Se abren los archivos.
Seguís buscando los
Grandes Salones de Aprendizaje en un contexto tridimensional, y es por
eso, en parte, que aún no habéis descubierto la cámara enterrada en el
interior de la Esfinge de la Tierra. Tenéis la esperanza de abrir una
puerta mágica y encontrar una biblioteca de volúmenes dorados que
contienen todos los secretos de la creación. Se alza el telón..., y la
humanidad recibe las enseñanzas: las respuestas a lo desconocido. Sabed
que esta imagen es muy ajena a la realidad que os aguarda cuando se
descubran los salones simbólicos, los que vosotros creéis escondidos en
las arenas donde se yergue la Gran Esfinge de Giza.
Si bien
estáis aprendiendo genética y la matriz del ADN, y habéis empezado a
descodificar la sabiduría secreta contenida allí, no os habéis dado
cuenta del enigma de su inmensidad.
Oídlo otra vez ahora: la biblioteca cósmica está codificada en vuestro ADN.
Como es arriba, es abajo.
La matriz original del macrocosmos está enterrada en el microcosmos, y todo es infinito.
De la semilla, el despliegue; y del árbol la regeneración.
Tened
en cuenta que vuestros dioses de la ciencia genética, apenas habiendo
rozado la superficie, han reproducido la vida a partir de una matriz. Os
han tomado el pelo con Dolly, la oveja clonada, pero tened la seguridad
de que se hallan en curso trabajos mucho más intrincados de
manipulación genética que, como sucedió en Atlántida, han creado muchas
mutilaciones y mutaciones espantosas. Habéis contemplado el horror
potencial de semejantes facultades en manos de aquéllos de intenciones
oscuras.
Hitler sirvió a la humanidad como un estereotipo del ángel caído: una exhibición de los Anunnaki.
Dado
el modo en que se desenvuelven las cosas en la polaridad de la realidad
de la Tierra, no cuesta mucho imaginar por qué los secretos se han
ocultado precisamente donde menos se os ocurriría mirar: en el interior
de vuestras propias paredes. Es un lugar, por demás obvio, para enterrar
un código: vuestro ADN, el arquitecto y receptáculo inteligente del
conocimiento, que reside dentro de vosotros tan infinitamente como
vosotros lo creéis afuera. Ni siquiera las palabras de los Maestros
iluminados —Buda y el Cristo— fueron suficientes para mostrar el camino,
pues no podíais concebir vuestra propia divinidad.
Fuisteis
aleccionados para buscar vuestros milagros fuera de vosotros, en los
dioses; siempre con el sueño de encontrar la olla de oro. ¿Os dais
cuenta de que, según el mito, el «oro» está al final de un arco iris?
Considerad el espectro de vuestra luz, vuestro sistema de chakras, y
habréis encontrado otra llave para abrir el arca del tesoro.
¿Y qué hay de la gran cámara debajo de la efigie siriana, la Esfinge, el guardián de Giza?
Allí
se encuentra el catalizador vibratorio necesario para recuperar los
diez filamentos del ADN que los Anunnaki os quitaron cuando pusieron la
red electromagnética alrededor del planeta. Ese catalizador ha de
accionarse dentro de poco, y la alquimia comenzará una vez que el
secreto sea revelado. No obstante, esta llave girará únicamente cuando
un número suficiente de vosotros llegue al nivel de conciencia requerido
para reintegrar el tercer filamento del ADN.
Una vez que
entendáis cómo opera esto en los planos holográficos, desaparecerá
vuestro deseo de penetrar físicamente en la esquiva cámara. En verdad,
en vuestra apasionada búsqueda por resolver los misterios, cuidaos de no
entrar en ese vórtice de ninguna manera, por cuanto sólo el Maestro
Codificado será capaz de liberar las claves de los archivos; y tenéis
que superar muchos obstáculos antes de que Ella (1) pueda mostraros el
pasaje.
La enigmática Esfinge también se encuentra en el planeta
Marte, en la región de Cydonia de ese planeta, y dado que refleja
simbólicamente la escultura de la Tierra, ya estáis explorando la
conexión existente y reconociendo el sincronismo de la aparición de la
escultura marciana en este momento de vuestro despertar. Lo que aún os
falta por descubrir es que debajo de la esfinge marciana existe un
portal multidimensional cuya función es salvaguardar la activación de la
cámara de Giza; y el Maestro Codificado enlazará el tercer elemento de
la triangulación con estos dos vórtices.
