 | OLVÍDESE DE LO QUE QUEDA ATRÁS Y DÉJELO EN SU PASADO |
Por Mario A Olcese (Apologista)
Estimados amigos que visitan mi blog de manera consuetudinaria:
Estas palabras son del mismísimo apóstol Pablo para los creyentes en Jesucristo:
“Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado (hablando de la resurrección); pero una cosa hago: OLVIDANDO CIERTAMENTE LO QUE QUEDA ATRÁS, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Fil. 3:13,14).
Sí, mis amigos, aún hay creyentes que viven pensando en su pasado, en las cosas que hicieron mal, o que dejaron de hacer bien, el año que pasó. Otros incluso viven atormentados por TODOS sus malos hechos de su vida pasada, los cuales aún los persiguen y los deprimen, y que se convierten en un verdadero obstáculo para su crecimiento y perfeccionamiento cristianos. Ellos saben que sus delitos y pecados pasados han sido perdonados por su Señor que los rescató, pero al mismo tiempo ellos mismos aún no han logrado perdonarse a sí mismos totalmente. Hay incluso aquellos que creen que es muy poco probable que el Señor los pueda perdonar, dado que sus pecados han sido muy nefastos y han hecho mucho daño a más de una persona. Pareciera que estos creyentes oyesen una vocecita acusadora que emerge de vez en cuando en sus conciencias, y que les dice sutilmente: “Oye, Fulano, fuiste demasiado vil”…”Dios jamás te perdonará”…”ya es demasiado tarde para que te salves”…”son muchos tus pecados pasados”…”fuiste un hombre realmente malvado y despreciable”…”perjudicaste a mucha gente”…”destrozaste la vida de otros”, “eres un hipócrita”, etc.
Todos estos sentimientos no vienen de Dios, sino del enemigo, del destructor, de Satanás, quien no quiere que tú te reconcilies totalmente con Dios y vivas confiado en sus promesas de perdón y restauración total. El enemigo quiere siempre sacarte en cara lo malo que fuiste para que en lugar de vivir en paz con Dios, y contigo mismo, te hundas en la desesperanza y termines, Dios no quiera, practicando nuevamente lo que dejaste atrás. Allí tenemos a Judas Iscariote, quien atormentado por su pecado, decidió suicidarse pensando que jamás sería perdonado por su Señor; y por otro lado tenemos a Pedro, quien arrepentido por su triple negación a su Señor, y muy seguro de haber recibido su perdón, se torna en el abanderado y en el adalid de la iglesia cristiana hasta el día de hoy.
¿Qué no fuiste un cristiano del todo ejemplar el año pasado?¿Que recaíste en algún pecado de tu pasado y ya no te sientes digno? Pues aún tienes esperanza a la vista de Dios si te arrepientes de veras y prometes ser un siervo fiel y leal a tus compromisos de hoy en adelante. Así que deja atrás tu pasado, olvida lo que te atormenta, y prosigue a la meta del supremo llamamiento. Año nuevo vida nueva y mejor. Sigue perfeccionándote, sigue mirando a Jesús como el modelo a seguir, y no dejes que tus recaídas te persigan inclementemente al punto de desmoralizarte.
Ahora bien, también es cierto que algunos que son cristianos, aún miran atrás, a su pasado, y añoran lo que dejaron atrás. Tal vez ya no añoren sus antiguas prácticas inmorales que dejaron atrás para siempre, pero sí los lujos, comodidades, y amistades que tuvieron en el mundo, y que dejaron atrás para seguir a Cristo. Pero recordemos lo que dijo Jesús en Lucas 9:62: “Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia ATRÁS, es apto para el reino de Dios”. Sí, mis amigos, ninguno que mira hacia atrás (o añora su pasado), será digno de su reino. Aquí hay una decisión que tomar a favor de Cristo y su reino que debe ser a RADICAL, ABOSOLUTA Y TERMINANTE.
Y no sería una mala idea recordar lo que le ocurrió a la esposa de Lot, quien desobedeció la orden de Dios de no mirar atrás, y terminó convertida en una estatua de sal en su huida hacia la salvación. Que este ejemplo nos sirva de enseñanza de lo que nos pudiera ocurrir si persistiéramos en voltear nuestra vista hacia atrás, hacia nuestro pasado, hacia lo que se vomitó.
Recordemos lo que dice Proverbios:
Proverbios 26:11: Como perro que vuelve a su VÓMITO, Así es el necio que repite su necedad.
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