteligentes y de buena voluntad del mundo, sea cual fuere su
nacionalidad, su fe o su creencia, están vinculadas necesariamente con
un principio ético universal. Este principio ético está representado en
el corazón de todos ustedes. Habitualmente aceptamos el corazón sólo
como un órgano destinado a producir la energía que da vida al organismo
físico; ha llegado el momento, sin embargo, de que al corazón se le
asigne su verdadero valor causal o divino.
Naturalmente, que
hablar del corazón hoy día, dentro de un mundo inmerso en tantas crisis y
dificultades, con el sufrimiento engendrado por las vicisitudes de
tantos acontecimientos negativos puede aparecer como un romanticismo o
como algo superficial. Yo les digo a ustedes que están aquí porque su
corazón así lo ha dispuesto; el corazón sabe más que nosotros mismos, si
podemos utilizar esta expresión, la mente se limita a observar, a
efectuar deducciones, a crear obstáculos a veces a la propia vida
individual.
El corazón jamás les traiciona, jamás se equivoca, y
naturalmente, debido a la presión de los tiempos, a la angustia del
corazón oprimido de tantos seres humanos que han perdido su fe en sí
mismos y en los demás, el corazón real, aquel que nos da vida y
santifica nuestra conducta, está exigiendo de nosotros un esfuerzo de
adaptación a sí mismo.
A través del tiempo, hemos creado un
sinnúmero de edificaciones internas para buscar el centro místico del
corazón, llámesele Dios, la Verdad , la Luz etc.; sin embargo, la
condición misma de esta estructura buscando una finalidad definida, que
es genuinamente mental, nos ha apartado radicalmente de este centro
místico del corazón, y por tanto, faltos de este convencimiento vivo,
que sólo lo da el convencimiento místico de la Verdad , hemos perdido la
fe en todo cuanto nos rodea, y lo que es peor, la fe en nosotros
mismos, en aquello que está más allá de las características mentales del
afán de las locas conquistas y también del esfuerzo por dominar el
deseo sujeto a la presión del tiempo.
Entonces, se le presenta
al investigador profundo, a aquella persona inteligente y analítica que
ha ido observando progresivamente la ilación de los acontecimientos
vitales tal como se desarrollan en la humanidad, que se ha dado cuenta
de las crisis y dificultades que acompañan la acción del tiempo, que ha
reconocido sin duda, porque es aparente, que ningún sistema político,
ni religioso, ni social, ha logrado introducir al hombre en la cámara
secreta de sí mismo, lo cual implica ante todo y por encima de todo que
ha errado su camino.
Cuando existe en la humanidad organizada y
en el ambiente social donde desenvolvemos nuestras actividades
cotidianas, esta pérdida de fe y esperanza, es porque ha fallado la
estructura, sea cual fuere el nombre que le adjudiquemos, sea cual
fuere su importancia; la importancia de una estructura no depende de la
propia estructura, depende de los hombres que la gobiernan o de aquellos
que la han construido. Pero..., si falla el hombre en sí mismo, si
falla su fe en su propia estructura ¿qué será de la estructura que el
hombre haya construido?
Los tiempos actuales son rigurosamente
drásticos, y esto ustedes lo habrán comprobado sin son observadores
inteligentes de lo que está ocurriendo actualmente en el mundo y en su
propio país. Hay una convulsión total dentro de la organización
específica que rige los destinos de una nación, no solamente en la gran
República Argentina sino en todos los países del mundo se está
observando esta precipitación, yo diría de energía cósmica que está
produciendo un despertar interno en todos los seres humanos, sea cual
sea su condición, sea cual sea su fe, su creencia o los motivos
inviolables de su búsqueda. Así pues, ¿qué vamos a hacer, para reducir
el bagaje kármico de los acontecimientos del tiempo, qué vamos a hacer
para introducirnos virtualmente dentro de nosotros mismos donde se halla
el asiento inmutable de la Verdad ?
¿No será dejando de
depositar la fe en las estructuras que hemos construido? ¿No será,
asignándole a la mente una importancia secundaria?, porque la mente nos
ha traicionado, porque la mente que fabrica todas las complicaciones
del tiempo no nos ha deparado la Verdad que ansiamos, no ha llenado
nuestra vida de paz, de tranquilidad, de fe y de esperanza. Hay que
retornar al principio, hay que volver a lo que fuimos siempre, darnos
cuenta de lo que somos ahora, ver la diferencia entre la virginidad
absoluta del corazón y el pecado de la mente, aplicándole al pecado todo
ese sistema discriminatorio de valores psicológicos que nos han ido
separando los unos de los otros.
