Ilusiones que se hacen añicos.
“Después de que el Proyecto del Genoma Humano despegó a finales de la década de 1980, los científicos empezaron a adquirir una nueva visión que hizo añicos el paradigma de cómo funciona la vida. Su revolucionaria investigación se ha convertido en los cimientos de una nueva rama de la ciencia conocida como ‘el control epigenético’ el cual ha modificado las bases de la biología y la medicina. Ésta revela que no somos ‘víctimas’, sino más bien ‘amos’ de nuestros genes. - Bruce H. Lipton: “La Inteligencia De Nuestras Células.”
Volviendo un poco a lo que expuse en párrafos anteriores, quiero mencionar lo que Bruce Lipton revela cuando habla del inicio de cada vida y el sistema de creencias. Lipton afirma que el sistema nervioso fetal graba memorias de su experiencia en el vientre materno, y que en el momento de su nacimiento, la información emocional descargada de sus experiencias en el útero ya ha configurado la mitad de su personalidad como individuo. Esto es de suma importancia puesto que si tenemos la oportunidad de conocer este hecho, muchas de las creencias limitantes que acabamos de heredar en sangre pueden ser erradicadas. Al decir esto, me hago cargo de que la programación más influyente de la mente subconsciente ocurre en el período de tiempo que inicia a partir del nacimiento y hasta los primeros seis años de vida de cualquier individuo.
Durante estos seis años el cerebro de cada ser está grabando todas las experiencias sensoriales a la vez que está aprendiendo los diversos programas motores como son el habla, gatear, caminar y finalmente correr y brincar. Simultáneamente, la mente subconsciente adquiere percepciones en relación a sus padres, quienes son y qué hacen, y empieza a percibir el mundo que la rodea. Luego, al observar los patrones de comportamiento de las personas a su alrededor, un infante aprende las sutilezas de los comportamientos sociales aceptables e inaceptables, que más tarde se convierten en los programas subconscientes que establecen ‘las reglas de la vida’.
La tarea primordial del cerebro es adquirir una conciencia para trabajar en el mundo mediante el acto de descargar las experiencias y observaciones adquiridas y llevarlas a la mente subconsciente. No obstante, existe una muy grave situación en el hecho de adquirir la conciencia o estado de alerta a través de este medio. La consecuencia es tan profunda que no sólo tiene un impacto en la vida del individuo, también puede alterar toda una civilización. El asunto tiene que ver con el hecho de que descargamos nuestras percepciones y creencias acerca de la vida mucho antes de que tengamos la habilidad para tener un pensamiento crítico. No tenemos la capacidad de juzgar (en el buen sentido) el comportamiento de los demás versus nuestro sentir más profundo y nuestros anhelos, es decir, nuestra intuición todavía no tiene la capacidad de distinguir entre una creencia limitante y un comportamiento hijo de la más clara percepción de nuestro entorno, de lo que la auto confianza nos puede regalar, en fin hablo de poder respirar salud, simple y llanamente. Nuestras primeras percepciones están literalmente grabadas en piedra en nuestra mente subconsciente como si fueran verdades inequívocas, de ahí que haga mención de las creencias limitantes las cuales operan de por vida, a menos que ocurra un esfuerzo activo para reprogramarlas.
Cuando, en nuestra infancia, descargamos creencias limitantes o que ellas nos sabotean respecto de nosotros mismos, estas percepciones se convierten en nuestras verdades y nuestro proceso subconsciente generará, de manera invisible, aquellos comportamientos que son coherentes con esas verdades. Por ejemplo, al nacer, cada humano puede nadar como pez, y lo hace instintivamente (no por nada estuvo nueve meses en un ambiente acuoso), sin embargo, al paso de los años, conforme percibe la cautela (miedo) en sus padres porque temen que pueda ahogarse ya sea en la bañera, en la piscina o en el mar, el niño olvida su capacidad de nadar y llega hasta temerle al agua. Otro ejemplo sería la certeza de no ser suficientemente inteligente o capaz, por lo que el individuo, habiendo escuchado a cualquiera de sus padres exclamar “¡Qué tonto eres, nunca llegarás a ser nadie en la vida!” lo va a tomar como una verdad. Por más que se esfuerce no logrará destacar, a menos que decida cambiar lo que está grabado en su ADN por una información positiva. Este individuo tiene la capacidad para modificar su creencia de ser un bueno para nada por lo que íntimamente sabe que reside en su interior: una inteligencia normal, una intuición que -aunque calladamente- le ha dado en más de una ocasión la visión adecuada frente a determinada situación.
