LUZBY BERNAL

miércoles, 20 de julio de 2011

Las exigencias del mundo moderno nos roban el sueño

Las exigencias del mundo moderno

nos roban el sueño

Televisión
El desarrollo de una gran cantidad de tecnologías ha alterado el sueño de las personas.
Foto: Fotolia

Las fuentes de energía, estrés, la tecnología y el trabajo, entre otros, trastornan el buen dormir.

Entre los casos extremos que Miguel Dávila, neurólogo y especialista en medicina del sueño, ha recibido en su consultorio, está el de un paciente que, desesperado porque el día no le alcanzaba para cumplir con todas sus obligaciones, le rogó que le diera las pautas para dormir solo dos horas y media.
"Ese paciente estaba loco, pensaba que dormir era perder el tiempo", recuerda.

De acuerdo con Dávila, cada vez hay más personas que por las exigencias de la vida moderna, por el ritmo acelerado de estos tiempos, deciden sacrificar horas de sueño, o que por efectos del estrés y las preocupaciones duermen mal. Muchos no les dan la debida importancia a estos problemas, aun cuando pueden traer consecuencias nefastas para la salud.

"La mayoría de la gente solo piensa hoy en hacer plata, en producir y producir. Eso causa estrés, hace que la gente se desespere, y muchos de los problemas del sueño se explican por eso", señala Dávila. Según él, no pocos lo consultan porque se despiertan en la madrugada pensando en cómo cerrar un negocio o en cómo pagar el crédito de la casa. Algo que no sucedía hace tres, cuatro o cinco décadas.
Tanta tecnología desvela
A eso hay que sumar los hallazgos de estudios internacionales que señalan que cada vez es más frecuente que factores intrínsecos de la vida moderna, como las fuentes de energía y lumínicas, el estrés, el estímulo de las nuevas tecnologías y las exigencias laborales, están desvelando a la humanidad.
"El estrés que produce la gran demanda de tipo económico hace que la gente se someta a jornadas laborales extensas, que modifican los horarios de sueño normales y alteran el ritmo biológico del cuerpo", asegura Franklin Escobar, cirujano, psiquiatra y miembro de la Fundación Sueño Vigilia Colombiana.
"Acostarse pensando en lo que debe resolver al día siguiente hará que la persona empiece a tener problemas para conciliar el sueño, y luego sufrirá de insomnio; cuando se vuelve crónico, las personas llegan a pasar varias noches en blanco", dice.
Los efectos de trabajar por turnos también son dramáticos, toda vez que el cuerpo -sostienen los expertos- no está hecho para trabajar entre las 10 de la noche y las 6 de la mañana. "Antes la gente solo trabajaba de día, pero ahora se trabaja 365 días, las 24 horas, y eso deteriora el estado vital de una persona, reduce su expectativa de vida y la vuelve más propensa a sufrir enfermedades gastrointestinales y cardiovasculares", afirma Escobar.
Por si fuera poco, la gente lleva a la cama el trabajo en portátiles, deja el celular encendido bajo la almohada (que hace las veces de despertador) y se desvela con videojuegos o viendo televisión.
La gente desconoce que las ondas electromagnéticas de estos aparatos hacen muy frágil el sueño, "lo cual limita el descanso, altera los ritmos y, dada la estimulación lumínica, mantiene activos los sistemas de alerta. En otras palabras: la gente está cansada, pero hiperactiva", concluye Escobar.
Lo que causa...
irritabilidad y menos atención
No dormir bien afecta la actividad del día siguiente, pues la persona estará en estado de embotamiento y rendirá mucho menos (intelectual, laboral y físicamente). También causa problemas de concentración y atención y es muy posible que torne malhumorado, irritable e impaciente al afectado. Además, estar somnoliento puede hacer que se tropiece o se caiga con facilidad y que, por ende, tenga lesiones o fracturas graves.
SOLUCIONES 
Las claves de un buen descanso  
Lo primero, según los expertos, es dejar que la naturaleza haga su trabajo: si uno tiene que dormir la tercera parte de su vida, no se puede pelear contra eso. Los adultos necesitamos de siete horas de sueño diario. 

Busque dormir  en un sitio que no tenga ruidos ni luces y que esté alejado de las ondas electromagnéticas. La buena higiene  del sueño incluye acostarse y levantarse a la misma hora, hacer ejercicio con frecuencia, apagar todos  los aparatos eléctricos y electrónicos que estén cerca (si no puede sacarlos del cuarto donde duerme) y mantener en la habitación una temperatura y ventilación adecuadas.

Trate de comer  al menos dos horas antes de acostarse y de no consumir cafeína ni alcohol en ese mismo lapso de tiempo.  La cama es para dormir, así que si la utiliza para trabajar su cerebro no la asociará precisamente con un objeto creado para el descanso y eso perturbará su ritmo de sueño. 

No se automedique,  tome fármacos para dormir solo si su médico se los prescribe. Los tratamientos  contra los trastornos del sueño suelen ser cortos (no más de dos meses) y pueden ser comportamentales o conductuales, o incluir aparatos o medicamentos (estos últimos son los más comunes). 

Es falso  que si una noche durmió solo tres horas, al día siguiente pueda reponer el sueño perdido con dormir 12 horas seguidas. En ese caso, según los expertos, "la recuperación nunca será completa".

REDACCIÓN SALUD

EL TIEMPO.COM

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