LUZBY BERNAL

viernes, 28 de enero de 2011

ESPIRITUALIDAD DEL SER HUMANO



El camino de la búsqueda espiritual es largo pero tiene sus recompensas.


Existe un universo espiritual invisible frente a nuestros ojos, el cual, la mayoría no lo ve pero una minoría iluminada lo siente dentro de su propio ser y lo percibe cada vez más cerca de sus propios actos. Así, el camino hacia el espíritu se convierte en una herramienta que permite a esos seres bendecidos ampliar la percepción de la realidad de la evolución espiritual, de la cual los ignaros a veces se burlan y, otras, niegan su existencia. No obstante, ¿Acaso no existe una conciencia universal acerca del espíritu como algo intangible que no podemos ver con los ojos humanos y menos tocar con nuestro tacto? ¿Acaso puede existir un ser humano que en momentos de extrema gravedad o crisis no clame angustiosamente protección ante Dios? ¿No es acaso Dios parte de esa realidad espiritual puesto que tampoco lo vemos ni lo tocamos? Más, si no es así, ¿por qué entonces creemos en Él y lo que es más, le pedimos de rodillas en nuestros momentos de gran angustia o desesperación? Esto sucede porque dentro de una aparente incredulidad de los llamados ateos existe una unidad esencial interconectada indisolublemente al espíritu-cuerpo del hombre, puesto que realmente no existe separatividad sino que todo está conectado e interconectado por lo que se deriva que la separación entre el observador y el observado no es tal, porque esa aparente irrealidad es solo una creación de nuestros sentidos (en el plano espiritual, lo visible es aparente).




En el pensamiento filosófico espiritual nada se desarrolla de forma aislada e independiente sino que todo está inter-relacionado.


Observemos: La ley de Causa y Efecto es dimanante de un proceso atómico que genera indiscutiblemente una energía que invade todas las dimensiones de espacio y tiempo. Ahora, para los más escépticos, observen esta explicación científica acerca de la mecánica cuántica: “Lo que denominamos espacio vacío, en realidad está repleto de inmensa energía en potencia. En cuántica, se sabe que cada punto en el vacío, tiene energía infinita convergiendo simultáneamente en un solo punto desde todas las direcciones y hay un momento de cancelación mutua. Es por esta razón que dicha energía en el espacio es invisible”. Observen que al comienzo de estos apuntes escribimos: “Hay un Universo espiritual invisible…”



Entendiendo esto, entenderemos también que la búsqueda de la evolución espiritual nos conduce hacia el camino de la comprensión, de la clarificación y de la iluminación, mientras que el escepticismo nos lleva hacia el lado contrario, es decir, hacia la oscuridad, la negatividad y la ignorancia. Según sean nuestros pensamientos y actos tomaremos uno de esos dos caminos. Si hemos entendido esto, es bueno recordar ahora, con palabras sencillas, qué es el espíritu. Para ello, recurramos a la Real Academia Española y leamos la primera acepción que ofrece a sus lectores el diccionario acerca de la palabra espíritu: “Ser inmaterial dotado de razón. Principio generador. Esencia o sustancia de una cosa. Realidad que no es corpórea o material. Dimensión del ser humano que no puede ser reducida a la estructura meramente fisiológica del mismo”.




En consecuencia, hablar de Espíritu, conciencia, alma, Dios, destino, trascendencia, etc., es hablar del mundo intangible, incluso, conceptos como mente, razón o sentimiento, también forman parte de ese mundo intangible e ilimitado. Nuestro cerebro racional que sí es algo limitado y tangible, no puede encontrar definiciones válidas para lo indefinido. Es obvio que no puede definirse o limitarse, lo indefinible o ilimitado. Este es el motivo por el que nos encontramos con tantos conceptos que pareciendo diferentes, tan solo son intentos de explicar la misma cosa. Es por ello, que esto que tratamos de explicar no puede ser definido, pero sí percibido, sentido o presentido; por tal motivo cuando un ser humano alcanza a percibir aunque solo sea alguno de sus aspectos, se interesa en comunicárselo a los demás y no le queda otro remedio que recurrir a analogías con lo conocido, que nuestro cerebro pueda manejar. Así surgen símbolos, leyendas, parábolas etc. El problema es que cuando el sujeto que ha percibido se lo trasmite a otro, ese otro no puede comprenderlo hasta que él haya vivido una experiencia similar. Hasta entonces solo podrá tener una vaga idea. Derivado de todo esto, resulta absurdo polemizar sobre lo inexplicable. Quien cae en discusiones sobre esta materia es precisamente quien no ha percibido nada y solo especula sobre lo que ha oído.




