LUZBY BERNAL

martes, 6 de noviembre de 2012

La vida no siempre sigue las reglas de la física. Clave 12.

Varios/Otros ~ La vida no siempre sigue las reglas de la física. Clave 12.

¿Qué sucede si vivimos de forma que rompemos las reglas aceptadas de la física? O, ¿qué tal que ni siquiera sepamos que las reglas existen? ¿Es posible seguir el ejemplo de las partículas cuánticas que parecen hacer esto precisamente?

El sentido común nos dice que si algo existe en un lugar, no puede estar en otro al mismo tiempo, independientemente de lo que "eso" sea. Sin embargo, eso es precisamente lo que los experimentos han demostrado.


La pregunta obvia que sigue a tales descubrimientos es: si la materia de la cual el mundo está hecho puede estar en dos lugares a la vez, y nosotros somos parte del mundo, entonces, ¿por qué no podemos hacer lo mismo? ¿Por qué no podemos cumplir con nuestro deber en nuestro lugar de trabajo o en el salón de clases y al mismo tiempo estar disfrutando en una playa soleada o escalando una montaña en algún cañón? Aunque todos nos hemos pregun- tado en algunas ocasiones si tal cosa pudiera ocurrir, la posibilidad es realmente pura fantasía... ¿o no lo es?


Cuando escuchamos que algo poco usual ocurre en muchas ocasiones, en donde están involucrados muchas personas distintas, normalmente hay un poco de verdad en los informes. Aunque los detalles pueden variar, a menudo es posible rastrear el tema subyacente a un evento real en el tiempo. El Diluvio Universal es un ejemplo perfecto. A través de la historia, y en una multitud de culturas, hay un tema casi universal que ha sido relatado una y otra vez. Llevado a cabo en varios continentes, en diversos idiomas y con personas distintas, la historia y el resultado son casi idénticos.


Aunque los detalles varían, la historia está marcada de forma similar con informes de personas que se han bilocado, es decir, que han aparecido físicamente en diferentes lugares en el mismo instante en el tiempo. A menudo estas proezas se le atribuyen a yoguis, místicos o individuos que de alguna manera han dominado una habilidad latente (aunque no siempre es el caso). El punto en común que parece conectar estos informes es que las personas que lo han logrado, son por lo general maestros de las emociones humanas como el amor y la compasión. Con frecuencia, los informes están asociados con las obras sagradas de los santos y están bien documentados por misioneros, indígenas y otros que se cree que han sido testigos confiables de los milagros.


Por ejemplo, de los mejores casos documentados de bilocación de entre muchos atribuidos a San Francisco de Paula, hay uno acontecido en 1507. Mientras el santo estaba cumpliendo con sus deberes en el altar de la iglesia, algunas personas que vinieron a verlo se dieron cuenta que parecía encontrarse en un profundo estado de oración, y decidieron no molestarlo. Sin embargo, cuando salieron, quedaron más que sorprendidos al encontrarlo fuera de la iglesia de la cual ellos acababan de salir. Y no estaba solo, estaba hablando con los pueblerinos y otras personas que pasaban por la calle. Rápidamente, corrieron de regreso a la capilla para descubrir que seguía ahí, "perdido en la oración." De alguna manera, a través de un misterioso estado de conciencia, asociado con un estado de profunda meditación, San Francisco de Paula había aparecido ante las mismas personas en dos lugares durante el mismo periodo de tiempo.


Entre 1620 y 1631, María de Agreda, una monja que vivió 46 años en un convento en Agreda, España, relató más de 500 travesías a través del océano, a una tierra lejana. Según las personas que la conocieron y vivieron con ella, dijeron que jamás salió del convento. Sin embargo, María afirmaba que podía "volar" a cualquier lugar distante durante lo que llamaba sus "experiencias de éxtasis."


Dicho fenómeno podría estar hoy relacionado con un informe de hace 300 años que habla de la visión remota (la capacidad de ser testigos y percibir eventos desde lejos, dirigiendo la conciencia hacia un lugar preciso), excepto por una curiosa distinción: María de Agreda no solamente visitó las tierras que describió, sino que, además, le enseñó la vida de Jesús a los indígenas que conoció. Aunque solamente hablaba su español nativo, los indios podían entenderla mientras ella compartía con ellos las enseñanzas del gran maestro.


Los documentos de sus visiones aparecieron cuando el arzobispo de México, Don Francisco Manzo y Zúñiga, escuchó hablar de sus experiencias. Cuando envió misioneros a investigar, estos quedaron sorprendidos al encontrar que los indígenas del área ya conocían muy bien la vida de Jesús; tan bien que, de hecho, comenzaron a bautizar de inmediato a la tribu entera ahí mismo.


Casi una década más tarde, las jornadas místicas de María de Agreda fueron finalmente validadas. Mientras se encontraba bajo el voto de obediencia en una orden de la iglesia, describió los detalles íntimos de una tierra que jamás había visitado físicamente. Su descripción era tan completa que incluía las sutilezas del clima y los cambios de estaciones, así como los matices de las culturas y las creencias de las personas a quienes ella enseñaba.


Después de un "examen eclesiástico riguroso," las jornadas místicas de María de Agreda fueron declaradas auténticas por la iglesia y se le otorgó la consideración del "máximo rango entre los místicos de las eras antiguas. "


No todos los informes de bilocación datan de los lúgubres siglos XVI y XVII. Tan reciente como en la Segunda Guerra Mundial, hubo varios casos de santos apareciendo en muchos lugares al tiempo. Uno de los casos mejores documentados, es el del místico italiano Padre Pío. Siguiendo su promesa de que la ciudad de San Giovanni Rotondo, ocupada por los nazis, sería salvada de la destrucción por los aliados, se apareció en plena luz del día de una manera que era extraña incluso en los casos de bilocación.


