LUZBY BERNAL

jueves, 24 de marzo de 2011



¿Por que perdí mi vuelo?

Comencé a representar a Di-s, tratando de imaginarme por qué había perdido mi vuelo

Mi vuelo desde Fort Lauerdale a JFK estaba programado para salir a la 1,01 a.m. Por alguna razón pensé que era a la 1,10 —una diferencia de nueve minutos.
Por motivos más allá de mi control, llegué a la terminal a las 12,28, me dirigí a la oficina y… se me informó que había perdido la “media hora antes del tiempo límite” y que ya habían cerrado la oficina. Abreviando: perdí mi vuelo.
Ninguna historia que yo contara pudo convencer a la dama de la oficina que me dejara abordar, por lo que no tuve otra opción que comprar un nuevo pasaje en una aerolínea diferente. Gracias a Di-s, se me hizo un reintegro por el vuelo perdido.
Con mucho tiempo disponible hasta el vuelo, comencé a representar a Di-s, tratando de imaginarme por qué había perdido mi vuelo; después de todo, era la primera vez en mi vida que había cometido tal error. Usualmente soy uno de aquellos que arriban junto con los ancianos, aun antes que abran la oficina.
Hmmm… pensé, quizás Di-s me hizo esto porque quiere que viaje en el vuelo siguiente, ¡en el que el hombre sentado junto a mí esté pensando en suicidarse y yo seré en verdad su salvador!
O quizás… Yo encontraré a alguien en el aeropuerto que está entre los 400 de Forbes y es lo suficientemente modesto para poseer su propio jet, y estará desesperado por diezmar, ¿e imagínense quien será el beneficiario?
O quizás estaré en la fila para abordar el siguiente vuelo, con mi pase para abordar, y un inmigrante ruso mayor lo mirará, sus ojos derramarán lágrimas, y me preguntará tímidamente: “Dígame, ¿Meir Avtzon es su abuelo? ¿Si? ¡Oh, Di-s mío! El era mi tío; ¡pensé que había muerto en la guerra!”
Si, admito que tengo bastante imaginación. Pero creo que todos los que creemos en la atención de Di-s a los detalles, y Su providencia Divina, puede identificarse con la situación en la que las cosas parecen ir contra nuestros planes: Nuestra billetera se pierde, el tráfico demora una reunión importante, o nuestra limpisima alfombra ha sido el recipiente del eructo de un bebé. Y nosotros los creyentes, en nuestra búsqueda de darle sentido a esos inconvenientes, imaginamos algún fantástico motivo por lo que esto puede ocurrir.
Después de todo, debe haber un motivo por el que ocurrió. Y esta es una razón que conmigo funciona. Debe tener sentido para mi. ¿Debo saber todos los por qué en la vida?
Lamentablemente eso no ocurrió. La persona sentada a mi lado era un hombre simpático que estaba tan lejos del suicidio como yo estoy lejos de saber qué decirle a alguien en un precipicio. Lo más cerca de los 400 de Forbes junto a mi era el individuo de aspecto lamentable que se detuvo ante el puesto de diarios buscando ofertas en la revista Forbes.
Y último aunque no menos, el sobrino de mi abuelo, si vivía, lo más probable es que no haya leído en ingles en toda su vida…
¿Esto significa que todo el inconveniente me ocurrió por equivocación? ¡De ninguna manera!
No tengo que comprender Sus caminos para creer que Él sabe mejor. Y mi demora me dio la oportunidad, mientras ponderaba las posibles razones, para sentarme en el aeropuerto y estudiar Torá. ¿Quizás este fue el motivo de mi demora? Estudiar Torá trae santidad a nuestro entorno, y quizás eso era lo que se necesitaba.
Aun no se por qué perdí mi vuelo, y nunca lo sabré. Pero estoy seguro que fue Di-s quien orquestó los eventos ese día en Florida, como estoy seguro que es Él quien orquestó que usted lea este artículo en este mismo momento.





Por Levi Avtzon
El rabino Levi Avtzon vive en Brooklyn , N.Y co su mujer Jaia y su hijo Aaron. Regularmente escribe sus ideas y reflexiones sobre la porción semanal, y sobre los eventos del momento, y la inminente redención.

El contenido de esta pagina es de propiedad intelectual del autor, editor y / o Chabad.org, y es producido por nuestro socio en el contenido, Chabad.org. Si ha disfrutado de este articulo lo invitamos a distribuirlo, estipulando que ha cumplido con la politica de derechos de autor.
 

No hay comentarios: