Orden Franciscana Seglar en México |
- Perú, una plaza a los misioneros polacos asesinados por Sendero Luminoso
- Viernes de Pasión: los últimos descubrimientos constatan que la Sábana Santa y el Sudario envolvieron el mismo cuerpo
- Suecia incorpora el pronombre personal neutro a su diccionario
- El Papa invita a Colombia a la sanción, para recuperar la dignidad perdida
- La cristología del P. Jorge Costadoat, por Carlos A. Casanova
- Hoy celebramos el Viernes Santo: Jesús muere en la Cruz
- Una reliquia de Juan Pablo II visitará las parroquias de Arequipa a 30 años de su visita al Perú
- Llaman a orar y ayunar por los enemigos del ser humano No Nacido
- Texto completo de la homilía del Papa en la misa crismal
- El Santo Padre: El amor de Jesús por nosotros no tiene límites
- El Santo Padre: El amor de Jesús por nosotros no tiene límites
- ¿Enfermo o anciano? También puedes vivir la Semana Santa en casa
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Posted: 03 Apr 2015 04:34 AM PDT
![]() La primera piedra fue puesta en febrero. En agosto posible exhumación de los cuerpos y en diciembre la canonizaciónRoma, 03 de abril de 2015 (Zenit.org) H. Sergio Mora | 104 hits
Una plaza en honor de los jóvenes misioneros polacos Michal Tomaszek y Zbigniew Strzalkowski asesinados el 8 de agosto de 1991 en Perú, por la guerrilla marxista del Sendero Luminoso, está siendo construida en el lugar en el que fueron asesinados.
Lo indicó esta semana a ZENIT el sacerdote Angelo Paleri, de la orden de los Franciscanos menores conventuales, postulador de ambos mártires pertenecientes a su orden y del sacerdote italiano SandroDordi, asesinado también por Sendero Luminoso el 25 de agosto del mismo año.
“El 15 de febrero pasado el obispo emérito Bambarén bendijo en el pueblo de Pariacoto la piedra fundamental de «La plaza de los mártires». La misma tendrá un estacionamiento para que los peregrinos puedan visitar el lugar donde fueron asesinados estos frailes polacos” dijo el postulador. Recordó que el nuevo alcalde de Pariacoto “nos invitó a bendecir esta plaza, porque el municipio quiere dar esta contribución a las peregrinaciones que habrá”.
Precisó que “mientras estos tres mártires fueron asesinados por la guerrilla maoísta leninista, en Guatemala los paramilitares asesinaron al obispo Arnulfo Romero”. Porque “en América Latina como en tantas partes del mundo, la Iglesia y los misioneros son perseguidos sea por la derecha que por la izquierda, porque cuando se predica el Evangelio es incómodo a quien sigue otras ideologías. Esta es la demostración”. Y recordó también que “en Perú durante la época del conflicto según la Comisión para la Justicia y la Verdad, murieron unas 70 mil personas, y de las dos partes”.
El postulador indicó además que la fecha marcada para la beatificación es el 5 de diciembre de este año, aunque aún falta la confirmación por parte de la Secretaría de Estado.
Fray Angelo Paleri es postulador desde hace diez años, y acaba de realizar su tercer visita a Perú. “Viajé cuando iba a completar la positio, para ver los lugares y entender mejor” dijo. Y añadió que “los católicos y personas cercanas a la Iglesia han mostrado el deseo de ver en los altares a estos hermanos suyos que venidos desde lejos dieron la vida por ellos. Estos sacerdotes podrían haberse escapado, haberse alejado, todos tenían la posibilidad de hacerlo y después regresar. Vale para los dos frailes como para don Sandro, pero la gente se habría sentido traicionada”.
El actual obispo Piorno pidió a la Congregación de la Causa de los Santos “que se puedan poner estos cuerpos en una pequeña capilla en el fondo de la iglesia, cuando hagamos la exhumación, probablemente en agosto”.
El postulador contó también que los cuerpos de los misioneros asesinados fueron llevados a Casma, la ciudad más importante en la costa, para la autopsia. Después, cuando los cuerpos volvieron, en cada localidad la gente salía para seguirles y rezarles. En Pariacoto fue la misa fúnebre y ahora sus tumbas se encuentran en la mitad de la iglesia, uno de un lado el otro del otro.
El postulador indicó que “Abimael Guzmán le dijo al obispo Bambarén que él autorizó que los mataran, porque volvían difícil la revolución que querían hacer”.
(RLG)
(03 de abril de 2015) © Innovative Media Inc.
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Posted: 03 Apr 2015 03:29 AM PDT
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Una investigación del doctor en Bellas Artes Juan Manuel Miñarro, dentro de un proyecto del Centro Español de Sindonología (CES), para el estudio de las reliquias atribuidas a Jesucristo, entidad con sede en Valencia, ha llegado a la conclusión de que la Sábana Santa de Turín y el Sudario de Oviedo "envolvieron, casi con toda seguridad, el cadáver de la misma persona".
El estudio comparativo entre las dos reliquias ha estado basado fundamentalmente en las técnicas de geometría, para el reconocimiento y la aplicación de los puntos cranométricos y las líneas anatómicas, así como de la antropología forense, según explica en el último número del semanario diocesano ‘Paraula-Iglesia en Valencia' Juan Manuel Miñarro, profesor titular de Escultura de la Universidad de Sevilla y miembro del equipo de investigación del Centro Español de Sindonología, de Valencia.
Mediante la metodología propia de ambas disciplinas científicas, la investigación ha encontrado un número de coincidencias entre las dos reliquias que "sobrepasa con creces el mínimo de `puntos significantes´ o pruebas exigidas por la mayoría de los sistemas judiciales del mundo para la identificación de personas, que es de entre ocho y doce, mientras que los que ha arrojado nuestro estudio es de más de veinte".
En concreto, el trabajo ha hallado "importantísimas coincidencias" en las principales características morfológicas (tipo, tamaño y distancias de las huellas), el número y distribución de las manchas de sangre, las huellas singulares de varias de las lesiones reflejadas en los dos lienzos o las superficies deformadas.Hay "puntos que evidencian la compatibilidad entre ambos lienzos" en la zona de la frente, donde hay restos de sangre, así como en el dorso de la nariz, el pómulo derecho o el mentón, que "presentan distintas contusiones".
Sobre las manchas de sangre, Miñarro matiza que las huellas que hay en uno y otro lienzo presentan diferencias morfológicas, pero que "lo que parece incuestionable es que los focos, los puntos desde donde brotó la sangre, se corresponden totalmente". Esas variaciones formales podrían explicarse porque "el contacto con ellas fue distinto" desde el punto de vista de la duración, colocación e intensidad del contacto de la cabeza con cada uno de los lienzos, además de por "la elasticidad propia de los tejidos de lino".
Ahora bien, la citada investigación "no prueba por sí misma que esa persona fuera precisamente Jesucristo, pero sí que nos ha puesto claramente en el camino de conseguir demostrar completamente que la Sábana Santa y el Santo Sudario envolvieron la cabeza del mismo cadáver", ha asegurado Miñarro.
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Durante el proceso, el investigador utilizó fotografías a tamaño real de las dos reliquias y superpuso las imágenes con la ayuda de luz láser, acetatos y un programa informático, un procedimiento que "es utilizado en la investigación criminalista". El uso del láser resultó "útil" para "trazar y situar las líneas, planos anatómicos de referencia y los puntos cefalométricos sobre las fotografías de los facsímiles de cada uno de los lienzos", expone Miñarro. Dichos trazados "quedaron incorporados a nuevas fotografías que posteriormente se hicieron de los propios facsímiles, y éstas serían las fotografías que utilizamos para las superposiciones finales de comprobación".