Hemos observado que desde posiciones eclesiásticas se han refutado definiciones de corriente nueva era sobre los Ángeles. En tales ocasiones, esas posiciones eclesiásticas señalaban estar molestas ante la definición de los Ángeles como energías. Sin embargo, esas mismas posiciones luego expresaban conceptos tales como: “La fuerza del Espíritu". En torno a ello entonces nosotros nos preguntamos ¿Y no es acaso la fuerza una energía? ¿Ellos mismos no definen a los Ángeles como espíritus puros? ¿Entonces qué es lo que se discute? El hombre se hace a sí mismo miserable al separarse de los demás.




Nuestra mente es un vehículo maravilloso cuando se halla al servicio del espíritu, pero un tanto peligrosa cuando se torna esclava del ego personal. De ahí, la importancia de aprender a despojarnos de todo indicio de fanatismo y dogmatismo, que no son más que coberturas o máscaras de nuestros propios miedos o temores, hijos estos de nuestro ego. Cada ser humano que se aleja de la sombra ya es un iniciado en el fondo de su corazón por la serenidad de su mirada o por la dulzura de sus palabras... San Francisco decía: “Cuando damos a luz un buen sentimiento toda la humanidad se eleva sobre el suelo”.




Si nos refugiamos en nuestros dogmas nos molestamos con todo aquel que no se hace eco de la verdad que creemos poseer. Sepamos reconocer el Reino del Bien, la Verdad y la Belleza en todos los credos de la Tierra, en cada una de las religiones antiguas o presentes. Asimismo, aprendamos a tener tolerancia y comprensión con quienes nos haya tocado convivir en este plano terrenal. Al hacerlo, tendremos la capacidad de comprender que la intención de los demás seguramente es tan positiva como la nuestra y que el camino que el otro escoge para llevar a la práctica los mandatos del Sendero de la Luz, es tan valedero como el camino que elegimos nosotros. Cada uno hace lo que puede desde el escalón en que lo sitúa su comprensión, sabiendo que camina hacia el mismo lugar, sin sentirse privilegiado en relación a su prójimo. Ninguna religión es superior a otra. Es el egoísmo, la estrechez espiritual y sobre valoración de lo que juzgamos como nuestro lo que nos lleva a creer firmemente que lo mejor es nuestra religión o creencia. “Todo el camino que conduzca hacia la verdad debe ser comprendido y tolerado”.



Hay que tener muy presente que todos somos necesarios para la continuación del proceso de despertar espiritual que estamos viviendo. En este sentido, debemos reconocer la virtud de aquellos que están trabajando a favor del bien, aunque sea con métodos distintos a los nuestros. No hemos de valorar más lo "nuestro" sobre lo del "otro", sino mancomunar esfuerzos, unir energías para caminar con más fuerza en búsqueda de alcanzar la misma meta. No debemos ver como si fueran enemigos a quienes – consciente o inconscientemente - obstaculizan el camino. A ellos no hay que combatirlos, sino comprenderlos como hermanos más pequeños a quienes aún les queda camino por andar. Al entender esto, entenderemos que ellos necesitan orientación y amor, porque seguramente no lo recibieron en su justa medida cuando lo precisaron. Que el manto de amor y conocimiento Divino caiga también sobre ellos, igual como el Sol que brilla para todos.




Si logramos la tolerancia, la comprensión, el entendimiento, la bondad y el amor entre los seres humanos, esta será la mayor contribución voluntaria de cada iniciativa individual en beneficio de la Humanidad, ofreciendo cada uno de nosotros el potencial de la espiritualidad que posee, llegando de esta manera a identificarse con su Ser o Guía Espiritual, y por lo tanto, con los demás, entendiendo al mismo tiempo que cada uno de nosotros somos una parte del Gran Cuerpo Cósmico, o lo que es lo mismo, un Gran Todo, una porción del inconmensurablemente grande e Infinito amor de Dios, siendo este infinitamente Grande en esencia. Proyectar esa visión, esa vivencia, ese ideal de unificación hacia y entre todos los credos, religiones y filosofías del planeta, tal y como hizo el Maestro Jesús, es el mayor anhelo de Paz de los seres de buena voluntad. Debemos entender, amar y respetar a las otras formas o maneras de hacer las cosas, entendiendo que a través de ellas, millones de seres humanos también tratan de acercarse a La Verdad, como pretendemos acercarnos nosotros por el camino que elegimos.







