LUZBY BERNAL

miércoles, 26 de enero de 2011

Posted: 26 Jan 2011 08:27 AM PST

Las hojas de los árboles de afuera de mi ventana están comenzando su lenta transformación del verde esmeralda brillante al amarillo dorado intenso y rojos fuertes color ciruela. Respiro por última vez la brisa con olor leñoso y a pino y tristemente cierro la ventana para que no entre el aire frío. La temporada está cambiando y, a su vez nuestros corazones sufren sus propias transformaciones.


Nosotros desarrollamos una idea de nosotros mismos que muchas veces olvidamos actualizar, nos ponemos etiquetas y le ponemos etiquetas a nuestras vidas; qué hacemos, quiénes somos y tratamos todo como si las cosas fueran estáticas y estables. Sin embargo, las hojas de los árboles de nuestros corazones, esas hojas que crecen desde las raíces de nuestro karma, cambian de color y, con un último y maravilloso baile, caen a la tierra. Nuestros corazones son el microcosmos del hermoso mundo que nos rodea. Ek Ong Kar: el Creador y la creación son uno.


El otoño es el tiempo de la cosecha y nos brinda la oportunidad de tomar un momento para centrarnos en nuestra respiración y reflexionar. Presiona el botón de pausa, toma una respiración larga, mantente presente aquí y ahora. ¿Qué pusimos en práctica la temporada pasada para crecer?, ¿En qué se han convertido nuestras vidas?, ¿Quién está contento de tenernos en sus vidas? La mayoría de las veces no nos gusta reflexionar porque tenemos miedo de nuestras propias respuestas, tenemos miedo de no cumplir con las expectativas del mundo o con las expectativas del pequeño crítico que llevamos dentro. 


Pero si nos vemos con otros ojos, pensando en ser nuestros propios fans en lugar de nuestros propios críticos también encontraríamos momentos de bondad y de gracia, podemos encontrar momentos en los que hemos vivido nuestro potencial hasta el máximo y en los que hemos sonreído ante la adversidad.


Este mundo, a pesar de todo el caos y de todos los cambios, es un mundo maravilloso. Las hojas podrían caer de los árboles sin ni siquiera darnos cuenta, sin embargo ellas se transforman en un arcoíris que envuelve al mundo, cada hoja cae a su propio tiempo, girando dando vueltas hasta llegar al piso en una caída suave y con gracia. Los humanos también somos así. 


 Nuestras vidas podrían existir y terminar sin dejar ni un solo rastro en el mundo, y aunque muchas veces pensamos que es así, en realidad no lo es. Nosotros crecemos y nos expandimos, cambiamos nuestros colores del verde al amarillo y al rojo, nos mecemos con el viento y posteriormente, en un baile, en nuestro vuelo final, nos vamos a casa a los brazos de nuestro Creador.


En este tiempo de cambio, puedo sentir que yo misma estoy cambiando. Observo las hojas y siento mi propia transformación en el corazón. Veo como en la granja al final de camino recogen la cosecha, las hermosas calabazas color anaranjado, los calabacines verdes doblados y torcidos, las calabacitas amarillas de formas irregulares y chistosas. ¿Qué creé dentro de mí este año? Puedo sentir la vibrante y cálida alegría en forma de una gran y hermosa calabaza dentro mi creada por el yoga, los cantos, el mantra y el yoga y sobre todo creada por el amor. 


Puedo ver unos cuantos calabacines retorcidos creados por pérdidas y momentos de tristeza y también puedo ver que hay calabacitas amarillas y chistosas creadas a partir de carcajadas tan intensas ¡que rompieron en dos las calabacitas y las semillas se salieron!
Para mí esta temporada está contenida en el mantra “Gobinda Hari”. 


Sus palabras son simples, como las hojas que caen, Gobinda, Gobinda, Hari Hari. Gobinda es el aspecto Sostenedor de Dios que nos ha mantenido durante todo el año, pero a su vez es el aspecto de Dios que es magnífico y amoroso. Hari, es el aspecto Creador de de Dios que se encuentra en acción, pero también es la fuerza sanadora dentro de nosotros. 


Al cantar Gobinda Hari nos conectamos con la hermosa cosecha dentro de nosotros mismos y con el aspecto creativo que la lleva a cabo. Es como decir, ¡Magnífico! ¡Magnífico! ¡Yo lo hice! ¡Yo lo hice! Nos conectamos con Dios en una manera que le permite a Dios experimentar su propia creación a través de nosotros y de nuestras vidas y también nos da la oportunidad de conectarnos con la belleza de nuestra propia experiencia. 


Gobinda Hari también nos permite sanarnos y sentirnos seguros en un lugar profundo de nosotros mismos sabiendo que Dios es la fuerza sostenedora y sanadora que se encuentra en el centro de nuestro corazón.


Coloca tus manos en el pecho y crúzalas a la altura de las muñecas, derecha sobre izquierda, las palmas de las manos descansan cerca de los hombros. Cierra tus ojos y canta por 11 minutos “Gobinda Gobinda Hari Hari” y siente la gracia y la compasión de ese Uno que descansa en el centro de tu propio ser.


Al terminar, abre tus ojos y observa con una nueva mirada. Observa la generosa cosecha del Universo. Observa la obra de la vida en todos sus ciclos y ritmos. Después, observa hacia dentro con esa nueva mirada y observa la belleza de la cosecha de Dios dentro de ti. 


Percibe el milagro de cada respiración que tomas y de cada sonrisa que otorgas. Obsérvate como una hoja en el bosque de Dios; única, hermosa y brillante, feliz de mecerte en el viento hasta el día en el que todos caigamos en nuestro último baile, abrazados, por fin por el Uno.



Gobinda Gobinda Hari Hari
Ramdesh Kaur   -Traducción Patwant Kaur




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