LUZBY BERNAL

miércoles, 29 de agosto de 2018

Enfoques sobre la Parashá KI TAVO.


Torá desde Jerusalem



Parashá Ki Tavó - Entres

Libro Devarim / Deuteronomio (26:1 a 28:69)
Enfoques sobre la Parashá

"Y te pondrá Di-s a la cabeza y no a la zaga; y estarás solo arriba, y no estarás abajo. Cuando hayas de obedecer los Mandamientos de Hashem tu Di-s, lo que yo te ordeno el día de hoy, para cuidar y para cumplir" (Devarim 28:13)
Vemos en la naturaleza que una piedra rueda hacia abajo con gran velocidad, pero si la tiramos hacia arriba rodará mucho más despacio. Lo contrario pasa con el fuego, que crece rápido, y baja despacio. La piedra sigue su naturaleza hacia la tierra, y el fuego se eleva hacia el cielo.  Todo va rápido hacia su raíz y lentamente se aleja de ella. Así, el alma desciende en este mundo en contra de su inclinación natural pero aspira constantemente a subir a los cielos.
(Rabi Ezriel Hildersheimer)

"Entonces deberás llamar con una voz alta..." (Devarim 26:5)
Son las tres de la madrugada. Tu esposa ha empezado la labor de parto. El doctor se ve preocupado. Tomas el teléfono y llamas a un adam gadol (gran estudioso de la Torá) y le pides que rece por tu esposa.
Luego de un dificultoso parto tu esposa te presenta un hermoso bebe varón. Madre e hijo están bien. Es martes en la mañana.
El viernes en la noche ves al adam gadol en shul (sinagoga) y lo invitas al Shalom Zojer (bienvenida tradicional de un bebe varón). Él te dice "Cuando tu mujer entró en labor de parto me llamaste a las tres de la mañana para decirme. Pero cuando dio a luz esperas hasta el Shalom Zojer..."
Un granjero comprende que sin lluvias y sol sus cosechas fracasarán. Debido a ello le reza a Hashem por el éxito de su producción; reza fervientemente y con gran motivación.
Cuando todo está cosechado, él trae los bikurim (primeros frutos) al Bet HaMikdash en Jerusalem. Entonces hace una declaración -un resumen de la historia judía- detallando la bondad inalterable e infaltable de Hashem a Su Pueblo. Rashi, citando el Talmud (Sotá 32b), escribe que esta declaración debe hacerse `en voz alta'.
Con ese mismo fervor e intensidad que buscamos asistencia y ayuda, debemos ofrecer agradecimiento y reconocimiento. Si hacemos una llamada a las tres de la mañana con todo corazón al Creador del Mundo por ayuda urgente, agradezcámosle con esa misma urgencia y profundidad de sentimiento.
(Rabí Yehoshua Bertram)

"Y será que si no escuchan..." (Devarim 28:15)
Hay 98 maldiciones en la Tojajá (regaño) que está en la Parashá de esta semana, que detallan lo que le pasará al Pueblo Judío si se desvían de la Torá.
Luego de una boda se hace una semana de Sheva Berajot (comidas festivas) para la pareja recién casada. ¿Por qué específicamente una semana?
Durante la semana de Sheva Berajot hay dos comidas al día, y en cada comida se recitan siete bendiciones. Siete multiplicado por dos multiplicado por siete es... ¡98!  ¡Que sea a través de las bendiciones del establecimiento de un nuevo hogar judío que todas las maldiciones y sufrimiento de nuestra larga noche de exilio tengan final! ¡Que otra vez escuchemos en las ciudades de Yehuda y en los suburbios de Yerushalayim la voz de alegría, la voz de felicidad, la voz del novio y la voz de la novia!
(Basado en Jidushei HaRim en el Gnizei HaJasidim en Iturei Torá)

"Y el Cohen tomará el cesto de tus manos..." (Devarim 26:4)
Las manos son distintas de los demás miembros del cuerpo. Todos los otros miembros están fijos y estáticos, mientras que las manos pueden bajar debajo de los pies o elevados más arriba de la cabeza.
Lo mismo es cierto en un nivel alegórico-ético. El hombre puede bajar sus manos, realizar los pecados más atroces. Puede asesinar, robar. Todo puede hacerse con las manos. Hablamos de "tener sangre en las manos" y "manos sucias".
Por otro lado, las manos, cuando se elevan pueden realizar los actos más santos. Cuando el Cohen bendice al pueblo levanta sus manos. La mano da tzedaká (caridad). La mano pone los tefilin.  Extendemos la "mano de amistad y asistencia".
El trabajo manual de una persona es simbolizado por las adquisiciones que la labor de sus manos le proporcionó. Por esta razón los primeros de sus frutos deben santificarse como bikurim.
Pues el principio influencia a lo que va a venir después. Por ende cada principio debe santificarse, porque cuando el principio es santo, todo lo que lo sigue también será santo.
Cuando las manos se levantan por encima de la cabeza, cuando se dirigen al cielo, entonces la cabeza y el cuerpo inevitablemente seguirán detrás de ellas.
(Adaptado de Rabí Shlomo Yosef Levin)