A través de nuestras experiencias, durante los primeros años de nuestro desarrollo, nos convencemos de que somos organismos frágiles y vulnerables, sujetos a daños inevitables por gérmenes contagiosos y enfermedades. La creencia de ser frágil indefectiblemente lleva al individuo a una situación de debilidad ya que las percepciones limitantes de la mente inhiben la habilidad innata del cuerpo de auto sanarse. Es totalmente cierto lo que el Dr. Lipton explica en sus conferencias y libros: “Esta influencia de la mente sobre los procesos de sanación es el foco de la psiconeuroinmunología, el campo que describe el mecanismo a través del cual nuestros pensamientos cambian la química del cerebro, la que, a su vez, regula la función del sistema inmune. Mientras que las creencias negativas pueden provocar una enfermedad (el efecto nocebo), el estado de enfermedad resultante puede ser aliviado a través de los efectos curativos de pensamientos positivos (efecto placebo).”
Y continúa: “La otra fuente de percepciones que conforman nuestras vidas tiene como fuente la mente auto-consciente. Contrario a la programación reflexiva de la mente subconsciente, la mente auto-consciente es una plataforma creativa que aporta una variedad de percepciones que se mezclan y se transforman a través de la imaginación, un proceso que genera una enorme cantidad de creencias y de variantes en el comportamiento. La cualidad de la mente auto-consciente dota a los organismos con una de las fuerzas más poderosas en el universo: la oportunidad de expresar el libre albedrío.”
Volviendo un poco a lo que expuse en párrafos anteriores, quiero mencionar lo que Bruce Lipton revela cuando habla del inicio de cada vida y el sistema de creencias. Lipton afirma que el sistema nervioso fetal graba memorias de su experiencia en el vientre materno, y que en el momento de su nacimiento, la información emocional descargada de sus experiencias en el útero ya ha configurado la mitad de su personalidad como individuo. Esto es de suma importancia puesto que si tenemos la oportunidad de conocer este hecho, muchas de las creencias limitantes que acabamos de heredar en sangre pueden ser erradicadas. Al decir esto, me hago cargo de que la programación más influyente de la mente subconsciente ocurre en el período de tiempo que inicia a partir del nacimiento y hasta los primeros seis años de vida de cualquier individuo.
Durante estos seis años el cerebro de cada ser está grabando todas las experiencias sensoriales a la vez que está aprendiendo los diversos programas motores como son el habla, gatear, caminar y finalmente correr y brincar. Simultáneamente, la mente subconsciente adquiere percepciones en relación a sus padres, quienes son y qué hacen, y empieza a percibir el mundo que la rodea. Luego, al observar los patrones de comportamiento de las personas a su alrededor, un infante aprende las sutilezas de los comportamientos sociales aceptables e inaceptables, que más tarde se convierten en los programas subconscientes que establecen ‘las reglas de la vida’.
La tarea primordial del cerebro es adquirir una conciencia para trabajar en el mundo mediante el acto de descargar las experiencias y observaciones adquiridas y llevarlas a la mente subconsciente. No obstante, existe una muy grave situación en el hecho de adquirir la conciencia o estado de alerta a través de este medio. La consecuencia es tan profunda que no sólo tiene un impacto en la vida del individuo, también puede alterar toda una civilización. El asunto tiene que ver con el hecho de que descargamos nuestras percepciones y creencias acerca de la vida mucho antes de que tengamos la habilidad para tener un pensamiento crítico. No tenemos la capacidad de juzgar (en el buen sentido) el comportamiento de los demás versus nuestro sentir más profundo y nuestros anhelos, es decir, nuestra intuición todavía no tiene la capacidad de distinguir entre una creencia limitante y un comportamiento hijo de la más clara percepción de nuestro entorno, de lo que la auto confianza nos puede regalar, en fin hablo de poder respirar salud, simple y llanamente. Nuestras primeras percepciones están literalmente grabadas en piedra en nuestra mente subconsciente como si fueran verdades inequívocas, de ahí que haga mención de las creencias limitantes las cuales operan de por vida, a menos que ocurra un esfuerzo activo para reprogramarlas.