¿Cuál es esta condición
necesaria? No será un premio a la abnegación sino un triunfo de la
comprensión por encima de las decisiones de la mente, no se comprende
con la mente, con la mente se conocen las cosas, pero con el corazón se
comprende exactamente nuestra relación con los demás; y ahí, en esta
relación con los demás, ha fallado el espíritu del hombre.
Se
impone por tanto una reorientación total de todo nuestro equipo
psicológico, centralizando todas nuestras energías y dirigiéndolas hacia
el camino justo y apropiado, el camino que va hacia adentro y no el que
va hacia afuera. Hacia afuera, ¿qué es lo que vemos? El dolor, el
sufrimiento, la angustia, la esperanza, el temor de todo aquello que
hemos fabricado. Hacia adentro está lo desconocido, la paz inmortal, el
poder redentor, la salvaguarda de los intereses cósmicos.
Siendo
así, es posible, esta reorientación nacida de la comprensión y no del
conocimiento intelectual. El hombre puede ser un erudito, puede ser una
mente supercargada de conocimientos esotéricos o profanos y, sin
embargo, no tener la llave que abre la puerta que conduce al corazón.
Esto es evidente porque ustedes se darán cuenta que han fallado por su
base todas aquellas estructuras en las cuales habíamos confiado y si
falla la estructura es porque ha fallado la base de la propia creación, o
que la creación ha sido inducida por falsos móviles y hemos perdido así
nuestra capacidad de decidir por nosotros mismos, ya no decide el
hombre, decide la estructura que él mismo ha creado y en esta decisión
de la estructura se halla cerrado el camino que conduce al hombre
interno, al hombre interno que somos todos nosotros, este ser humano
glorioso en quien descansa la salvación del mundo, que no puede estar
sujeto a las variaciones temporales porque este ser interno vive en la
Gloria de lo eterno.
Y yo digo y afirmo, que la Gloria de lo
eterno está aquí entre nosotros, que no constituye una meta lejana sino
que nosotros podemos salvaguardar los valores del espíritu y producir el
nuevo tipo de hombre que anhela la sociedad del futuro, pero no
confiemos tanto en el futuro como en el presente, la única manera de
ser creadores, es empezar aquí y ahora un nuevo sentido de valores
éticos y sociales, basado en el conocimiento de sí mismos, basado en la
actividad interna, basado en la inoperancia del "yo conceptual" que ha
creado las modificaciones ambientales, que ha creado todo el sistema de
valores establecidos, que ha creado todos los departamentos de actividad
humana, y todo esto ha fracasado.
Ustedes se dan cuenta que ha
fracasado, aquello en lo que ustedes habían depositado su esperanza,
porque aquello no son ustedes, aquello es una creación inexacta,
incorrecta y, permítanme decirlo, hasta cierto punto inmoral, porque
inmoral es siempre la lucha entre las diversas estructuras mentales que
el hombre ha creado, nos peleamos por razones muy superficiales, como
por ejemplo el camino que conduce a Dios, el camino que conduce al
corazón. No discutimos en términos de corazón sino en términos mentales,
en términos de conocimientos, en términos de estructuras.
Ahora,
con la presión de la Nueva Era , con la presión de la energía cósmica
que el corazón humano está invocando se presenta la oportunidad de una
nueva gloria social basada siempre en la comprensión de los problemas
humanos, no en simples estadísticas y entonces surgirá triunfante la
Verdad que debe conducirnos a la Paz , al equilibrio de valores
psicológicos, en definitiva al Karma, la Ley de la justicia, que es paz
integral y es libertad absoluta.
Por Vicente Beltrán Anglada
Conferencias en Argentina - Santa Fe, 21 de octubre de 1985
Bibliografía relacionada:
El Corazón del Hombre como Centro Psicológico de la Vida
Hacia la Fraternidad Oculta del Corazón
El Lenguaje del Corazón
La Paz en el Corazón
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http://www.trabajadoresdelaluz.com.ar/index.php?ndx=2768
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