“Bienaventurados los mansos porque ellos recibirán en herencia la Tierra” (Mateo 5:4 )
Los mansos son los que aceptan y se alinean a los designios de Dios. Son los que inclinando su cabeza, dicen: “No sé por qué lo hiciste, Señor, pero lo acepto. No entiendo tus razones, pero inclino mi cabeza ante ti. No sé por qué viene de nuevo esta prueba, este vendaval…pero hágase en mí siempre tu Voluntad.”
Jesús nos dice: “Venid a mí los trabajados y cargados, que yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas.” Sólo uno manso y humilde puede hallar descanso para su alma. Aunque lleve el yugo más pesado, lo encontrará fácil, delicado, suave…
La mansedumbre auténtica no tiene relación con el miedo. Es más bien una actitud del hombre cooperando con Dios, “Hágase tu Voluntad” engloba la paciencia y la indulgencia y está motivada por una Fe imperturbable en un universo justo y amistoso.
La mansedumbre es la verdadera sabiduría y fortaleza de los que caminan sabiéndose llenos del Amor de Dios. El manso es dueño de sí mismo en orden y tranquilidad. La mansedumbre es un fruto del Espíritu, que abarca el ser condescendiente, misericordioso y dulce.
Bienaventurados los mansos….ellos vibran y expanden Luz y Amor que Humaniza, porque alcanzaron ese nivel de “Iluminación”…
Durante mucho tiempo hemos sido “atrapados” por energías densas, por energías dormidas de control que hay que en primer lugar identificar para después liberar, dejarlas ir. Estas energías alejadas de la Armonía están en nosotros y a nuestro alrededor.
Pero que son estas energías desarmónicas?:
Como bien sabemos son energías que producen enojo, depresión, tristeza, temor, ira, resentimiento, sentimientos de confusión … toda una baja gama de energías de baja vibración.
Cómo actuar frente a ellas?
NO REACCIONAR, mejor responder desde la sabiduría del Corazón (nuestra mente podrá engañarnos, no así esta bendita Intuición, que nos vincula directamente al Poder Sanador de nuestra conexión a La Fuente).
Cada uno tiene diferentes niveles evolutivos y sería muy poco inteligente por nuestra parte, enojarse con el ego dormido del hermano que aún no despertó. Siempre es mejor calzarse los zapatos del otro y utilizar esa otra poderosa herramienta: La Compasión.
NO RESISTIR, y empeñarnos en que las cosas sean como queremos y entendemos que deben ser…hemos de desembarazar también a nuestra mente de la compulsiva necesidad de tener siempre la razón; mejor fluir con todo…así evitamos nudos conflictivos de energía pesada (Poner la otra mejilla que diría nuestro amado Redentor).
APARTARSE de las personas y/o cosas (interna y/o externamente) No con la conciencia de huida, sino con la conciencia de nuestro Cristo Interno que comprende qué sucede, ama al ser humano que lo provoca y perdona su inmadurez (dormidos no somos nunca nosotros), no involucrarnos emocionalmente (o lo menos posible), no llevarnos a lo personal lo que torpemente haga nuestro hermano que aún no lo concienció.
BENDECIR la energía ilusoria y desarmónica y al ser que fue su vehículo (aunque provenga de nuestro interior) y entregársela siempre al poder transformador de Dios.
¡QUE DESPIERTE EL ESPÍRITU DE LOS MANSOS!
De los que comprendieron desde el Corazón
que cualquier interacción ahí fuera...
siempre nos relaciona con el EL ÚNICO DIOS.
Con todo mi Amor,
Con todo mi Amor,
Ananda.
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