Ella ya ha recibido
los códigos de entrada y está siendo preparada para la Gran Apertura. Se
está alistando para ayudar a encaminaros de regreso a la luz y, con la
guía de los emisarios de luz de los reinos más elevados, ha estado
preparándose activamente para cumplir con ese propósito durante muchos
miles de años terrestres. En estos momentos, a medida que vuestro
sistema solar entra en esta fase dinámica de su transmutación, ella
activará las claves de Sirio de la ascensión universal.
Mientras
os mostramos el nivel de interpretación que creemos que tenéis que
contemplar en relación con las cámaras y construcciones situadas debajo
de la meseta de Giza, en Egipto, y en la región de Cydonia, en Marte, os
pedimos que tengáis presente la sabiduría esotérica del axioma «como es
arriba, es abajo».
Debido a vuestros orígenes estelares y a
vuestro anhelo subconsciente de regresar, pensáis relativamente poco en
lo que sucede «debajo», ya sea en el interior de vuestro propio cuerpo o
en el de Gaia. Sentís la tierra bajo vuestros pies como una certeza
física, una delimitación, en tanto que tendéis a interpretar el más allá
como una extensión de vosotros mismos hacia fuera y hacia arriba —la
mirada puesta en las estrellas—, ignorando que por debajo y por dentro
de vosotros sois palmo a palmo tan interminables y vitales como la
infinita inmensidad de la galaxia.
Oráis a las cuatro direcciones
de Norte, Este, Sur y Oeste, el sentido lunar horizontal; e ignoráis a
menudo el plano solar vertical, que representa las direcciones de
arriba, abajo y la dirección de adentro, donde se produce la
intersección o cruz con el concepto bidimensional del centro, la
absolución del equilibrio en el resplandor de la luz del alma.
Sugerimos que ajustéis ahora vuestros altares para honrar y vibrar en las siete direcciones:
Norte, Oeste, Sur, Este, Arriba, Abajo, Adentro.
Vuestros
científicos, controlados por el gobierno, han encontrado una
justificación muy conveniente para negar la vida en la galaxia: mediante
un simple análisis de las condiciones atmosféricas de otros cuerpos
planetarios y la aplicación de las fórmulas biológicas de la Tierra,
deducen que no existen medio ambientes habitables fuera de Gaia.
Considerando
que su capacidad exploratoria se limita aún a muy pocos planetas de
vuestro sistema solar, su punto de partida es erróneo, porque no tiene
en cuenta los niveles multidimensionales y asume que la vida tendría que
desarrollarse sobre la superficie de un cuerpo celeste.
Debajo
de la superficie de muchos cuerpos celestes, en todo el universo existe
un número infinito de civilizaciones con toda su complejidad y
diversidad de formas. En la vida bajo la superficie de Gaia proliferan
colonias que han poblado muchas capas durante millones de años
terrestres. El concepto de que haya vida bajo la superficie parece
dejaros perplejos y, sin embargo, sois perfectamente conscientes de las
especies del mundo animal, los reptiles y los insectos que penetran y
hacen sus madrigueras en las cuevas y grietas de la Tierra.
No
olvidéis que en ella abundan ríos, canales y pozos subterráneos. ¿Y no
habéis descubierto que el agua es el requisito esencial para la vida?
La
mayoría de los seres intraterrestres requiere muy poca luz para
sobrevivir; hay vida sin la luz del sol, aunque para vosotros, hijos e
hijas de las estrellas, eso sea inconcebible. La capacidad de la vida de
adaptarse a las condiciones ambientales y de transmutarse en formas
nuevas es uno de los ejemplos más profundos de vuestra propia
inmortalidad.
Tampoco deberíais pasar por alto el hecho de que la
mayoría de los gobiernos de vuestros países más desarrollados han
creado complejos túneles, bases y zonas militares de lanzamiento
subterráneos, muchos de los cuales ya están habitados y han funcionado
eficientemente durante muchos años. Otros sirven de futuras estaciones
de evacuación para los líderes mundiales y la élite militar como parte
del plan de emergencia, en caso de que una tercera guerra mundial y
final destruya las condiciones de vida en la superficie.
¿Suponéis que ellos saben algo más de lo que os dan a conocer?
