La venta de ETB enfrenta
a Samuel Moreno
con el Polo
El miércoles de la semana pasada, el alcalde de Bogotá,
Samuel Moreno,
anunció que el Distrito buscaría vender al menos el 50 por ciento más uno
de su participación en la Empresa de Telecomunicaciones de Bogotá, ETB.
El anuncio causó sorpresa pues Moreno había prometido durante su
campaña que no privatizaría la ETB y apenas un mes antes había
repetido
que no vendería las acciones públicas de la empresa.
Y aunque muchos celebraron la posibilidad de por fin concretar una venta
que se ha estado intentando hacer por casi 20 años, la decisión fue rechazada completamente por su partido, el Polo Democrático Alternativo, que ve con
malos ojos la privatización de cualquier empresa pública.
No es la primera vez que el Polo rechaza alguna de las posiciones de
Samuel Moreno. Pero gracias al escándalo del “Cartel de las Contrataciones”
en Bogotá, la mayoría de sus anteriores aliados se han alejado y ahora el
único
apoyo político que le queda es el de su partido.
Y si Moreno no logra manejar bien la oposición que le hará el Polo a la
venta de ETB, podría terminar quedándose solo. Además, podría terminar
metiendo a su partido en problemas para las elecciones.
El lunes el Polo le envío una
carta pública a Moreno firmada por la Presidente
del partido Clara López y por el Secretario General Germán Ávila Plazas, pero acordada por todo el Comité Ejecutivo Nacional, es decir, por todos los
sectores dentro del partido.
Samuel Moreno anunció que vendería acciones de la ETB a privados, a pesar de los esfuerzos de otros miembros del Polo, como Aurelio Suárez, por demostrar los males de la privatización.
La carta rechaza la venta de la
empresa y resalta “la necesidad de defender el patrimonio público de la ciudad, de acuerdo a los postulados
del ideario de unidad y las
directrices de la Dirección Nacional
de nuestro Partido”. Para los
directivos del partido que enviaron
la carta, la propuesta de venta de
Samuel Moreno va en contravia de
los principios del Polo. En particular, el alcalde va en contra del postulado
del Polo que plantea que cualquier proyecto de privatización de una
empresa de servicios públicos es objetable.
Además, el sindicato de trabajadores
de la ETB, un fuerte aliado del Polo
esde sus inicios, le
entregó el martes una carta al Comité Ejecutivo del partido pidiendo que expulsara de sus filas a Moreno. El sindicato apoyó
políticamente las candidaturas
de
Lucho Garzón y Samuel Moreno,
pues sus contrincantes,
Juan Lozano
y
Enrique Peñalosa,
respectivamente, hicieron públicas
sus intenciones de privatizar la
empresa. Así que los miembros del sindicato se sintieron traicionados con
el anuncio. Ellos también insistieron en que, con la venta, Moreno está
contrariando los principios del partido y añadieron que está incumpliendo
la promesa que les hizo en campaña.
El Polo ya envió el caso a la Comisión de Ética para que sancione al Alcalde
en caso de que insista en vender la empresa. Pero por ahora, varios sectores
del partido están convocando movilizaciones en contra de la posible venta y
han hecho público su rechazo a la medida.
Por ejemplo, la semana pasada Aurelio Suárez, miembro del Moir,
apareció
en Hora 20 y explicó por qué el Polo se opone a esa privatización. Uno de los argumentos principales que usó, es que la privatización aumenta el precio del servicio desproporcionadamente entre los estratos más bajos y los más altos.
Según los datos de la
encuesta de calidad de vida de la Secretaría de
Planeación que presentó en la entrevista, una casa de estrato 1 pagaba, en
promedio diario, 6.849 pesos por los servicios públicos en 2004. En 2010
pagaba 10.184, un aumento del 48 por ciento. Mientras que, según la misma encuesta, una familia de estrato 6, pagaba por sus servicios un promedio de
14.296 pesos al día en 2004 y 16.704 en 2010, un aumento del 16 por ciento.
Según Suárez, esto se debe a la participación privada en varias de las
empresas públicas y es algo que se podría repetir con la privatización de la
ETB. Y este podría llegar a ser uno de los puntos más álgidos en el
enfrentamiento con Samuel. Si la venta sigue adelante, el Polo tendrá que
alejarse definitivamente de él para poder seguir apelando a sus bases
sindicales y a las personas de bajos recursos que comporten una parte
importante de su electorado y a las que se han acercado asegurando en
su plataforma política que la privatización es mala.
Pero, a pesar de los problemas internos que su posición generó en el partido,
Moreno insiste en la necesidad de vender la empresa pues, como lo
dice su Secretaria de Hacienda, Beatriz Arbeláez, la “ETB no está en capacidad de
generar los fondos internos necesarios para acrecentar su valor futuro”.
Desde 1992, en la administración de Juan Martín Caicedo, cuando se
comenzó a hablar de los problemas financieros de la ETB,
está en la mesa
su posible venta. Varios intentos por privatizarla fracasaron, hasta que en
2003, durante la administración de Enrique Peñalosa, fueron
vendidas el
14 por ciento de las acciones y ETB se volvió, al menos en parte, privada.
Nuestros bloggers Juan Carlos Flórez y Jorge Humberto Botero están de acuerdo en que hay que vender la ETB cuanto antes, la posición que ahora ha tomado Samuel Moreno y que lo está metiendo en problemas con su partido.
