LUZBY BERNAL

miércoles, 26 de enero de 2011

Integración: la vuelta a casa



«Y mientras todas la criaturas miran con los ojos subyugados a su tierra ancestral; Él pide que el hombre camine erguido, observando el cielo de donde vino su alma, y adonde dirige todas sus esperanzas.»
OVIDIO





Integración significa el permiso para que todos los niveles sean considerados partes válidas del Todo. Significa desprenderse de la negación. Significa abrazarnos a nosotros mismos al igual que abrazamos a los demás.

De la misma manera que nuestra conciencia creó este reino de polaridad también podemos transformarlo.
Una vez que se dé la integración, este dominio se definirá según parámetros muy diferentes, Nos convertiremos en los arquetipos y también en los Fundadores. 
Cambiaremos de perspectiva y nos daremos cuenta de que nosotros mismos somos el Creador. 
Esto no significa necesariamente que nuestras identidades sean absorbidas. Podría significar que despertemos hasta tal punto que seamos capaces de elegir conscientemente nuestro propio destino. Tal vez elijamos entrar en otros reinos y ser los amigos invisibles de sociedades planetarias que todavía están jugando el juego de la separación. Incluso nos podríamos convertir en extraterrestres para otro planeta, reflexionando sobre las decisiones respecto a interferencias que se plantearon nuestros antepasados.

Serenándonos y escuchando atentamente, podemos oír y sentir las soterradas corrientes de esta transformación.
La existencia y el cambio son las únicas constantes.
Podemos jugar al juego de la ilusión y pensar que somos el resultado de una creación accidental, pero larde o temprano nos daremos un toque en el hombro y el juego habrá terminado. En la realidad de la Tierra, nosotros hemos creado a los seres de Arcturus, Sirio, Lira, Orión, Retículi, las Pléyades, etc., para que ellos sean los seres que nos sacudan el hombro. Ellos verdaderamente son la misma cosa, ellos son nosotros.
De la misma manera que nuestra conciencia creó este reino de polaridad
¿Qué estamos haciendo, aquí en la Tierra, para que esa integración pueda tener lugar?

Ante todo debemos saber que tendrá lugar con o sin nuestras actuaciones conscientes. La diferencia consiste en que una actuación consciente permitirá que el viaje sea más placentero. Sentiremos que tenemos más control sobre nuestros destinos.

La actuación consciente que acelerará nuestro proceso de integración es muy simple: darnos permiso. Si accedemos a ello en todos los niveles en los que tiene lugar la integración, veremos con alegría cómo nuestros caminos se despliegan ante nosotros.

La integración se dará en cuatro niveles principales: mental, emocional, espiritual y físico.

- Mental

Integrar nuestra mente significa para nosotros que nos permitamos que se combinen no sólo nuestros procesos mentales sino también los intuitivos y emocionales. El tipo de pensamiento que se aprecia hoy en día está prácticamente centrado en la cabeza Fórmulas y cálculos determinan la realidad del siglo XX de la Tierra. Si nos permitimos entender que los procesos intuitivos y emocionales son igual de válidos y que son utilizados en combinación con lo mental, estaremos en el buen camino hacia la integración de nuestra mentalidad.

- Emocional

Cuando hablamos de integración emocional, hablamos de empezar a aprender a abrazar nuestra sombra. Podemos abrir armarios interiores y hurgar en las profundidades del subconsciente y erradicar creencias que nos tienen amarrados. En la mayoría de los casos, estos aspectos negados de nosotros mismos sólo quieren que les prestemos atención. Al igual que los pleyadianos descubrieron, y antes que ellos los liranos, sólo la negación prolonga el dolor de la existencia. Deberíamos aprender de estos otros sí mismos de mundos distantes. ¡No repitamos las mismas lecciones una y otra vez!