Según la tradición, la Sábana Santa, que está custodiada en la catedral de Turín, sería el lienzo que envolvió el cuerpo de Jesús al ser depositado en el sepulcro, mientras que el Santo Sudario, venerado en la catedral de Oviedo, sería la tela que cubrió su rostro en la cruz tras morir. Ambas telas serían, por tanto, las dos que encontraron san Pedro y san Juan en el sepulcro, tal como narra el Evangelio.
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Posted: 03 Apr 2015 02:26 AM PDT
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03/04/2015 - Homosexualismo político
Suecia incorpora el pronombre personal neutro a su diccionario
Se trata de la palabra “Hen” y sirve para referirse a una persona sin necesidad de especificar si es hombre o mujer. Ha sido visto como un logro por parte del homosexualismo político
En los últimos días Suecia ha sorprendido con el anuncio por parte de la Academia Sueca de la inclusión en el diccionario oficial de este país nórdico de la inclusión de un pronombre para el género neutro.
Este nuevo pronombre será “hen” (lo) y que se unirá a los ya existentes de “Han” (él) y “Hon” (ella). La palabra fue introducida por el movimiento feminista hace algunas décadas y sirve para referirse a una persona sin necesidad de especificar si es hombre o mujer, ya sea por ser éste un dato que se desconoce o porque saberlo es simplemente irrelevante.
Junto a esta nueva palabra aparecerán otras 13.000 nuevas palabras que pasarán a formar parte del vocabulario sueco.
Este pronombre ya era usado en toda Suecia desde los años sesenta por el movimiento feminista. Desde el siglo XXI el término ha vuelto a usarse con frecuencia en una pequeña comunidad transgénero.
En la actualidad se suele usar para referirse a una persona sin revelar su género, ya sea porque no se conoce o porque la persona es transgénero. Dicho término a pesar de que no encontraba hasta ahora en el Diccionario oficial de Suecia ya se empleaba no sólo a nivel coloquial, sino en periódicos, documentos legales o libros y revistas.
El cambio es una de las principales novedades que incluye la última del diccionario de referencia de la lengua sueca. La obra, que saldrá publicada el próximo 15 de abril, es revisada cada 10 años por un equipo especializado de la Academia Sueca, el mismo organismo que cada año se encarga de entregar el premio Nobel de Literatura. Esta nueva revisión traerá novedades como el pronombre “Hen”.
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Posted: 03 Apr 2015 01:55 AM PDT
![]() El Santo Padre, en una carta enviada al episcopado colombiano, expresa su deseo de visitar pronto esta naciónCiudad del Vaticano, 02 de abril de 2015 (Zenit.org) Redacción | 1 hit
El Santo Padre es consciente de la importancia crucial del momento presente en Colombia, en donde "con esfuerzo renovado y movidos por la esperanza, están buscando construir una sociedad más justa y fraterna: una sociedad en paz”. Lo dice en una carta enviada al episcopado colombiano, firmada por el secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin.
A través de esta misiva, el Papa invita a los colombianos a “ser colaboradores en la obra de la paz que nace del amor de Dios por la humanidad”, a “seguir trabajando en favor de la justicia, de la fraternidad, de la solidaridad, del diálogo y del entendimiento", a “luchar sin descanso contra toda forma de injusticia, de inequidad, de corrupción, de exclusión, males que destruyen la vida misma de la sociedad”. Asimismo, el Papa “manifiesta gran afecto, cercanía y solidaridad, a quienes han padecido las consecuencias del conflicto armado en todas sus expresiones”.
Francisco anima a asumir el riesgo de convertir toda la Iglesia, cada parroquia y cada institución, en un "hospital de campo", en un "lugar seguro en el que se puedan reencontrar quienes experimentaron las atrocidades y quienes actuaron desde la orilla de la violencia”. Que en la Iglesia --añade-- todos hallen sanación y oportunidades para recuperar la dignidad perdida o arrebatada. Que allí “se haga posible el arrepentimiento, el perdón y la decisión de no reproducir nuevamente la cadena de la violencia”. Que aquellos que actuaron desde la violencia, “allí puedan reconocer las dolorosas consecuencias de sus acciones, con las cuales no solamente han hecho daño a las víctimas, sino que han herido asimismo su propia dignidad humana”.
Hay que forjar la paz --se afirma en la carta-- partiendo desde quienes viven la marginalidad y la pobreza extrema, desde quienes no son incluidos en la sociedad. “Edificar una paz estable y duradera significa también trabajar por unas sanas relaciones en las familias, afectadas hoy por preocupantes situaciones de violencia para que, trasformadas por la fuerza del Evangelio, sean semilla y escuela de una cultura de paz y de reconciliación”, indica.
Y añade que “ha de seguir adelante animando su compromiso con los desplazados, con los sobrevivientes de las minas antipersona, con quienes han sufrido el despojo de sus bienes, con los secuestrados, con todas las personas que han padecido en diversas formas, y también con las víctimas de décadas de injusticia, inequidad y marginación”.
Finalmente, en la misiva, el Santo Padre desea transmitir estas reflexiones “al amado pueblo colombiano, a sus pastores y a sus autoridades, en espera de poder encontrarlos pronto, durante uno de sus viajes a América Latina, para llevarles personalmente el mensaje de paz de Cristo, el Señor”. (RL) (HSM)
(02 de abril de 2015) © Innovative Media Inc.
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Posted: 03 Apr 2015 01:55 AM PDT
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Usaré sobre todo dos artículos publicados:
1) Jorge Costadoat, S. J. «La liberación en la cristología de Jon Sobrino». En: Teología y Vida, Vol. 45, número 1 (2004), 62-84. También disponible aquí.
2) «La cristología de Aparecida». Ribet Vol. V/No. 8 (2009), p. 58, también disponible en línea.
En el primer artículo, Costadoat suscribe todas las tesis principales de la cristología de Jon Sobrino. Comienza con la afirmación de que «Jon Sobrino es probablemente el principal cristólogo latinoamericano» (p. 62). Pero un poco después declara explícitamente: «[…] la cristología de Sobrino ha debido rescatar el carácter escatológico de Jesucristo: su doble referencia al reino de Dios y al Dios del reino, y la profunda humanidad e historicidad de Jesucristo. La recepción de esta cristología ha querido ser crítica en el entendido que, situándonos en la brecha que nos abre, lo que nos interesa es ayudarla a avanzar» (p. 63). Así, Costadoat declara que en ese artículo va a apartarse en algunos puntos de la enseñanza de Sobrino, pero sólo con el fin de llevar adelante sus tesis principales. En la p. 80 leemos que Costadoat ha «asumido en este artículo la perspectiva de la historicidad de la salvación cristiana», de tal manera que se retoma la afirmación de la p. 63.
En la p. 76, Costadoat explícitamente suscribe todas las opiniones de Sobrino que ha presentado en la sección 3 del mismo artículo. Dice, en efecto, «la intención de Sobrino y la similar de otros autores, nos parecen válidas […]». Después de esto, el autor introduce una salvedad cuyo significado es realmente oscuro, hasta el punto de que he llegado a pensar que está allí sólo para cubrir las vergüenzas de la previa suscripción. La salvedad, sin embargo, no afirma que la cristología de Sobrino sea errada, sino sólo que en Calcedonia «persona» y «naturaleza» tienen significados diferentes a los que usa Sobrino. En la p. 78 el lector puede ver que Costadoat no acepta este Concilio excepto en cuanto «rescató» la humanidad de Jesús… Así, la salvedad puede significar cualquier cosa, pero está claro que Costadoat suscribe la cristología de Sobrino y no la de Calcedonia.