Cuando los bombarderos llegaron sobre la ciudad para apuntar hacia los baluartes alemanes, la imagen del Padre Pío en una túnica color café apareció al frente de sus aviones, ¡suspendida en pleno aire! Al contrario de algunas apariciones breves que fueron reportadas bajo el estrés de condiciones bélicas, la imagen permaneció hasta que todos pudieron verla. Mientras estuvo ahí, fracasaron todos los intentos por liberar sus bombas sobre la ciudad.


Frustrados y desconcertados, los pilotos cambiaron de curso y aterrizaron sus aviones en un aeropuerto cercano con todas las bombas con las que habían comenzado su misión. Poco después, uno de los pilotos acudió a una capilla cercana. Para su asombro, en su interior estaba el mismo fraile que había visto suspendido en el aire al frente de su avión... ¡el Padre Pío!


El padre no era un fantasma ni la aparición de algún santo difunto desde hacía mucho tiempo, como lo sospechaba el piloto. Era real. Estaba vivo. Y ese día, había estado de alguna manera dos veces a la vez: en tierra, en la capilla, y en el aire, directamente al frente de los aviones. Aunque los aliados liberaron Italia, la ciudad de San Giovanni Rotondo se salvó de la destrucción, tal como lo había prometido el Padre Pío.


Cuando experimentamos algo que parece ocurrir más allá del dominio de lo que conocemos como cierto, a menudo lo catalogamos como un milagro. Entonces, ¿qué hacemos con los informes y los casos documentados de casos de bilocación y otras proezas en apariencia milagrosas que han ocurrido en más de 600 años? ¿Podemos descartarlos como puras fantasía o ilusiones vanas?... Posiblemente. Siempre existe la posibilidad de que hayan sido conjurados por personas con mucho tiempo de sobra o que deseaban honestamente que fueran ciertos.


No obstante, ¿qué tal que se trate de algo más? Si nos prueban más allá de toda duda que no estamos limitados por las leyes actuales de la física. Esa confirmación nos permite vernos bajo una nueva y poderosa luz, al ofrecernos algo más allá de la fe en que basar nuestras nuevas creencias.


Así como los iniciados, mencionados en el poema de la Introducción de este libro, encontraron una nueva libertad en sus experiencias inesperadas, si encontramos que podemos seguir las "huellas" de partículas cuánticas que funcionan más allá de las fronteras del tiempo y el espacio, entonces podemos ciertamente usar nuestra habilidad de sanar nuestros cuerpos y de traer alegría a nuestras vidas.


La clave es: para hacer lo que parece imposible, una persona tiene que primero ir más allá de los límites de lo que se pensaba como cierto. Así como los iniciados descubrieron que tan pronto se sobrepusieron a su miedo de la 'orilla', eran más de lo que solían creer, con el fin de vivir milagros en nuestras vidas, debemos primero superar nuestra creencia de que dichos fenómenos son imposibles.


Clave 12: No estamos sujetos a las leyes de la física como la conocemos hoy en día.


Para hacer esto, alguien debe primero realizar ese milagro para que todos podamos verlo cuando ocurra. Quizá esa persona tiene un don particular en un área de la vida, como la sanación, o quizá ese individuo simplemente está abierto a ver el mundo de forma distinta.

Independientemente de cómo ocurra, una vez que esa persona hace algo tan especial, ya sea Jesús o su vecino, ese milagro se vuelve disponible para todos los demás.


Un hermoso ejemplo de este principio es ilustrado por la incapacidad de los nativos de Norteamérica, de ver las naves de los primeros europeos que anclaron en sus playas. El concepto de un bote en madera maciza con enormes mástiles y velas era tan extraño para ellos, que no tenían punto de referencia para lo que estaban viendo. En la misma forma que nuestra visión es capaz de detectar los cuadros individuales de una película, los ojos de los nativos ciertamente podían distinguir la silueta de las naves sobre el horizonte. Y al igual que nuestros cerebros intentan darle sentido a lo que vemos, uniendo los cuadros en la experiencia continua de la película, los nativos intentaron hacer lo mismo. El problema es que nadie lo había hecho antes: nada en su experiencia colectiva les había dicho cómo observar una carabela europea.

Fue solamente cuando el curandero de la tribu dio una mirada inquisitiva y usó su visión de forma un poco distinta, que pudo comenzar a distinguir las naves. Una vez que lo hizo, no pasó mucho tiempo antes de que el grupo lograra ver lo que sólo unas horas antes era invisible para ellos. Todo es cuestión de lo que las personas se permiten percibir. En su voluntad de intentar algo distinto, un nuevo mundo se abrió ante ellos. Quizá no somos muy distintos a esos nativos de la playa de hace más de 500 años. Podemos sólo imaginar lo que nos espera cuando pensamos en nuestro mundo, nuestro universo y nosotros mismos de manera un poco diferente.


Al comienzo de esta sección, nos hicimos la pregunta: "Si un electrón es capaz de estar en dos lugares a la vez, ¿por qué no podemos nosotros?" Quizá podemos encontrar la respuesta si nos formulamos la pregunta de forma ligeramente distinta. En vez de convencernos de que las partículas pueden hacer algo que nosotros no podemos, preguntémonos lo que hace un electrón para bilocarse. Si comprendemos cómo se comporta la materia de la que estamos hechos en las circunstancias de un milagro, quizá podamos encontrar esas condiciones en nuestras propias vidas. Y para entender cómo funciona esto, debemos explorar la única faceta de nuestra existencia que nos ofrece la habilidad de alterar nuestro mundo cambiándonos a nosotros mismos: el poder del holograma.




Extracto de La Matriz Divina.
Gregg Braden

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