Estáis
recordando Atlántida en este momento porque ahora tenéis que expandir
vuestra visión a fin de incorporar realidades posibles que habéis
ignorado u olvidado. La Civilización Perdida existió verdaderamente en
la realidad tridimensional: primero en la superficie de la Tierra y
posteriormente, debajo; y muchas de las mutaciones creadas a través de
su experimentación genética aún pueblan el interior de vuestro planeta.
Igualmente, os recordamos que vuestros laboratorios biológicos
generalmente están bajo tierra.
Ahora estáis volviendo a vivir la situación de Atlántida, ¿no?
Trazar
este paralelo estimulará vuestra memoria ancestral, porque fue desde la
estación subterránea de Marte que los Anunnaki planearon su invasión de
la civilización atlante; más aún, os decimos en este momento que bajo
la superficie marciana existe una civilización entera. Y el Gobierno
Secreto también es muy consciente de eso.
Las estructuras de
Marte han sido finalmente identificadas, y algunas de vuestras mentes
más brillantes están cartografiando los mapas galácticos. Se está
estableciendo el paralelo entre el paisaje de Cydonia y la triangulación
de Stonehenge, Avebury y Glastonbury, en Inglaterra, y, en verdad, esto
es un gran avance en vuestra visión cósmica. Habéis empezado a
adentraros en los patrones geométricos de inteligencia esculpidos en el
paisaje y, a medida que la geometría sagrada de Sirio revele los
paralelos multidimensionales, se irán descubriendo los secretos de
Marte.
Refiriéndonos nuevamente a la conciencia de la superficie y
a las siete direcciones sagradas, llevamos vuestra atención a la Gran
Pirámide de Giza. Su forma piramidal de cuatro lados en realidad
corresponde a la mitad de un octaedro; refleja la vibración masculina,
por cuanto apunta al exterior, de cara al Sol. La otra mitad del
octaedro, la pirámide femenina, se extiende hacia el interior, apuntando
al centro de la Tierra: el reflejo etéreo de la forma de arriba.
Dado
que vuestra percepción de la pirámide se ha limitado casi
exclusivamente al estudio de la mitad de su cuerpo etéreo —la mitad
superior del octaedro—, nunca habéis podido descifrarla realmente, ni
tampoco imaginar por qué o cómo llegaron los antiguos egipcios a tales
extremos para crearla. El objeto de vuestra fascinación ha sido la
estructura superficial, la mitad yang de la totalidad, en tanto que el
misterio de los secretos más impenetrables de Egipto está en su
unificación con el reflejo yin que yace debajo.
Ésta es la
sabiduría —como se os ha mostrado una y otra vez— expresada en vuestros
símbolos sagrados: el Tai-chi Tu, la estrella de seis puntas, el sol y
la luna, y el árbol de la vida.
Si ahora visualizáis el reflejo
de la estructura etérea que se extiende hacia dentro de la Tierra, y
meditáis en la forma geométrica completa del octaedro, así como en las
representaciones correspondientes de las direcciones contenidas en su
interior, facilitaréis vuestra comprensión de la verdadera función de la
Gran Pirámide, un prototipo de energía libre creado para prestar
servicio a los seres conscientes de Gaia desde tiempos inmemoriales.
Vosotros, líderes de la Era de Acuario, ahora estáis recibiendo el
regalo de las claves de la geometría de Sirio, que os permitirán
aprovechar la energía del acelerador en el momento que os estéis
liberando para siempre de las limitaciones de vuestras jaulas
tridimensionales.
Es sumamente importante que reconozcáis el
octaedro como una representación geométrica de las siete direcciones. El
séptimo punto, la intersección epicentral en el centro —el adentro—, es
el corazón y el alma etéreos del Gran Octaedro. Es el dorje tibetano
puro: el diamante por excelencia, la forma geométrica interior de la
estrella tetraédrica entrelazada.
Tal vez nunca hayáis sabido
buscar el corazón de la Gran Pirámide porque habéis estado indagando con
los ojos físicos y oyendo la música equivocada.
Trazamos una
correspondencia entre la posición de vuestro chakra de la corona y la
ubicación de la cámara del Rey, o «sala del transportador» —como la
llamaremos—, dado que se requería la activación de la glándula pineal
del faraón para poder finalizar la activación del Gran Acelerador.
Situado en el vehículo del «sarcófago» de granito, el faraón utilizaba
el principio de activación del merkaba para hacer que la pirámide etérea
femenina (magnética) bajo la superficie de la Tierra girara en el
sentido de las agujas del reloj.
