Posted: 04 Aug 2012 05:39 PM PDT
El
libro “Un mundo nuevo, Ahora”, de Eckhart Tolle merece una atención
especial. No es un libro cualquiera, es una verdadera bocanada de
sabiduría. Su autor ya publicó una obra anterior titulada el “Poder del
Ahora” (Ed. Gaia) que supuso un fenómeno editorial muy importante.
Precisamente ese mismo fenómeno está eclipsando la aparición de su
tercer título, “Un mundo nuevo, ahora” (Ed. Grijalbo). Este
libro es una disección del ego y una explicación de la revolución de la
conciencia que está experimentando la humanidad en nuestro tiempo
extraordinarias, y por ello merece la pena leerlo y desde estas
páginas lo recomendamos efusivamente. Se trata de un libro que ha nacido
con el sabor de un clásico ya que traduce las enseñanzas espirituales
al lenguaje de nuestro tiempo de una manera magistral, clara y sencilla.
Cualquiera que se adentre en sus páginas se podrá percatar de que la
persona que ha escrito este libro, sin duda, es uno de los sabios de
nuestro tiempo. Alguien de ha tenido un auténtico despertar de
conciencia y lo comparte con transparencia.
En
sus páginas, Tolle, indica la necesidad de que todos reconozcamos que
el estado “normal” de la mayoría de seres humanos contiene un fuerte
elemento de lo que podríamos llamar disfunción, e incluso locura. La
mente humana es muy inteligente. Pero esa misma inteligencia está
viciada de locura y la ciencia y la tecnología están magnificado el
impacto destructivo que esa disfunción de la mente humana ejerce sobre
el planeta, sobre otras formas de vida y sobre los humanos mismos. Todo
ello está provocando un situación crítica: la destrucción de los bosques
que producen oxígeno y de otras especies animales y vegetales; el
maltrato a los animales en las granjas industriales; el envenenamiento
de los ríos, los océanos y el aire. Impulsados por la codicia,
ignorantes de nuestra conexión con la totalidad, los humanos persistimos
en una conducta que, si continúa sin control, no puede dar como
resultado más que nuestra propia destrucción. Podemos ser víctimas de la codicia de nuestro ego.
Frente
a esta realidad, Tolle tiene una buena noticia: existe la posibilidad
de una transformación radical de la conciencia humana. Para ello, el
primer paso es, precisamente, reconocer la propia locura y eso pasa por
desenmascarar al ego, porque la disfunción de la mente humana centrada
en el ego es la que está poniéndonos en peligro.
A
esta pregunta es a la que magistralmente responde “Un mundo nuevo,
ahora”. La mayoría de la gente está completamente identificada con la
voz de su cabeza –el torrente incesante de pensamiento involuntario y
compulsivo y las emociones que lo acompañan- que podríamos describirla
como poseída por su mente. “La
voz dentro de la cabeza tiene vida propia. La mayoría de la gente está a
merced de esa voz, está poseída por el pensamiento, por la mente.
“Cuando eres completamente inconsciente de esto, crees que el pensador
eres tú. Eso es la mente egótica. La llamamos egótica porque hay un
sentido del yo (ego) en cada pensamiento, en cada recuerdo,
interpretación, opinión, punto de vista, reacción, emoción. En términos
espirituales, esto es la inconsciencia. Por supuesto, tu pensamiento, el
contenido de tu mente, está condicionado por el pasado: educación,
cultura, entorno familiar, etc. El núcleo central de toda la actividad
de la mente consiste en ciertos pensamientos y emociones repetitivos y
persistentes, y en pautas de reacción con las que nos identificamos con
más fuerza. Esa entidad es el ego mismo.”
El ego se alimenta de la atención de los otros, que, al fin y al cabo, es una forma de energía psíquica. Necesita
constante reconocimiento porque la acción básica que gobierna toda su
actividad es el miedo a no ser nadie, el miedo a no existir, el miedo a
la muerte. Todas sus actividades está concebidas en último término para
eliminar este miedo, pero lo máximo que puede hacer el ego es taparlo
temporalmente con una relación intima, una nueva posesión, una victoria
en esto o en lo otro. “El miedo surge porque el ego nace de la
identificación con la forma, y en el fondo sabe que ninguna forma es
permanente, que todas son efímeras. La conciencia de la impermanencia de
todas las formas nos hace despertar a la dimensión de la no forma que
hay en nosotros y salir de la prisión del ego que nos limita y nos
conduce a luchar y competir constantemente con la naturaleza y el resto
de seres humanos.”
Consumismo
El
ego tiende a equiparar tener con Ser –dice Tolle-. “Cuanto más tengo
más soy. El ego vive a base de comparaciones. El modo en como te ven
otros se convierte en cómo te ves a ti mismo. En la mayoría de los
casos, el sentido de la valía que tiene el ego está ligado a lo que
vales a los ojos de los demás. Necesitamos que otros nos den un sentido
del yo. Y si vives en una cultura que equipara en gran medida lo que
vales con lo que tienes y cuánto tienes, si no podemos ver a través de
ese engaño colectivo, estaremos condenados a perseguir cosas durante el
resto de nuestra vida, con la vana esperanza de descubrir lo que valemos
así completar el sentido del yo. El ego se identifica con tener, pero
su satisfacción al tener es relativamente por profunda y dura poco”.
