Varios/Otros
Templos sagrados. Parte II
¿Y qué hay del uso de la luz y el sonido en las esferas de la curación?
A lo largo de vuestra historia —y con eso nos referimos a aquello
que está registrado, y a un tiempo más lejano, cuando los continentes
eran una sola masa de tierra—, los seres que sembraron Gaia y sus
descendientes han utilizado el sonido como un gran catalizador.
Es apropiado en este momento de vuestro despertar que entendáis el
poder del sonido para abrir portales, liberar energía, alterar la
materia y despejar el camino de la ascensión. En la antigua civilización
de Atlántida, antes de que la vibración de Nibiru perturbara la armonía
que reinaba allí, los seres eran sumamente receptivos al sonido y
experimentaban la música de Gaia, que se elevaba por las plantas de sus
pies como los «acordes graves» de su identidad. Cada planeta, en verdad
cada capa dimensional, vibra con su sonido semilla, y así los seres de
Atlántida, descendientes de otros mundos, trajeron a la Tierra su
identidad cultural en forma de sonido.
Tenéis que saber que Atlántida fue una cultura multiétnica,
compuesta de muchas civilizaciones, que habían venido como pioneros al
Nuevo Mundo. Fue una época que no se diferencia de la siembra de las
Américas, tan sólo que los inmigrantes eran seres venidos de muchos
niveles dimensionales y sistemas estelares más allá del plano terrestre.
Cada alma tenía su propia frecuencia musical, y al fusionarse con la
música de Gaia creaba una especie de sonido individual específico en
cada célula del cuerpo, al que nos hemos referido como el wam, la música
del alma. La armonía entre los seres de Atlántida iba mucho más allá de
la interacción emocional, pues en aquel tiempo, en esa civilización,
uno podía oír la música del alma de los demás y, dado que toda música,
de una u otra forma, fluye hacia sí misma, no había disonancia. Como
tal, esa cultura prototipo de la Tierra se consideró uno de los triunfos
más grandes de la galaxia, un lugar donde los seres multidimensionales
se sintonizaban con la vibración gaiana en coexistencia pacífica, y la
grandeza se alcanzó en muchos niveles.
Con el transcurso del tiempo, la vibración tridimensional de la
realidad sensorial y la atracción gravitatoria de Gaia empezaron a
interferir en el wam individual, desafinándolo, y se hizo necesaria la
curación.
Esto se llevaba a cabo en las cuevas cristalinas de las playas atlantes,
donde las sacerdotisas sanadoras afinaban el wam simplemente tocando la
matriz de cristal correspondiente, lo que generaba un tono resonante
que devolvía la armonía al individuo. Ahora estáis recordando el uso de
los cristales en la curación, pero aún tenéis mucho que aprender con
respecto al uso de las claves musicales de los cristales, pues es en
extremo sutil, y la mayor parte de la humanidad, atada a la tercera
dimensión, ha dejado de oír la música del prójimo.
La intervención de los Anunnaki en generaciones posteriores no sólo
desafinó la sutil vibración individual, sino que, al ser tan poderosa su
agresión, sumió la frecuencia de sonido (el wam de Gaia) en una
violenta disonancia, muy parecida a la de hoy. Con la fuerza del
guerrero omnipotente, utilizaron el conocimiento de la clase sacerdotal
sobre el sonido y los cristales a una frecuencia tan devastadora, que
podían hacer detonar el sonido igual que vosotros detonáis vuestras
bombas de guerra actuales.
Y os recordamos que la guerra de sonido (metodología de los
Anunnaki) aún se sigue usando para controlar y dominar. Lo que aún no
sabéis acerca de la destrucción de ese continente y de la subsiguiente
inundación, es que la perturbación de las frecuencias de sonido de Gaia
es lo que hizo que se perdiera el equilibrio en el planeta; y aquí os
ofrecemos otra clave para entender qué es lo que mantiene la cohesión de
vuestro planeta y lo que desplazará las arenas una vez más.
Tres de los Sumos Sacerdotes de Atlántida escaparon de la
devastación final de ese continente y llegaron a las orillas de lo que
hoy en día son las montañas del Himalaya, donde establecieron el
conocimiento del sonido y de la forma geométrica sagrada.
En el florecimiento de la civilización atlante, los seres que
poblaron esa inmensa isla operaban en una conciencia multidimensional;
por este motivo, hay cierta confusión en cuanto a la realidad material
de esa tierra. Atlántida, en sus muchas generaciones, realmente existió
en la tercera dimensión, y si su importancia ahora está aflorando a la
superficie en vuestra memoria es simplemente porque, desde que
emprendisteis vuestra procesión a la Era de Acuario, habéis empezado a
redescubrir los secretos de vuestros antecesores.