Al mismo tiempo, el cuerpo
etéreo de la pirámide material masculina (eléctrica) en la superficie se
activaba para girar en sentido contrario a las agujas del reloj. Cuando
el tono vibratorio llegaba a la frecuencia que resonaba con el wam (la
nota musical) del faraón, atraía la forma piramidal magnética etérea
hacia arriba, hacia la forma masculina eléctrica.
Esto sucedía
intradimensionalmente, con movimientos rotatorios opuestos, hasta que la
fuerza de estos dos campos en interacción succionaba el fuego del
kundalini de Gaia en una espiral que se elevaba desde su centro,
atravesaba los canales de energía de los corredores y catapultaba al
faraón a través de las barreras dimensionales de vuestro continuo
espacio-tiempo; igual que vuestro propio cuerpo explota en un extático
fuego del espíritu cuando la llama corre por las redes conductoras,
activando vuestros chakras y luego resplandeciendo en la corona.
Ésa
es la verdadera función de los corredores; vuestra comprensión de estos
pasillos como indicadores de niveles de iniciación es exacta sólo en
parte. La palabra «pirámide», del griego pyros (fuego) y mid (medio),
describe este proceso; pero sin la imagen completa del octaedro y una
mayor conciencia de lo etéreo, no podríais encontrarle sentido al
misterio más impenetrable de vuestro mundo tridimensional.
El
secreto del proceso de materialización (el descenso de regreso al
cuerpo) consistía en invertir el proceso, de tal forma que lo masculino
eléctrico giraba en el sentido de las agujas del reloj, y lo magnético
femenino al revés, en el sentido opuesto a las agujas del reloj. La
fuerza generada por las formas al separarse producía la materialización
y, por consiguiente, el faraón retornaba de sus incursiones estelares a
su carruaje de granito.
Cabe mencionar que el granito se
utilizaba en el transformador por una razón muy específica: combina los
elementos del cuarzo y el feldespato, minerales que conocéis como
conductores de inteligencia intergaláctica. La naturaleza porosa de este
conglomerado mineral hacía las veces de conductor que canalizaba la
creciente energía del fuego, una vez que la fusión de las mitades
magnética y eléctrica del Gran Octaedro había llegado a su clímax.
La
tecnología de Sirio fue llevada a la Tierra por los Anunnaki, y todos
los primeros faraones, los Guardianes de los Registros, conocían los
secretos, pues ése era su legado. Nos permitimos sugerir que los
faraones heredaron un conocimiento que les hizo posible utilizar la Gran
Pirámide tal como vosotros utilizáis vuestros cohetes.
Tan
sólo que ellos trascendieron las limitaciones físicas del espacio, en
tanto que vuestros astronautas están evidentemente sujetos a la forma,
pero esto se debe únicamente a que vuestros gobiernos todavía no han
declarado todo. Como hemos mencionado, os dan con cuchara sólo lo que el
Gobierno Secreto cree que sois capaces de asimilar, según sea
conveniente para sus estrategias globales e intereses particulares.
Los
ovnis (como los entendéis actualmente) utilizan el principio del
merkaba: campos de energía en rotación opuesta que se funden entre sí.
En los próximos años saldrá mucho a la luz acerca de discos giratorios y
campos de energía rotatoria. Sabed que de los avistamientos reales de
naves que se ven en vuestros cielos, muchos corresponden a experimentos
de vuestros propios gobiernos y son el resultado de su interacción e
intercambio con técnicos extraterrestres.
Otros son imágenes
holográficas creadas para establecer un puente con vuestro cuerpo
mental, y prepararos así para la fusión de realidades multidimensionales
a medida que el sistema solar entero entra en posición.
Si
entendéis el modelo de energía libre, os daréis cuenta de que no hay
necesidad de naves espaciales. El cineasta Gene Roddenberry, creador de
los legendarios hologramas de Star Trek, fue un canal que os mostró este
y muchos otros principios valiéndose de la zona de seguridad donde os
dais permiso para jugar con realidades probables en forma de ciencia
ficción; sin embargo, os aseguramos que desmaterializarse no tiene nada
de ficticio y es totalmente científico.
Este portador de luz,
en su misión durante el período que pasó corporalmente en la Tierra,
estuvo al servicio de vuestro propósito más noble, y su obra aceleró
vuestra capacidad de percibir y aceptar la inteligencia extraterrestre
como una proyección de vosotros mismos hacia lo que actualmente
entendéis como el futuro.