Cuando, en nuestra infancia, descargamos creencias limitantes o que ellas nos sabotean respecto de nosotros mismos, estas percepciones se convierten en nuestras verdades y nuestro proceso subconsciente generará, de manera invisible, aquellos comportamientos que son coherentes con esas verdades. Por ejemplo, al nacer, cada humano puede nadar como pez, y lo hace instintivamente (no por nada estuvo nueve meses en un ambiente acuoso), sin embargo, al paso de los años, conforme percibe la cautela (miedo) en sus padres porque temen que pueda ahogarse ya sea en la bañera, en la piscina o en el mar, el niño olvida su capacidad de nadar y llega hasta temerle al agua. Otro ejemplo sería la certeza de no ser suficientemente inteligente o capaz, por lo que el individuo, habiendo escuchado a cualquiera de sus padres exclamar “¡Qué tonto eres, nunca llegarás a ser nadie en la vida!” lo va a tomar como una verdad. Por más que se esfuerce no logrará destacar, a menos que decida cambiar lo que está grabado en su ADN por una información positiva. Este individuo tiene la capacidad para modificar su creencia de ser un bueno para nada por lo que íntimamente sabe que reside en su interior: una inteligencia normal, una intuición que -aunque calladamente- le ha dado en más de una ocasión la visión adecuada frente a determinada situación.
A través de nuestras experiencias, durante los primeros años de nuestro desarrollo, nos convencemos de que somos organismos frágiles y vulnerables, sujetos a daños inevitables por gérmenes contagiosos y enfermedades. La creencia de ser frágil indefectiblemente lleva al individuo a una situación de debilidad ya que las percepciones limitantes de la mente inhiben la habilidad innata del cuerpo de auto sanarse. Es totalmente cierto lo que el Dr. Lipton explica en sus conferencias y libros: “Esta influencia de la mente sobre los procesos de sanación es el foco de la psiconeuroinmunología, el campo que describe el mecanismo a través del cual nuestros pensamientos cambian la química del cerebro, la que, a su vez, regula la función del sistema inmune. Mientras que las creencias negativas pueden provocar una enfermedad (el efecto nocebo), el estado de enfermedad resultante puede ser aliviado a través de los efectos curativos de pensamientos positivos (efecto placebo).”
Y continúa: “La otra fuente de percepciones que conforman nuestras vidas tiene como fuente la mente auto-consciente. Contrario a la programación reflexiva de la mente subconsciente, la mente auto-consciente es una plataforma creativa que aporta una variedad de percepciones que se mezclan y se transforman a través de la imaginación, un proceso que genera una enorme cantidad de creencias y de variantes en el comportamiento. La cualidad de la mente auto-consciente dota a los organismos con una de las fuerzas más poderosas en el universo: la oportunidad de expresar el libre albedrío.”
Hablando de la Responsabilidad Personal
Un claro ejemplo de lo que sucede con nuestras emociones lo explica con toda sencillez el Dr. Lipton: “Todos hemos sido sacudidos por cadenas emocionales forjadas por comportamientos disfuncionales que fueron programados por historias en el pasado. No obstante, la próxima vez que usted se ‘hable a sí mismo’ con la esperanza de cambiar los programas subconscientes de sabotaje, es importante darse cuenta de la siguiente información: utilizar la razón para comunicarnos con nuestro subconsciente, en un esfuerzo por cambiar su comportamiento, esencialmente sería como tratar de cambiar el programa de una audio-cinta tratando de hablar con el reproductor de cintas. En ambos casos no existe una entidad dentro del mecanismo que pueda responder a nuestro diálogo.”
