Para un hombre:
El male rajamim shojen mromim, hamtzé menujá nejoná al kanfei Hashjiná, bemaalot hakdoshim uthorim, kezoar harakia mazhirim, et nishmat (nombre del fallecido) ben (nombre de su madre) shealaj leolamó, baavur shenadvú tzdaká bead hazcarat nishmato, beGan Eden tee menujató, lajen baal harajmim iastireu beseter kenafav leolamim, veitzror bitzror hajaim et nishmató, Adonai hu najalató, veianuaj al mishkavó beshalom, venomar Amén.
Para una mujer:
El male rajamim shojen mromim, hamtzé menujá nejoná al kanfei Hashjinná, bemaalot hakdoshim uthorim, kezoar harakia mazhirim, et nishmat (nombre del fallecida) bat (nombre de su madre) shealaja leolamá, baavur shenadvú tzdaká bead hazcarat nishmata, beGan Eden tee menujatá, lajen baal harajmim iastireu beseter kenafav leolamim, veitzror btzror hajaim et nishmatá, Adonai hu najalatá, vetanuaj al mishkavá beshalom, venomar Amén.
Dios, lleno de compasión, que mora en lo alto, concede auténtico descanso sobre las alas de la Shejiná (Presencia Divina), en las excelsas esferas de lo santo y puro, que brillan como el resplandor del firmamento, al alma de (menciónese el nombre del fallecido) hijo/a de (nombre de su madre) que ha ido a su mundo [superno], pues se ha dado caridad en recuerdo de su alma; que su lugar de descanso sea el Gan Eden. Por ello, que el Todo misericordioso lo/la cobije con la cobertura de Sus alas por siempre, y ligue su alma en el vínculo de la vida. Adonai es su patrimonio; que descanse en su lugar de reposo en paz, y digamos: Amén
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