Cuando gastas y ofreces con amor, creas nuevos caminos por los que atraer el dinero. El estado amoroso es el estado de receptividad frente a la abundancia del universo. Cuanto más amor transmitas al mundo, más abundancia y milagros recibirás a cambio. Cada vez que pagues una factura o que recibas dinero, considéralo un regalo de amor. Haz que todo intercambio monetario sea una oportunidad para irradiar tu amor a los que te rodean.
En ocasiones, tu mente actúa de barrera ante los milagros. La mente es buena para trazar planes, plantear objetivos y visualizar. Para acelerar el proceso y crear milagros después de magnetizar algo, abre tu corazón. Confía y ten fe en ti mismo, ama a los demás y demuestra tu amor con tus actos cotidianos.
Ama a la gente todo lo que puedas. Sé amable y cariñoso, pronuncia palabras afectuosas, perdona a los que no supieron respetarte y piensa con amor en los demás, honrándoles en todo lo que haces. No juzgues ni critiques. En cambio, encuentra en cada momento una oportunidad para amar. Recuerda, es fácil ser afectuoso cuando la gente que te rodea te ama; el reto está en serlo cuando en tu entorno no hay amor. Tratando a los demás con amor y compasión, atraes hacia ti oportunidades, dinero, personas, milagros y aún más amor. El amor te introduce en una órbita superior y atrae cosas buenas hacia ti. Abriendo tu corazón a espacios nuevos, magnetizas más bien y abundancia.
Los milagros son sucesos inesperados, que te aportan mucho más de lo que te pensabas. Son acontecimientos sin cronísticos que suelen producirse cuando olvidas tus apegos y confías en los consejos de tu interior. Con frecuencia, se producen debido a una llamada de socorro recibida por tu ser más profundo. No es inusual que se produzcan milagros en situaciones de crisis, porque éstas hacen aflorar a la conciencia la parte más profunda de tu alma. Tu alma cuida siempre de ti, mandándote su amor y consejos. Recogiéndote y concentrándote en tu interior, contactas aquella parte de ti que tiene las respuestas. Cuando te adentras en ti mismo, buscas a tu alma y pides su ayuda, las respuestas afloran y se producen los milagros. Tienes que aprender a sumergirte en tu ser sin necesidad de una crisis. Los milagros son el resultado de esta inmersión en tu alma.
Si quieres algo, pide a tu alma que te haga una demostración de su fe y su amor hacia ti. Ábrete para recibir y ten la voluntad de reconocer tu deseo cuando se cumpla. Cada vez que aceptas el amor de los demás, cada vez que te abres para recibir el amor del universo; pones en movimiento la creación de milagros en tu vida.
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