LUZBY BERNAL

jueves, 6 de enero de 2011

La chispa oculta en cada judío

Solo necesitamos proporcionarle el fósforo. ¡La chispa ya está allí!


En mi reciente viaje a Ucrania dónde mi familia fue a celebrar el cumpleaños 80 de mi padre, encontré a Sasha, emisario del Lubavitcher Rebe y estudiante de mi padre. El trabajo de Sasha es visitar a los judíos en las puntas más remotas de Ucrania y reconectarlos con sus raíces. Él relató la siguiente historia:
"Recibí una extraña llamada telefónica de una compañía minera que estaba excavando cerca de Anipoli, un pequeño pueblo en Ucrania occidental. Habían descubierto una fosa común del Holocausto. Enseguida dejé todo lo que estaba haciendo y avisé a la Jevra Kadisha (Sociedad de Entierro) en Jerusalém que inmediatamente despacharon un grupo de rabinos para ayudar a organizar un entierro y monumento apropiados para estos mártires.
Después de unas semanas, decidimos organizar un Shabatón para los descendientes de los mártires, en honor a la las víctimas. Traje conmigo un grupo de la Ieshivá de Kiev, comida kasher suficiente y una Arca portátil con una Torá. Resultó ser un Shabat muy conmovedor "
Sasha explicó: "Entre las personas que asistieron a este Shabatón, había un señor mayor que se negó a participar de los aspectos religiosos de nuestro programa. Durante los servicios de la tarde de Shabat lo vi sentarse solo con su familia, en el otro lado del cuarto, sin una kipá. Lo llamé para darle a una aliá a la Torá (ser llamado a la Torá), y como era de esperar, se negó.
"Realmente no sé lo que me llevo a tomarlo al hombre de su brazo y acompañarlo a la bimá (lugar sobre el que se lee la Torá). Le pedí su nombre hebreo. Él me dijo que no podía recordarlo, pero su nombre ucraniano era Vasily. Lo llamé por ese nombre. Él dijo las bendiciones apropiadas con un poco de ayuda de mi parte. Cuando empecé a bendecirlo después de subir a la Torá, noté que el hombre estaba llorando profusamente. Le pregunté si ocurría algo y él respondió con voz ahogada que después de tantos años recordó su nombre hebreo. Era Azriel, igual que su abuelo, el rabino del pueblo, este nombre le fue dado en su bris (circuncisión).
"Usted sabe" dijo, "mi Zeide fue el primero en ser acribillado por esos Nazis asesinos. Lo recuerdo como hoy. Reunieron a nuestro pueblo entero en la plaza. Yo tenía 12 años, antes de mi Bar Mitzvá. Tuve mucha suerte. Había bebido una botella de agua y me habían concedido permiso para dispensarme detrás de algunos árboles. Detrás de esos árboles, vi cómo dispararon a todos. Nadie se salvó. Mi Zeide fue el primero, porque era el rabino. El resto de mi familia siguió. Después de que terminaron, quedé solo en este mundo, vagando a través de los bosques..."
Después de la guerra, volví a mi ciudad natal pero desgraciadamente, sin comunidad judía, abandoné mi judaísmo, estoy casado fuera de la fe y formé una familia no judía.
Cuando oí hablar del descubrimiento de la tumba que tiene a mi familia enterrada, me llenó un increíble sentimiento de anhelo por mi familia y mi pasado. Necesitaba reconectarme una vez más. Estuve de acuerdo en asistir a su programa. El Shabat entero estuve luchando con mi pasado y mi identidad judía. ¿Quién soy? ¿Soy el judío de mi pasado o el ucraniano del presente?
Cuando usted me llamó a la Torá y me pidió mi nombre judío, todo regresó. Se abrieron las compuertas de mis recuerdos. Mi Zeide, mi nombre hebreo Azriel, y el Bar Mitzvá que preparé que pero nunca celebré, todos aparecieron delante mío. Supe que pertenecía a mi pueblo"
Sasha concluyó: "entonces le dije a 'Azriel' que debe considerar esta aliá como su Bar Mitzvá. "Ciertamente, su Zeide está muy orgulloso de usted" le dije. Él me abrazó mientras lágrimas rodaban por sus mejillas. Pienso que eran lágrimas de inmensa alegría. "Ve" dijo Sasha "uno nunca debe menospreciar el alma de un judío, incluso uno que se ha marchado lejos durante muchos años. Necesitamos proporcionarle el fósforo. ¡La chispa ya está allí!"
"A propósito," le pregunté a Sasha cuando terminó su historia asombrosa. "¿Cuándo sucedió esta historia?"
"Hace tres semanas"
"¿Estás seguro?"
"Sí, claro. ¿Por qué lo pregunta?"
Ahora era mi turno para llorar: "¡Mi primer nieto nació exactamente hace tres semanas y lo llamamos Biniamin Azriel!"
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