- Espiritual

Integrar lo espiritual, tal vez, es lo más fácil de todo. Todos poseemos una espiritualidad interior no ligada a ninguna doctrina.
Si liberamos la doctrina y tocamos la espiritualidad innata, el proceso de integración comenzará. Cuando honramos la verdad de cada persona como manifestación de la Verdad Única, irradiamos hacia fuera y abrazamos al planeta. Esto nos permite coexistir con nuestras creencias sin necesidad de cambiar las del otro. El hecho de que Dios/ Todo Lo Que Es exista no se puede cambiar debido a nuestros argumentos con respecto a la cuestión de qué color es el manto que lleva. Tenemos tanto miedo a estar solos que creamos más separación debido a nuestro deseo de una doctrina única. Si tenemos el valor de empezar a tocar esa espiritualidad interior, empezará nuestra transformación.

- Físico

La integración física es ligeramente diferente Implica un reconocimiento de nuestro pasado y de nuestra historia como parte de un escenario más .grande a escala cósmica. Nos hemos fragmentado de la Fuente y de los Fundadores. Hemos estirado nuestra individualidad hasta límites insospechados. Volver a unimos requerirá de nosotros volver a reconocernos y aceptamos como parte de la Familia Galáctica. Al superar nuestros miedos raciales y dejar de creer que el color de la piel o las diferencias culturales son una barrera entre nosotros también superaremos nuestros miedos a celebrar la comunión que nos ofrecen los Zeta Retículi. Podemos permitir la integración a todos los niveles en nuestra vida física aquí en la Tierra.


Ni uno solo de nosotros procede de otro lugar Procedemos de la Fuente y la Fuente es infinita, .Decir que procedemos de las Pléyades es una negación de todo lo demás que somos. Nuestro ser terrestre se confunde si continuamente negarnos que nuestra existencia es parte del cuerpo del planeta. ¡Procedemos de Todo Lo Que Es! Si sentimos una conexión con una raza de fuera del planeta, nos identificamos con lo que representan o con varias vidas que hemos pasado en ese planeta. Si los individuos insisten en decir que «proceden» de alguna parte se ofrece la sugerencia de que afirmen su alianza con la Tierra. Han elegido una vida aquí. En un sentido muy real se puede decir que la gente de la Tierra es un modelo de integración. Somos divinos y terrestres; procedemos de dioses y de hombres. Somos la prueba positiva de que la vida humana puede adaptarse a circunstancias aparentemente inverosímiles. ¡Celebremos la humanidad!

No existen hermanos del espacio que realmente nos vayan a salvar ¡están demasiado ocupados salvándose a sí mismos! Aunque todavía estamos jugando un poco al juego de esconder la cabeza en la arena, otras civilizaciones nos están mirando como si fuésemos un enigma. ¡Somos la civilización que se niega a morir! Nuestra resistencia y nuestra fe en nuestras habilidades han demostrado continuamente nuestro valor. Nos negábamos a ser dominados por el grupo de liranos en el Jardín del Edén. Diversas «plagas» esparcidas por los dioses no consiguieron eliminarnos.

Gracias a Noé y al soberano sirio que le avisó, hoy en día tenemos una civilización radiante.

Muchos se han preguntado por qué tantos grupos extraterrestres han observado a la Tierra. Tal vez somos una demostración predecible de integración en acción. Puede que sea doloroso, pero en nuestra creencia en el consciente colectivo, el dolor puede producir resultados milagrosos.

La Tierra del presente y la Tierra del futuro son precisamente ese milagro. Celebremos este milagro al integrarnos y aceptar la responsabilidad de nuestra realidad planetaria. ¡Formarnos parte de una Asociación de Mundos y nuestra cualidad de miembro debe ser renovada! Esta vez, el poder seguir siendo miembro de esa Asociación, requiere que despertemos y nos demos cuenta del drama cósmico del cual hemos acordado formar parte. Nuestro despertar nos conducirá al hogar... a nosotros mismos.


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