Oculta en su interior, sigue habiendo una arraigada sensación de
insatisfacción. “Todavía no tengo suficiente” que para el ego significa
“todavía no soy suficiente”.
Lo
que mantiene en marcha la llamado “sociedad de consumo” es el hecho de
que intentar encontrarte a ti mismo a través de las cosas no funciona. La satisfacción del ego dura poco, y tú sigues buscando más, comprando, consumiendo.
La
identificación del ego con las cosas crea apega a las cosas, obsesión
por las cosas, lo que a su vez crea nuestra sociedad de consumo y sus
estructuras económicas, donde la única medida de progreso es siempre
más. La búsqueda descontrolada de más, de crecimiento infinito, es una
disfunción y una enfermedad. Es la misma disfunción que presenta la
célula cancerosa, cuyo único objetivo es multiplicarse, inconsciente de
que está provocando su propia destrucción al destruir el organismo del
que forma parte.
Hay personas que han renunciado a todas sus posesiones pero tienen un ego más grande que algunos millonarios.
El ego espiritual también existe, algunos lideres espirituales se creen
hasta tal punto el papel que están representando que está función se
apodera de ellos y se convierten el papel que representan. El contenido
del ego ha cambiado, pero la estructura de mental que lo mantiene vivo
no cambió. Ningún ego puede durar mucho sin la necesidad de más. Así
pues, desear mantiene vivo al ego mucho más que tener. La inquietud, el
insomnio, la angustia, la insatisfacción son el resultado de deseos
incumplidos.
“Hacer
lo que se requiere de ti en cualquier situación, sin que ello se
convierta en un papel con el que te identifiques, es una lección
imprescindible en el arte de vivir, y todos estamos aquí para
aprenderla. Te vuelves más poderoso en todo lo que haces si la acción se
realiza por si misma, y no como un medio para proteger, realzar o dar
forma a tu papel-identidad”.
En
un mundo de personalidades que representan papeles pocas personas que
no proyectan una imagen creada por la mente, sino que actúan desde el
núcleo profundo de su Ser, las que no intentan parecer más de lo que
son, sino que son simplemente ellas, destacan entre las demás y son las
únicas que representan una verdadera diferencia en este mundo. Son los
que traen la nueva conciencia.
Atrapado en el tiempo
Según Eckart Tolle, “la decisión de hacer que el momento presente sea tu amigo representa el final del ego.
El ego vive del tiempo. Cuanto más fuerte es el ego, más se apodera el
tiempo de tu vida”. La vida, que es ahora, se ve como un “problema”, y
acabas viviendo en un mundo de problemas que hay que resolver para poder
ser feliz, realizarte… El problema es que por cada problema que
resuelves surge otro. Mientras el momento presente se vea como un
obstáculo, los problemas no pueden tener fin.
“El tiempo –es decir, el pasado y el futuro- es lo que alimenta al falso yo creado por la mente, y el tiempo está en tu mente.
Es una estructura mental necesaria para la percepción sensorial,
indispensable para propósitos prácticos, pero es el mayor impedimento
para conocerte a ti mismo. El tiempo es la dimensión horizontal de la
vida, la capa superficial de la realidad. Pero también está la dimensión
vertical de la profundidad, a la que solo se puede acceder por el
portal del momento presente.”
Eliminar el tiempo de la conciencia –es decir, vivir solo el momento presente- el eliminar
Más allá del pensamiento
Un
porcentaje de la humanidad todavía relativamente pequeño, pero en
rápido crecimiento, está experimentando ya en su interior la
descomposición de los viejos patrones mentales del ego y la emergencia
de una nueva dimensión de conciencia. Según este inspirado escritor: “Lo
que está surgiendo ahora no es un nuevo sistema de creencias, una nueva
religión, ideología espiritual o mitología. Estamos llegando al final,
no solo de las mitologías, sino también de las ideologías y los sistemas
de creencias. El camino va más allá del contenido de tu mente, más allá
de tus pensamientos. De hecho, la parte esencial de la nueva conciencia
es la trascendencia del pensamiento, la nueva capacidad de elevarse por
encima del pensamiento, de hacer realidad una dimensión dentro de ti
mismo infinitamente más vasta que el pensamiento.”
La
mayoría de la gente se sigue identificando con el incesante torrente
mental del pensamiento compulsivo, casi todo repetitivo e inútil. No
existe un yo aparte de sus procesos de pensamiento y de las emociones
que los acompañan. En esto consiste estar espiritualmente inconsciente. El principal problema de la existencia humana es pensar sin conciencia.
Fuente: Revista Namastéhttp://www.revistanamaste.com/un-mundo-nuevo-ahora-de-eckhart-tolle/Publicado el 27 / julio / 2010
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