descanso y renovación
Las preocupaciones cotidianas y la creencia de que necesito hacer todo por mí mismo pueden interferir con mi habilidad de dormir y de disfrutar de una noche de descanso. Así que, ¡en vez de entregarme a las preocupaciones, me entrego a Dios!
Recuerdo que para dar lo mejor de mí debo cuidarme. Al velar por mis necesidades, siento paz, lo que conduce a una noche de descanso y renovación, y a una vida más gozosa y productiva. El Espíritu creó un mundo de orden, un mundo que requiere y promueve tiempo para el descanso y tiempo para la acción. De ahora en adelante, cada vez que sienta la tentación de entregarme a la preocupación, elijo más bien ponerla en manos de Dios ¡y descansar!
En paz me acostaré y asimismo dormiré, porque sólo tú, Jehová, me haces vivir confiado. –Salmo 4:8
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