Los programas subconscientes no son comportamientos fijos, sin posibilidad de cambio. Tenemos la habilidad de re-escribir nuestras creencias limitantes y, en el proceso, tomar control de nuestras vidas. Sin embargo, cambiar los programas subconscientes requiere de la activación de un proceso y este no es simplemente iniciar el diálogo usual que corre a través de la mente subconsciente. Existe una gran variedad de procesos muy efectivos que nos ayudan a reprogramar nuestras creencias limitantes, y estos incluyen una hipnoterapia clínica o la práctica de la mente consciente budista y un número de nuevas modalidades que son sumamente poderosas y que se conocen colectivamente como Psicología Energética.
Aprender a guiar nuestras mentes para promover el crecimiento es el secreto de la vida, y por ello El Dr. Lipton escribió sobre la nueva ciencia como La Biología de la Creencia.
A medida que nos hagamos más conscientes y nos apoyemos menos en los programas subconscientes automatizados, nos convertiremos en los amos de nuestro destino en vez de las ‘víctimas’ de nuestros programas. De este modo, podemos re-escribir las viejas percepciones limitantes, al tiempo que transformamos de manera activa el carácter de nuestras vidas para que éstas estén llenas del amor, salud y prosperidad que son nuestros por derecho.
Mi experiencia personal me ha llevado a la certeza de que todos podemos cambiar nuestras creencias si seguimos el ejercicio consciente de…
Primero, reflexionar en aquellas reacciones que nos aportan, indefectiblemente, una sensación de frustración, tristeza, miedo o enojo. Si somos honestos, llegaremos al punto en el que nos es fácil reconocer que algo en nosotros nos llevó a una emoción negativa. Reconocer que algo anda mal es el primer paso.
Segundo, estando en ese punto, podemos observar cada vez que surge una emoción limitante para cambiar la energía de los resultados frustrantes -que no nos hacen felices- por un estado de total calma, en el que la felicidad empezará a estar presente en la mayor parte de nuestra vida cotidiana.
Tercero, en el momento en el que tomamos la decisión de hacer de nuestras vidas una experiencia positiva, podemos utilizar una de muchas técnicas psicoterapéuticas que existen hoy día. La más fácil es la Técnica para la Liberación Emocional y esta es parte de la Psicología Energética. Si aceptas experimentar una sesión podrás darte cuenta que muchas veces no se trata de aceptar que ‘podemos’, se trata de repetir en voz alta ‘quiero’. Si quiero, puedo.
Cuarto – una vez tomada la decisión de cambiar para realmente sentirse sano, el individuo tiene más opciones. Otra opción es la meditación y estar en el momento presente. Toma tiempo salirnos de la confusión de pensamientos que nos llevan al pasado, en los que ni siquiera nos damos cuenta que estamos repitiendo una y otra vez los sucesos que nos afectaron con estados emocionales infelices; esa misma adicción de nuestra mente nos puede mantener en el futuro, y no aceptamos que estar en el futuro es una ilusión. Todavía no pasa nada, nuestra mente lo está fabricando. Mantenernos en el presente requiere de un ejercicio que, al cabo de numerosas repeticiones, acabaremos por entender. ES ESTE momento, esto que está sucediendo ahora mismo, lo más importante, por lo tanto, podemos vivirlo, disfrutarlo, respirarlo con amplitud. Estoy segura de que al leer esta última frase hiciste una respiración profunda.
De eso se trata, de respirar libremente, de llenar nuestros pulmones para empezar a cambiar la condición de todas nuestras células, a la vez que modificamos, con nuestra intención, la estructura de nuestro ADN. Muchos pensarán que esto no es posible, pues te tengo una gran noticia, sí se puede.
Cambiar la información que fue enviada a nuestro ADN es totalmente posible, en el momento en el que tomemos la decisión de estar sanos en vez de padecer enfermedades o estados de ánimo desconcertantes, de baja energía, que nos despojan de nuestro poder. No dudes, esto lo he constatado yo, pero fue investigado, estudiado y revelado por científicos de renombre, como el Dr. Lipton.