En las pp. 81 y 82 el lector encontrará nuevas suscripciones por Costadoat de las tesis de Sobrino: (a) «el mérito de Sobrino estriba en derivar el conocimiento cristológico del seguimiento de Cristo […]». Previamente él ha explicado que este «seguimiento de Cristo» significa la práxis revolucionaria. (b) «El método de la cristología de Sobrino acierta en lo fundamental […]». Esta frase implica que a menos que haya una crítica explícita, Costadoat está de acuerdo con Sobrino. Pero la crítica explícita que se encuentra en el artículo se reduce a esto: (b.1) Sobrino no toma suficientemente en cuenta la religiosidad popular latinoamericana (sobre este punto volveré tras presentar las tesis de Costadoat); y (b.2) Sobrino subraya demasiado la «fe» en la venida del reino y la ruptura epistemológica que entraña esa fe con el «cristianismo idolátrico», pero Sobrino subraya demasiado poco el papel de las ciencias sociales en la articulación de esa «fe» con la estructura inteligible del mundo, de tal modo que es incapaz de ver la unidad salvadora de «fe y razón». (c) «[…] la crítica más seria que puede hacerse a la cristología de Sobrino» es la que hemos apuntado como b.2. Noten que esta afirmación claramente implica que la negación por Sobrino de la divinidad de Cristo y de la trascendencia de Dios son juzgadas correctas (o irrelevantes) por Costadoat. –Pero por el contexto queda claro que Costadoat no considera irrelevante ningún aspecto central de la cristología de Sobrino.
Una vez establecido que Costadoat suscribe las tesis presentadas en este artículo, uno puede reproducir algunas de ellas, como meros ejemplos, sin carácter exhaustivo:
(a) «[…] lo histórico no es puramente lo que pueda acreditarse científicamente como lo prepascual, sino aquello prepascual que fue sobre todo la praxis de Jesús» (p. 65). [Es decir, la Pascua no es histórica… (ver p. 68)].
(b) «[…] el reino [que ha sido reinterpretado en clave marxista] no se concibe sin Dios, ni Dios sin el reino» (p. 67). [Esto implica que Dios no trasciende a las criaturas personales sin las que no hay «reino».] «[…] para Jesús, Dios no es una realidad que pudiera no relacionarse con la historia ni la historia con Él, sino que esa relación es esencial al mismo Dios» (nota 39).
(c) El par inseparable «reino-dios» es el éschaton, «lo último». A la luz de esto ha de leerse lo que dice Costadoat sobre Calcedonia en las pp. 74-75: «aquello que sea ‘último’ en Cristo es divino». Es decir, uno puede decir que hay Dios en Cristo porque Cristo «interpretado históricamente» incluye la tensión hacia el «reino-dios», hacia la salvación intrahistórica. Que «históricamente interpretado» significa esto puede colegirse del siguiente pasaje, en su contexto: «Para el seguimiento de Cristo, las dos historias cuentan: la historia de los pobres de hoy y la historia de Jesús de ayer. En la medida que el seguimiento de Cristo arraiga en América Latina, en tanto que hace suya la perspectiva de los pobres, la cristología que se nutre de Él lleva a recuperar de la figura histórica de Jesús de Nazaret aspectos que de otro modo quedarían ocultos […].» (Las cursivas son mías. Ver k para confirmar esta interpretación).
(d) «Lo último para esta cristología [es] el reino de Dios y no la resurrección de Cristo. La resurrección podría serlo y de hecho lo es para muchas cristologías, pero ella resulta abstracta para indicar cómo ha de configurarse la historia presente» (p. 68). «La salvación que implica el reino es histórica y tiene múltiples aspectos» (ibídem).
(e) En la p. 69 Costadoat afirma que Dios, «para Jesús», no es un ser personal, sino la personificación de lo que es bueno, y algo trascendente: es Dios-Padre. (Es decir, Jesús no es Dios, sólo el Padre es Dios.) Además, «de modo semejante a como Sobrino historiza el reino de Dios, historiza, por decirlo así, al Dios de Jesús».
(f) «Jesús no tiene mucho que decir sobre la cuestión de Dios hoy si ésta es vista puramente desde el ateísmo, desde la existencia o no existencia de Dios» (p. 70, nota 58). [Esto implica, leído a la luz de todo lo anterior, que el ateísmo está bien, si va acompañado de la tensión hacia el reino intrahistórico.]
(g) «La fe en Cristo en América Latina ha sido incapaz de cambiar la realidad de los pobres, según Sobrino, porque ella se centra en un Cristo más divino que humano. Este Cristo ha sido enseñado por la Iglesia institucional» (p. 71). [La «cristología oficial» es ideológica en el sentido marxista de la palabra.]
(h) En la nota 68 uno puede ver quiénes son los pobres. La concepción de los pobres no es cristiana, sino cercana al marxismo y a la concepción del «proletario» en el «Manifiesto comunista».
(i) Uno encuentra una completa subversión de los Concilios cristológicos de los primeros siglos cuando Costadoat afirma lo siguiente: «Contra diversas formas de docetismo, Sobrino exige que se reconozca la ‘realidad’ de los pobres en su relación con la ‘realidad’ del Hijo de Dios encarnado» (nota 73). «Sobrino exige a la cristología defender la humanidad de Cristo ‘sin añadidos’ (poderes o conocimientos extraordinarios), pero también recuperar el carácter histórico, dialéctico y concreto de la humanidad de Jesús» (p. 73, las cursivas son mías). [Jesús no es Dios, su «realidad histórica» tiene que ver con la lucha por la liberación de los pobres, no con la realidad de Dios encarnado.]
(j) «Todo lo humano es real en Cristo y en Él ‘es real nada más que lo humano’» (p. 73).
(k) «De aquí saca Sobrino la exigencia actual, de cara a nuestra salvación y en contra del docetismo recurrente, de reconocer a Jesús ‘persona’ humana» (p. 75). Y «persona» debe interpretarse (k.1) en términos hegelianos: «Si la ‘filiación divina’ de Jesús, gracias al concepto de naturaleza, ha podido ser concebida como ‘proveniencia’, Sobrino cree en cambio que es posible entenderla como ‘entrega’: ‘ser persona es poder entrar en relación con otro, lo que se consuma en la entrega, de modo que Jesús se constituye en persona precisamente en la entrega a ese otro que es Dios’. En este sentido, es posible ‘repensar la filiación a partir de la relación histórica de Jesús con su Dios Padre’» (pp. 75-76). [Nótese bien que este pasaje claramente implica la negación de que Cristo sea Dios consubstancial con el Padre. Desde luego, que ese «dios» sea Dios ha sido negado previamente (ver b, d y e).] Pero la personalidad debe entenderse también (k.2) en términos «zubirianos»: no puede pensarse que las personas precedan a sus acciones, de tal modo que Jesús entendido como persona humana es una consecuencia de su práxis (ver p. 76). [Nótese bien que los seres humanos pueden no ser «personas» si no están comprometidos con este «reino-dios» de la teología de la liberación.]
(l) «El principal mal del cual América Latina necesita ser liberada es la idolatría. Aquí el ‘ídolo por antonomasia, originante de todos los demás, es la configuración económica de la sociedad, injusta, estructural, duradera, al servicio de la cual están otras muchas realidades: el poder militar, el político, el cultural, el judicial, el intelectual, y, también, con frecuencia, el religioso […].» [Esta tesis sitúa a Costadoat, sin duda, en la tradición marxista.]