Al mismo tiempo, se está recuperando el así llamado «ADN basura», lo
que hace que toméis plena conciencia como seres galácticos que habitáis
el planeta verde-azul. El libro akásico, vuestros viajes personales, y
una visión general del futuro previsto se hacen Uno en el despertar, y
está a vuestra disposición ahora que el velo de la oscuridad está
desapareciendo.
Los Tres del Himalaya acordaron preservar el conocimiento de la
música del alma para las futuras generaciones de Gaia, pero había que
ocultarlo de aquellos que, como en Atlántida, abusarían de la energía
para controlar y distorsionar la frecuencia, tal como había ocurrido con
las formas cristalinas sintéticas de la tecnología vibratoria avanzada
atlante.
Su legado para esa cultura en lenta evolución consistió inicialmente
en implantar portales de sonido, los que sólo se podrían abrir cuando
el alma hubiese llegado a la resonancia, y luego el uso de formas
geométricas sirianas como puertas sagradas a los reinos más elevados.
Estos símbolos se entremezclan en la arquitectura de muchas estructuras
del misticismo tibetano, y aparecen en el arte de los templos en forma
de esculturas geométricas y mándalas. Éstos contienen la frecuencia de
una época cuando la vibración musical se unía a la forma sagrada para
abrir los portales de tiempo y dimensión en esa cultura.
Lamentablemente, ese conocimiento prácticamente ha desaparecido de
ese poderoso vórtice a causa de la invasión china a la más sagrada de
vuestras culturas del siglo XX. Los lamas han escapado de las montañas
nevadas del Tíbet, huyendo de la tiranía del dictador, y la mayor parte
del conocimiento y los instrumentos sagrados ha sido retirada de esta
tierra santa. Quedan pocos que verdaderamente entiendan el poder del
sonido en los símbolos sagrados, el cual quedó en las efigies de una
época cuando la humanidad tenía en su poder muchas de las claves.
Los primeros maestros tibetanos, descendientes de los atlantes,
desarrollaron una manera de reproducir y conservar el wam externamente
mediante la creación de ciertos implementos sagrados, que incluyen el
dorje, la campana y el cuenco tibetano, un objeto sumamente sagrado que
lleva en sus armonías el wam del maestro para quien había sido creado.
En esa época, estos implementos simbólicos se elaboraban con
materiales extraídos de esa rica tierra, un vestigio de la sabiduría
atlante de los cristales. Posteriormente utilizaron los siete y los
nueve metales preciosos que corresponden a los chakras, el teclado
musical del wam.
Durante muchas generaciones, los líderes espirituales más
desarrollados de esta civilización dominaron la frecuencia con tal
maestría que, al igual que los faraones, podían viajar en el cuerpo a
universos paralelos y eran visitantes frecuentes de otras dimensiones.
Mediante la activación de las frecuencias grabadas en los cuencos, ellos
también podían experimentar las vidas simultáneas como conciencia del
alma, a lo largo de la experiencia de sus vidas en la Tierra y de
otras.
La música del alma permanecía viva en el cuenco místico, una forma
de Bodhisattva listo para ayudar a cualquiera que hubiese desarrollado
la habilidad de separar esa frecuencia inaudible de su manifestación
física, frecuencia que se liberaba al tocar el instrumento.
Muchos de vosotros que habéis entrado en contacto con los cuencos de
los tibetanos, si bien encantados con su belleza mística, no sois
conscientes de que realmente tenéis acceso a la música del alma de los
maestros tibetanos, que resuena hasta vosotros en muchas capas y ondas
armónicas.
Sólo unos pocos seres muy especiales tienen la memoria y pueden
activar el wam en los cuencos, y ellos son los canales capacitados entre
vosotros, que actualmente están preparándose y que pronto serán
llamados a unirse a los pueblos indígenas (localizados en centros
geográficos estratégicos alrededor del globo) en la tarea de sostener el
wam de Gaia mientras ella se mueve hacia su octava más alta.
La maestría del sonido se ha exaltado en muchas civilizaciones de
vuestra rica historia, y el conocimiento todavía está con vosotros,
gobernado por los seres de luz de ciertos pueblos nativos como los
mayas, los indios de las Américas, los Dogon, los lamas y los Seres
Delfín, quienes trabajan unidos para sostener la vibración de Gaia.
Lamentablemente, también la sostiene la élite de poder, quienes
nuevamente abusarán del conocimiento para manteneros bajo su control.
Al igual que los Sacerdotes Oscuros de Atlántida, el Poder tiene la capacidad de detonar la vibración.
Sus
guerreros no tienen amor por Gaia, ni tampoco respeto por la vida y la
humanidad, y siguen con la intención de atraparos en la oscuridad de
vuestra ignorancia, donde han intentado manteneros a lo largo del tiempo
terrestre, luego de su intervención en Atlántida.
