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ARCANOS MENORES: MÁGICOS HERALDOS DEL LADO PRÁCTICO DE LA VIDA (Parte 2)by carmelourso |
Carmelo Urso
twitter: @carmelourso
La senda de la maestría emocional
En
el tarot, las copas simbolizan la senda de la maestría emocional.
Esotéricamente, representan al agua, vital elemento que fluye y es capaz
de adaptarse a cualquier espacio, pero que también se desborda si no se
le administra con sabiduría.
Así como el navegante que explora la inmensidad del océano, podemos surcar las aguas de nuestras emociones o zozobrar en ellas. A veces, las emociones nos llevan a buen puerto –al muelle del más cálido afecto– y en otras nos sumergen en los más profundos e íntimos abismos. El genuino viajero de la vida no se sustrae de tales experiencias: aprende de ellas y de éxito en éxito –de descalabro en descalabro– se va tornando en hábil nauta de la existencia.
Así como el navegante que explora la inmensidad del océano, podemos surcar las aguas de nuestras emociones o zozobrar en ellas. A veces, las emociones nos llevan a buen puerto –al muelle del más cálido afecto– y en otras nos sumergen en los más profundos e íntimos abismos. El genuino viajero de la vida no se sustrae de tales experiencias: aprende de ellas y de éxito en éxito –de descalabro en descalabro– se va tornando en hábil nauta de la existencia.
El
agua de nuestras emociones puede ser como el rocío que humedece a la
hoja sedienta o como el tsunami que abate a una ciudad balnearia: así,
las copas que nos ofrece el tarot nos ayudan a escanciarlas con amoroso
cuidado y a beberlas con sabio deleite.
La copa es símbolo de receptividad, de la potencialidad de recibir, del cariño compartido entre los amantes que beben del mismo recipiente. Y en la forma del cáliz del Cristo, nos recuerda los enormes sacrificios de los que somos capaces en nombre del amor.
La copa es símbolo de receptividad, de la potencialidad de recibir, del cariño compartido entre los amantes que beben del mismo recipiente. Y en la forma del cáliz del Cristo, nos recuerda los enormes sacrificios de los que somos capaces en nombre del amor.
La senda de la maestría mental
En
el tarot, las peripecias del mundo mental están representadas por las
cartas de la espada, a las cuales se les atribuye el elemento aire.
Aunque intangible como el vacío, la mente tiene el poder de materializar
lo que vislumbramos como anhelos o sueños; aunque impalpable como la
brisa, es capaz de arrastrarnos con sus borrascas y causar los más
dolorosos estragos.
La espada es símbolo de contradictorias resonancias que se reitera en diferentes culturas. Representa a la herida y a la capacidad de herir; a la muerte que liquida a lo decadente y a la muerte que fertiliza a la tierra en la que retoñarán nuevos brotes; es símbolo de guerra –los romanos la asociaban al Dios Marte– pero también es recia guardiana de la paz.
La espada es símbolo de contradictorias resonancias que se reitera en diferentes culturas. Representa a la herida y a la capacidad de herir; a la muerte que liquida a lo decadente y a la muerte que fertiliza a la tierra en la que retoñarán nuevos brotes; es símbolo de guerra –los romanos la asociaban al Dios Marte– pero también es recia guardiana de la paz.
Como
símbolo de la mente, la espada representa la capacidad de decidir con
sabiduría, de discernir lo conveniente de lo inconveniente, de cortar
–en su justa medida– lo que no sirve y preservar lo que es útil e
indispensable. En manos del tallista, del chef o del acróbata, el acero
del arma blanca se convierte en escultura, en delicia gastronómica, en
hazaña circense. En manos del loco o del asesino, deviene en hecho de
sangre –letal instrumento de la desgracia.
La
dualidad de esa espada que es la mente es ilustrada de modo magistral
por el maestro Osho con las siguientes palabras: “la mente tiene dos
significados. Uno, el contenido; otro, el continente. Cuando digo
«contenido», quiero decir memorias, pensamientos, el pasado muerto, su
acumulación. Pero eso es sólo el contenido. Si todo el contenido es
expulsado, sólo resta el continente. Ese continente es el que puedes
ofrecer. Los pensamientos, las memorias, el pasado, carecen realmente de
valor, no vale la pena el ofrecerlos, pero sí el continente (…) Cuando
ofreces el continente, la mente viva, la capacidad vital de saber, la
capacidad vital de ser, cuando ofreces eso, eso constituye una ofrenda. Y
no es fácil, sucede raramente porque es arduo. Y vale la pena
ofrecerlo. Y cuando algo así sucede, cuando un Buda o un Krishna o un
Cristo se ofrecen a sí mismos, ofrecen la mente a lo Divino, no sólo
ocurre que el Buda o el Jesús son enriquecidos: lo Divino también se
enriquece”.
Los arcanos menores: un requisito cósmico para experimentar la maravilla de lo divino
En
su clásico texto “El Tarot: los 78 grados de la sabiduría”, la autora
norteamericana Rachel Pollack expresa: “Los arcanos menores nos muestran
aspectos de la vida tal como realmente la vive la gente. En los cuatro
palos, y más especialmente en las combinaciones que forman las cartas
cuando las disponemos para una consulta, encontramos un panorama de la
experiencia que nos da una penetración constantemente renovada de las
maravillas de la naturaleza humana”.
Hay
quien quiere experimentar los prodigios de lo eterno sin haber
alcanzado la maestría mundana, la terrenal sabiduría de la cotidianidad.
Así, el tarot nos hace un afable recordatorio: paso a paso, estos
arcanos que jamás deberían ser considerados menores constituyen un
requisito –tan familiar como cósmico– para experimentar las maravillas
de lo divino.
Recuerda
que a partir del 11 de mayo estaré dictando de iniciación al tarot en
el Centro Integral Pomaire de Altamira, Caracas. Para mayor
información, los interesados pueden dirigirse a la sede de este
importante local holístico, ubicada en la Planta Baja del Edificio Santa
Clara, en la parte sur de la Avenida Luis Roche de Altamira. También
pueden llamar a los teléfonos 261.71.37 y 266.81.23. Entérate de éste y
otros eventos a través de la cuenta Twitter @CipAltamira.
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