(m) «Pero la legítima exigencia de inmanentización de la salvación escatológica pone a esta teología problemas teóricos difíciles de enfrentar.» [Está bien inmanentizar la salvación, según Costadoat. Su «cristología» no es cristiana. El Reino de Cristo, en realidad, no es de este mundo. Cristo es Dios y no puso fin a la pobreza porque Él vino a poner fin al más radical de los males, al pecado. Él quiere que los seres humanos, en su lucha contra el pecado, luchen también contra sus secuelas, los demás males. –Pero el Reino no es de este mundo. La inmanentización de la salvación es parte de lo que pretende el marxismo, que se opone radicalmente al cristianismo.]
Tales son algunas de las tesis que suscribe Costadoat. En otro artículo, «Interrogantes sobre la cristología latinoamericana (treinta años de cristología en América Latina –Bibliografía)»(publicado el 19 de febrero de 2010, consultado el 22 de marzo de 2012), Costadoat nos revela qué quiere decir cuando critica a Sobrino por apartarse de la cristología popular. Allí, en efecto, repite esa crítica, pero la desarrolla un poco más. Remite a un trabajo de Juan Carlos Scannone, «Pistas cristológicas», publicado en «Evangelización, cultura y teología» (1990). El error de Sobrino sería, entonces, no darse cuenta de que se puede aprovechar no la «cristología oficial» (que sería ideológica en el sentido de Marx), sino la popular para dar entusiasmo religioso a la lucha por la liberación. ¿Cómo se haría esto? «En continuidad con la fe popular Scannone propone injertar el nuevo anuncio de Jesucristo liberador en la fe tradicional en Cristo Salvador». De eso se trata. De subvertir la creencia popular, aprovechándola para la causa revolucionaria.
Ahora podemos volver nuestra atención a otros puntos, más metafísicos, del artículo «La liberación en la cristología de Jon Sobrino». El autor promueve el «círculo hermenéutico» (ver, por ejemplo, pp. 63, 66, 70, 71), y de esa manera niega valor teórico a la teología y la filosofía que aceptan que hay verdades metahistóricas. Pero entonces afirma él que hay algo meta-paradigmático: «La relación entre Jesús y los pobres, entre Jesús y las víctimas, adquiere para Sobrino un valor ‘metaparadigmático’. Los cambios de paradigma que inquietan a los teólogos en la época reciente no afectan al signo de todos los tiempos». Es decir, la principal tesis del marxismo, que la explotación es la constante de toda la historia humana y que la salvación debe ser intramundana, eso es «metaparadigmático»: «Jesús mantuvo una praxis profética […] Ella tuvo lugar en medio de una estructuración de la sociedad y del mundo, persistente hasta nuestros días, que Sobrino llama ‘estructura teologal idolátrica de la realidad’» (p. 69).
Después de haber visto las tesis de Costadoat y su metafísica, es fácil comprender que su «cristología» no es otra cosa que una subversión radical del cristianismo, que sigue las directrices de las «tesis sobre Feuerbach». Todo concilio o documento que Costadoat analiza resulta radicalmente subvertido (e invito al lector a que verifique esto por medio de una lectura del artículo que estoy comentando aquí).
Costadoat se esfuerza por esconder sus opiniones detrás de un comentario a Sobrino. Pero cualquiera que tenga ojos en la cara y un intelecto en su alma puede ver a través de esta técnica el verdadero significado de su artículo.
Como una derivación de los problemas cristológicos y metafísicos, en el segundo ensayo que mencioné al inicio, Costadoat hace una propuesta de completa igualdad entre las iglesias locales y la Iglesia Romana, y entre el cristianismo y cualquier otra cultura, bajo el disfraz de juegos de palabras. Después de haber dicho: «Sin perjuicio de la responsabilidad que le cabe a la sede de Pedro de salvaguardar la unidad de la Iglesia», añade: «ella debería reconocerse como una iglesia particular igual a las demás, con una visión cultural y una teología propias. Esto facilitaría el diálogo indispensable con las otras iglesias cristianas, las demás iglesias católicas particulares y entre todas ellas. En el presente, la omnipresencia de la iglesia de Roma tramitada por la curia, impide cumplir con la intención del concilio. La iglesia latinoamericana demanda al menos un mayor respeto a su manera de hacer las cosas» (p. 58). Antes ha declarado: «Pero los textos [de Aparecida] no desmienten la pretensión de superioridad del cristianismo, con lo cual se hará muy difícil una auténtica inculturación del evangelio» (p. 56). [Costadoat piensa que el cristianismo es una civilización particular, Occidental, no una Revelación llamada a inspirar todas las civilizaciones.] Y: «Aparecida advierte en todos los pueblos la presencia de las ‘semillas del Verbo’, pero no alcanza a reconocer en ellos la plenitud de salvación, sino sólo una orientación a la plenitud de la salvación, que se halla sólo en quienes han sido objeto de la ‘revelación del verdadero rostro de Dios por Jesucristo» (nota 117).
Lo que quiere decir Costadoat exactamente con las afirmaciones del último párrafo puede colegirse de los artículos que ha publicado en «El mostrador». Uno puede verificar cómo el P. Costadoat rechaza sistemáticamente las enseñanzas constantes del Magisterio Romano relativas, por ejemplo, a la ordenación de mujeres. Uno puede colegir lo mismo de su amor a la cristología de Sobrino, según él, todavía en sus clase del segundo semestre de 2011, el más importante cristólogo latinoamericano.
Publicado en "Viva Chile", por Carlos A. Casanova
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Posted: 02 Apr 2015 10:28 PM PDT
REDACCIÓN CENTRAL, 03 Abr. 15 (ACI).- En el Viernes Santo celebramos la Pasión y Muerte de Jesucristo.“Celebramos la muerte de Jesús, quien ha muerto por cada uno de nosotros y por toda la humanidad para reconciliarnos con el padre”, señala el P. Donato Jiménez. En este día se conmemora el amor extremo de Cristo para rescatarnos.
Es importante interiorizar el hecho de que Jesús se entregó en la Cruz por cada uno de nosotros. Y hay que comprender que la Cruz es un signo de victoria sobre la muerte, especialmente que es una victoria sobre el pecado.
Con su sacrificio, Cristo pagó el precio que la humanidad debía pagar por sus pecados. Por eso, en este día necesitamos meditar, pensar y sentir sobre el significado de la Pasión y Muerte de Jesucristo.
Una de las actitudes que el cristiano debe tener durante el Viernes Santo es la reflexión porque comprenderemos y profundizaremos en el sentido de la muerte de Cristo.
Por otro lado, hay que unirnos al duelo por la muerte de Jesucristo con la Iglesia.”Debemos hacer propios los sentimientos de la Iglesia”, expresa en el video el párroco.
No te pierdas nuestro especial de Semana Santa.
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Posted: 02 Apr 2015 02:33 PM PDT
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Este jueves 2 de abril el mundo recuerda el décimo aniversario de la muerte de san Juan Pablo II. Y fue desde la misma Plaza de San Pedro, donde hace una década el mundo vio apagarse la vida del querido papa polaco, que Francisco tuvo palabras emocionadas hacia este "testigo de Cristo", como bien lo llamó.
«Mañana (hoy) se cumple el décimo aniversario de la muerte de San Juan Pablo II. Lo recordamos como gran Testigo de Cristo sufriente, muerto y resucitado pidiéndole que interceda por nosotros, por las familias y la Iglesia, para que la luz de la resurrección resplandezca sobre todas las sombras de nuestra vida y nos llene de alegría y paz», reflexionó el santo padre.
