New post on EL NUEVO ORDEN MUNDIAL DE YAHWEH (APO.21:5, JOB 34:13) |
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LA HISTORIA ABATE AL ALTIVO URBANO VIIIby apologista |
Por Sylvia Pena
En el año 1633 el Papa Urbano VIII, quien pretendía ser el sapientísimo einfalible vicario de Cristo, haciendo alarde de su “sabiduría” mandó encarcelar a Galileo porque éste enseñaba que la tierra giraba sobre sí misma y a la vez alrededor del sol. Al gran Galileo, para salvarle la vida después de haber sufrido durante muchos, muchos meses en los calabozos de la Inquisición, se le hizo salir, con la creencia de los inquisidores, de que la prisión había quebrantado la fe de él en las “herejías” que había estado enseñando. Pero como se viera que Galileo aún conservaba las ideas que antes había expuesto, el Papa lo mandó a la cámara de tormento, donde el pobre anciano sufrió muchas veces, con estoicismo, el suplicio de la cuerda. Al fin, quebrantado y vencido por los sufrimientos físicos y morales, fue obligado a abjurar en esta forma: “Yo, Galileo, a los setenta años de edad, arrodillado ante sus eminencias y teniendo ante mis ojos los Santos Evangelios que toco con mis propias manos, abjuro, detesto y maldigo el error y la herejía del movimiento de la tierra.”
La justicia divina y la sabiduría que Dios ha transmitido a los hombres, han exaltado a Galileo colocándolo entre los sabios más ilustres que el mundo ha conocido, y han humillado al altivo Papa Urbano VIII colocándolo entre los hombres más presuntuosos e ignorantes de la tierra.

CREO QUE LA IGNORANCIA Y LA ARROGANCIA DE LOS HOMBRES, HA VENIDO DESPLEGÁNDOSE
IEMPRE QUE HAY UNO QUE SI ESTA DICIENDO LA VERDAD. Y ESTA OCASIÓN LE
TOCA SUFRIR A JUAN EL PROFETA DE DIOS Y PRIMO DE JESÚS, EN LAS MANOS DE
HERODES, DE HERODIAS SU
AMANTE Y MUJER DE SU PROPIO HERMANO Y DE SALOME SU PROPIA SOBRINA.
UN
VERDADERO COMPLOT PARA QUITARLE LA VIDA AL HOMBRE QUE HABLABA LA VERDAD
Y QUE ABRIÓ EL CAMINO AL HIJO DE DIOS, PARA LA SALVACIÓN DE LOS
HOMBRES.
Marcos 6:14-29
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Marcos 6:14-29
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Jesús era tan conocido que hasta el rey Herodes Antipas oyó hablar de
él. Algunos decían que Jesús era Juan el Bautista, que había vuelto a
vivir y hacía muchos milagros. 15 Otros decían que era el profeta Elías, o alguno de los profetas que habían vivido hacía mucho tiempo. 16 Cuando el rey Herodes oyó hablar de Jesús, estaba seguro de que se trataba de Juan, y decía: «Jesús es Juan. Yo mismo ordené que le cortaran la cabeza, pero ha resucitado.» 17-19 Resulta que Herodes Antipas se había casado con Herodías, a esposa de su hermano Filipo, y Juan lo había reprendido, diciéndole: «No te está permitido tener a la esposa de tu hermano.» Esto enfureció a Herodías, la cual decidió hacer todo lo posible para matar a Juan.
Pero Herodes sólo mandó que lo arrestaran y lo metieran en la cárcel. 20
Herodes le tenía miedo a Juan y lo protegía, porque sabía que Juan era
un hombre justo y santo. Y aunque Herodes no sabía qué hacer cuando lo
oía hablar, lo escuchaba de buena gana.
21 El día de su cumpleaños, el rey Herodes Antipas organizó una gran fiesta. Invitó a los jefes, a los comandantes y a la gente más importante de la región de Galilea. Herodías vio que ésa era su gran oportunidad para matar a Juan. 22 Mientras cenaban, la hija de Herodías entró al salón y bailó delante de todos. Tanto le gustó el baile al rey Herodes y a todos los que estaban allí, que el rey le dijo a la muchacha: —Pídeme lo que quieras, y yo te lo daré. 23 Aun si me pides la mitad de mi reino, te juro que te lo daré. 24 La muchacha salió del salón, fue a donde estaba Herodías, su madre, y le preguntó: —¿Qué podría pedir? Herodías le respondió: —Pide la cabeza de Juan el Bautista. 25 La muchacha entró de prisa al salón y le dijo al rey: —Quiero que ahora mismo me des en un plato la cabeza de Juan el Bautista. 26 El rey se puso muy triste, pero no quiso negarle a la muchacha lo que pedía, porque se lo había jurado delante de sus invitados. 27 Enseguida ordenó a un soldado que le trajera la cabeza de Juan. El soldado fue a la cárcel, le cortó a Juan la cabeza 28 y se la llevó en un plato a la muchacha. Después, ella se la entregó a su madre. 29 Cuando los discípulos de Juan supieron esto, fueron a recoger el cuerpo de Juan y lo enterraron.


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