Torá desde Jerusalem
Parashá Vaetjanán - Y rogué
Libro Devarim / Deuteronomio (3:23 a 7:11)
Parashá Vaetjanán - Y rogué
Libro Devarim / Deuteronomio (3:23 a 7:11)
En esta parashá Moshé continúa recordando y criticando al Pueblo, sobre cómo él rogó al Todopoderoso que Le autorizara cruzar el Jordán para contemplar la Tierra de Israel, pero como el Eterno estaba irritado con él por culpa de acciones del Pueblo, sólo Le permitió verlo desde la cúspide del monte Pisgá. Al mismo tiempo Le ordenó designar a Yehoshúa para hacerse cargo del liderazgo sobre los Benei Israel.
Moshé exhortó al Pueblo a observar cuidadosamente las leyes y preceptos de Hashem, pues así serían reconocidos por otros pueblos como una gran nación y prevalecerían no obstante ser poco numerosos.
Moshé les recuerda que no olviden todo lo que vivido en el Monte Sinai cuando recibieron los Diez Mandamientos. Moshé advierte al pueblo que no hagan imágenes para idolatrarlas pues en el Monte Sinai no vieron ninguna imagen y solamente escucharon la voz del Eterno. A pesar de ello, Moshé profetiza que el Pueblo, después de asentarse en la tierra de Israel, cometerán idolatría y serán destruidos y dispersados entre las demás naciones. Pero si se arrepintieran sinceramente, recibirán la gracia y el perdón Divinos.
Moshé designó a las tres ciudades de refugio, Bétzer, Ramot y Golán, al este del río Jordán, para todo aquel que matase accidentalmente.
Moshé recordó al Pueblo los Diez Mandamientos, con los que el Eterno concertó con ellos un pacto eterno y que ellos pidieron a Moshé que sea él el intermediario entre Hashem y los Benei Israel. El Todopoderoso aceptó ese pedido y se alegró. Moshé les asegura que si ellos van a comportarse correctamente recibirán todo tipo de bendiciones.
Entonces Moshé formuló el Shemá, afirmando la unicidad de Hashem e instruye al Pueblo respecto de la fe y el amor al Eterno por todas las generaciones futuras.
También indicó que las leyes deberán ser recordadas eternamente como señal colocada en la mano y en la frente, los Tefilín, y en los marcos de las puertas de cada casa (la Mezuzá).
Moshé recuerda no tomar el nombre del Eterno en falso, el cumplimiento del Shabat, honrar al padre y a la madre, no matar, no cometer adulterio, no robar, no dar falso testimonio, no desear la mujer del prójimo, ni su casa, ni su campo, ni sus animales.
Moshé les advierte que cuando se asienten en la Tierra no se olviden de Hashem y los incita para que transmitan a sus hijos, todo lo que ellos vivieron.
Por último, les previno no casarse con gentiles, porque ellos los harán abandonar al Eterno desviándolos de Su camino.
Israel es un Pueblo santo al que el Todopoderoso demostró Su amor librándolo de la esclavitud, y es su deber corresponderLe por medio de la observancia de Sus preceptos.
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