Estamos en los albores de una Era de Despertar Espiritual que permitirá los seres humanos evolucionar. Visualicemos tantas veces como podamos, escenas de Unificación, de Hermandad, de Igualdad y de Confraternidad Universal. Ha llegado el momento en que cada ser humano cumpla con la misión que le ha sido encomendada para llevar a cabo en la Tierra y esa no es otra que la hermandad espiritual entre todos los habitantes de este convulsionado planeta sumido en guerras, conflictos y confrontaciones de toda índole. ¿Acaso el narcotráfico no es una terrible guerra establecida por el hombre contra el mismo hombre? ¿Acaso este terrible flagelo no mata cada día miles y miles de vidas valiosas de niños, jóvenes y adultos? Quienes transitamos por el sendero del camino espiritual debemos convertirnos en orientadores y en re-educadores, tratando de ser focos de luz con el cuerpo y la mente vibrando muy alto. La humanidad necesita hombres y mujeres Sanos que ayuden a curar los males del Alma. Aportemos Salud interior y senderos de recuperación y trascendencia.




Mientras seamos fanáticos de algo o de alguien, sigamos dogmas o estemos adheridos a ellos, el deseo de unión de todos los hombres será sólo una quimera. Cuando defendemos un dogma y criticamos a otro, estamos siendo dogmáticos en medio de una misión que predica el universalismo y la unidad como impronta fundamental. "El odio no cesa con el odio... el odio cesa con el amor". La verdadera espiritualidad consiste en ser conscientes de que si somos interdependientes de todo y de todos los demás, incluso nuestro más insignificante pensamiento, palabra o acción tiene consecuencias reales en todo nuestro entorno.




Tenemos el Conocimiento necesario en nuestras manos para redimirnos. Simplemente hagámoslo aquí y ahora. Gandhi – El Alma Grande - sostenía que la primera cualidad del camino espiritual es el coraje. Entonces tengamos el coraje de desprendernos de nuestras sombras y caminar de frente, decididamente hacia la luz, cueste lo que cueste. El camino iniciático no es para los frustrados, es para personas corajudas con necesidad de vivir grandes experiencias en el campo de la espiritualidad.




Si el cielo es de todos, y la luz, el aire y el agua también es de todos, ¿Por qué, justamente Dios, debe tener privilegiados en cuanto a darles a conocer La Verdad, y otros, a quienes se la niegue? Cuanto más escuchemos al Guía Interior sabio y bondadoso que vive dentro de cada uno de nosotros, poco a poco iremos siendo capaces de liberarnos cada vez más de las emociones oscuras que han gobernado nuestra vida. Mientras yo crea que tengo "la Verdad" o el "único" punto de vista correcto, sobre el tópico que fuere, no podré jamás entenderme con mi hermano como hermano. En ese eterno juego del "Yo tengo y tu no" se gestaron y se siguen gestando, a través de los siglos, todos los conflictos humanos. “¿Puede haber Paz en el mundo si uno no está en paz consigo mismo? A menos que cada uno de nosotros cambie radicalmente, no habrá paz en la Tierra”.



Para algunos, aprender es una tarea penosa, engorrosa o fastidiosa, y por ello tratan en lo posible de evitar cualquier tipo de acción que se le torne dificultosa. Por tal razón, debido a que la tarea de aprender no es para todos, cuando nos decidimos transitar por los caminos del espíritu es bueno separar a los fariseos espirituales de los verdaderos buscadores de la verdad.




Dios nos permita volver a la Naturaleza y recuperar el equilibrio perdido por nuestra ignorancia y falta de consciencia planetaria. Con la civilización hemos pasado del problema del hombre de las cavernas al problema de las cavernas del hombre.


Recibido en mi correo personal.

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