"ÁNGELES DEL ÉXITO: LOS SERAFINES"
meditaciones en el mar rojo
Cuando quieras esa ayuda, puedes llamar a su capitán: "¡Salve Justinio, capitán de las huestes seráficas!" Salve es una salutación de gozo que significa "saludos". Nosotros decimos "hola" y los ángeles dicen "salve". Primero saludamos a Justinio y sus serafines, y luego les pedimos: "Envíame serafines para que me ayuden, para que protejan mi casa, para que protejan a mis hijos, mi comunidad, mi nación, mi planeta". Los serafines vendrán a liberarte, a elevarte, a ayudarte a cumplir tu misión. Te ayudarán a liberarte de la depresión, de todo tipo de hábitos agobiantes, de problemas en las relaciones interpresonales y del karma.
[...] Justinio, capitán de las huestes seráficas, nos da una descripción de sus serafines. Nos dice que son seres de fuego que forman anillos concéntricos alrededor del Sol Central. En sus rondas absorben la luz y el fuego del Sol Central y vienen a la Tierra o van a otros lejanos planetas arrastrando tras de sí nubes de gloria, marchando en procesión por las sendas cósmicas.
Nos dice Justinio que los serafines tienen una gran estatura pues están acostumbrados a las dimensiones de otros mundos. Cuando están ante el altar del fuego sagrado, su apariencia es la de llamas que se elevan en forma de espiral.
Justinio tiene bajo su mando a innumerables millones de serafines. Nos dice que las ilustraciones de Gustave Doré en las que éste dibuja a multitudes aparentemente infinitas de ejércitos celestiales no pueden siquiera comenzar a mostrar lo repleto que está el cosmos de seres de luz, de serafines y de querubines.
[...] Los serafines te ayudarán a lograr el éxito definitivo, es decir, te ayudarán a unirte a Dios. El Maestro Ascendido Serapis Bay nos dice "No conozco poder más atrevidamente capaz de ayudar a alguien a lograr la ascensión en la luz que los esfuerzos transmutadores hacia la pureza del Cristo Cósmico emitidos por las huestes seráficas".
Justinio nos pide que consideremos como nuestra "la siguiente meta: la meta de la ascensión; y que no la aplacéis hasta otra vida o hasta un futuro indefinido. La ascensión es hoy. Es algo que sucede todos los días."
Cada día una parte de nosotros asciende de regreso a Dios. La Luz de nuestro ser siempre se eleva. De esta forma le devolvemos a Dios, por medio de nuestras palabras y obras y con el flujo del Espíritu Santo, la energía que Él nos ha dado. Estamos logrando así la unión con Dios a cada momento, en cada átomo de pensamiento, de corazón, de sentimiento.
¿Por qué desear esta unión? Por una sola razón: para tener el poder necesario para ayudar a los demás, para servir en la liberación de todo y de todos, para sanar este planeta, para poder hacer algo acerca de los problemas de la humanidad. Por eso buscamos a Dios.
No le buscamos por ambición o para tener poder sobre los demás. Tampoco buscamos la unión con Dios como una forma de escape o para ser considerados santos por los hombres.
La cualidad se la santidad que los serafines nos traen no tiene nada que ver con intentar ser perfectos en lo humano.
[...] Recibe a los serafines que se acercan con el fuego divino omniconsumidor. Entrégales tus sucios harapos, tus gastadas vestiduras. Permite que los serafines limpien el ático de la mente y el sótano del cuerpo físico. Comienza un proceso de purificación y ayuno. Si lo deseas, puedes ayunar un día bebiendo sólo aua o té bancha. Puedes ayunar y ser una persona normal, no tienes por qué ser un hermitaño, alejado de la sociedad. Nadie tiene que saber que aspiras a lograr la santidad divina si practicas la humildad.
[...] La Hermandad nos dice: "Llevad la humildad como prenda interior, no permitáis que se vea. Llevad una vida conforme a vuestras creencias y prestaos a ayudar a todo aquel que esté en necesidad".
Justinio nos dice que de esta manera estamos ascendiendo momento a momento, ergio de energía tras ergio de energía, a medida que le devolvemos a Dios la energía que Él nos ha dado: se la devolvemos por medio de buenas obras, con palabras y hechos y con el flujo de nuestro amor hacia el Espíritu Santo a través de los decretos.
Un texto fundamental en el sendero de reunión con Dios es el libro Actas sobre la ascensión, escrito por inspiración del Maestro Ascendido Serapis Bey, jerarca del Templo de la Ascensión. El Templo de la Ascensión está situado en el mundo celestial sobre Luxor, Egipto. Puedes pedirles a los ángeles que te lleven allí mientras duermes para ser educado y preparado con el fin de recibir las iniciaciones que debes pasar para trascender la vida terrenal.
