LUZBY BERNAL

martes, 25 de enero de 2011

TORO SENTADO



Este es el capitulo al que llame "el centro" de mi libro enseñanzas en Shambala, en donde me encuentro con Toro sentado, espero que te guste...LOve NN :::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::: Hoy al llegar, antes de entrar me han dado una ducha purificadora, será que estoy mentalmente polucionado... Ananda me estaba esperando, fuimos caminando juntos hasta una cúpula. Esta era diferente de las demás pues acababa en una punta que apuntaba al cielo. Amanda me comentó que íbamos a visitar a los Indios Americanos, y que la punta de la cúpula era el símbolo de los tipis, viviendas de su tradición y que apuntaba a la estrella de Sirio. Entramos en la cúpula, había un círculo de indios, todos sentados mirando hacia el centro. Algunos tenían tambores e iban vestidos con sus atuendos de ceremonia. Nos sentamos entre ellos, debían de haber uno doscientos más o menos, el lugar era muy amplio con una atmósfera muy agradable como de fiesta o celebración. De pronto en el centro de la sala se comenzaron a formar unas figuras, la primera fue un venado magnífico, era transparente y fluctuaba. En su interior se podían ver estrellas unidas entre si formando constelaciones. Ananda me contó que los indios protegen a los animales del planeta tierra y a todas las especies en conflicto. Y que eran maestros de la colocación en uno mismo. Iban apareciendo más animales, me levanté de mi lugar y me fui a verlos de más cerca. Ananda vino conmigo y me cogió de la mano derecha. Yo estaba maravillado con los animales, de su textura de las estrellas que tenían por dentro...entonces me di cuenta de que me había transformado en mi niño, de unos siete años mas o menos. Podía contemplar la belleza como antes en mi pureza, silencio y asombro, era como ir de la mano de una madre por un zoológico, o así me sentía yo... Luego nos encontramos los elementos, una pequeña fogata crepitando, un río de alta montaña, hojas volando en círculos y tierra fértil... Y un gran oso de pie maravilloso, todo estaba en perfecta armonía. En una de las vueltas de pronto nos encontramos con un jefe indio, rodeado de su gente. Era un poco gordo y feo, con una nariz bastante ancha y una mirada penetrante. Tendría como unos setenta años, estaba sentado y llevaba un enorme penacho de plumas de águila sobre la cabeza. Me hizo un gesto para que me sentara enfrente de él. Todo lo que me comunicó a partir de ese momento fue con gestos, “La magia de las manos”, me dijo que era uno de los idiomas más antiguos de la tierra, basado en la intuición. También me dio su nombre, Toro Sentado, que lo he buscado en internet y en indio es” Tatanka Yotanka”, y su rostro exacto al de mi visión. La comunicación que me lego con sus gestos es esta: Ten tus cuatro puntos cardinales, sentados. Adora al cielo y al gran espíritu Respeta al suelo y a la madre tierra Estate en tu lugar Reposa la mirada en el horizonte Y descansa tu columna como lo hace el árbol de la vida Y sé, se tu mismo y entrega Para que el árbol se haga grande
Debe de tener unas raíces fuertes
Estate en ti mismo, respétate
Y cuando ya encuentres tu fuerza
Entonces, vuela como el águila
Utiliza tu agudeza visual
Su fortaleza y su ligereza unidas
Amanece por la mañana
Mira al sol que sale
Une tu corazón con el astro
En tu silencio sagrado Deja que el viento Acaricie tus sueños De un mañana próspero Lleno de vida y alimento Báñate en el río
Siente el agua por tu cuerpo
Moja tu alma sumergida
En la clara pureza del frío
Descansa tu cuerpo en la tierra
Siente su profunda sabiduría
El amor rodeará tu esencia
Y la verdad alcanzará tu vida
El espíritu de Manitú
Vive en todos nosotros
Cada trozo de su ser
Es una estrella de nuestro cuerpo
Todos somos el universo
Y el respeto por tu vida
Y el amor a tu corazón
Es la apertura al infinito
Hacia el mundo y sus gentes...
Que el gran espíritu esté contigo Y te proteja siempre... En ese momento, Toro Sentado dejó de hacer gestos, se replegó sobre si mismo y se despidió de mí con una mirada muy profunda y muy seria. Recuperé mi forma original y Ananda me acompañó a través de los animales hasta la puerta, allí se despidió de mi

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