"Y será, el día que crucéis el Jordán a la Tierra que Hashem vuestro Di-s os da.  Y erigiréis para vosotros grandes piedras y las cubriréis de yeso... y escribiréis sobre las piedras todas las palabras de esta Torá con una clara explicación" (Devarim 27:2-8)
Si vas manejando por la carretera A38 en dirección a  la Planicie de Salisbury, en Inglaterra, a la distancia vas a ver un extraño amontonamiento de piedras enormes erigidas en forma de círculo. Esas piedras se llaman "Stonehenge".
Stonehenge se construyó entre trescientos y mil años después de que el pueblo judío saliera de Egipto. Su origen y su propósito siguen siendo un misterio. Hay quienes dicen que Stonehenge era un templo druídico. Otros sostienen que era un observatorio astronómico. Y también hay quienes afirman que es el sitio de la tumba del Rey Arturo.
Cuando las naciones del mundo desean inmortalizar sus conquistas, erigen grandes piedras como monumentos a su poder militar y a su dominio. Pero cuando los judíos ponen grandes piedras es porque se les ordenó que escriban en ellas "todas las palabras de esta Torá".
Los druidas y el Rey Arturo son figuras espectrales, que se han ido desvaneciendo con el tiempo, mientras que ¡Am Israel Jai!, el pueblo de Israel y la Torá de Moshé, viven y perduran por siempre.
(Don Isaac Abarbanel) 

"Porque no servisteis a Hashem, vuestro Di-s, con alegría y bondad de corazón..." (Devarim 28:47)
Leer la Parashá de esta semana es como ver una escena en cámara lenta donde dos autos están a punto de chocar. No se puede menos que sentir un escalofrío al leer las serias advertencias de lo que ocurrirá si el pueblo no cumple con la Torá, y compararlas luego con la triste realidad de la historia judía. Una de las predicciones más poderosas que hace la Torá es que se ha de castigar al pueblo. "Porque no servisteis a Hashem, vuestro Di-s, con alegría y bondad de corazón...". ¿Por qué la Torá no se refiere a la idolatría, a la inmoralidad, al odio porque si? ¿Acaso no son causas mucho más justificables del exilio y la tragedia? ¿Qué tiene de malo no servir a Di-s "con alegría y bondad de corazón"? ¿Por qué tan terribles consecuencias?
Cuando le pides a un compañero que te ayude a lavar los platos, te puedes dar cuenta de si verdaderamente está dispuesto a ayudar o no. Si te dice: "Ejem... ¿por  ahí te puedo ayudar en alguna otra cosa?", su ofrecimiento de ayuda es sincero. Pero si dice: "Justo ahora me estaba por ir...", entonces estate seguro de que todo el tiempo tenía un pie afuera...
Del mismo modo, cuando el pueblo judío no sirvió a Hashem "con alegría y bondad de corazón", esto es síntoma de que toda su motivación para servir a Hashem es egoísta. El pueblo adoraba a ídolos porque quería controlar a sus deidades. Pensaban que podían "comprar" al dios de la lluvia con un par de sacrificios.  O que podían hacer que el dios del sol hiciera lo que ellos querían a cambio de unas cuantas libaciones.  Al servir a Hashem sin alegría ni bondad de corazón, el pueblo judío está revelando que se relacionan con Di-s de un modo idólatra: tratando de "comprar" a Hashem a cambio de un mero servicio "mecánico".
(Rabí Yojanan Zweig, oído de boca de Rabí Moshé Zauderer)

"Y clamamos a Hashem, el Di-s de nuestros padres, y Hashem oyó nuestras voces..."  (Devarim 26:7)
En momentos de apuros no basta con rezar. Hace falta clamar, gritarle a Hashem, y entonces Él nos responde en forma inmediata. Fíjate que en el versículo no dice que Hashem oyó nuestras plegarias, sino que !Hashem oyó nuestras voces! Y aunque todas las plegarias obtengan respuesta, hay plegarias que tardan días en responderse... y hay plegarias que tardan años.
La esencia del rezo siempre deberá ser para toda la comunidad, y el momento ideal: después de hacer una Mitzvá.
(Jafetz Jaim) 