El papa peregrino
Al otro lado del mundo, como es el Perú, esta celebración también se hará sentir. Sobre todo si se tiene en cuenta que el país andino recibió en dos oportunidades a Juan Pablo II en los años 1985 y 1988.
Y es especialmente recordado en Arequipa, donde en su primer viaje pastoral elevó los altares a la beata Ana de los Ángeles Monteagudo, una monja de clausura dominica del lugar que murió en olor de santidad en 1686.
Por ello, en conmemoración por el 30º aniversario de la visita de San Juan Pablo II al Perú, la Arquidiócesis de Arequipa anunció que las parroquias de la jurisdicción se dispondrán a recibir una reliquia del santo pontífice durante los próximos meses.
Según informa el Servicio Informativo Semanal de la Conferencia Episcopal Peruana, el relicario, que contiene una cápsula con cabellos del santo polaco, está marcado con las palabras "Totus Tuus" (Todo Tuyo), que fue el lema que identificó el pontificado de Juan Pablo II. El mismo ente eclesial informa que junto a la reliquia viajará un certificado del cardenal polaco Stanisław Dziwisz, arzobispo de Cracovia, quien fuera el secretario personal de papa Wojtyła durante 39 años.
Se queda en casa
La reliquia fue donada por el presbítero dominico Mario Alberto Villanueva, al Arzobispado de Arequipa, por lo que ocupará un lugar especial en esta tierra del sur del Perú que durante la visita papal de 1985, tuvo el alto honor de presenciar la coronación pontificia a su madre y patrona, la Virgen de Chapi.
Al recibir el relicario de san Juan Pablo II, el arzobispo arequipeño, monseñor Javier Del Río Alba, anunció que el relicario peregrinará como un homenaje al Pontífice.
"Esta es una buena noticia para todos los fieles de la Arquidiócesis, tanto por lo querido que es para nosotros el papa Juan Pablo II y lo que representó en su visita a nuestra ciudad, además de recordar sus enseñanzas, tan actuales y necesarias para estos tiempos en nuestra Iglesia", dijo el alto prelado durante la ceremonia de veneración de la reliquia que se celebró en la Catedral de Arequipa el pasado 25 de marzo.
El papa san Juan Pablo II visitó por primera vez el Perú del 1 al 5 de febrero de 1985, como parte del viaje apostólico que realizó también a Venezuela, Ecuador y Trinidad y Tobago.
Y del 14 al 16 de mayo de 1988 lo hizo por segunda vez, para la clausura del V Congreso Eucarístico y Mariano de los países Bolivarianos y un encuentro con religiosas de clausura y el clero local. La ocasión fue propicia para que le entregara la “Rosa de Oro” a Nuestra Señora de la Evangelización, imagen colonial que se venera en la Catedral de Lima.
Este jueves 2 de abril el mundo recuerda el décimo aniversario de la muerte de san Juan Pablo II. Y fue desde la misma Plaza de San Pedro, donde hace una década el mundo vio apagarse la vida del querido papa polaco, que Francisco tuvo palabras emocionadas hacia este "testigo de Cristo", como bien lo llamó.
«Mañana (hoy) se cumple el décimo aniversario de la muerte de San Juan Pablo II. Lo recordamos como gran Testigo de Cristo sufriente, muerto y resucitado pidiéndole que interceda por nosotros, por las familias y la Iglesia, para que la luz de la resurrección resplandezca sobre todas las sombras de nuestra vida y nos llene de alegría y paz», reflexionó el santo padre.
El papa peregrino
Al otro lado del mundo, como es el Perú, esta celebración también se hará sentir. Sobre todo si se tiene en cuenta que el país andino recibió en dos oportunidades a Juan Pablo II en los años 1985 y 1988.
Y es especialmente recordado en Arequipa, donde en su primer viaje pastoral elevó los altares a la beata Ana de los Ángeles Monteagudo, una monja de clausura dominica del lugar que murió en olor de santidad en 1686.
Por ello, en conmemoración por el 30º aniversario de la visita de San Juan Pablo II al Perú, la Arquidiócesis de Arequipa anunció que las parroquias de la jurisdicción se dispondrán a recibir una reliquia del santo pontífice durante los próximos meses.
Según informa el Servicio Informativo Semanal de la Conferencia Episcopal Peruana, el relicario, que contiene una cápsula con cabellos del santo polaco, está marcado con las palabras "Totus Tuus" (Todo Tuyo), que fue el lema que identificó el pontificado de Juan Pablo II. El mismo ente eclesial informa que junto a la reliquia viajará un certificado del cardenal polaco Stanisław Dziwisz, arzobispo de Cracovia, quien fuera el secretario personal de papa Wojtyła durante 39 años.
Se queda en casa
La reliquia fue donada por el presbítero dominico Mario Alberto Villanueva, al Arzobispado de Arequipa, por lo que ocupará un lugar especial en esta tierra del sur del Perú que durante la visita papal de 1985, tuvo el alto honor de presenciar la coronación pontificia a su madre y patrona, la Virgen de Chapi.
Al recibir el relicario de san Juan Pablo II, el arzobispo arequipeño, monseñor Javier Del Río Alba, anunció que el relicario peregrinará como un homenaje al Pontífice.
"Esta es una buena noticia para todos los fieles de la Arquidiócesis, tanto por lo querido que es para nosotros el papa Juan Pablo II y lo que representó en su visita a nuestra ciudad, además de recordar sus enseñanzas, tan actuales y necesarias para estos tiempos en nuestra Iglesia", dijo el alto prelado durante la ceremonia de veneración de la reliquia que se celebró en la Catedral de Arequipa el pasado 25 de marzo.
El papa san Juan Pablo II visitó por primera vez el Perú del 1 al 5 de febrero de 1985, como parte del viaje apostólico que realizó también a Venezuela, Ecuador y Trinidad y Tobago.
Y del 14 al 16 de mayo de 1988 lo hizo por segunda vez, para la clausura del V Congreso Eucarístico y Mariano de los países Bolivarianos y un encuentro con religiosas de clausura y el clero local. La ocasión fue propicia para que le entregara la “Rosa de Oro” a Nuestra Señora de la Evangelización, imagen colonial que se venera en la Catedral de Lima.
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Posted: 02 Apr 2015 12:42 PM PDT
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«Siempre hay una causa para la esperanza»
Cuando el inicio de Semana Santa marcaba el fin de la Cuaresma, a miembros de la organización Pro-Life Action League (PLAL) de EEUU, les pareció que era un momento propicio para potenciar una campaña de oración por los enemigos del ser humano No Nacido. Se inició como una campaña de oración por tres conocidos criminales abortistas en Estados Unidos. «Si no oramos por ellos, ¿quién lo hará?», dice el gestor de esta iniciativa que convoca a mujeres y hombres de todo el mundo.
(Portaluz) Ellos han estado orando y ayunando durante esta Cuaresma 2015 por un trío de abortistas criminales…
«Gran parte de nuestro trabajo consistía en denunciar a los abortistas criminales» y su acción, dice Eric Scheidler, director ejecutivo de PLAL. «Pero el Miércoles de Ceniza del año pasado tuve una revelación: debíamos cerrar el círculo y animar a la gente a orar y ayunar por ellos. Que finalmente, se conviertan…».
Pero ahora descubren que es necesario ir más allá. Scheidler señaló a Catholic World Report que hoy una de las estrategias del PLAL para acabar con el aborto en los Estados Unidos y en todo el mundo es animar a la gente para que oren y ayunen regularmente por todos los involucrados en la industria del aborto.