Como hemos dado a entender, la manipulación del sonido es una parte
esencial de su tecnología, y mientras los trabajadores de luz están
uniéndose para reverberar con la música de los campos existenciales de
la Tierra, el poder está tendiendo la nueva red de frecuencias de
control justo debajo de vuestros pies, y así adormecen aún más vuestra
capacidad primordial de oír a través de esos chakras, y están violando
el rico suelo y los depósitos minerales de Gaia con los acordes de sus
dispositivos insípidos.
Reiteramos que el conocimiento del sonido y su asombroso poder está
tambaleándose entre los polos de la luz y la oscuridad, como lo estáis
vosotros, en los momentos previos al amanecer de vuestra transformación.
¿Qué nos proponemos cuando hablamos de utilizar el sonido para alterar la materia?
No
tenéis más que mirar con detenimiento el Gran Octaedro de Giza o las
antiguas murallas de Machu Picchu para reconocer que vuestro
desconcierto ante el movimiento y ubicación de monolitos de proporciones
tan colosales está justificado.
La arqueología convencional fracasa rotundamente a la hora de
explicar cómo hicieron los mortales de esas sociedades «primitivas» para
transportar, rodar con poleas y levantar estructuras tan gigantescas.
En
el caso del Gran Octaedro, la perfección de su obra de albañilería
—bloques monumentales de caliza y granito, a menudo adosados a menos de
un milímetro— desmiente los cuentos de la clase dirigente acerca de
esclavos nubios que trabajaban bajo el despiadado sol del Sahara a base
de pura fuerza muscular y el látigo del amo.
Adjudicar un comportamiento de esa naturaleza a la evolucionada
civilización de Egipto es menoscabar el legado de una de las culturas
más significativas de la historia de la humanidad y, sin duda, es negar
la abrumadora evidencia del apoyo brindado por seres galácticos,
presentes en esa época de la evolución de Gaia.
Una mínima sensibilidad ante las energías de Giza sólo puede afirmar
que en la conciencia superior, que ha quedado grabada como formas de
pensamiento y campos de energía en las sutiles grietas entre los bloques
de la Gran Pirámide, residen un gran espíritu, misticismo y humanidad.
En ninguna parte encontraréis sepultada en la piedra la ira del duro
trabajo del hombre, los presuntos esclavos de Egipto.
Confirmamos la hipótesis de algunos de vuestros nuevos pensadores.
En
verdad, la labor de estas estructuras fue una simple y fácil unión de
mentes, la cual recurrió a los poderes de la clase sacerdotal para
establecer la frecuencia de sonido necesaria para elevar los bloques.
Ellos tenían el conocimiento atlante del poder del sonido, como también
los mayas en sus obras similares, y los tibetanos, quienes utilizaron su
comprensión del sonido y la voz humana con el sumo propósito de
sostener la vibración de Gaia que, de hecho, ha mantenido al planeta en
una sola pieza durante muchos, muchos milenios,.
Los Seres Delfín son entidades altamente evolucionadas, cuya
materialización en la Tierra se produjo como parte de la encarnación del
alma de Gaia. Su misión de luz en el teatro evolutivo ha sido
supervisar la frecuencia de los océanos, pues allí también el sonido
mantiene la coherencia de todo. Os aseguramos que la reciente
disminución de su población está estrechamente vinculada a la
exacerbación de las aguas borrascosas de El Niño.
Vuestro
estudio de los ecosistemas aún no ha ampliado su conocimiento sobre la
importancia del sonido en el equilibrio; sin embargo, el Gobierno
Secreto lo sabe. ¿Habéis oído de las extrañas mutilaciones en los
cuerpos de los delfines, cuyos cadáveres, recientemente traídos por la
corriente a la playa, revelaron huecos perforados debajo de la garganta,
en el mecanismo de la voz?
Al igual que en una película de ciencia ficción, la élite de poder
está intentando utilizar el patrón de sonido de los delfines. Han estado
realizando experimentos en los instrumentos vocales de estos seres en
un intento de adquirir y utilizar el conocimiento, pero el desatino con
que practican este ejercicio está alterando la tensión dinámica de los
océanos, lo cual motivará la partida del clan Delfín, quienes están
empezando a suicidarse.
Como seres de luz altamente evolucionados, no pueden ser manipulados
para servir a la fuerza oscura, y a menos que os movilicéis para
detener el siniestro trabajo de su explotación, pronto presenciaréis la
muerte en masa en vuestros mares.
Que sea una advertencia. La pérdida de los Seres Delfín y de las
magníficas ballenas, que ya han sido asesinadas casi hasta el punto de
su extinción, acarreará el fin del equilibrio y la destrucción final del
ecosistema.
Extracto del libro: "El Cosmos de Alma".
Un despertar para la humanidad.
Capítulo VI - Templos sagrados.
Patricia Cori.
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