La Gran Pirámide de Marte es una
estructura de cinco lados. Se une a su complemento etéreo subterráneo de
quince planos triangulares adicionales que forman un icosaedro, la
representación platónica sólida del elemento del agua. Éste también es
un transformador de energía en funcionamiento, pero en la actualidad no
estáis lo suficientemente evolucionados como para entender cómo usarlo
para reflejar los éteres y para doblar la luz a través de sus cámaras de
reverberación de sonido.
Tenéis que dar un salto gigantesco cada vez.
Fotografías
provenientes de las más altas fuentes gubernamentales, vuestras propias
naves espaciales, también muestran formas piramidales de tres y cuatro
lados que se levantan en el terreno marciano; no obstante, estas pruebas
irrefutables de vida inteligente más allá de vuestro mundo apenas han
llegado a los programas de noticias de últimas horas de la noche. Se
está haciendo una gran labor para desacreditar el trabajo de quienes se
han arriesgado a la pérdida personal y a la humillación profesional para
llevar esta información al público, y os tratan como a niños crédulos
si osáis creer en lo que perciben vuestros ojos, en lo que sabe vuestro
corazón.
Desde el paisaje de Cydonia se proyecta una serie de mensajes codificados:
«En este planeta hay vida, hay agua y tenemos aceleradores de energía libre.»
Una
vez que hayáis investigado exhaustivamente el magnífico trabajo de
correlación que se está haciendo actualmente, descubriréis paralelos con
las estructuras de la meseta de Giza, y también con los megalitos y las
líneas telúricas de Gran Bretaña.
El paisaje de Cydonia pone
abiertamente en evidencia que, al menos temporalmente, ha habido
inteligencia en Marte; sin embargo, vuestros ingenieros espaciales se
refieren a estas asombrosas imágenes como «ilusiones ópticas». Prefieren
dirigir vuestra atención a sus espectaculares descubrimientos de formas
bacterianas fosilizadas incrustadas, en lo que han denominado «el
meteorito marciano», haciendo alusión al potencial de una condición
preexistente para una forma muy elemental de vida en el planeta Marte.
Vamos, gente de la Tierra, ¿no es esto un insulto a vuestra inteligencia?
Os
invitamos a que os cuestionéis por qué os distraen deliberadamente con
tamañas banalidades, así como os animamos a que os rebeléis en contra de
la desinformación que os mantiene aislados. Ha llegado la hora de
reclamar vuestro derecho como miembros de la Familia Mayor, vuestro
verdadero ancestro. ¡Una familia mucho más avanzada y viva de lo que las
bacterias fosilizadas jamás hubiesen soñado posible!
Mientras
los majestuosos monumentos sirianos y sus portales hexadimensionales
miran abiertamente al espacio, vosotros estáis siendo dirigidos para que
fijéis vuestra atención en una «roca marciana», autorizados a
contemplar (sólo remotamente) la posibilidad de que exista vida
bacteriana más allá de la Tierra.
Reiteramos que, en verdad,
existe vida inteligente bajo la superficie del planeta rojo, así como en
la Tierra, y que vuestra élite de poder lo ha sabido desde mediados del
siglo XX, cuando los científicos Tesla y Einstein recibían
transmisiones abiertas de inteligencia extraterrestre con instrucciones
para construir un acelerador de energía libre.
Sus experimentos
son extensiones de ese conocimiento, pues a partir de vuestra segunda
guerra global, hemos reconocido la situación de emergencia del planeta
Tierra, y hemos estado proyectando activamente a la humanidad las
facultades tecnológicas específicas que se necesitan para ayudaros a
transitar suavemente por los ásperos contornos de los próximos veinte
años terrestres.
Ese conocimiento os ha pertenecido desde mucho
antes de la partida de los faraones, y se remonta hasta la Atlántida,
cuando generadores mentales de luz iluminaban las ciudades de cúpulas y
las pirámides de vuestros ancestros, y la clase sacerdotal viajaba en el
tiempo a otras dimensiones y a otros mundos.
Hemos venido a ayudaros a recordar.
(1) Se refiere al Maestro Codificado, de quien se habla más en detalle en el capítulo X.
Extracto del libro: "El Cosmos de Alma".
Un despertar para la humanidad.
Capitulo IV - El Maestro Codificado
Patricia Cori.
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