LUZBY BERNAL

viernes, 15 de julio de 2011

Mensaje espiritual


Los hombres del espíritu aspiran a llegar a la meta.


Todo lo que hacen, lo cumplen con armonía.

Los hombres del espíritu no son perezosos ni aburridos, sino que son activos, porque Dios es naturaleza dinámica. Por tanto, son hombres dinámicos, activos, que viven, piensan y trabajan conscientemente desde la armonía.

Los pensamientos del hombre impregnan también su cuerpo. En su forma de pensar y hablar, también en cómo y de qué se alimenta, se viste, o amuebla su casa, se refleja el grado de pureza de su alma.

Los hombres del espíritu son, como ya se ha manifestado, hombres con atributos divinos, dinámicos, alegres, que no dependen de las opiniones, deseos y hábitos de vida de su prójimo.

Los hombres que anhelan llegar a la perfección viven desde dentro. Sus sensaciones y pensamientos corresponden a sus palabras, y viceversa.

Cada hombre, tanto el que piensa positivamente, como el que piensa de forma negativa, demuestra en su exterior quién es. Su comportamiento forma y crea su vestido terrenal, el cuerpo.

Los hombres del espíritu, cuyos pensamientos y palabras son nobles, viven como parte de la Creación. Se sienten uno con la naturaleza porque reconocen en todas las formas de vida al Creador de todo ser, y le dan su amor al amar desinteresadamente todo lo que vive: animales, plantas y piedras. Todo lo vivo también es su vida. Por ello han llegado conscientemente a ser pensamiento creador, ya que sus pensamientos y sentidos están unidos con la armonía universal.

De esta manera, la creación vive conscientemente a través de ellos, y ellos son uno con todas las cosas y seres.

Todo el Universo es la Ley, es Dios.




Estracto de: Lo que piensas y hablas, tu forma de comer y lo que comes, muestra quién eres.
La palabra de Dios para nosotros manifestada por el Querubín de la Sabiduría divina, el hermano Emanuel.

Dada a través de la profetisa del Señor, Gabriele de Würzburg




Varios/Otros
La Ley, Dios, es sonido, melodía, es la armonía universal...
 

La Ley, Dios, es sonido, melodía, es la armonía universal, Dios.

Tanto las constelaciones como los minerales, las flores, las hierbas y los animales, o sea, todas las formas de vida, son consciencia. Por lo tanto, todo lo que existe es consciencia.

La consciencia es melodía. Conforme al nivel de consciencia así es también el sonido de cada forma de vida.

La existencia pura, el universo espiritual, es la plenitud.

Los seres espirituales puros viven en la plenitud; no buscan ni posesiones ni riquezas, ellos poseen todo lo que Dios ha creado.

Todo lo que es puro vive en la plenitud.

La esencia de toda existencia está activa en el ser espiritual. De ahí saca su fuerza, su vida. Por tanto vive dentro y con Dios, la plenitud.


Todo es sonido, todo es sinfonía

El universo espiritual es semejante a una orquesta, que es llamada armonía universal, Dios. Un número infinito de niveles y ámbitos de consciencia se unen en un solo sonido, que es llamado la armonía universal.

Así, la armonía universal es la música de las esferas de los Cielos.

Cada forma de vida tiene su sonido, esto significa, cada forma de consciencia es una pequeña sinfonía dentro de la armonía universal, que es sonido, sinfonía y orquesta al mismo tiempo.

Todo es vibración, y cada vibración tiene su tono.

También el alma y el cuerpo físico, el hombre, son cuerpos de sonido vibrantes, que vibran y suenan conforme al nivel de consciencia desarrollado.

El hombre y su alma tienen un sonido que corresponde a la carga del alma y a los hábitos del hombre.

El hombre está rodeado o bien de disonancias o bien de sonidos armoniosos, según como sea su manera de pensar y actuar. El es la melodía que al fin y al cabo toca él mismo en sus sentimientos, pensamientos, palabras y obras.

Los aspectos de la consciencia en el hombre son por tanto sonido. Todo vibra y suena, y aunque no sea audible para el oído humano, es sin embargo visible.

De qué manera vibra cada hombre, lo demuestra él mismo. Se ve cómo es en cada gesto, pensamiento, comportamiento y actuación. Todo se conjunta en una composición sonora.

Cada movimiento, con qué se alimenta y cómo come da testimonio de lo que vibra y suena en él.

El hombre puede representar tanto las sinfonías de lo divino, si piensa y vive según lo divino, como las disonancias del mundo, si vive orientado hacia el mundo y su forma de pensar, sentir y querer están atados a lo terrenal.


Estracto de: Lo que piensas y hablas, tu forma de comer y lo que comes, muestra quién eres.
La palabra de Dios para nosotros manifestada por el Querubín de la Sabiduría divina, el hermano Emanuel.
Dada a través de la profetisa del Señor, Gabriele de Würzburg

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