La ascensión es un sendero alegre; en él, afrontarás todas las pruebas con que Cristo se enfrentó, pero sus ángeles te defenderán y, sólo con que tengas el valor de ser quein eres, de no desfallecer y de no prestar atención a las voces de la noche, ellos te socorrerán y te cuidarán.
Justinio nos dice: "Llamadme a cualquier hora del día y de la noche porque mi percepción auditiva es muy fina y soy consciente de todos los sonidos y de todos los llamados. Me inclino ante la Luz de cada uno de vosotros. Ya sea una llama vacilante de Luz o una verdadera conflagración, me inclino ante la Luz".
[...] Justinio nos dice: "Marchamos con todas las legiones de todos los rayos y con todos los capitanes". Los serafines marchan con los siete arcángeles y con los coros de ángeles. "¡Somos nosotros quienes ayudamos a todos los ángeles -incluso a los ángeles en encarnación como vosotros- a realizar sus tareas!"
¿Podrías ser tú un ángel en encarnación? Sí y te diré por qué es eso posible. Parte de la historia la encontramos en el libro del Apocalipsis. Después de la gran rebelión, el Arcángel Miguel expulsó a los ángeles caídos del Cielo y los arrojó a la Tierra. Los ángeles buenos que quedaron en el Cielo vieron cómo los ángeles malos iban a corromper a los hijos de Dios para apartarlos del camino del amor. Y entonces se ofrecieron como voluntarios [...] Y Dios permitió que encarnara una gran cantidad de ángeles, Éstos ángeles llegan con el propósito de instruir y con frecuencia los encontramos en profesiones en las que sirven a los demás; lo que más aman es servir [...]
No te desprecies por haber cometido errores. Todos los cometemos. A veces, cuando alguien se condena a sí mismo, se debe a la soberbia. Tiene determinado tipo de orgullo espiritual o intelectual y, cuando comete un error, se condena porque no soporta ser imperfecto. Somos imperfectos, así que aceptémoslo y sepamos que nuestro Yo real es perfecto y que nuestra alma está tratando de perfeccionarse.
Justinio dice que una de las principales "cosas que se interpondrán entre ti y tu unión con Dios en esta vida es el no haber transmutado tu condenación en contra de la vida" y eso incluye la autocondenación. El poderoso ángel de la victoria nos dice: "Recordad bien las palabras de Jesús: ‘Lo que hiciereis al más pequeño de estos mis hermanos, a mí me lo habéis hecho’. Aceptad pues el misterio de la victoria: Todos los hombres que ante vosotros están son dioses disfrazados, tienen el potencial de convertirse en el Cristo".
[...] Cuando estamos a bien, en armonía con Dios, todo lo que tocamos se convierte en un éxito. Estar bien con Dios quiere decir nos hemos ocupado de resolver nuestros problemas psicológicos. Puede que tengamos que conseguir libros que nos ayuden a entender nuestra propia psicología. Puede que, de ser necesario, tengamos que trabajar con un psicólogo o un sanador. Tenemos que sanar las partes divididas de nuestro ser con la ayuda de Dios y de los serafines. Los serafines se cuentan entre los mejores sanadores. Justinio dice: "Si verdaderamente queréis estar libres de vuestras enfermedades, llamad a los serafines". Cuando logremos la integridad psicológica todo lo que toquemos tendrá éxito.
[...] Necesitas un plan para poder manifestar exactamente lo que quieres. Tu plan puede tomar la forma de un "mapa del tesoro", es decir, una cartulina donde puedes pegar imágenes de lo que quieres conseguir. Puede ser una lista de lo que quieres que suceda en tu vida y de lo que estás dispuesto a hacer para que así sea. [...] Ponte objetivos. Escríbelos y medita en ellos: qué quieres lograr desde este día en adelante, durante el resto de tu vida. Además pon por escrito de qué manera vas a alcanzarlos. [...] Concéntrate en un sólo propósito, uno que sepas que hará de éste un mundo mejor, que dejará un ejemplo, algo que contribuya al avance de la civilización.
Descubre cuál es tu plan divino. Si no lo haces, puede que malgastes toda una vida. Tienes que descubrir, en tu propio corazón, ese plan divino. Si no lo sabes, pregúntate. "¿Qué es ese algo tan especial que me emociona?" Ese deseo ardiente de tu corazón es la clave que te llevará a descubrir tu meta. Pídele a Dios en tus oraciones y decretos que te lo muestre. Invoca a los serafines y a los ángeles de la victoria para que te ayuden a triunfar y a tener la resolución necesaria para alcanzar tus metas.
Fragmentos del libro de Elizabeth Clare Prophet
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