LUZBY BERNAL

jueves, 23 de febrero de 2012

PARASHA TRUMA

Trumá(Éxodo 25:1-27:19)

Trumá

Comienza la parashá diciendo: “Veikjú li trumá, meet kol Ish asher idevenu libó” (Éxodo 25:2), que quiere decir: “Tomarán para mí la trumá, de cada persona como salga de su corazón”. ¿Por qué dice tomarán y no dice darán? pues el que da, Hashem le regresa mucho más, por eso dice “tomarán”, para enseñarnos que “dar” es la mejor inversión.
El hecho de abrir el corazón para dar nos habla de la máxima expresión de donación, que es precisamente cuando se dona con el corazón.
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Recuerdo con mucho cariño a mi abuelo paterno, Rav Tzvi Hirsh Alkon Z’’L, cuando yo tenía 10 años y trabajaba en los veranos en su tienda de Correo Mayor 62, cargando telas, recogiendo documentos, acomodando la bodega. En una ocasión, repentinamente entraron los empleados del vecino y le dijeron a mi abuelo: “Señor Alkon su vecino falleció repentinamente. ¿Qué hacemos?”.
Mi abuelo me dijo: “Quédate aquí y ahora regreso”. Fue hasta la tienda del vecino Iehudí, lo tapó en el piso y llamó a la Jevra Kadisha. Una vez que llegaron ahí él les dijo: “Yo me encargo de todos los gastos” y se dirigió a darle la noticia a la viuda.
En esa época, la comunidad Ashkenazí de México estaba agrupada en la calle de Jesús María, y justamente ahí vivía esta mujer que preparaba la comida para recibir a su marido después del trabajo.
Mi abuelo tocó la puerta de la casa y con gran tacto y serenidad le dio la noticia a la pobre mujer. Después, y con el corazón en la mano, le pidió: “De ahora en adelante cada viernes vendrás a mi tienda y recogerás el dinero necesario para tu sustento, y 120 años yo me encargaré de ti”. Mi abuelo mantuvo a esta viuda durante toda su vida. “Veikjú li trumá, meet kol Ish asher idevenu libó”
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Nos cuenta el Midrash Ester Rabá (parashá 2-3) que en una ocasión Rabí Akiva y otro de los sabios de su generación, salieron a juntar dinero para Talmidei Jajamim pobres. Así fueron de ciudad en ciudad, día y noche, en esta grandiosa misión. Llegaron a una ciudad y se dirigieron a la casa de Barbujin, el hombre más rico de la ciudad.
Cuando los 2 sabios se aproximaron a la casa, oyeron por la ventana una conversación entre padre e hijo, le preguntó el hijo a Barbujin “¿Papá, quieres que compre verduras frescas o las que ya están un poco pasadas, que las venden por montón, pero que aún no están echadas a perder?”.
A lo que Barbujin le contestó: “Hijo, compra las pasadas que son más baratas”. Al oír esto los sabios se dijeron, no perdamos el tiempo y dejemos esta casa para el final, vamos a recolectar por el resto del pueblo.
Cuando Rabí Akiva y su compañero terminaron su colecta, regresaron a la entrada del pueblo y recordaron a Barbujin.
Lo encontraron trabajando en el campo y le dijeron: “Shalom Aleijem, ¿quizás puedas darnos un donativo para Talmidei Jajamim Pobres?”.
A lo que Barbujin les contestó: “Estoy ocupado en este momento pero hagan el favor de entrar a mi casa y mi esposa les dará un recipiente lleno de monedas de oro”.
Rabí Akiva y su compañero entraron a la casa y le dijeron a la señora: “Tu esposo nos pidió que te dijéramos que nos dieras un recipiente lleno de monedas de oro”. Ella les pregunto: “¿Acaso mi esposo dijo recipiente hasta el borde o más lleno? Y Rabí Akiva contestó que su esposo no había especificado. Ella dijo: “Les voy a dar bien lleno pues estoy segura que esa debe de ser la intención de mi marido”.
Al salir los sabios encontraron a Barbujin que regresaba del trabajo y éste les preguntó: “¿Les dio mi esposa un recipiente hasta el borde o más lleno?”.
A lo que ellos contestaron: “Nos dio uno bien lleno de monedas de oro”. Y Barbujin dijo: “Qué sabia mi esposa que adivinó el deseo de mi corazón”.
Después Barbujin preguntó: “¿Por qué me han dejado al último para a venir a colectar, si todo el mundo sabe que yo soy el rico del pueblo?”.
Rabí Akiva contestó que habían escuchado el diálogo con su hijo por la ventana cuando Barbujin le recomendaba comprar verduras baratas.
Barbujin le respondió a Rabí Akiva: “Una persona puede disminuir los gastos de su casa, y abstenerse de lujos y compras innecesarias aun al grado de comprar víveres baratos, mas sin embargo, cuando se trata de mitzvot de Hakadosh Baruj Hu, hay que hacerlas con amplitud y con todo el corazón.” “Veikjú li trumá, meet kol Ish asher idevenu libó”.
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Es un gran Musar (enseñanza) hoy en día, recordarnos constantemente, lo inútil que es el ostentar, el viajar en demasía y pretender que este mundo es una meta en sí mismo.
 


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