Jack Jakubczyk, presidente de la organización Derecho a la Vida en Arizona (USA) se ha unido también a la iniciativa de orar por la conversión de quienes promueven y trabajan en la industria del aborto. «Es importante que nosotros como creyentes nos tomemos tiempo para orar por ellos y pedir a Dios que alguien pueda intervenir en sus vidas y ayudarles a elegir el camino que lleva a la reconciliación con Dios», comentó. «Aunque sigue habiendo esperanza para los vivos, es una tragedia morir sin arrepentimiento y sin redención».
Eric Scheidler reconoce que comprometerse a orar y ayunar por la conversión de estas personas puede ser difícil. «Es fácil ayunar para un niño que ha dejado la Iglesia, pero es difícil (hacerlo) por alguien vinculado a estos crímenes horrendos contra la humanidad. Porque son los enemigos de todas las mujeres que explotaban, de todos los bebés que murieron, y de todos los que honran la santidad de la vida humana. Sin embargo, si no oramos por ellos, ¿quién lo hará?».
«Siempre hay una causa para la esperanza», comenta el padre C. John McCloskey al referirse a esta campaña de PLAL. Y él lo sabe muy bien, pues estuvo muy cercano al proceso de conversión del Dr. Bernard Nathanson, quien jugó un papel decisivo en la legalización del aborto y realizó más de 60.000 abortos por sí mismo. El Padre McCloskey, ha ayudado a muchos, como Nathanson, en su ‘viaje’ de retorno a la fe.
«Sé por experiencia personal –finaliza el sacerdote- que se necesita la oración y la paciencia cuando se trata de lograr que alguien ‘pro-choice’, especialmente un abortista, entienda que el bebé en el vientre es un hijo de Dios que espera desplegar en el mundo su camino al cielo».
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Posted: 02 Apr 2015 12:27 PM PDT
![]() Jueves Santo: el Santo Padre hace una reflexión sobre el cansancio de los sacerdotes y cómo buscar descanso en el Señor. 'Nuestra fatiga es preciosa a los ojos de Jesús'Ciudad del Vaticano, 02 de abril de 2015 (Zenit.org) Redacción | 1917 hits
«Lo sostendrá mi mano y le dará fortaleza mi brazo» (Sal 88,22), así piensa el Señor cuando dice para sí: «He encontrado a David mi servidor y con mi aceite santo lo he ungido» (v. 21). Así piensa nuestro Padre cada vez que «encuentra» a un sacerdote. Y agrega más: «Contará con mi amor y mi lealtad. Él me podrá decir: Tú eres mi padre, el Dios que me protege y que me salva» (v. 25.27).
Es muy hermoso entrar, con el Salmista, en este soliloquio de nuestro Dios. Él habla de nosotros, sus sacerdotes, sus curas; pero no es realmente un soliloquio, no habla solo: es el Padre que le dice a Jesús: «Tus amigos, los que te aman, me podrán decir de una manera especial: ”Tú eres mi Padre”» (cf. Jn 14,21). Y, si el Señor piensa y se preocupa tanto en cómo podrá ayudarnos, es porque sabe que la tarea de ungir al pueblo fiel es dura; nos lleva al cansancio y a la fatiga. Lo experimentamos en todas sus formas: desde el cansancio habitual de la tarea apostólica cotidiana hasta el de la enfermedad y la muerte e incluso a la consumación en el martirio.
El cansancio de los sacerdotes... ¿Sabéis cuántas veces pienso en esto: en el cansancio de todos vosotros? Pienso mucho y ruego a menudo, especialmente cuando el cansado soy yo. Rezo por los que trabajais en medio del pueblo fiel de Dios que les fue confiado, y muchos en lugares muy abandonados y peligrosos. Y nuestro cansancio, queridos sacerdotes, es como el incienso que sube silenciosamente al cielo (cf. Sal 140,2; Ap 8,3-4). Nuestro cansancio va directo al corazón del Padre.
Estén seguros que la Virgen María se da cuenta de este cansancio y se lo hace notar enseguida al Señor. Ella, como Madre, sabe comprender cuándo sus hijos están cansados y no se fija en nada más. «Bienvenido. Descansa, hijo mío. Después hablaremos... ¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre?», nos dirá siempre que nos acerquemos a Ella (cf. Evangelii gaudium, 28,6). Y a su Hijo le dirá, como en Caná: «No tienen vino».
Sucede también que, cuando sentimos el peso del trabajo pastoral, nos puede venir la tentación de descansar de cualquier manera, como si el descanso no fuera una cosa de Dios. No caigamos en esta tentación. Nuestra fatiga es preciosa a los ojos de Jesús, que nos acoge y nos pone de pie: «Venid a mí cuando estéis cansados y agobiados, que yo os aliviaré» (Mt 11,28). Cuando uno sabe que, muerto de cansancio, puede postrarse en adoración, decir: «Basta por hoy, Señor», y claudicar ante el Padre; uno sabe también que no se hunde sino que se renueva porque, al que ha ungido con óleo de alegría al pueblo fiel de Dios, el Señor también lo unge, «le cambia su ceniza en diadema, sus lágrimas en aceite perfumado de alegría, su abatimiento en cánticos» (Is 61,3).
Tengamos bien presente que una clave de la fecundidad sacerdotal está en el modo como descansamos y en cómo sentimos que el Señor trata nuestro cansancio. ¡Qué difícil es aprender a descansar! En esto se juega nuestra confianza y nuestro recordar que también somos ovejas. Pueden ayudarnos algunas preguntas a este respecto.
¿Sé descansar recibiendo el amor, la gratitud y todo el cariño que me da el pueblo fiel de Dios? O, luego del trabajo pastoral, ¿busco descansos más refinados, no los de los pobres sino los que ofrece el mundo del consumo? ¿El Espíritu Santo es verdaderamente para mí «descanso en el trabajo» o sólo aquel que me da trabajo? ¿Sé pedir ayuda a algún sacerdote sabio? ¿Sé descansar de mí mismo, de mi auto-exigencia, de mi auto-complacencia, de mi auto-referencialidad? ¿Sé conversar con Jesús, con el Padre, con la Virgen y San José, con mis santos protectores amigos para reposarme en sus exigencias — que son suaves y ligeras —, en sus complacencias — a ellos les agrada estar en mi compañía —, en sus intereses y referencias — a ellos sólo les interesa la mayor gloria de Dios —? ¿Sé descansar de mis enemigos bajo la protección del Señor? ¿Argumento y maquino yo solo, rumiando una y otra vez mi defensa, o me confío al Espíritu que me enseña lo que tengo que decir en cada ocasión? ¿Me preocupo y me angustio excesivamente o, como Pablo, encuentro descanso diciendo: «Sé en Quién me he confiado»(2 Tm 1,12)?
Repasemos un momento las tareas de los sacerdotes que hoy nos proclama la liturgia: llevar a los pobres la Buena Nueva, anunciar la liberación a los cautivos y la curación a los ciegos, dar libertad a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor. E Isaías agrega: curar a los de corazón quebrantado y consolar a los afligidos.
