LUZBY BERNAL

jueves, 2 de agosto de 2012

La casualidad no existe.

foto de Edgardo Rivera.

La casualidad no existe.

La casualidad no existe, todo, absolutamente todo lo que nos sucede se encuentra en perfecta sincronicidad con el todo. Vivimos, nos movemos y tenemos nuestra existencia en el seno de la Vida Una. Lo que llamamos coincidencia no es tal, todo está relacionado por la Ley de la Sincronicidad Universal, una Ley de Dios.

Eso que llamamos encuentros fortuitos, giros del destino son en realidad acontecimientos sincronizados que aparecen en la línea del destino. Todos los sucesos, los más insignificantes en apariencia, moldean el destino de una manera que nunca podemos imaginar. Cada acontecimiento tiene un significado oculto, por eso es que la vida siempre nos habla, y si aprendemos a escucharla podremos comprender la conexión de todos los eventos.


En el ámbito físico, el tiempo parece fluir en una línea tan recta que la llamamos flecha del tiempo, esta va del pasado al presente y al futuro, pero en el nivel profundo de la vida, en el mundo de la energía es diferente. En los planos sutiles donde el nivel más fundamental y básico de la naturaleza no es material el tiempo no existe como lo conocemos, puedes llamarle el Eterno Ahora o Tiempo de Dios. Esta inteligencia o fuerza organizadora está detrás de todas los sucesos.


Un ejemplo de sincronicidad lo encontramos en nuestro cuerpo donde cada célula funciona en perfecta sincronicidad con todas las demás. Toda la naturaleza actúa como un solo organismo. Todo es uno inseparable, el aislamiento no existe.


Si tomamos conciencia de las coincidencias que curren en nuestra vida podremos entender muchas situaciones que vivimos, muchos eventos del destino. ¿Por qué ocurrió esto precisamente? ¿Cuantos factores tuvieron lugar para que yo me encontrara precisamente es ese mismo momento y con tal persona y no otra? ¿Qué fuerza extraña hizo que todo ocurriera con tanta precisión y sincronicidad exacta para que los acontecimientos ocurrieran de cierta forma?


Si prestamos atención a la vida y todo lo que ocurre a nuestro alrededor, podremos descubrir el significado oculto de cada evento, de cada persona que llega a nuestra vida, de cada escenario.


A través de la práctica de la meditación podemos sincronizarnos con los niveles superiores del Espíritu Universal y desenvolver un destino en armonía y respeto con la Voluntad Divina. Si elevamos nuestra vibración, nos sincronizamos con eventos de energía semejante al tipo de vibración en la que nos encontramos, esto ocurre mediante la Ley de Vibración y la Ley de Afinidad. Todos los eventos que entran en la línea del destino han sido sincronizados por nosotros mismos en niveles muy profundos de energía y vibración. Nos sincronizamos con las corrientes del tiempo y los sucesos de acuerdo a la vibración y estados de las energías que portamos. Nada de lo que nos ocurre, ocurre de forma aislada, todo está relacionado, sincronizado.


Por Leonardo Díaz

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