Cómo permanecer en el presente
Me parece pertinente agregar aquí algunas líneas de mi querido amigo Michael Brown, autor del Proceso de la Presencia y otros trabajos relacionados con la evolución de la conciencia. Este fragmento pertenece a su libro “El Arte de la Integración” que quienes lean inglés lo pueden bajar de su página http://www.thepresenceportal.com/
“… de hecho, una clave para saber si estoy en el presente o en el pasado es darme cuenta de si estoy o no consciente de este nuevo acuerdo con el universo. En el pasado no tengo acuerdo alguno con nada y, por lo tanto, cuando mi conciencia deambula dentro de este lugar ilusorio llamado “el pasado” o, incluso, “el futuro”, mi vida parece ser un accidente, producto del azar, está desconectada, no tiene significado y es caótica. Pero, la cuestión es que, de acuerdo con mi nuevo contrato con el universo, todo lo que sucede en mi vida es relevante. Todo es Dios tratando de penetrar en mis mal guiadas interpretaciones y dentro de mi estado de alerta consciente.
Este nuevo contrato con el universo me permite dar un primer paso dentro del terreno de “los libres”. La libertad es una responsabilidad. En otras palabras, la libertad está basada en mi habilidad para responder a cualquier cosa que esté sucediéndome en cualquier momento. Si estoy reaccionando, estoy eligiendo estar en el pasado. Estoy eligiendo comportarme como si no tuviera un contrato con el universo respecto de mis experiencias de vida. Es sólo cuando estoy en la modalidad de víctima o vencedor que estoy reaccionando al universo. Cuando estoy reaccionando no soy libre, porque una reacción es el acto de repetir un patrón de comportamiento que es predecible y es disparado por el recuerdo de una experiencia del pasado.
No obstante, cuando abrazo la conciencia de ser un vehículo, estoy respondiendo conscientemente a cualquier cosa que esté sucediendo a cada momento…
Los programas subconscientes no son comportamientos fijos, sin posibilidad de cambio. Tenemos la habilidad de re-escribir nuestras creencias limitantes y, en el proceso, tomar control de nuestras vidas. Sin embargo, cambiar los programas subconscientes requiere de la activación de un proceso y este no es simplemente iniciar el diálogo usual que corre a través de la mente subconsciente. Existe una gran variedad de procesos muy efectivos que nos ayudan a reprogramar nuestras creencias limitantes, y estos incluyen una hipnoterapia clínica o la práctica de la mente consciente budista y un número de nuevas modalidades que son sumamente poderosas y que se conocen colectivamente como Psicología Energética.
Aprender a guiar nuestras mentes para promover el crecimiento es el secreto de la vida, y por ello El Dr. Lipton escribió sobre la nueva ciencia como La Biología de la Creencia.
A medida que nos hagamos más conscientes y nos apoyemos menos en los programas subconscientes automatizados, nos convertiremos en los amos de nuestro destino en vez de las ‘víctimas’ de nuestros programas. De este modo, podemos re-escribir las viejas percepciones limitantes, al tiempo que transformamos de manera activa el carácter de nuestras vidas para que éstas estén llenas del amor, salud y prosperidad que son nuestros por derecho.
Mi experiencia personal me ha llevado a la certeza de que todos podemos cambiar nuestras creencias si seguimos el ejercicio consciente de…
Primero, reflexionar en aquellas reacciones que nos aportan, indefectiblemente, una sensación de frustración, tristeza, miedo o enojo. Si somos honestos, llegaremos al punto en el que nos es fácil reconocer que algo en nosotros nos llevó a una emoción negativa. Reconocer que algo anda mal es el primer paso.
Segundo, estando en ese punto, podemos observar cada vez que surge una emoción limitante para cambiar la energía de los resultados frustrantes -que no nos hacen felices- por un estado de total calma, en el que la felicidad empezará a estar presente en la mayor parte de nuestra vida cotidiana.
Tercero, en el momento en el que tomamos la decisión de hacer de nuestras vidas una experiencia positiva, podemos utilizar una de muchas técnicas psicoterapéuticas que existen hoy día. La más fácil es la Técnica para la Liberación Emocional y esta es parte de la Psicología Energética. Si aceptas experimentar una sesión podrás darte cuenta que muchas veces no se trata de aceptar que ‘podemos’, se trata de repetir en voz alta ‘quiero’. Si quiero, puedo.