No son tareas fáciles, exteriores, como por ejemplo el manejo de cosas — construir un nuevo salón parroquial, o delinear una cancha de fútbol para los jóvenes del Oratorio... —; las tareas mencionadas por Jesús implican nuestra capacidad de compasión, son tareas en las que nuestro corazón es «movido» y conmovido. Nos alegramos con los novios que se casan, reímos con el bebé que traen a bautizar; acompañamos a los jóvenes que se preparan para el matrimonio y a las familias; nos apenamos con el que recibe la unción en la cama del hospital, lloramos con los que entierran a un ser querido... Tantas emociones, si hablamos con el corazón abierto, tanto afecto, fatigan el corazón del Pastor. Para nosotros sacerdotes las historias de nuestra gente no son un noticiero: nosotros conocemos a nuestro pueblo, podemos adivinar lo que les está pasando en su corazón; y el nuestro, al compadecernos (al padecer con ellos), se nos va deshilachando, se nos parte en mil pedacitos, y es conmovido y hasta parece comido por la gente: «Tomad, comed». Esa es la palabra que musita constantemente el sacerdote de Jesús cuando va atendiendo a su pueblo fiel: «Tomad y comed, tomad y bebed...». Y así nuestra vida sacerdotal se va entregando en el servicio, en la cercanía al pueblo fiel de Dios... que siempre cansa.
Quisiera ahora compartir con vosotros algunos cansancios en los que he meditado.
Está el que podemos llamar «el cansancio de la gente, de las multitudes»: para el Señor, como para nosotros, era agotador —lo dice el evangelio—, pero es cansancio del bueno, cansancio lleno de frutos y de alegría. La gente que lo seguía, las familias que le traían sus niños para que los bendijera, los que habían sido curados, que venían con sus amigos, los jóvenes que se entusiasmaban con el Rabí..., no le dejaban tiempo ni para comer. Pero el Señor no se hastiaba de estar con la gente. Al contrario, parecía que se renovaba (cf. Evangelii gaudium, 11). Este cansancio en medio de nuestra actividad suele ser una gracia que está al alcance de la mano de todos nosotros, sacerdotes (cf. ibíd., 279). iQué bueno es esto: la gente ama, quiere y necesita a sus pastores! El pueblo fiel no nos deja sin tarea directa, salvo que uno se esconda en una oficina o ande por la ciudad en un auto con vidrios polarizados. Y este cansancio es bueno, es sano. Es el cansancio del sacerdote con olor a oveja..., pero con sonrisa de papá que contempla a sus hijos o a sus nietos pequeños. Nada que ver con esos que huelen a perfume caro y te miran de lejos y desde arriba (cf. ibíd., 97). Somos los amigos del Novio, esa es nuestra alegría. Si Jesús está pastoreando en medio de nosotros, no podemos ser pastores con cara de vinagre, quejosos ni, lo que es peor, pastores aburridos. Olor a oveja y sonrisa de padres... Sí, bien cansados, pero con la alegría de los que escuchan a su Señor decir: «Venid a mí, benditos de mi Padre» (Mt 25,34).
También se da lo que podemos llamar «el cansancio de los enemigos». El demonio y sus secuaces no duermen y, como sus oídos no soportan la Palabra, trabajan incansablemente para acallada o tergiversarla. Aquí el cansancio de enfrentarlos es más arduo. No sólo se trata de hacer el bien, con toda la fatiga que conlleva, sino que hay que defender al rebaño y defenderse uno mismo contra el mal (cf. Evangelii gaudium, 83). El maligno es más astuto que nosotros y es capaz de tirar abajo en un momento lo que construimos con paciencia durante largo tiempo. Aquí necesitamos pedir la gracia de aprender a neutralizar: neutralizar el mal, no arrancar la cizaña, no pretender defender como superhombres lo que sólo el Señor tiene que defender. Todo esto ayuda a no bajar los brazos ante la espesura de la iniquidad, ante la burla de los malvados. La palabra del Señor para estas situaciones de cansancio es: «No temáis, yo he vencido al mundo» (Jn 16,33).
Y por último — para que esta homilia no os canse — está también «el cansancio de uno mismo» (cf. Evangelii gaudium, 277). Es quizás el más peligroso. Porque los otros dos provienen de estar expuestos, de salir de nosotros mismos a ungir y a pelear (somos los que cuidamos). Este cansancio, en cambio, es más auto-referencial; es la desilusión de uno mismo pero no mirada de frente, con la serena alegría del que se descubre pecador y necesitado de perdón: este pide ayuda y va adelante. Se trata del cansancio que da el «querer y no querer», el haberse jugado todo y después añorar los ajos y las cebollas de Egipto, el jugar con la ilusión de ser otra cosa. A este cansancio, me gusta llamarlo «coquetear con la mundanidad espiritual». Y, cuando uno se queda solo, se da cuenta de que grandes sectores de la vida quedaron impregnados por esta mundanidad y hasta nos da la impresión de que ningún baño la puede limpiar. Aquí sí puede haber cansancio malo. La palabra del Apocalipsis nos indica la causa de este cansancio: «Has sufrido, has sido perseverante, has trabajado arduamente por amor de mi nombre y no has desmayado. Pero tengo contra ti que has dejado tu primer amor» (2,3-4). Sólo el amor descansa. Lo que no se ama cansa y, a la larga, cansa mal.
La imagen más honda y misteriosa de cómo trata el Señor nuestro cansancio pastoral es aquella del que «habiendo amado a los suyos, los amó hasta el extremo» (Jn 13,1): la escena del lavatorio de los pies. Me gusta contemplarla como el lavatorio del seguimiento. El Señor purifica el seguimiento mismo, él se «involucra» con nosotros (cf. Evangelii gaudium, 24), se encarga en persona de limpiar toda mancha, ese mundano smog untuoso que se nos pegó en el camino que hemos hecho en su nombre.
Sabemos que en los pies se puede ver cómo anda todo nuestro cuerpo. En el modo de seguir al Señor se expresa cómo anda nuestro corazón. Las llagas de los pies, las torceduras y el cansancio son signo de cómo lo hemos seguido, por qué caminos nos metimos buscando a sus ovejas perdidas, tratando de llevar el rebaño a las verdes praderas y a las fuentes tranquilas (cf. ibíd. 270). El Señor nos lava y purifica de todo lo que se ha acumulado en nuestros pies por seguirlo. Eso es sagrado. No permite que quede manchado. Así como las heridas de guerra él las besa, la suciedad del trabajo él la lava.
El seguimiento de Jesús es lavado por el mismo Señor para que nos sintamos con derecho a estar «alegres», «plenos», «sin temores ni culpas» y nos animemos así a salir e ir «hasta los confines del mundo, a todas las periferias», a llevar esta buena noticia a los más abandonados, sabiendo que él está con nosotros, todos los días, hasta el fin del mundo (cf. Mt 28,21). Y por favor pidamos la gracia de aprender a estar cansados, pero ibien cansados!
Texto distribuido por la Sala de Prensa del Vaticano
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(02 de abril de 2015) © Innovative Media Inc.
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Posted: 02 Apr 2015 10:52 AM PDT
![]() Texto completo de la homilía del Papa en la misa 'in Coena Domini'Ciudad del Vaticano, 02 de abril de 2015 (Zenit.org) Redacción | 12 hits
Publicamos a continuación la homilía del Santo Padre en la misa 'in Coena Domini' en la iglesia junto a la cárcel de Rebibbia.
