LUZBY BERNAL

sábado, 8 de enero de 2011

R A M T H A


Ramtha es una inteligencia extraordinaria de profunda sabiduría y amor. Es canalizado a través de una mujer llamada JZ Knight, que le permite usar su cuerpo para transmitir su mensaje a la humanidad. A través del cuerpo de JZ Knight, Ramtha ha dado cientos de audiencias por todo el mundo desde 1978. RAMTHA es una colección de transcripciones extraídas de las grabaciones de estas audiencias.
Yo soy Ramtha, una entidad soberana que vivió hace mucho tiempo en este plano, llamado Tierra o Terra. En aquella vida yo no morí, sino que ascendí, porque aprendí a controlar el poder de mi mente y a llevarme mi cuerpo a una dimensión invisible de vida. Al hacer esto, me di cuenta de la existencia de una libertad, una felicidad y una vida ilimitadas.
Ahora soy parte de una hermandad invisible que ama grandemente a la Humanidad. Nosotros somos vuestros hermanos que oímos vuestras plegarias y vuestras meditaciones, y observamos vuestros movimientos.
Estoy aquí para recordaros una herencia que la mayoría de vosotros olvidó hace mucho, mucho tiempo.
Yo traigo a vuestro plano los vientos del cambio. Yo, y aquellos que me acompañan, estamos preparando a la Humanidad para un gran evento que ya se ha puesto en marcha.
Vamos a unir a todas las gentes de este plano, permitiendo al hombre ser testigo de algo magnífico y brillante, algo que le hará abrirse y permitir que el conocimiento y el amor fluyan a través de él.
No hay otra redención para la Humanidad que el reconocimiento de su divinidad. Vosotros sois las semillas de esta realización.

