LUZBY BERNAL

viernes, 28 de enero de 2011

UN CASO ÚNICO EN EL MUNDO: UN HIJO QUE RESULTÓ SER COETÁNEO CON SU PADRE

apologista | enero 29, 2011 at 2:04 am | Etiquetas: coetáneo, Dios, eternidad, hijo, Padre, trinidad | URL: http://wp.me/p6Hrw-8sp
¡La Trinidad coetánea del catolicismo y de los "evangelicatólicos"!
Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)
He aquí un enigma o dilema que nos impulsa a escribir esta meditación: 
Los "Trinotercos"  afirman que el Hijo es coetáneo con el Padre, es decir, que ambos tienen la misma edad, porque se dogmatiza que ambos son “sin principio y sin fin de días” o simplemente "eternos". ¿Pero puede ser posible semejante concepto que desafía la razón y la idea misma de lo que significa ser un padre y un hijo? Además los "Trinotercos" nos hablan de la “generación eterna” del Hijo de Dios, ¿pero puede alguno entender esta extraña locucíon de los católicos y de los "evangelicatólicos"?
Es más que sabido que Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza (Gén. 1:26), y con esto entendemos que así como Dios es Padre y tiene un Hijo primogénito que engendró, asimismo los padres humanos engendran hijos que proceden de ellos o de su simiente (semen/óvulo).
Dios el Padre es mayor o antes que Su Hijo, y es por esto que el Padre es superior y cabeza del Hijo; y eso mismo se espera que sea un padre humano de sus esposa, y por ende, de sus hijos e hijas, porque el hombre (Adán) fue creado antes que la mujer (Eva).
Pues bien, si el Padre es mayor que Su Hijo (Jn. 14:28), no queda otra alternativa que concluir que el Padre es antes que el Hijo, y por tanto, no pueden ser coetáneos. El hecho de que a Jesucristo se le llame “Hijo”, y no otra cosa, nos indica a todos que el Señor Jesucristo es posterior al Padre, y que procede de Él en algún momento en el tiempo. Definitivamente el Hijo no puede ser coetáneo con su Padre, como tampoco los hijos humanos son coetáneos o contemporáneos con sus padres.  La autoridad, así como la superioridad de Dios sobre Su Hijo se debe precisamente a que Dios el Padre es primero o anterior a Su Hijo, el cual fue engendrado por Él.
El Hijo también habla de la gloria que Dios le dio, la cual él nos la ha dado a nosotros del mismo modo (Juan 17:22). Si el Hijo es eterno como el Padre, entonces el éste siempre tuvo gloria, y no necesitó que Su Padre se lo diera en algún momento en el tiempo. Y si Cristo es eterno como el Padre, y el Creador de todo, no puede ser al mismo tiempo el Eterno creador y el heredero de todo lo que supuestamente creó (Heb. 1:2).
Por otro lado, si el Hijo es eterno, él no habría dicho que Su Padre es “mayor que yo” (Juan 14:28) y “mayor que todos” (Juan 10:29). Y no me vengan con el cuento de que en estos dos versos Jesús “hablaba como hombre”, ¿pues no es de esperarse, acaso, que todo hombre sea menor que Dios, o que Dios sea mayor que cualquier hombre? Entonces repito lo mismo: ¿Qué de nuevo estaría diciéndonos Jesús con esas palabras que son tan obvias para todos? ¡Nada!
En las Escrituras se nos dice que Dios, el Creador, el Eterno, estaba solo cuando procedió a crear todo lo que se ve y no se ve (Isa. 44:24). Si esto es verdad, entonces no había dos personas divinas y eternas en la creación. No pudo existir El Padre y el Hijo como Creadores. Para Pablo, el único y sabio Dios es el Padre y ninguno más (Romanos 16:27).
En Deuteronomio 33:27  dice: “El ETERNO DIOS es tu refugio, Y acá abajo los brazos eternos; El (en singular) echó de delante de ti al enemigo, Y dijo (en singular): Destruye”. Sin duda aquí se nos dice que Dios es eterno, refiriéndose a Yahweh, y que este Yahweh, que es singular o único, dijo: destruye. Si este Yahweh es un Dios compuesto por dos o tres personas eternas, no hablaría en singular  usándose el pronombre “El” y “dijo”.
Con todo lo dicho anteriormente no estoy desacreditando ni disminuyendo a Jesús frente a Su Padre. Todo lo contrario, lo estoy colocando en su debida posición como subordinado del Padre, Su enviado, Su Hijo, Su mensajero, Su Ángel, Su Agente, Su Juez, Su Rey, y Su Salvador.
He aquí unos textos para meditar:
¿No has sabido, no has oído que el DIOS ETERNO es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance (Isaías 40:28).
Porque así dijo el ALTO Y SUBLIME, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados (Isaías 57:15).
Estos dos pasajes de arriba de Isaías claramente presentan a Jehová como Dios eterno, el Alto y Sublime, el solo Jehová eterno que habita en la eternidad, y cuyo nombre es El Santo.  Ahora bien, en Isaías 40:25 El Santo es presentado como incomparable, pues dice: ¿A qué, pues, me haréis semejante o me compararéis? dice el Santo. Este Santo que es incomparable habita en la eternidad, y nadie más. Y ninguno puede compararlo, ni hacerlo semejante a nadie, porque sencillamente nadie ha visto su apariencia (1 Juan 4:12; Ex. 33:20).

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