Cuarto – una vez tomada la decisión de cambiar para realmente sentirse sano, el individuo tiene más opciones. Otra opción es la meditación y estar en el momento presente. Toma tiempo salirnos de la confusión de pensamientos que nos llevan al pasado, en los que ni siquiera nos damos cuenta que estamos repitiendo una y otra vez los sucesos que nos afectaron con estados emocionales infelices; esa misma adicción de nuestra mente nos puede mantener en el futuro, y no aceptamos que estar en el futuro es una ilusión. Todavía no pasa nada, nuestra mente lo está fabricando. Mantenernos en el presente requiere de un ejercicio que, al cabo de numerosas repeticiones, acabaremos por entender. ES ESTE momento, esto que está sucediendo ahora mismo, lo más importante, por lo tanto, podemos vivirlo, disfrutarlo, respirarlo con amplitud. Estoy segura de que al leer esta última frase hiciste una respiración profunda.
De eso se trata, de respirar libremente, de llenar nuestros pulmones para empezar a cambiar la condición de todas nuestras células, a la vez que modificamos, con nuestra intención, la estructura de nuestro ADN. Muchos pensarán que esto no es posible, pues te tengo una gran noticia, sí se puede.
Cambiar la información que fue enviada a nuestro ADN es totalmente posible, en el momento en el que tomemos la decisión de estar sanos en vez de padecer enfermedades o estados de ánimo desconcertantes, de baja energía, que nos despojan de nuestro poder. No dudes, esto lo he constatado yo, pero fue investigado, estudiado y revelado por científicos de renombre, como el Dr. Lipton.
Cómo permanecer en el presente
Me parece pertinente agregar aquí algunas líneas de mi querido amigo Michael Brown, autor del Proceso de la Presencia y otros trabajos relacionados con la evolución de la conciencia. Este fragmento pertenece a su libro “El Arte de la Integración” que quienes lean inglés lo pueden bajar de su página http://www.thepresenceportal.com/
“… de hecho, una clave para saber si estoy en el presente o en el pasado es darme cuenta de si estoy o no consciente de este nuevo acuerdo con el universo. En el pasado no tengo acuerdo alguno con nada y, por lo tanto, cuando mi conciencia deambula dentro de este lugar ilusorio llamado “el pasado” o, incluso, “el futuro”, mi vida parece ser un accidente, producto del azar, está desconectada, no tiene significado y es caótica. Pero, la cuestión es que, de acuerdo con mi nuevo contrato con el universo, todo lo que sucede en mi vida es relevante. Todo es Dios tratando de penetrar en mis mal guiadas interpretaciones y dentro de mi estado de alerta consciente.
Este nuevo contrato con el universo me permite dar un primer paso dentro del terreno de “los libres”. La libertad es una responsabilidad. En otras palabras, la libertad está basada en mi habilidad para responder a cualquier cosa que esté sucediéndome en cualquier momento. Si estoy reaccionando, estoy eligiendo estar en el pasado. Estoy eligiendo comportarme como si no tuviera un contrato con el universo respecto de mis experiencias de vida. Es sólo cuando estoy en la modalidad de víctima o vencedor que estoy reaccionando al universo. Cuando estoy reaccionando no soy libre, porque una reacción es el acto de repetir un patrón de comportamiento que es predecible y es disparado por el recuerdo de una experiencia del pasado.
No obstante, cuando abrazo la conciencia de ser un vehículo, estoy respondiendo conscientemente a cualquier cosa que esté sucediendo a cada momento…
AL RESPONDER, ESTOY CRECIENDO - AL RESPONDER, SOY LIBRE.”
Extracto del Ensayo de Martha Sánchez Llambí
Ciudad de México
Abril 2009
Registro Público del Derecho de Autor
Núm.032009 – 060510551700-01
http://lucesdevirgo.blogspot.com/2011/02/la-preocupacion-un-desperdicio-de-vida.html
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