«Conócete a ti mismo y conocerás el universo y a los dioses.»
 (Inscripción en el Templo de Delfos)
Es una escuela antigua de misterios transportada a las postrimerías del siglo XX, una edad que se revuelca en medio de un materialismo alarmante, donde ni la iglesia, encarcelada por su propio dogma y las intrigas políticas, ni la ciencia, encerrada dentro de los confines de la materia, saben cómo formar individuos completos. La ciencia no necesita cambiar sus métodos, sólo debe ampliar su alcance, y la religión no necesita cambiar sus tradiciones, sino más bien recordar sus orígenes: el Espíritu y su importancia fundamental. El restablecimiento del vínculo entre lo visible y lo invisible, para la aplicación útil de lo omnipotente en nuestras vidas diarias, llega a ser un nuevo puente consciente para atravesar el abismo que separa al cielo de la tierra. Este trabajo se denomina la Gran Obra. El concepto de la Antigua escuela de Sabiduría de Ramtha es uno cuya academia se construye a medida que cada iniciado/estudiante se convierte individualmente en la piedra fundamental.
En el núcleo de la escuela de misterio está lo que Ramtha llama el Vació: una extensa nada materialmente y, sin embargo, todas las cosas en potencia y que Pitágoras llamó «lo absoluto». Esta es la esencia del ser no creado, el Dios no creado, la nada de la cual proceden todos los potenciales. El Vacío es el gran no manifiesto desde el cual se originan los mundos efímeros. Mientras que los mundos manifiestos cambian y finalmente desaparecen, el Vacío permanece inmutable. Esta esencia eterna se le ha ocultado a la humanidad, porque el hombre sólo percibe las cosas en una forma tangible, sin saber que estas formas están combinadas con lo infinito. ¿Es posible entonces que la humanidad sepa lo que se le ha mantenido velado? O, como preguntó Pitágoras: «¿Ha visto alguien al maestro del tiempo, al alma de los soles, a la fuente de la inteligencia?»
Ramtha enseña que no se puede ver el Vacío o lo inmutable, porque hacerlo sería establecer una separación con aquello que inefablemente somos. Sólo podemos ser uno con él, y de esta manera, definir una relación que da como resultado el otorgamiento de dimensión, inteligencia y esencia a las cosas de forma. Es precisamente en esta relación divina donde se define a Dios como un espíritu en movimiento. Nosotros, la humanidad, somos los dioses que aportamos la armonía que existe entre lo visible y lo invisible. Cuando se convierte en el Vacío, o cuando es el Vacío, el estudiante puede empezar a penetrar en este centro de todas las cosas y es así como comienza el Gran Trabajo. El estudiante pasa por iniciaciones que lo acercan a la relación divina asemejándose a los dioses que ponen en acción los fuegos de la creación. El trabajo de la escuela es la combinación del conocimiento científico con el entendimiento esotérico del espíritu, así como el dominio de las cosas a través de la voluntad. Así se llega a un control de las tormentas personales que ponen al individuo en contra de la unidad que manifiesta a Dios como el Yo.
Ramtha se refiere a nosotros como los «dioses olvidados», una definición apropiada, si se tiene en cuenta lo que la mayoría cree que Dios es: una magnificencia que creó a la humanidad, pero que permanece aparte y distante de ella. El pensar así nos hace olvidar nuestras actividades y orígenes divinos que han definido el término «Dios». Los dioses no preexistieron a todas las cosas, sino que el Vacío fue primero, eterno y absoluto. El Vacío, por medio de una contemplación inimaginable, creó un punto principal, al que Ramtha llama Punto Cero. Dicho punto contenía potencialmente Conciencia y Energía y era el hijo del Vacío. El Punto Cero era una sustancia indivisible que contenía Conciencia y Energía infinitas, el fuego primordial que formaría los motores de la creación. Este es el Espíritu, la esencia de todas las cosas, y es dicha esencia lo que constituye la definición de Dios como nosotros mismos. Nosotros, el Espíritu, somos el primer principio que encarna facultades divinas. La metáfora del loto místico nos puede ayudar a comprender esto con más claridad. Imagínense por un momento al iniciado egipcio que yace en su fosa y que ve salir de la oscuridad, en una noche sin estrellas, un punto de luz brillante. Éste lentamente empieza a abrirse como una flor radiante con su centro incandescente que emerge como una rosa de luz brillante de mil pétalos. Nosotros somos la flor que se abre desde la Fuente. A partir de ese momento Dios se manifiesto, nosotros, ustedes, yo. A partir de ese momento, nosotros también contemplamos y duplicamos al Yo en sustancia divisible. Ahora poseemos el ingrediente activo de Conciencia y Energía, representado en las antiguas escuelas de pensamiento como el eterno masculino (Conciencia) y el eterno femenino (Energía). Esta unión perfecta de Conciencia y Energía forma la unión perfecta de facultad generativa y reproductiva que más tarde daría origen al mundo y a la esencia de Dios como nosotros, en verdad. Es esta unión la que es responsable de la manifestación de Dios en el tiempo, la dimensión y el espacio.
Dios como nosotros se puede definir ahora como el ser humano, una prenda corporal usada por Dios como Espíritu con el fin de hacer conocido lo desconocido en la cualidad física del mundo tridimensional. El alma del hombre registra este progreso en formas holográficas de energía a modo de bitácora del viaje. Esta fusión armoniosa de cuerpo como atuendo, alma como memoria y Espíritu como Dios, trabajando en una armonía precisa, es lo que facilita la creación de la realidad. El conocimiento de ellas es la clave real de la vida desde la formación de la célula hasta la constitución hiperfísica de la humanidad como Dios. La tríada de la naturaleza triple de cuerpo, alma y espíritu produce el fenómeno al que llamamos mente del hombre, el cual construye formas de pensamiento alrededor de las cuales se modela la energía, creando así el fluido de la realidad cósmica. La humanidad es la única responsable de la evolución de la materia contenida en los orígenes terrenales, con el propósito de experimentarlos en la cualidad física y de engendrar todos los potenciales del Vacío para que sea una experiencia conocible. Estos pensamientos creativos hacen evolucionar a los mundos, quitándole todos los velos al proceso de divinidad.
JZ Knight

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