Este Jueves, Jesús estaba a la mesa con los discípulos celebrando la fiesta de la Pascua. El pasaje del Evangelio que hemos escuchado dice una frase que es precisamente el centro de lo que Jesús ha hecho por todos nosotros. “Habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, les amó hasta el extremo”. Jesús nos amó. Jesús nos ama. Pero sin límites, siempre, hasta el final. El amor de Jesús por nosotros no tiene límites. Siempre más, siempre más. No se cansa de amar. A ninguno. Nos ama a todos nosotros. Hasta el punto de dar la vida por nosotros. Sí, dar la vida por nosotros, dar la vida por todos nosotros, dar la vida por cada uno de nosotros. Y cada uno de nosotros puede decir ‘da la vida por mí, cada uno. Ha dado la vida por tí, por tí, por tí, por vosotros, por mí… Por cada uno, con nombre y apellido. Su amor es así, personal. El amor de Jesús no decepciona nunca por Él no se cansa de amar como no se cansa de perdonar, no se cansa de abrazarnos. Esta es la primera cosa que quería deciros, Jesús nos amó a cada uno de nosotros hasta el final.
Y después hace esto que los discípulos no entendían. Lavar los pies. En aquel tiempo era habitual esto porque la gente cuando llegaba a una casa tenía los pies sucios del polvo del camino. No había ‘sanpietrini’ en aquella época, el polvo del camino. Y a la entrada de la casa, se lavaban los pies. Pero esto no lo hacía el dueño de la casa, lo hacían los esclavos. Era trabajo de esclavos. Y Jesús lava como esclavo nuestros pies, los pies de los discípulos. Por eso dice a Pedro ‘esto que hago yo, tú ahora no lo entendéis’. ‘Lo entenderás después’. Jesús, es tanto el amor, que se ha hecho esclavo para servirnos, para sanarnos, para limpiarnos. Y hoy, en esta misa, la Iglesia quiere que el sacerdote lave los pies a doce personas, en memoria de los doce apóstoles. Pero en nuestro corazón debemos tener la certeza, debemos estar seguros que el Señor cuando nos lava los pies, nos lava todo, nos purifica, nos hace sentir otra vez su amor. En la Biblia hay una frase del profeta Isaías muy bonita, ‘¿pero puede una madre olvidarse de su hijo? Si una madre se olvidara de su hijo, yo nunca me olvidaré de ti’. Así es el amor de Dios por nosotros.
Yo lavaré hoy los pies de doce de vosotros. Pero, en estos hermanos y hermanas, estáis todos vosotros, todos, todos, todos los que viven aquí. Vosotros les representáis. Pero yo también necesito ser lavado por el Señor. Por esto, rezad durante esta misa, para que el Señor también lave mis suciedades, para que yo me convierta en más esclavo vuestro, más esclavo en el servicio de la gente, como ha sido Jesús.
Ahora comenzaremos esta parte de la ceremonia.
Texto transcrito por ZENIT
(02 de abril de 2015) © Innovative Media Inc.
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Posted: 02 Apr 2015 10:20 AM PDT
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Posted: 02 Apr 2015 09:48 AM PDT
MÉXICO D.F., 02 Abr. 15 (ACI).- Desde México un sacerdote escribe una profunda y sencilla reflexión sobre los enfermos y los ancianos que por diversas razones no podrán salir de casa en esta Semana Santa. Ellos también pueden vivir intensamente este tiempo, especialmente porque por su propio estado, “comprenden mejor la Pasión del Redentor”.
A continuación y gracias al SIAME, la reflexión del P. Rogelio Alcántara:
Qué paradoja, muchos que podrían ir a la iglesia en esta Semana Santa no irán, simple y llanamente, porque no les da la gana; y a otros que desearían ardientemente ir a los oficios, no les será posible, o porque están enfermos o son ancianos, o simplemente porque no hay quien los lleve a una iglesia, y justo ahora, cuando por su propio estado comprenden mejor la Pasión del Redentor.
Pero para todos ellos hay una verdad consoladora de la que hoy quisiera hablarles. Quien más participa en la Redención, no es el que materialmente asiste a los oficios de Semana Santa, sino el que se une vitalmente al Misterio Pascual del Señor; y es que alguien puede ir a todo lo que organice su parroquia pero por mera costumbre, o sin recta intención; incluso se puede ir con deseos de protagonismo, de fama y prestigio, o para sacar ventajas personales, etc., etc.
Aquí no estamos en los países orientales en donde acudir a la iglesia es arriesgar la vida. Quien no rectifique su intención le aprovechará poco ir a la iglesia, a la mejor no le aprovechará nada, o a la mejor le hará daño; se le dormirá más la conciencia y pensará que es un héroe por llegar cansado a casa. Pero ¿de qué me valdrían los sacrificios físicos si no me llevarán a la conversión?, ¿de qué serviría mi cansancio si mi vida se queda sin tocar y sigo con los mismos vicios?
Cierto que la enfermedad o ancianidad por sí mismas no me harían cambiar de actitud con respecto a Dios y la salvación que me ofrece, pero cuando uno se siente visitado por la enfermedad y el sufrimiento aqueja, cuando se experimenta la propia impotencia, los límites y la finitud temporal, cuando se vislumbra la cercanía de la muerte, todo cambia.
Es la oportunidad de volver la mirada a Dios, a las realidades eternas, de suplicar la asistencia divina para no caer en la angustia, de pedir la gracia para no replegarse lastimosamente sobre uno mismo y hundirse en la depresión.
La Semana Santa, vivida desde mi lecho de enfermo o desde una sillita en casa, puede ser la oportunidad que esperaba de salir de mi rebelión contra Dios, de maravillarme del amor que me ha tenido al entregar a su Hijo por mi salvación, de unirme a la Pasión de ese Hijo para colaborar con la Redención de mi familia y de la humanidad.
Otros lo han logrado, ¿por qué no yo? Santa Teresita del Niño Jesús, enferma de tuberculosis, postrada en una cama, con accesos terribles de tos y vómitos de sangre, con ratos de inconciencia por el dolor y espantosas dudas de fe, sabía que, aunque no viera en esos momentos la luz por las espesas nubes que la rodeaban, detrás de esos nubarrones seguía el sol brillando y que, pasada la hora de las tinieblas esa luz no sólo la iluminaría sino que la envolvería y la transformaría en luz.
Si el Señor nos ha visto con ojos de predilección y nos ha participado de su cruz, aunque ahora no lo entendamos, aunque para nosotros sea como una noche oscura. ¡Aprovechemos! contemplemos la Pasión del Señor, unámonos a ella, aceptemos nuestro sufrimiento y ofrezcámoslo a aquél que “me amó y se entregó por mí”, a aquél que “me ha amado primero”, ofrendémoslo por nuestra propia salvación, la de los nuestros, por los sacerdotes, por el santo Padre y por la humanidad entera.
Desde nuestra casa, desde nuestro lecho, podemos rezar; podemos ver alguna película (sólo alguna, porque no hace falta estar pegados a la televisión) que nos mueva el corazón; alguna alma caritativa nos puede leer las lecturas de las misas y otros oficios de esta semana, o ponernos las celebraciones por internet; y desde allí, desde nuestra cruz, con nuestra oración sostener a la Iglesia y salvar a la humanidad. Amén.
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REDACCIÓN CENTRAL, 03 Abr. 15 (ACI).- En el Viernes Santo celebramos la Pasión y Muerte de Jesucristo.“Celebramos la muerte de Jesús, quien ha muerto por cada uno de nosotros y por toda la humanidad para reconciliarnos con el padre”, señala el P. Donato Jiménez. En este día se conmemora el amor extremo de Cristo para rescatarnos.
MÉXICO D.F., 02 Abr. 15 (ACI).- Desde México un sacerdote escribe una profunda y sencilla reflexión sobre los enfermos y los ancianos que por diversas razones no podrán salir de casa en esta Semana Santa. Ellos también pueden vivir intensamente este tiempo, especialmente porque por su propio estado, “comprenden mejor la Pasión del Redentor”.
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