"Y todas estas maldiciones caerán sobre ti para aniquilarte, por no haber obedecido la voz del Eterno tu Di-s y no haber cumplido con Sus preceptos que te prescribió" (Devarim 28:45)
Una vez le pregunte a mi rabino porque, de todos mis amigos, solo yo había elegido retornar a la fe de nuestros padres. Mis amigos, casi sin excepción, se habían casado con mujeres gentiles y estaban muy ocupados criando a sus hijos no judíos.
El me respondió con dos palabras hebreas: "zjut avot". El mérito de los ancestros. "Evidentemente, alguien de tu familia debió haber querido mucho la Torá. Alguien, tal vez tu abuelo, o tu abuela, rezó mucho para que sus nietos fueran judíos".
Imagínate que acabas de comprar una heladera. Te la envían en un embalaje de madera. Tú quitas la heladera y arrojas a la basura la madera. Ahora imagínate que estás con la misma heladera en un barco que se hunde. Tu tomas la madera y arrojas la heladera.
Cuando la mayor parte del mundo judío andaba a la busca de una heladera nueva, alguien de mis ancestros se aferró a la madera, para no morir.
"Es un árbol de vida para los que se aferran a ella, y alabados son los que la sostienen". Esta frase de Mishlei (Libro de Proverbios) es repetida cada vez que colocamos el rollo de la Torá en el Arca Sagrada. Tal vez la digamos para acordarnos de lo que la Torá significa verdaderamente para el Pueblo Judío. Es nuestro bote de madera en un mar tormentoso. No es tanto que los judíos mantuvimos la Torá, como que la Torá nos mantuvo a nosotros.
En su descripción del Arca Sagrada que albergaba a los Diez Mandamientos, la Torá nos dice que las estacas con que se la transportaba nunca debían separarse de la propia Arca: "Las estacas permanecerán en los aros del Arca; y no serán quitadas de ella" (Seno 25:15).
Estas estacas representan a los que le ofrecen sostén financiero a la Torá. Así como las estacas del Arca no pueden ser quitadas, los que sustentan la Torá y todos sus benefactores son inseparables de los que estudian la Torá. Sin embargo, en realidad, el Arca en ningún momento necesitó las estacas, pues no solo que cargaba con su propio peso, sino que hasta elevaba a los que la "transportaban".
Cuando se caso Rabí Eliezer Gordon, fundador de la Telshe Yeshiva, su suegro, Rabí Abraham Yitzjak Neviezer, quiso proveerle el sustento para que pudiese dedicarse al estudio y transformarse así en un gran erudito de la Torá.
Con el crecimiento de su familia, Rabí Gordon se empezó a sentir muy incomodo porque pensaba que le resultaba una gran carga a su suegro, y muchas veces le pidió a Rabí Abraham que le permitiese aceptar uno de los muchos cargos rabínicos que se le ofrecían. A pesar de las dificultades financieras, Rabí Abraham se negó a que aceptara la propuesta, e insistió en que continuara estudiando.
La mujer de Rabí Abraham le preguntó a su marido cuánto tiempo pensaba seguir manteniendo a su hija y su yerno. Él le respondió: "Querida, uno nunca sabe quién mantiene a quien...".
Cuando, por fin, le ofrecieron a Rabí Gordon el rabinato de Eisheshok, su suegro sintió que no podía negarle que aceptara tan importante puesto.  El día después de que la familia Gordon partió con destino a Eisheshok, falleció Rabí Abraham Yitzjak.
Entonces quedó en claro quién había mantenido a quien.
El Arca transporta a los que la "transportan".
"Es un árbol de vida para los que se aferran a ella, y alabados son los que la sostienen". Los que sustentan la Torá ciertamente han de ser alabados, y se sienten felices de mantenerla, pero para que la Torá sea un árbol de vida que nos sustente a nosotros y a nuestros descendientes, la Torá debe ser para nosotros como un árbol de vida. Debemos aferrarnos a ella como el naufrago al pedazo de madera.
El mes de Elul es una época en la que nos dedicamos en forma especial a la Torá y a sus valores. Debemos aferrarnos a ella para no morir. Porque ella es nuestro único bote salvavidas.
(Rabi Zev Leff en Shiurei Bina, Rabi Moshe Newman)
Shabat Shalom.

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