En 2010, Samuel Moreno,
impulsado por las dificultades
económicas de la empresa,
intentó un proceso de capitalización
en el que un nuevo “socio
estratégico” le inyectara capital
a la empresa, una propuesta que
fracasó y que también generó
reacciones adversas del Polo.
Este año Moreno propone un proceso de enajenación de acciones con el cual pretende cederle el control operativo de la empresa a algún comprador.
El Alcalde y el presidente de la
junta de ETB,
Fernando Carrizosa,
creen que es necesario vender las acciones de ETB cuanto antes.
A ellos se les une Jorge Humberto
Botero, que fue miembro de la
junta de ETB hasta la semana pasada y que dice que es necesario vender todas
las acciones pues la empresa no
produce ninguna utilidad social y, en cambio, “sí tiene un costo de manejo gigantesco”. Para él, la venta
implicaría una recomposición del patrimonio público que podría ser reinvertido en activos sociales alternativos. Además, explica en la entrada de su blog de La Silla
Vacía de la semana pasada, “
La joya de la
corona”, que, para él, la enajenación de todas las acciones es la única opción
viable.
También otro blogger de La Silla Vacía, Juan Carlos Flórez, opina que ya es
hora de vender a ETB. En su entrada “
Incapaces de decidir”, compara a la
empresa con una fábrica de máquinas de escribir, que mientras estaba
discutiendo si privatizarse o no, no se dio cuenta que se volvió obsoleta.
Según él, la ETB se desvalorizó más de mil millones de dólares en 15 años
por no tener la capacidad de adaptarse con suficiente velocidad a los cambios
del mercado. Y, mientras siga en manos de la administración pública, nada
de eso va a cambiar.
Para todos ellos, en general, la ETB es una carga en las finanzas públicas
del Distrito de la hay que zafarse.
Sin embargo, para los miembros del Polo el problema es otro y en esto, una
vez más, se distancian de Samuel Moreno. Suárez en su intervención en radio también aportó datos para demostrar que la empresa no está cerca a la
quiebra, sino que han especulado con sus acciones para poder comprarla a
bajo precio. Según los indicadores financieros que consiguió de la ETB, el endeudamiento bajó de 53 por ciento en 2006 a 46 por ciento en 2010.
Además, en ese mismo período, la liquidez subió de 1,10 por ciento a 1,42
por ciento.
Aun así, el valor de su acción se disparó en 2009 hasta casi el doble de lo
que valía en 2008 y luego volvió al precio anterior en 2010. Para Suárez esto
sólo se explica porque las únicas acciones que pueden ser vendidas son el 14
por ciento que está en manos de privados. Explica que sólo se mueve el 0,5
por ciento del total de las acciones y que esas transacciones terminan
imponiéndole el valor a la compañía. Moviendo las pocas acciones que se
comercian, es fácil manipular su precio, que se le termina imponiendo al
resto de acciones. Cuando es suficientemente bajo, los interesados pueden
decir que la empresa cuesta poco y comprarla barato.
Suárez además recordó que la ETB tiene una participación, en promedio,
del 20 por ciento en la mayoría de mercados en los que compite, como
telefonía básica, larga distancia e internet, y que su participación en telefonía
móvil (tiene parte de Colombia Móvil, los dueños de Tigo), es más sólida de
lo que se dice, pues Tigo es la única empresa de celulares que crece a ritmo constante, según un
informe para la Supersociedades de Duff & Phelps.
Esto revivió las críticas del Polo al gabinete económico de Moreno, pues
creen que todo esto es una movida para que se beneficien algunos pocos
que puedan terminar comprando las acciones a bajo precio o para que
Telmex o Telefónica terminen quedándose con un monopolio gracias a la
compra.
Ya varios sectores del Polo habían criticado a los funcionarios económicos del Alcalde. En 2008,
Carlos Gaviria criticó el nombramiento de
Juan Ricardo
Ortega en la Secretaría de Hacienda,
diciendo que "El partido que eligió
a Samuel es el Polo, de izquierda, y uno espera que la gestión en economía
de una alcaldía de izquierda se distinga de una de derecha". También el
senador
Jorge Enrique Robledo criticó ese nombramiento
tildando a Ortega
de “conocido tecnócrata neoliberal y uribista”.
Para varios miembros del Polo, entonces, la posible venta que plantea el
Alcalde lo acercan a ese neoliberalismo del que tanto se quieren alejar. Y
esta podría ser una fractura mucho más grave dentro del partido, pues
Moreno no se estaría sólo saltando uno de los estatutos del partido, también
estaría yendo en contra de su ideología.
En el Polo ya han logrado superar otras discordias que han tenido con el
Alcalde, como la que surgió por el proyecto de autopistas privadas en
concesión, pero esta vez se acercan las elecciones y todo se está calentando
dentro del partido. Si Samuel insiste en la venta, podría resquebrajar sus
relaciones con su partido que podría desligarse de él para apostarle a otro
camino en las elecciones. Pero si concreta la venta, lograría lo que ningún
alcalde pudo hacer en 20 años y, además, lograría reunir una buena cantidad
de dinero con la que podría financiar las obras de movilidad que ha prometido
acabar antes del fin de su mandato.