El apóstol Pablo de manera muy sabia nos aconseja a todos para que siempre examinemos todo, y retengamos lo que es bueno ( 1 Tes. 5:21). Y cuando dice que lo examinemos todo, lo que está queriendo decir es que veamos si lo que estamos recibiendo como enseñanza es verdadera o no. Y es que lo gente es propensa a creerse cualquier cosa que le diga cualquier maestro por allí, el cual se hace pasar por iluminado, guía, ungido, gurú o chamán. Sí, mis amigos, aún entre los cristianos existen personas que se aferran a doctrinas que ni siquiera se han detenido a examinar si son bíblicas o no, porque sencillamente lo dice un afamado evangelista internacional, a algún falso apóstol que se cree iluminado y muy espiritual.
Ya había Pablo previsto este problema de la volubilidad de algunos creyentes cuando les escribió a los Efesios, lo siguiente: “Para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo VIENTO DE DOCTRINA, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error (Efe. 4:14). Y eso precisamente es lo que viene ocurriendo con muchos cristianos que se han quedado como “infantes espirituales”, totalmente inmaduros e inconstantes, creyendo cualquier cosa que alguien les viene predicando por allí cualquier evangelista o charlatán de cualquier otra religión no cristiana. Desafortunadamente no son pocos los cristianos hoy que siguen a maestros que tienen apariencia de piedad, pero que son más falsos que un billete de $3 dólares. Y esto es muy serio, porque en vez de encontrar a creyentes que defiendan las verdades del Señor que están plasmadas en la Biblia, estos se han convertido en cómplices del engaño, apoyando y secundado a ministerios que sólo buscan desviar al rebaño con propuestas y promesas mentirosas, con evangelios que nada tienen que ver con Cristo, su reino, y su sacrificio vicario.
Y es trágico ver cómo cientos de miles de llamados cristianos siguen a evangelistas que predican un evangelio del confort y de la prosperidad para la vida presente, y a quienes éstos apoyan con sus jugosas ofrendas y diezmos, creyendo que así agradarán a Dios y expiarán todos sus pecados. Sí, mis amigos, estos engañadores en las megaiglesias, que ostentan riqueza, prosperidad, y mucha felicidad, cautivan a muchos incautos con sus riquezas y sus grandes y lujosos templos que congregan a decenas de miles de bobos que reciben un alimento espiritual basura.
¿Y qué diremos de aquellos que creen en cosas tan absurdas como la que enseña el llamado “Jesucristo hombre”, el tal José Luis de Jesús Miranda de Creciendo en Gracia que se cree Jesucristo? ¿Cómo es posible que haya tantos idiotas que apoyen a un falso predicador que dice ser el mismo Jesucristo, y que vive a todo dar, y sabiendo que ha sido un delincuente?¿Acaso el verdadero Jesús fue un delincuente convertido, y además, un hombre rico o potentado mientras vivía entre los suyos cuando estuvo en la tierra? ¿Cómo pueden haber personas que sabiendo que Jesús dijo que vendría en una nueve con los ángeles de su poder, puedan creer que este Señor es el mismo Jesucristo, cuando ellos saben perfectamente que Jose Luis de Jesús Miranda no ha venido de la manera precisa como el verdadero Jesús lo indicó?
Sin duda alguna la única explicación posible es que el dios de este mundo les ha cegado su entendimiento a tal punto que ya no pueden discernir entre lo verdadero y lo falso. Simplemente a estos incautos les parece maravilloso y real lo que sostiene este sátrapa sinvergüenza, y por eso lo han aceptado como el verdadero Jesucristo en la tierra. Para estos bobos van dirigidas las palabras de Pablo, que dicen: “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus ENGAÑADORES y a doctrinas de demonios” (1 Timoteo 4:1).
Si queremos conocer al verdadero Jesús y el verdadero evangelio, lo único que tenemos que hacer es ESCUDRIÑAR LAS ESCRITURAS. Y así lo dice Jesús con la mayor claridad posible:
ESCUDRIÑAD las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí (Juan 5:39). Si nos decidimos a escudriñar las Escrituras con avidez y seriedad, saldremos siempre airosos cuando el diablo intente desviarnos de la verdad. Pero si dejamos de lado los consejos y las enseñanzas de Jesús y sus apóstoles, andaremos en tinieblas, y terminaremos cautivos del engaño y de la confusión.
Y a Timoteo, Jesús le aconseja:Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra (1 Tim 3:14-17)
No hay comentarios:
Publicar un comentario